miércoles, 16 de diciembre de 2015

La Evolución del Amor Capitulo 25

Dos días después de llegar a la casa, Jun empezó su terapia física como paciente externo. Min se quedó con él durante la primera sesión, viendo que luchaba con sus ejercicios para fortalecer su pierna lastimada. Los movimientos eran suaves y a él aún no se le permitía sostener mucho peso en la pierna, pero Min podía ver el dolor reflejado en su cara.

Para el final de la sesión, Min se sentía tenso y exhausto solo de verlo. Jun ni siquiera discutió cuando Min le dio un par de analgésicos y lo acostó en el sofá una vez que llegaron a casa.


― ¿Estas bien? ―Min se sentó a lado de Jun y le acaricio el cabello.

―Si, estoy bien. Es más difícil de lo que pensé. Más difícil de lo que hacía en el hospital.

―Lo hiciste maravillosamente.

―Creo que eres parcial. ―Jun le dio una cansada sonrisa―. Pero de cualquier forma sigue diciéndomelo.

―Lo hiciste maravillosamente ―Min repitió. El trazo la línea de la mandíbula de Jun con sus dedos―. Hermosamente, Absolutamente la mejor sesión de terapia física en la historia del mundo.

Jun  se rio. ―Si, bien hecho. Sigue así. ―Coloco una mano detrás de su cabeza y le dio esa sonrisa de niño pequeño que hacía que la garganta de Min se cerrara.

Min acuno la cara de Jun con ambas manos. ―Eres maravilloso. ―Se inclinó y le beso la frente―. Hermoso. ―beso el punto en la mejilla derecha de Jun―. Perfecto.

―Realmente me estas mimando demasiado, ―dijo Jun cuando ellos dejaron de besarse unos minutos después.

―Ya estabas demasiado mimado.

―Demasiado mal, entonces. Quisquilloso. ―él bostezo.

―Estas agotado. ¿Por qué mejor no te tomas una siesta mientras preparo la cena?

―Hm. Estoy de acuerdo contigo, solo porque tienes razón. Estoy muy cansado. ―Le frunció el ceño a Min―. ¿Seguro que no te molesta? Me siento mal de estar acostado mientras tú haces todo el trabajo.

―Jun, atravesaste por un terrible trauma. Apenas han pasado tres semanas, acabas de salir del hospital. Necesitas estar acostado y descansar ahora. ―Le sonrió―. Además, ¿No hago siempre toda la comida?

―Solo porque eres el mejor chef de todo el mundo y yo no sé ni siquiera hacer palomitas en el microondas.

―Por el contrario, cariño, Tú haces las mejores palomitas de microondas en Seul. ―Min se inclinó y ahogo la risa de Jun  con un beso―. Ahora ve a dormir y deja de preocuparte por eso. Te despertare cuando la cena este lista.

―Estas tomando muy bien el cuidarme, bebé. ―Los ojos de Jun ya estaban medio cerrados―. Te amo.

Min le sonrió a Jun. ―También te amo. ―Toco la mejilla de Jun y se dirigió a la cocina.

Puso un CD de Norah Jones en el reproductor portátil y empezó a preparar la cena. El familiar confort de cocinar lo lleno con una cálida satisfacción, como siempre, él canto suavemente con el CD mientras trabajaba. En una hora el delicioso aroma de camarones etouffee lleno el aire. Min abrió una botella de vino la dejo en la mesa del comedor, y miro pensativamente alrededor.

La evidencia de su historia compartida con Jun llenaba cada esquina de la casa. Los muebles que compraron juntos, las fotografías que colgaron en las paredes, el azulejo que ellos compraron para remodelar la cocina. Min sonrió recordando ese fin de semana. Ellos bautizaron su nuevo piso haciendo el amor sobre él. Min no había notado hasta más tarde que Jun había colocado un azulejo verde con una tortuga purpura justo en medio del piso de buen gusto en tonos tierra.

Esa casa les pertenecía a ambos. Ellos habían hecho eso juntos. Él sabía desde la primera vez que había visto a Jun a los ojos mientras hacían el amor que sería un compromiso duradero. Ambos sabían eso, Y ellos construyeron una vida juntos basados en esa implícita promesa. Min sonrió mientras iba a despertar a Jun.

Jun estaba acostado de lado con su pierna quebrada sobre una almohada y su brazo acurrucado sobre su cabeza. Min se sentó a lado y beso su mejilla. ―Jun, la cena esta lista.

