domingo, 18 de octubre de 2015

Demonio de Aire Capitulo 13

Jung Min podía sentir la agitación de Jun saliendo de él en ondas. Estaba tratando de entender cómo se sentía Jun , pero él estaba más del lado de Kyu. No deseaba a nadie, lo que le había sucedido a Hongki. Eso había sido brutal. Pero la necesidad de Jun para salvar el mundo estaba volviéndolo loco.

Él estaba orgulloso de su Demonas Amaté. Jun era el compañero perfecto, pero era un poco demasiado agresivo para el gusto de Min . Preferiría que Jun permaneciera a salvo en su habitación como lo hacía Hongki, pero también sabía que no iba a suceder. Su compañero podría ser el perfecto Demonas Amaté, pero definitivamente no era como cualquiera que Min hubiera conocido.


Jung Min no estaba muy seguro de que fuera algo malo. Jun era lo suficientemente enérgico para luchar contra él, pero también le traía el consuelo arraigado en un Demonas Amaté. Era como tener lo mejor de ambos mundos envuelto en un cuerpo pequeño y hermoso. Sólo de pensar en lo sexy que Jun se veía, era suficiente para hacer gemir a Min y tener que reajustarse su pene endurecido cuando lo veía.

Ahora no era el momento de encenderse.

Min asintió a los dos guardias delante de la puerta de Hongki cuando se detuvo. Ambos cerraron sus puños y golpearon sobre sus pechos. Min apretó los labios y repitió el gesto. No estaba seguro de que alguna vez se acostumbrara a pertenecer a uno de los clanes dominantes. Toda la pompa y circunstancia rallaba sus nervios.

Jung Min abrió la puerta, entró y escaneó rápidamente la habitación antes de hacerse a un lado y permitir que alguien más entrase. Si había alguien esperando por ellos, además de Hongki, quería ser capaz de proteger a quienes estaban detrás de él.

—Hongki—dijo en voz baja cuando vio al hombre sentado junto a la ventana.

Hongki se giró y rápidamente se puso de pie para dar a Min una ligera reverencia con la cabeza. —Djini.

—Tú eres de la familia ahora, Hongki—respondió Min—. Tienes que llamarme Min.

Una pequeña sonrisa levantó las comisuras de los labios de Hongki. —Min.

Jung Min vio los ojos de Hongki ir más allá de él y sabía que él estaba buscando a Kyu. Min sonrió e hizo un gesto a sus espaldas cuando escuchó a todos los demás en la habitación. —Tenemos un misterio que esperamos que puedas ayudarnos a resolver.

Los ojos de Hongki volvieron a Min. —Sí, por supuesto, si puedo ayudar.

—Hemos descubierto un pasadizo secreto en una de las habitaciones en el corredor sur. Conduce a un patio abandonado en el lado sur del palacio, hacia el bosque. ¿Sabes algo al respecto?

—Conozco algunos de los pasadizos secretos en el interior del palacio. Así es como me escapaba del palacio para avisar a Hyun lo que estaba sucediendo en el harén. Sin embargo, no estoy familiarizado con el paso del corredor sur.

—¿Sabes si alguien más está al tanto de estos otros pasajes secretos?

—Amado y Galan, sin duda, pero no estoy enterado si alguien más sabe de ellos.

—¿Confías en estos dos hombres?

—Con mi vida.

Eso era lo suficientemente bueno para Min. —¿Puedes mostrarnos dónde se encuentran los otros pasajes?

Hongki se estremeció visiblemente. —¿Podría elaborar un mapa? Sólo hay una manera de entrar en el pasaje que yo sepa, y es desde el interior del harén. Prefiero no volver allí si puedo evitarlo. Mi... err... recuerdos, sobre ese lugar, no son agradables.

—En realidad —dijo Jun mientras daba un paso hacia adelante—, Hyun mantuvo su palabra y eliminó el harén. Se ha convertido en una zona de la piscina con patio y áreas individuales de descanso. Creo que te gustaría.

