domingo, 15 de mayo de 2016

La Evolucion del amor Capitulo 28



―Wow, este lugar es especial. ―Jun dejo su bolsa en el centro de la gran cama y fue a ver por la enorme ventana―. Mira, Min, podemos ver el jardín desde aquí.

―Lo sé. Pedí el cuarto con vista al jardín. ―Min dejo su maleta y la bolsa con su traje y llego junto a Jun rodeándolo con sus brazos por detrás―. ¿Te gusta?


―Me encanta ―dijo Jun, sonriéndole a Min sobre su hombro―. Eres el mejor.

―Tú me inspiras. ―Min presiono un beso en los labios de Jun ―. Tenemos tiempo antes de tener que vestirnos, ¿qué tegustaría hacer?

―Puedes suponerlo probablemente, pero prometimos no hacer eso.

―Si lo hicimos.

Jun se giró en los brazos de Min, deslizando sus dedos a través del cabello de Min. ―Ha sido difícil, pero me alegra que lo hiciéramos. Va a ser asombroso hacer el amor contigo sabiendo que estamos casados.

La garganta de Min amenazaba cerrarse con la emoción que hervía dentro de él. Al parecer estaba sucediendo mucho últimamente, pensó. Apoyando su mano en la mejilla de Jun se inclinó a besar los cálidos y dulces labios que él amaba tanto. Jun se abrió para él con un pequeño sonido de necesidad.

―Aw, mira, ellos se están besando.

― ¿Cuan lindo es eso?

Al sonido de las voces, Min con renuencia quebró el contacto. Se giraron. Las personas estaban hombro con hombro en el marco de la puerta.

―Hola Kibum, Kevin―les dijo, deseando que su voz no se oyera tan ronca―. ¿Que podemos hacer por ustedes?

―Debimos de haber cerrado la puerta, ―murmuro Jun mientras él se separaba de Min, pero mantuvo sus manos entrelazadas.

―Nosotros solo vinimos a ver que estaban haciendo.

―Kibum señalo hacia las escaleras con el pulgar―. Hyo nos envió.

Krvin les sonrió. ―Ella dijo que ustedes se dejarían ir, si alguien no los interrumpe.

Jun y Min se vieron y sonrieron. ―Ella tiene razón, lo sabes ―dijo Min―. ¿Por qué no vas a cambiarte, entonces podremos darle una rápida revisada al jardín para asegurarnos de que todo
esté listo para cuando lleguen los invitados?

―Está bien. ―Jun apretó su mano―. ¿Te molesta si uso el cuarto de baño para cambiarme?

Min levanto su ceja. ―No para nada. ¿Lo haces para evitar que te vea desnudo?

―Es solo hasta después de la recepción, bebé. ―Jun se inclinó y lo beso antes de soltar su mano―. Entonces podremos venir aquí y podrás ver todo mi equipo. ―Tomando su entrepierna,

Jun empujo las caderas hacia adelante de una manera que no hacía nada para calmar el rabioso libido de Min.

― ¡Ew! ―Kibum exclamo―. Demasiada información.

―Si, ―Kevin agregó―. No hables acerca del equipo frente a tu hermano.

Jun se adelantó tomo un brazo―. Si no quieren oír acerca de mi equipo, es mejor que se vayan. ¿Pueden hacerlo?

Min sonrió cuando Jun cerró la puerta ante la protesta. ― ¿No has visto a tu hermano en meses y así es como les hablas?

―Esta con Kevinn. ―Jun saco su ropa de la bolsa y se la colgó en el brazo―. Voy a ponerme mis mejores galas ahora, ¿qué acerca de ti?

―Yo me vestiré aquí afuera. ―Min pasó sus dedos por el dorso de la mano de Jun―. Otra hora, mi amor.

Jun sonrió, sus ojos brillaban. ―Lo se bebé. ―Se inclinó y tomo la bolsa de accesorios de la cama y beso la mejilla de Min―. Ahora vamos a arreglarnos. Estoy ansioso por estar casado contigo.

