miércoles, 16 de diciembre de 2015

Demonio de Aire Capitulo 14

Jun no estaba muy seguro acerca de este plan de Min. No estaba acostumbrado a manejar una espada. Si le daban una pistola, entonces estaba seguro de sí mismo. Este asunto con la espada que tenía en sus manos lo hacía sentir un poco pesado y torpe.

Se arrastró alrededor de una esquina para ver las celdas vacías. Todas las celdas estaban vacías. Esto no era bueno. Deberían haber estado llenas de prisioneros. Jun se asomó en todas las celdas a su paso, cada una de ellas carente de un prisionero.


Cuando oyó un ruido que venía desde el otro lado de la mazmorra, Jun caminó con cautela hacia las voces. ¿Dónde había un auricular cuando necesitaba uno? No había manera de decirle a Min lo que estaba pasando sin salir de su escondite e ir en busca de su compañero. Jun estaba empezando a enamorarse de Jinnistan, pero la falta de tecnología era frustrante en momentos como estos.

—No me importa que los Djini vivan ahora aquí. Este fue nuestro palacio antes de que lo robaran justo delante de nuestras narices. No son lo suficientemente dignos de postrarse a los pies del Amir —dijo alguien con rabia a unos pocos metros de distancia.

Jun hizo un chequeo rápido, maldiciendo por lo bajo cuando vio que el Capitán de la guardia estaba allí discutiendo con otra persona. Entonces, el hijo de puta estaba libre. Jun iba a asegurarse de que la situación cambiara muy pronto. El Capitán era un enfermo hijo de puta que no merecía respirar el mismo aire que los ciudadanos de Jinnistan. Infiernos, sobre todo, no el mismo aire que Hongki.

—Tenemos que ser cautelosos. Se están convirtiendo en sabios. Ellos estaban investigando el patio en el lado sur del castillo. Lo vi con mis propios ojos.

Bueno, al menos Jun sabía quién era el Peeping Tom ahora. Él lo recordaría si los demonios hicieran una alineación. La única persona que faltaba en la ecuación era el jodido demonio loco que trataba de reclamarlo. Todas las piezas empezaban a encajar. Jun sólo tenía que envolverlo todo en un bonito lazo, y patear el culo a todos.

—¿Cautelosos? He estado esperando mucho tiempo para exigir mi venganza contra esos engreídos Djini. ¿Quiénes se creen que son, entrando en mi casa y tomando decisiones como si fueran los dueños? Clan gobernante, ¡bah!

Así que el tipo era un ególatra. Eso podía funcionar a favor de Jun. La gente como él cometía errores todo el tiempo en su necesidad de llegar al poder. Estaban tan seguros de sí mismos, que se hacían laxos.

—¿Qué tenemos aquí?

Jun se dio la vuelta para ver a alguien de pie detrás de él. Mierda, esto no era bueno. Levantó la espada para enfrentarse al hijo de puta, pero la espada fue retirada rápidamente de sus manos. Esto pasaba cuando hacía las cosas a la manera de Min. Jun debería haber llevado su pistola.

—Te conozco —espetó el Capitán cuando se dio la vuelta—. Tú estaba en la arena.

—Sí, y tú debiste haber muerto al igual que el Amir. —Eso le ganó a Jun un buen golpe con la mano abierta en la cara. Si él pudiera conseguir liberar sus brazos, estos hijos de puta girarían en el aire. Jun volvió a mirar al capitán y escupió la sangre que tenía dentro de su boca en la cara del hombre—. ¡Jódete!

—Nadie me habla así —espetó el capitán—. Vas a morir por tu insolencia.

—Llórame mucho, idiota. —Jun hizo una mueca cuando el Capitán lo golpeó de nuevo. Wow, estaba acumulando una gran cantidad de puntos aquí. Tendría que recordar armarse con otras armas para la próxima vez. Un bazooka vino a su mente inmediatamente.

—Tú eres un Demonas Amaté, ¿no?

Uh-oh. El Capitán sonrió, y un escalofrío recorrió la espina dorsal de Jun. Él estaba en problemas.

—¿Quién es tu demonio, habitante de la superficie?

—¡Muérdeme!

En lugar de golpearlo en la cara, esta vez el Capitán dobló su puño y lo estrelló en el estómago de Jun. Este gimió cuando un dolor increíble, que se distribuyó por sus entrañas, lo llenó. Tosió varias veces mientras trataba de recuperar el aire en sus pulmones.