—¿Ya no es un harén?

—No. —Jun sonrió mientras se apoyaba en Min—. Nuestros demonios no tienen necesidad de un harén. —Min gruñó cuando el codo de Jun se clavó de nuevo en su costado—. ¿Cierto?

—Por supuesto que no, Demonas Amaté —Min no era estúpido, respondió a la pregunta Jun tan rápido como pudo. Molestar a su Demonas Amaté no era algo que esperara con interés. Todavía esperaba tener sexo esa noche.

—Ven con nosotros, Kiki, y verás que el harem ya no existe. —Jun hizo un gesto a Kyu, que estaba cerca comiendo a Hongki con los ojos—. Kyu te mantendrá a salvo.

Hongki vaciló hasta que Kyu le tendió la mano, y luego corrió a sus brazos. Él se agarró a la mano de Kyu con tanta fuerza que su mano se volvió blanca. Kyu pasó su otro brazo alrededor del hombro de Hongki y le susurró algo al oído que eliminó la tensión de sus hombros.

Min podía sentir la satisfacción rodando en Jun en olas cuando él lo acompañó hacia la puerta. —¿Orgulloso de ti mismo, Demonas Amaté?

Jun se rió entre dientes. —Sí, lo estoy. Hongki tiene que salir de su escondite y Kyu tiene que dejarlo, pero él también tiene que estar allí para apoyar a Hongki, porque no va a ser fácil para él. Puede ser que sea lo más difícil que ellos hayan hecho o hagan a partir de ahora, pero valdrá la pena al final.

—¿Qué quieres decir?

—He visto esto en mi trabajo como detective. Las víctimas de asalto suelen embotellarse para ocultarse del mundo. Eso sólo permite a los bastardos ganar. Ellos necesitan vivir sus vidas al máximo. Es la mejor venganza.

—¿Venganza? —Las cejas de Min se juntaron lleno de confusión—. Haber llevado al Capitán de la guardia ante la justicia es la mejor venganza.

—¿Para quién? ¿Para Hongki o para ti?

Min frunció el ceño. —Dime qué significa eso, Demonas Amaté.

Jun resopló y se detuvo a mirar a Min. —Sí, llevar al Capitán de la guardia ante la justicia ayudará a Hongki, pero a largo plazo, ¿qué hará esto por él? ¿Va a hacer que se sienta más seguro? ¿Retirará las cicatrices de su cuerpo o lo hará sentirse cómodo de estar rodeado de gente? ¿Va a llevarle la felicidad?

—No lo sé.

—El Amir y el Capitán de la guardia abusaron de Hongki para castigarlo y mantenerlo bajo control. Ellos querían destruir su autoestima y destruir a la persona que era. Ellos hicieron esto por sus propios placeres perversos.

—Esto es cierto —Min asintió estando de acuerdo.

—Al vivir su vida al máximo, encontrar el amor y la felicidad, Hongki estará escupiéndoles en la cara y diciéndoles que lo que le hicieron no lo rompió. Él podría estar ligeramente flexionado, pero no está roto.

—¿Y eso es mejor que el hecho de que el Capitán de la guardia se enfrente a la ley de Jinnistan por sus crímenes?

—Yo creo que sí. Las ley de Jinnistan condenarán a este hombre a la cárcel o la muerte, pero ¿qué harán por Hongki?¿No sería mejor para Hongki volver a la tierra de los vivos, cumplir con su papel de Demonas Amaté de Kyu, y ser feliz?

—¿Estás diciendo que no quieres que ese hombre se enfrente a la justicia?

—¡Diablos, no! —rompió Jun—. Creo que debe ser descuartizado. Se merece todo lo que le den. Espero que se pudra en el infierno. Pero mi principal preocupación, es Kiki y los otros hombres torturados por este monstruo, en lugar de qué tipo de justicia se merece.