Min pasó su dedo por la mejilla de Jun. ―Yo también.

Quince minutos después, Min y Jun salían de su cuarto y bajaban la escalera tomados de la mano. Min no podía quitar su vista de su amante. Jun usaba unos pantalones de vestir gris claro y una camisa de seda azul intenso. Sus mejillas estaban ruborizadas y sus ojos brillaban un poco salvajes. A pesar de su tenso porte, que Min atribuía a una combinación de nervios y del poco familiar atuendo, Min pensó que Jun nunca se había visto tan impactante.

―Te ves jodidamente caliente ―dijo Jun, haciendo eco a los pensamientos de Min―. Me encanta que vistas de verde. Eso combina con tus ojos.

Min sonrió y apretó la mano de Jun. ―Gracias, cariño. Estaba pensando lo mismo acerca de ti.

―Le diste los cordones y esas cosas a Hyo, ¿cierto?

―Si, lo hice. Ella está en el jardín terminando de arreglar las cosas.

―Fantástico. ―Jun presiono su cuerpo contra el de Min  una mano en su cintura y la otra sosteniendo su mano―. Bésame.

Min lo hizo, acariciando el trasero de Jun con su mano libre.
Jun gimió y froto su entrepierna con la cadera de Min. Algo en el movimiento pareció un poco desesperado. Eso excito a Min tremendamente.

―Mi Dios ―Min murmuro―. Estas ansioso, no es así, ¿cariño?

―Dios, no tienes una idea. ―Jun tomo una temblorosa respiración―. Vámonos antes de que te quite la ropa y me siente en tu pene justo aquí.

Cerrando los ojos, Min lucho por conservar el control.

―De acuerdo ―logro decir después de un momento abrió los ojos de nuevo―. Estoy listo.

Jun vio a los ojos a Min. El casi telepático entendimiento que ellos compartían a veces paso entre ellos. Con las manos juntas, ellos salieron por la puerta trasera del Inn y entraron al jardín.




―Está bien, chicos ―Hyo murmuro―. Todo el mundo está aquí, Saffron tiene todo. ¿Están listos para hacerlo? Min , Jun y Hyo estaban de pie bajo la sombra de una alta cerca, escuchando los murmullos de los invitados que se acomodaban en el enorme patio. El olor de rosas y lilas perfumaban el aire del caliente verano. Era el lugar perfecto para la boda.

Jun sonrió. ―Sí. Más que jodidamente listos.

Min froto con su pulgar el dorso de la mano de Jun . ―He estado listo para esto desde hace meses.

―Genial. Saben lo que tienen que hacer, ¿verdad?

―Lo hemos practicado un millón de veces. Relájate. ―Jun palmeo su mejilla―. Gracias por todo.

Hyo giro su anillo de bodas alrededor de su dedo. Sus ojos oscuros veían de Jun a Min. Ella abrió la boca como si fuera  hablar entonces la cerró y se lanzó hacia ellos, un brazo alrededor de cada uno de sus cuellos.

―Los amo a los dos, mucho ―ella dijo su voz temblorosa―. Estoy tan feliz por ustedes.

Min frotaba pequeños círculos en la espalda de ella.

―Gracias, Hyo. También te amamos.

―Seguro que lo hacemos. ―dijo Jun levantando el mentón de Hyo y besando su frente―. Ahora cálmate o vas a lograr tener unos ojos de mapache.

Hyo se rio, dejo a Jun y a Min y se limpió los ojos. ―Si, está bien. ―Ella se arregló el frente de su vestido amarillo pálido con la mano. La luz del sol hacia brillar su cabello rojo―. ¿Cómo me veo? Mi mascara se corrió

―No. ―Jun le sonrió―. Te ves hermosa.