Jun abrió los ojos parpadeando hacia Min. Tomo una profunda respiración. ―Mm. Hueles genial, bebé. ―Se estiro hasta que su cabeza colgó del borde del sofá y le sonrió a Min.

―Camarones etouffee ―dijo Min con una sonrisa―. Con pan tostado con ajo y arroz.

Jun se sentó y envolvió sus brazos alrededor del cuello de Min. ― ¿Puedo tenerte de postre?

Min fingió pensarlo profundamente mientras Jun mordisqueaba su oreja. ―Bueno hice pastel de queso con limón, pero supongo…

La lengua de Jun en su boca lo interrumpió. ―Me gusta el queso con limón ―Jun murmuro sin quebrar el beso―. Pero me gusta más si puedo lamerlo de ti.

Min se rio. ―Muy tentador.

―Vamos a joder.

― ¿Ahora? ¿Qué acerca de la cena?

Jun se apartó. ―Sabes, tienes razón. Estoy hambriento.

―Tomo sus muletas―Vamos a comer.

Min le ayudo a ponerse de pie. ―Usualmente eres más insistente que eso.

― ¿Decepcionado? ―Jun sonrió en esa deliciosamente pecaminosa manera que tenía.

Min jalo a Jun  a sus brazos con muletas y todo, y lo beso.

―Nunca.

―Te amo.

―También te amo.

―Aliméntame.

―La cena espera.

Min lo guio a la mesa formal en el comedor que ellos rara vez usaban. ―Está bien, ¿qué sucede?

― ¿A qué te refieres? ―Min le dio a Jun su más inocente expresión mientras llenaba los platos con etouffee.

―Usualmente comemos en la cocina. Y usualmente no tenemos velas y música. ―Levanto la botella de vino y examino la etiqueta―. Y esta es un infierno de costosa botella.

―Es lindo cambiar las cosas debes en cuando. ―Min tomo el vino de la mano de Jun y sirvió dos copas―. Además, pienso que tenerte en casa a salvo es motivo de celebración.

Jun mordió un camarón y lo mastico pensativamente. ―Hm. Minnie, te conozco muy bien. No me engañas.

―Jun …

―Pero sé que me lo dirás cuando estés malditamente listo. Así que te dejare tranquilo.

―Chico listo.

―Lo sé. Pásame el pan.

Jun mantuvo su palabra, sorpresivamente bien. Min lo veía divertido mientras transcurría la cena, claramente la curiosidad lo quemaba. Estaban a mitad del postre cuando Jun finalmente cedió. ―Está bien. He sido realmente bueno, y no puedo seguir esperando más. ―Jun dejo el tenedor y coloco ambas palmas en la mesa. Sus ojos brillaban con determinación―. Que estas planeando, ¿Min?

Dejando la copa de vino, Min tomo las manos de Jun entre las suyas. ―He estado pensando últimamente. Desde tu accidente. Yo estaba aterrado de perderte ese día, Jun . Aterrado.

La mirada de Jun se suavizó. ―Lo siento, bebé.

―No deberías. Odio que tuvieras que pasar por todo eso, pero toda esa experiencia hizo que me diera cuenta de algo.

― ¿De qué?

―Me di cuenta que lo más importante en el mundo para mi eres tú. Nosotros. Quiero decir yo sabía eso, sí, pero cuando te vi en la cama del hospital, repentinamente parecía tan claro. Que nosotros tenemos que estar juntos, Jun, es algo precioso y siento que deberíamos honrar eso.

― ¿Que estás diciendo, Min? ―La voz de Jun era tan suave que Min apenas y pudo oírla.

Min tomo una profunda respiración. ―Lo que estoy diciendo es…quiero casarme contigo, Junnie.

Los ojos de Jun se abrieron más. Sus manos temblaron.

―Pe… ro Min, eso es… quiero decir, nosotros no…―El veía fijamente a Jung Min con una mezcla de anhelo y miedo.

―Lo sé las leyes no lo reconocen. Pero eso no importa. Lo que importa es que tengamos un compromiso con el otro, de una manera en que nadie pueda negarlo o ignorarlo, podrá no ser un matrimonio a los ojos de la ley, pero nosotros sabemos que lo es. Eso es lo importante. ―El apoyo su mano en la mejilla de Jun ―. Entonces, ¿qué dices, Jun? ¿Quieres casarte conmigo?

Jun se quedó en silencio un momento, su cara en blanco por el shock bajo los moretones amarillo-verdosos que desaparecían.

Coloco su mano sobre la de Min. ―Si, bebé. Me caso contigo.―Riéndose, el lanzo sus brazos al cuello de Min―. Dios, no puedo creer esto. Nunca pensé que tendría una proposición.