—Voy a tener que pensar en lo que has dicho, Demonas Amaté. Estoy acostumbrado a imponer castigos como lo dicta la ley de Jinnistan. No estoy acostumbrado a tratar con las víctimas de esos crímenes.

Jun hizo un gesto sobre su hombro, hacia donde Hongki y Kyu estaban caminando. Kyu tenía su brazo alrededor de los hombros de Hongki y prácticamente se cernía sobre él. Hongki no parecía que tuviera intención de ir a ninguna parte sin el hombre pegado a su cadera.

—Es mejor que te acostumbres a ello, porque no creo que Hongki vaya a ninguna parte. Como dijiste, él es de la familia ahora.

Min asintió pero no dijo nada. Echó una mirada más a Hongki y Kyu, y entonces miró hacia adelante. Jun parecía saber mucho más sobre lo que ocurría durante un crimen que él. Él estaba acostumbrado a luchar en una batalla, llevando a los demonios rebeldes ante la justicia, y luego olvidarse de ello. En realidad, nunca había pensado en las víctimas que habían quedado atrás.

Les tomó a todo el grupo unos minutos llegar al renovado harén, que se encontraba en el tercer piso del palacio. Min podía sentir construirse la emoción en Jun y sabía que el hombre estaba ansioso por mostrar las nuevas habitaciones.

Hyun había hecho todo tal como lo dijo Jun. El antiguo harén había desaparecido, sustituido por una gran piscina, dos jacuzzis grandes y varias pequeñas áreas de descanso separadas por cortinas, para aquellos que querían privacidad. Ante la insistencia de Saeng, se había colocado un fogón con asientos alrededor y el tragaluz abierto para crear un patio abierto a la piscina. Era bastante impresionante.
Un pequeño gemido sonó detrás de Min cuando llegaron a las puertas del gran harén. Antes de que Min pudiera darse la vuelta, oyó que Kyu le susurraba algo a Hongki. Min se apresuró a abrir las puertas a sabiendas de que cuanto más rápido Hongki viera la nueva zona, más rápido iba a perder el miedo al lugar.

—Saeng y yo solíamos pasar un montón de noches sentados en la terraza trasera de nuestras casas, haciendo una barbacoa y relajándonos en el jacuzzi. Cuando Hyun comenzó la restauración de este lugar, queríamos que se construyera aquí algo así, un lugar al que todos podamos ir y simplemente relajarnos. —Jun señaló las nuevas puertas a Hongki—. Empezamos retirando las cerraduras de las puertas.

Min abrió las puertas y dio un paso atrás, mientras Jun entraba con Hongki y Kyu. Saeng y Hyun los siguieron rápidamente. Los pasos de Hongki eran vacilantes a medida que caminaba lentamente hacia el gran recinto y miraba a su alrededor.

—Se ve tan diferente —susurró—. Ni siquiera parece el harén que era.

—Esa es la idea en general. —Jun se echó a reír.

Min trató de ver el lugar a través de los ojos de Hongki: las habitaciones separadas con las cortinas corridas sobre los grandes arcos, la gran piscina en el centro de la sala, el patio que se había construido fuera de los dormitorios. No podía. Para él, sólo parecía una habitación. Por supuesto, tampoco había visto el harén desde el punto de vista de Hongki.

Min dio a Hongki varios minutos más para explorar el nuevo entorno y se aclaró la garganta para llamar la atención del hombre. —¿Dónde está esa entrada secreta, Hongki?

Hongki palideció y señaló a la pared del fondo en la parte trasera del patio. —No estoy seguro de si todavía está allí, pero se encontraba dando la vuelta en la esquina de la sala de espera.
—¿La sala de espera?

—Es donde ellos te preparaban para tu noche con el Amir —dijo Saeng, haciendo una mueca—. No era un lugar divertido. También era el lugar donde los guardias llevaban a cabo sus castigos si te metías en problemas —agregó Hongki.

—¿Y Galan, Amado y tú, sois los únicos que sabíais de este pasaje secreto? —preguntó Min.