Hyo tomo la mano de ambos y las sostuvo. Ella no dijo nada, pero la expresión en su mirada le decía a Min exactamente lo que ella sentía. Después de un momento, ella los dejo, se giró y se alejó, apurándose a abrir la cerca. Un par de minutos después, el sonido de las conversaciones cesó. Una voz de mujer dijo algo que Min no pudo determinar. Cuando el sonido de la guitarra y la flauta comenzó, tocando la canción que ellos habían elegido para la procesión, Min sabía que era el momento. Se giró hacia Jun y sus miradas se encontraron.

―Aquí vamos, ―dijo Jun muy suavemente.

―Sí.

Min entrelazo sus dedos con los de Jun. Juntos caminaron hacia el arco con lazos de madreselva en el soleado jardín. Una multitud de gente formaba un semicírculo alrededor de un enorme círculo de pavimento en el patio. Detrás de los invitados, las rosas enviaban una dulce fragancia en el aire. En una mesa de piedra en el lado más lejano del patio tres cálices plateados brillaban a la luz del sol. Tres cordones de colores “rojo, celeste y rosa” estaban a lado de ellos. Saffron, la sacerdotisa Wiccan que iba a celebrar la ceremonia, esperaba a un lado. Los músicos estaban de pie a lado de la mesa a la sombra de un alto árbol.

―Mira, Min―Jun murmuro mientras ellos caminaban despacio hacia el altar y la mujer vestida de verde―. ¿No es esto hermoso?

Min apretó los dedos de Jun con los suyos. ―Casi tan hermoso como tú.

La mirada de adoración en los ojos de Jun hizo que las cursis palabras fueran las justas. Min sonrió, Jun le sonrió, entonces ellos llegaron junto a la mesa de piedra con cincuenta y tantos de sus viejos amigos y sus familias detrás de ellos y los símbolos de su nueva vida frente a ellos.

Saffron se colocó entre ellos y la mesa. Ella les sonrió, sus ojos brillaban. ―Jun y Min, ¿por qué han venido aquí hoy?

Intercambiaron breves miradas y dijeron al unísono. ―Para ser uno frente a nuestra familia y amigos.

―Entonces tomen su cáliz, y digan sus votos. ―Saffron se hizo a un lado, señalando con su brazo la mesa en invitación.

Min dio un paso al frente, con Jun cerca a su lado. Oía el latido de su corazón. Con renuencia dejo la mano de Jun para poder tomar el cáliz. El cáliz de plata tenía un sencillo diseño, solo unas pequeñas líneas de vid entrelazadas. Listones verdes sostenían los anillos de bodas en la base de cada cáliz.

Jun acercó su hombro rosando el de Min cuando levanto su cáliz. ―Tú ve primero, ―le murmuro dándole una traviesa sonrisa.

Min se mordió el interior de su mejilla. La confianza de Jun hacia que quisiera reírse en medio del solemne momento. Levanto su cáliz y se giró hacia Jun.

―Yo, Jung Min, te tomo a ti, Hyung Jun, con mi mano y mi corazón en la salida del sol y el ocaso de las estrellas. ―Min tomo una profunda respiración una vez que las palabras salieron, mentalmente
agradecido de poder mantener sus emociones bajo control.

Jun sostuvo el cáliz con ambas manos. Sus pulgares frotaban nervioso la plata, su mirada fija en la cara de Min. ―Yo, Hyung Jun, ―su voz baja pero firme―, te tomo a ti, Jung Min, con mi mano y mi corazón en la salida del sol y el ocaso de las estrellas.

Saffron se acercó coloco una mano en el brazo de cada uno. ―Ahora beban del cáliz de la unión.

Min y Jun se acercaron a la mesa y vaciaron el vino de sus copas individuales en una tercera copa más grande. Min tomo la mano de Jun y tomo el cáliz de unión. ―Esta vez tu primero, ―murmuro Chris.

Jun dejo salir una suave risa. Levanto el cáliz hacia su boca y le dio un trago. Lamiendo el rojo vino en sus labios de una manera más sugestiva que lo estrictamente necesario. Él le dio el cáliz a Min con una sonrisa. Sacudiendo la cabeza, Min acepto la copa y le dio un trago.