Su cabeza fue jalada pronto de nuevo por la mano que agarró un puñado grande de su cabello. El Capitán sonrió y se inclinó más cerca. —Voy a hacer que hables.

—Wow, tú serías un mafioso muy malo. La frase correcta sería: „Tenemos maneras de hacerte hablar‟ y tienes que utilizar un acento italiano muy pesado.

—¿Qué?

Jun soltó una risita. Sintió que el agarre en su cabello del Capitán se aflojó y condujo su cabeza hacia adelante, estrellándola en la cara del Capitán. La sangre salió a borbotones por todas partes. El Capitán gritó y se alejó un poco hacia atrás agarrándose la nariz.

Quien fuera el que sostenía las manos de Jun detrás de su espalda, lo empujó hacia la pared y se acercó para ayudar al Capitán. Jun tuvo la oportunidad de liberar sus manos. Ya estaba en la creación de un tornado en el momento en que las tuvo delante de él.

Jun no perdió tiempo. Él comenzó a lanzar tornados a los tres hombres lo más rápido que podía crearlos. No eran grandes tornados de cualquier forma, desde luego, no estaban al nivel de los que Min podía crear. Pero mantuvieron al Capitán y a sus secuaces alejados el tiempo suficiente para que Jun se pusiera a resguardo poniendo un poco de espacio entre ellos.

—Min—gritó Jun desde la parte superior de sus pulmones—. ¡Min, necesito ayuda!

—¡Demonas Amaté!

Jun se quedó helado cuando unos fuertes brazos se envolvieron alrededor de él por detrás y lo levantaron en el aire. Esa no era la voz de Min.

Jun comenzó a luchar. Tenía un mal presentimiento de que ese era el jodido demonio loco.

—¡DÉJAME IR!

—Mi Demonas Amaté.

—¡No! —gritó Jun —. Yo pertenezco a Min.

—Min, ¿verdad? —Se rió el malvado Capitán—. ¿Ese es tu demonio, habitante de la superficie?
«¡Mierda!»

—Uh...

—Tráemelo, demonio —ordenó el Capitán.

—No, él es mi Demonas Amaté.

—¡Te dije que me lo trajeras!

—¡No me lo arrebatarás! —gritó el demonio.

La cabeza de Jun giró cuando el demonio lo colocó de repente sobre su hombro y echó a correr. Jun podía ver sobre el hombro del demonio que el Capitán y los otros dos hombres iban detrás de ellos.

—¡Déjame ir! —gritó Jun.

—¡Mío!

Jun rodó los ojos y empezó a golpear en la espalda del demonio. No tuvo ningún efecto. El demonio siguió corriendo.

Necesitaba otro plan. Jun comenzó a mirar alrededor tanto como pudo. Sus ojos miraban a izquierda y derecha en busca de algo para defenderse y se detuvieron en la vaina en la cadera del demonio.
Jun tomó el mango del cuchillo cuando el demonio tropezó y cayó al suelo. Jun lanzó un gruñido de dolor que llenó todo su cuerpo cuando cayó de golpe abajo en el suelo, el demonio aterrizando encima de él.

No podía respirar. Se sentía como si mil libras de demonio se sentaran en su pecho. Jadeó fuertemente hasta que el aire volvió a sus pulmones. Jun oyó el gruñido del demonio y levantó la vista justo a tiempo para ver al Capitán de la guardia tirando de una espada sangrienta de la espalda del demonio. Los ojos de Jun se unieron a los del demonio.

—Lo siento, Demonas Amaté —susurró el demonio. Dolor y arrepentimiento llenaron los ojos del demonio mientras acariciaba el lado de la cara de Jun —. Yo hubiera sido un buen compañero para ti.
Nick se quedó sin habla. No sabía qué decirle al demonio cuando podía ver la vida que se drenaba de sus ojos. El demonio estaba loco, obsesionado, pero Jun no quería verlo muerto. Las cosas podrían haber sido diferentes si no hubiera conocido a Min, pero lo había hecho y ya se habían acoplado. Este era el final para Jun . Nadie más podía tener una oportunidad una vez que se acopló a Min.

—Yo también lo siento —susurró Jun de nuevo.

—Corre, Demonas Amaté.