Hongki asintió. —Hasta donde yo sé. Nosotros no lo usábamos a menudo, ya que conducía a la mazmorra. —Hongki se estremeció—. No es un lugar al que me guste ir si puedo evitarlo. No tengo buenos recuerdos de ninguno de estos lugares.

—Conozco un pasaje en la mazmorra —dijo Hyun—. Así es como llegué junto a Saeng cuando el Amir lo mantenía encerrado para el juicio. Rara vez se utilizaba debido a la necesidad de mantener el secreto. Si este pasaje lleva a la mazmorra y no hay otro pasaje que sale de la cárcel, entonces no es más que un camino dentro y fuera del palacio.

—Esto me gusta cada vez menos —dijo Jun mientras daba un paso más cerca de Min—. Obviamente alguien está entrando y saliendo del palacio. La pregunta es quién y por qué. ¿Es un jodido demonio loco que va tras de mí, o es alguien que está trabajando para acabar con nuestro clan?

—O con todos en Jinnistan —agregó Saeng—. No todo el mundo ha estado muy contento de que el Amir fuera retirado del trono. Alguien podría estar tratando de acabar con el clan desde el interior.

Min negó con la cabeza. —No, yo no lo creo. Los ciudadanos de Jinnistan sufrieron bajo el gobierno del Amir. No han hecho otra cosa más que apoyarnos desde que fue expulsado del trono.

—¿Quién dijo que fueran los ciudadanos? —preguntó Jun, una de sus perfectas cejas arqueadas—. El Amir dio un montón de posiciones de poder a varias personas cuando fue gobernante. Tengo mis serias dudas de que ellos quieran alejarse de esos puestos. El Capitán de la guardia, por ejemplo.

—Él está encerrado en el calabozo —dijo Min, pero una extraña sensación se apoderó de él cuando dijo las palabras, y comenzó a preguntarse: «Si había gente entrando y saliendo del palacio, ¿cómo podría estar seguro de que el hombre permaneciera encerrado?»

Min apuntó hacia la pared del fondo. —Hyun, tú y Saeng acompañar a Hongki y Kyu y seguir ese camino. Jun y yo iremos por la ruta normal hasta el calabozo y nos encontraremos allí. Si ese hijo de puta anda caminando libre por aquí, quiero saberlo.

Min agarró el brazo de Jun y comenzó a arrastrarlo hacia la puerta. —Bajo ninguna circunstancia te permitiré que participes en una batalla si nos metemos en una. Defiéndete si es necesario, pero no busques una pelea. ¿Entendido?

—Sí —dijo Jun mientras corría por el pasillo al lado de Min—. Créeme, lo entiendo.

—Hasta que no puedas entrenar en el uso de una espada, podrías estar desventaja en una pelea. —Min levantó rápidamente la mano para detener el argumento que sabía se avecinaba—. No digo esto para restar importancia a tus habilidades, Demonas Amaté, pero sabes que estoy en lo correcto. Tienes el espíritu de un guerrero, pero no tienes la experiencia ni la formación. Hasta que la tengas, yo preferiría que trataras de mantenerte a salvo.

—Voy a hacer mi mejor esfuerzo para mantenerme fuera de problemas, Minnie, pero no voy a permanecer al margen mientras alguien trata de matarte. Si quieres que no me meta en problemas, mantén tu propio culo fuera de ellos.

Jung Min sonrió. Eso no era para nada el acuerdo que quería, pero tenía que tomarlo por el momento. Mañana, podría comenzar enseñanza enseñar a su compañero cómo utilizar una espada para más que adornar la cadera. Después de cincuenta o sesenta años de entrenamiento, podría dejar a Jun en el campo.

Cuando llegaron a la parte inferior de la escalera que conducía al corredor de cara a la mazmorra, Min se detuvo. Había algo fuera de lugar. No sabía lo que era, pero podía sentirlo en los huesos. Ese instinto lo había salvado de que le separasen la cabeza de sus hombros más de una vez.