Saffron tomo el cáliz de Min y lo dejo en la mesa. ―Tomen ahora los anillos que son el símbolo de su unión, y hagan las promesas el uno al otro.

Min desanudo el listón que sostenía el anillo de bodas de Jun en el cáliz, sostuvo la mano de Jun entre las suyas, y tomo el anillo entre sus dedos. Las manos de Jun temblaban y Min podía ver el rápido pulso en su garganta. En un impulso, Min levanto la mano de Jun y la beso. Jun le dio una temblorosa sonrisa.

Te doy este anillo ―dijo Min―, como símbolo de mi amor y mi promesa. Estaré a tu lado a través de tus alegrías y penas. Te daré todo lo que soy, siempre. Te amare con todo lo que soy hasta el día de mi muerte. Mi amor, tu eres el único, el que he esperado toda mi vida, incluso antes de saber que te estaba esperando. Cuando recorra el camino de mi vida, te pediré que camines a mi lado.

Jun trago saliva, las lágrimas bajaban por sus mejillas.
―Acepto.

Min coloco el anillo en el dedo de Jun acariciando la palma de Jun antes de soltarla. Lagrimas caían de su cara, sin embargo nunca se había sentido más feliz.

Jun retiro el anillo de Min de la base del cáliz, viendo entre Min y el cáliz, como si se rehusara a dejar de ver la cara de Min.

Min sostuvo la mirada de Jun mientras Jun tomaba sus manos y comenzaba a hablar.

Te doy este anillo como símbolo de mi amor y mi promesa. Estaré siempre contigo no importa lo que suceda. Siempre te sorprenderé, pero nunca te fallare. Siempre te amare, para siempre.―Jun sonrió mostrando brillantemente, pero su mirada tenía una seriedad que Min rara vez
veía―. Min, eres todo mi mundo. Eres mi todo y te prometo que siempre seré tuyo. Cuando recorra el camino de mi vida te pediré que camines a mi lado.

Requirió dos intentos antes de que Min pudiera hablar, su voz gruesa por la emoción. ―Acepto.

Mientras Jun deslizaba el anillo en el dedo de Min, algo en el interior de Min hizo clic en su lugar. El sol era más brillante, las flores con colores más intensos y las fragancias más dulces. Viendo los brillantes ojos de Jun, el vio un perfecto entendimiento. Ellos se sonrieron.

Saffron levanto los cordones de la mesa, entonces se acercó al centro del patio pidiéndole a Jun y Min que la siguieran. Ella se detuvo y los enfrento.

―Unan sus manos, ―indico ella.

Min tomo la mano de Jun y entrelazaron sus dedos juntos.

Saffron levanto sus manos juntas y levanto el cordón rosa frente a ella.

―Con este cordón, ―ella dijo en una fuerte y clara voz―, Yo los ato, para bendecir su unión con honor, felicidad y verdadero compromiso.

Mientras ella hablaba ella anudaba el cordón en sus muñecas.

Ella los amarro con un nudo medio flojo, entonces levanto el celeste.

―Con este cordón, yo los ato, para bendecir su unión con entendimiento y paciencia.

El cordón celeste fue amarrado, y levanto el cordón rojo.

―Con este cordón yo los ato, para bendecir su unión con el fuego de la pasión.

Min se preguntó si era su imaginación o había habido risas y murmullos entre la concurrencia solo medio suprimidas. Probablemente no. Ellos nunca habían ocultado su poderosa atracción física.

―Pueden los padres de Min y el hermano de Jun acercarse, ―Saffron dijo.

El corazón de Min se hincho al ver el amor y el orgullo en las caras de sus padres. Su madre sonreía, sus ojos, tenían arrugas en las esquinas. Su padre coloco un brazo en los hombros de Min y Jun.

Saffron sonrió. ―La madre de Jung Min, ¿voluntariamenten bendice esta unión?