Jun parpadeó. ¿Cómo iba a correr con un millón de libras de demonio encima de él? La respuesta llegó un momento más tarde, cuando el demonio de repente se puso de pie y comenzó a luchar contra el Capitán y sus matones, lanzando un tornado detrás de otro hacia ellos, cada uno de los tornados creciendo en tamaño hasta que todo el corredor estuvo gritando con remolinos de viento.

—¡Corre! —gritó el demonio.

Jun se puso de pie y echó a correr tan rápido como pudo. No tenía idea de a dónde iba, pero no le importaba, siempre y cuando se dirigiera en la dirección opuesta de la lucha detrás de él.
Jun escuchó el rugido del demonio y miró por encima del hombro, justo a tiempo para ver al hombre derrumbarse en el suelo. Algo le dijo que el demonio estaba muerto. Pudo ver la sonrisa que el Capitán envió en su dirección cuando empezó a correr tras él.

Jun incrementó la velocidad, corriendo más rápido. Él no iba a permitir quedar atrapado de nuevo. Los ojos de Jun se abrieron como platos cuando levantó la vista y vio el pasillo llegando a su fin. Eso iba a ser muy molesto si se había topado con un callejón sin salida.

Justo cuando llegó a la final del pasillo, Jun notó una pequeña abertura a un lado. No se veía como una puerta, sino más bien como si una parte de la muralla hubiera sido dejada de lado. Se lanzó hacia ella, inhalando profundamente y apretándose a través de la pequeña abertura.

El momento en que fue a través del pequeño espacio, Nick se giró y comenzó a empujar la puerta de piedra pesada. Podía oír los gritos del Capitán, y pasos rápidos, y supo que tenía apenas unos segundos para cerrar la puerta antes de que lo alcanzaran. Utilizando hasta la última gota de la fuerza
que tenía, Jun empujó en la partición de piedra hasta que sintió que comenzaba a cerrarse.
Jun  cerró la puerta el resto del camino justo cuando vio un destello de la tela del mismo color que la camiseta del Capitán. El sordo gritar desde el otro lado de la puerta de piedra gruesa, cuando se cerró de golpe, hizo que Jun riera. Se apoyó contra la pared por un momento mientras recuperaba el aliento, luego se giró a ver en dónde demonios estaba.

Se trataba de una pequeña habitación de madera hecha de la misma piedra que los muros del palacio. Una pequeña mesa estaba en el centro de la habitación, una silla a cada lado de ella. Justo en el centro de la mesa, había una vela, una vela encendida.

Jun calmó su cuerpo y escaneó el resto de la habitación. Una vela encendida significaba que alguien había estado recientemente dentro de la habitación. A excepción de lo que había visto ya y un arco pequeño en el lado opuesto de la habitación, el lugar estaba vacío.

Daría cualquier cosa por saber dónde estaba.

Jun se apartó de la pared y comenzó a caminar alrededor del perímetro de la habitación hacia el arco. Tomó pasos pequeños, medidos, caminando lo más silenciosamente que pudo. Si alguien más estaba cerca, él no deseaba que supiera de su presencia.

Jun se detuvo en el borde de la bóveda y miró a su alrededor al lado de él. Más allá había otra habitación del mismo tamaño que en la que él estaba, sólo que ésta estaba llena de cosas. Jun frunció el ceño al mirar más de cerca. Estaba llena de sus cosas.

Cruzó la habitación hacia un montón de elementos apilados cuidadosamente en una mesa contra la pared del fondo. Comenzó a observar a través de ellos, reconociendo su camisa, un par de zapatos que habían desaparecido, incluso un par de calzoncillos blancos con corazones rojos por todos lados.
Jun se giró y examinó el resto de la habitación. Todo estaba limpio como una patena. La cama estaba hecha. Los platos apilados cuidadosamente en un estante. Incluso la silla frente a una mesa de lectura estaba empujada contra esta y los libros apilados en la parte superior de la mesa estaban en perfecta simetría. El que ocupaba la habitación tenía un caso grave de Síndrome obsesivo compulsivo por el orden. y de robo.

Jun saltó cuando escuchó que la partición de piedra en la otra habitación se abrió. Frenéticamente buscó en la habitación un lugar para esconderse, sus ojos se congelaron en la cama. Jun se apresuró a ir hacia la cama y se dejó caer al suelo. Se puso debajo de la cama y tan atrás contra la pared como pudo.