Min se llevó el dedo a la boca para indicarle a Jun que era necesario que se callara, luego sacó su espada de la vaina cuando el otro hombre asintió. Jun palideció y rápidamente hizo lo mismo. Min dio la vuelta y se metió por el pasillo que conducía a la mazmorra.

No fue sino hasta que Min hubo avanzado varios metros por el pasillo, que de repente se dio cuenta de lo que estaba tan mal. No había centinelas apostados en la parte inferior de las escaleras. Siempre había centinelas que guardaban la cárcel, tanto de la gente que salía como de la que trataba de entrar.
Min se detuvo y esperó a Jun para decirle lo que sucedía. Una vez que lo hizo, Min se inclinó hasta que sintió que cepillaba con los labios el oído de Jun. Él tomó una fracción de segundo para disfrutar del pequeño escalofrío que recorrió el cuerpo de Jun cuando tocó su piel y luego puso su mente de nuevo en la tarea en cuestión.

—No hay centinelas de guardia —le susurró tan silenciosamente como pudo—. Ellos han desaparecido.

Jun tragó saliva y asintió.

—Concéntrate —advirtió Min y luego comenzó a avanzar por el pasillo de nuevo. Él sabía que cuando llegaran a la final del pasillo se encontrarían con una gran sala donde solían reunirse los centinelas que no estaban de turno. Las celdas individuales, entre ellas la que debía ser la del Capitán de la guardia, estaban a ambos lados del pasillo pasando ese cuarto.

Cuando llegó a la sala grande, Min se aplastó contra la pared y se deslizó los últimos metros hasta el borde de la pared. Muy pronto se asomó por la esquina y se inclinó contra la pared mientras trataba de no olvidar lo que veía.

Jun rodó los ojos y miró a su alrededor por una fracción de segundo, después se echó hacia atrás al igual que lo había hecho Min. Jun se apoyó en sus pies para llegar al oído de Min.

—Tengo una memoria fotográfica, cariño. Recuerdo todo lo que he visto. La habitación está vacía, salvo por una gran mesa en el centro y varias sillas. No hay nadie en la habitación, pero la taza en la mesa está caída. Lo que estaba en ella está goteando todo el piso. Para mí, esto sugiere que o bien alguien la dejó en un apuro, o la dejaron caer.

—Estoy de acuerdo.

—¿Cuál es el plan? —preguntó Jun.

Min hizo una mueca. —No creo que pueda convencerte de que te quedes aquí, ¿verdad?

—No pasará, cariño. —Jun soltó una risita.

—No lo creo. —Min inspiró en una respiración profunda—. Bueno, vamos a ir juntos. Quiero que vayas por la izquierda. Yo voy a ir por la derecha. Mantente alerta. Si los centinelas han sido neutralizados, entonces sospecho que quien lo hizo todavía está aquí.

Min comenzó a alejarse, pero Jun le agarró por el mentón y tiró de él hacia atrás. Jung Min arqueó una ceja cuestionadoramente hasta que Jun se inclinó hacia adelante y presionó sus labios juntos. Min dejó escapar un gemido pequeño y presionó de nuevo, el dulce sabor de su Demonas Amaté lo consumía.

Estaba jadeando en el momento en que Jun se separó. Había algo místico en los hermosos ojos color pálido de Jun mientras miraba a Min, algo que Jung Min nunca había visto antes. Su piel se estremeció cuando Jun acarició la marca de acoplamiento en su cuello.

—Si te hacen daño, voy a estar muy molesto —susurró Jun—. Quiero a mi demonio en una sola pieza.

—Lo mismo va para ti, Hyung Jun. Tú eres mi corazón, mente, cuerpo y alma. Tú eres mi todo. Perderte a ti sería perderme a mí mismo.

—Tú dices las cosas más dulces. —Jun le guiñó un ojo antes de ir a luchar contra lo desconocido.



Continuara..........

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