Ella empezó a hablar pero evidentemente no pudo. Ella asintió. Su marido toco su cabello. ―Lo hacemos, ―él contesto con una gran y fuerte voz―. Tienes a alguien bueno aquí, hijo. Siempre
lo he dicho.

Min sintió sus mejillas ruborizarse. Su padre nunca había sido dado a dar discursos o tener las sutilezas de la sociedad, pero nunca había dudado en amar y apoyar a su hijo, y Min lo adoraba por eso.

La madre de Min se inclinó hacia ellos. ―Estoy de acuerdo,―ella murmuro, su voz temblaba―. Los amo a ambos.

―También te amo mamá. ―Min beso la mejilla de su madre y dejo que su padre la alejara para que el hermano de Jun pudiera acercarse.

―Kibum ―dijo Saffron―. Dado que sus padres murieron, Jun te pide que bendigan esta unión. ¿Voluntariamente usted lo hace?

―Lo hago, ―dijo, sonriendo a pesar de sus lágrimas.

Saffron regreso a la mesa y levanto el cáliz de unión, se giró hacia la concurrencia. ―Todos los presentes aquí hoy, son testigos de esto. Min y Jun han bebido de la copa de unión. Ellos se han hecho promesas, se entregaron los anillos y sellaron las promesas. Ellos tienen sus manos unidas y atadas juntas frente a todos ustedes. Ellos ahora son uno en corazón y espíritu, cada uno sigue siendo su propio hombre pero disfrutan compartir el camino de la vida juntos.

Beban ahora de la copa y compartan su felicidad. Moviéndose con cuidado, Min y Jun tomaron la gran copa con sus manos atadas. Ellos la llevaron a cada invitado en turnos, empezando con su familia y luego caminando alrededor del círculo. Para cuando ellos llegaron con la copa a la mesa de piedra estaba casi vacía y el sol se había alzado al mediodía.

Sonriendo, Saffron sostuvo sus manos anudadas entre las de ella. ―Que las bendiciones del aire, fuego, agua, y tierra sostengan su vida juntos. De ahora en adelante y sean felices. Se oyó un murmullo detrás de ellos y la concurrencia se formó en dos largas líneas desde la parte de atrás donde estaba el arco.

Jun y Min se giraron juntos. Hyo asintió desde el final de la línea y ellos comenzaron a caminar entre la línea de gente. Risas y felicitaciones les siguieron a ellos mientras los invitados les arrojaban el alpiste. Min se reía con ellos y con su marido.

Marido, Jung Min se lo repitió, repitiendo la desconocida palabra en su mente. Se sentía bien, decidió, ser capaz de decirla. Al final de la línea de gente, Hyo y Hyun los abrazaron y ellos pasaron bajo el fragante arco verde y esto termino.

Jun con sus brazos libres rodeo el cuello de Min, abrasándolo cerca. ―Estamos casados, Min―murmuró, su cálido aliento en el oído de Min―. Realmente estamos casados.

―Lo sé. ―Min sostenía más cerca a Jun, enterrando su cara en la curva del cuello de Jun―. Es maravilloso, ¿no es así?

―Joder, sí. ―Jun se apartó, con una mano aun en el cabello de Min―. Te amo tanto.

Min parpadeo, aun luchando con las lágrimas de felicidad. ―También te amo, dulce corazón.

Jun le sonrió se inclinó hacia él y le dio un beso largo, profundo y sin prisa que lo decía todo. Ellos no se detuvieron hasta que Hyo les informo que si ellos querían probar su propio pastel de bodas, sería mejor que dejaran eso y fueran al gazebo para la recepción.

Min se preguntaba que comida podría ser mejor que los besos de Jun.
Pero él fue de todos modos.





Continuara................

1 comentario:

  1. Ahhh, que hermosa ceremonia, literal cuando dijeron los votos llore, ellos merecían una boda así por ese amor que se tienen, por todas las cosas que han pasado y siguen amándose como el primer día.

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