Vio en el otro lado sólo un conjunto de botas. Jun contuvo el aliento y miró. Él levantó sus manos, listo para crear un tornado si era descubierto, y oró para pasar desapercibido.

—Puedo olerte, Demonas Amaté. Sé que estás aquí.

El aire se precipitó fuera de los pulmones de Jun en un zumbido enorme cuando él reconoció la voz de Min. Él comenzó a empujarse al otro lado del suelo, tratando de llegar a su compañero, cuando la cama se levantó de pronto dejándolo a la vista de Min.

—¿Has terminado de jugar por el día de hoy, Demonas Amaté?

—Jugar, mi culo —espetó Jun cuando se puso de pie y se movió fuera del alcance de la cama. Miró a Min cuando el hombre dejó caer la cama en su lugar—. Yo estaba corriendo por mi vida, muchas gracias.

—Y si me permitieras mantenerte a salvo en lugar de salir corriendo a la batalla, ese no sería el caso.

—Sigue soñando, niño demonio.

Jun vio girar los ojos de Min y correr arriba y abajo por su cuerpo. Sabía que el demonio estaba en busca de cualquier señal de daño.

—¿Estás ileso, Demonas Amaté?

Jun sonrió. El miedo en la voz profunda de Min se hizo evidente por el ligero temblor en su profunda voz. Min estaba tratando de hacerse el fuerte para salir como un tipo duro, pero estaba demasiado preocupado. Sus manos estaban temblando aún, a pesar de que estaban apretadas en puños.

—Estoy completamente sano y salvo —dijo Jun —. No tengo ni un solo rasguño.

Min respiró profundamente. —Eso es bueno.

—Sí, bien. —Jun hizo una mueca—. Tengo serias dudas de que fuera así si ese jodido demonio loco obsesionado no hubiera salvado mi culo.

—¿Él... te rescató? —Los ojos de Min recorrieron rápidamente toda la habitación—. ¿Dónde está?

—Muerto. —Jun tragó duro—. Él dio su vida para salvar la mía.

Los ojos de Min se abrieron como platos. —Dime quién era ese demonio para que yo pueda darle mi agradecimiento a su familia.

—No lo sé. —Jun sacudió la cabeza—. Él murió antes de que pudiera darme su nombre.

—¿Dónde está su cuerpo?

Jun movió su mano hacia la otra habitación. —Está por ese camino en algún lugar. Me temo que no sé exactamente dónde. Yo estaba muy ocupado tratando de alejarme del Capitán de la guardia y sus secuaces.

—¿El Capitán de la guardia? —rugió Min—. ¿Es el que está detrás de todo esto? ¿Estaba trabajando con ese demonio?

—No, esa no es la impresión que me dio. Creo que eran dos cosas separadas. El Capitán de la guardia es ciertamente peligroso, y es claro que está demente, pero no tenía nada que ver con que el demonio fuera tras de mí. Eso fue todo idea del demonio.

—Tenemos que encontrarlo —espetó Min—. ¿Por dónde se fue?

Jun hizo una mueca. —No podría decirlo. Ni siquiera sé dónde estoy.

Min comenzó a reír. —Yo tampoco.

—Bueno, al menos nos hemos perdido juntos.

—Si volvemos por el mismo camino, podremos ser capaces de encontrar una salida. El camino por el que yo vine está bloqueado.

—¿Bloqueado?

Min asintió mientras se dirigía a la otra habitación. Señaló a la siguiente pared por la que había llegado Jun . —La puerta parece que se abre para adentro, no hacia afuera.

—Yo he venido por ahí —Jun señaló la otra pared—. Me metí bajo la cama cuando escuché que se abría una pared. Asumí que era el Capitán que había conseguido mover por la que yo entré. No sabía que se podía entrar por una puerta diferente.

—No me gustan todas estas puertas secretas y los pasadizos. No hace al palacio un lugar muy seguro para estar.

—Quizás debamos convertirlo en una especie de hotel o algo así. O simplemente cerrarlo y volver a la residencia del clan. Estoy seguro de que vosotros sois perfectamente capaces de gobernar Jinnistan desde casa.



Continuara.............

1 comentario:

  1. Parece que el demonio obsesionado amaba a Jun sinceramente. Las cosas se están poniendo más difíciles.

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