Min ayudo a Jun cuidadosamente a deslizarse a su regazo. ―Nunca pensé que haría una proposición.

―Te amo mucho, Min. ―Lagrimas brillaban en los ojos de Jun. Acuno la cara de Min entre sus manos―. Jodidamente mucho. Nunca he estado tan feliz en mi vida.

―También te amo, mi cielo. Ven aquí.

La boca de Jun era suave y dulce, su cuerpo cálido y flexible en los brazos de Min. Min conocía cada centímetro de Jun de memoria, pero su fascinación nunca se perdía. Cada toque era una revelación, cada beso se sentía el primero. Cada vez que veía los expresivos ojos de Jun , sabía que eso era para siempre. Ambos sabían eso.

―Vamos arriba, ―Min murmuro.

―Lees mi mente.

―No es difícil.

―Oh, si lo es.

Min se rio. ―Sabes lo que quería decir.

―Sí. ―Jun salió del regazo de Min y tomo sus muletas que estaban contra la pared.

Min lo siguió hacía las escaleras. ―Deja las muletas aquí. Te ayudare a subir.

―Está bien. ―Jun dejo las muletas al pie de las escaleras.

Min lo tomo firmemente de la cintura y comenzó a subir lenta y difícilmente.

―Oye, ¿Min?

― ¿Si?

― ¿Cómo nos vamos a casar? Quiero decir dado que no podemos tener ni siquiera una unión civil ni nada así.

―Estaba pensando en el handfasting, como Hyun y Hyo harán.

Jun vio a Min sorprendido. ―Oye, muy inteligente. Ni siquiera había pensado en eso.

―Hable con Hyo el otro día y ella me conto mucho sobre eso.

―Fantástico. ―Ellos llegaron arriba de las escaleras y siguieron el camino a la recamara.

―Entonces, ―dijo Jun mientras se hundía en la cama―, ¿has pensado en los colores que deberíamos de usar?

Min sonrió. ―Jun, Creo que es la primera vez que quieres hablar de algo más, cuando estamos a punto de hacer el amor.

Jun le dio una tímida sonrisa. ―Lo sé, solo que realmente estoy muy emocionado por esto. ―Se quitó la camiseta y se estiro en la cama.

―Yo también. ―Min se quitó la ropa y se acostó desnudo a lado de Jun.

―Entonces, ¿qué color? ―La voz de Jun era jadeante por la excitación.

―Mm. ―Min trazo un dedo por la suave piel del bajo abdomen de Jun―. Estaba pensando que uno podría ser azul.

― ¿Por qué azul? ―Jun retiro el soporte de la pierna y lo dejo en el suelo.

―Significa, salud, longevidad, verdad, devoción. Y varias otras cosas. Creo que eso se ajusta. ―Se inclinó y beso los labios de Jun―. ¿Qué piensas?

―Creo que el azul está bien. ―Jun levanto las caderas para quitarse los pantalones. Min le ayudo.

Min se montó a horcajadas sobre el cuerpo de Jun y empezó a besarle el pecho y el cuello. ― ¿Qué color te gustaría? Podemos usar todos los que queramos.

La respiración de Jun era irregular y poco profunda. Tomo la cara de Min y le dio un profundo beso. ― ¿Qué te parece rojo?

― ¿Rojo? ―Min lamio la oreja de Jun― ¿Por qué rojo? No es ese el color del peligro.

―Uh. Oh, Dios. ―Jun se empujó contra la mano de Min entre sus piernas―. Es también el color de la pasión, ¿verdad? lujuria y pasión.

―Seguro que lo es. ―Min tomo la erección de Jun en su mano y lo acaricio duro. Jun gimió.

―Qué te parece, ¿bebé? ―Envolvió su mano alrededor del pene de Min, Jun pasó su pulgar sobre la cabeza del pene de la manera que volvía agua los huesos de Min―. Un cordón rojo. Porque si hay algo que tenemos mucho, eso es pasión.

Min vio esos enormes ojos que eran dueños de su alma. ―Está bien, mi cielo. Un cordón rojo. Para ti.

―Para nosotros.

Min sonrió. ―Para nosotros.

Jun lo beso de nuevo y las palabras se volvieron innecesarias.

Ellos hicieron lentamente el amor y cuando Min se corrió dentro de la boca de Jun, explosiones rojas llegaron a su mente. El cerró los ojos y vio el explosivo rojo rubí. Eso es, pensó, ese es un hermoso color.




Continuara..............

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