domingo, 20 de septiembre de 2015

Demonio de Aire Capitulo 12



—Toma eso, maldito —gritó Jun mientras soplaba sobre su mano y luego giraba su muñeca, moviendo el pequeño tornado hacia Saeng. Se giró en torno a él, levantando a Saeng del suelo y luego dejándolo caer de culo en el suelo. Las manos de Jun cayeron sobre sus rodillas mientras reía hasta que Saeng se dio la vuelta sobre su espalda y tiró una bola de fuego hacia él.

«Guau».

Jun corrió alrededor de la fuente, situándose detrás de Kyuhyun, y luego alrededor de Changmin. —No eres lo suficientemente rápido, Saeng. Tal vez estás demasiado viejo para esto —se burló Jun, y después sus ojos se abrieron, agachándose cuando Kyuhyun gritó, una bola de fuego pasó zumbando entre ellos dos.


—No debéis comportaros de esa manera —gruñó Kyuhyun—. Estos poderes son para proteger, no para que os los lancéis el uno al otro como armas.

—¡Él empezó! —Jun gruñía mientras se arrastraba hasta el otro lado de las piernas de Kyuhyun y después sopló en la palma de su mano derecha, luego en su izquierda, y en la derecha una vez más. Giró las muñecas, enviando micro-tornados hacia Saeng.

Saeng gritó y salió corriendo detrás de los dos centinelas, arrojándose al suelo cuando los estos fueron levantados y cayeron a unos metros. —Lo siento, mi error —dijo Jun a los dos centinelas que estaban murmurando mientras volvían a incorporarse—. ¿Pueden mantenerlo sujeto para mí?

—Como desees. ¿Qué pasa, Jun? ¿No puedes manejarme por tu propia cuenta? —Saeng se rió entre dientes mientras enviaba dos bolas de fuego a Jun que corría por el patio, las llamas gemelas pisándole los talones.

—Oh, puedo manejarte bien. Toma esto, bebé. —Una serie de incendios y de golpes de viento iban y volvían, mientras ambos corrían entre los centinelas. Kyuhyun, e incluso Changmin, les gritaron a la pareja.

—Estoy de acuerdo con Kyuhyun. ¡Los dos estáis actuando como idiotas! —gritó Changmin cuando una bola de fuego pasó junto a su hombro.

—¿Estás de acuerdo conmigo? —preguntó Kyuhyun a Changmin asombrado.

—No dejes que se te suba a la cabeza, amigo. —Changmin rodó los ojos mientras cruzaba los brazos sobre el pecho.

—Creo que le gustas, Kyuhyun—bromeó Jun cuando lanzó dos tornados más pequeños a Saeng.

—¡Yo no lo hago con hombres! —Changmin se giró, su cara de un rojo brillante, mientras sus manos estaban en puños a los costados—. ¡Sólo dije que vosotros dos estáis actuando como idiotas!

—¿Cuál es tu poder, Kyuhyun? —preguntó Jun mientras esquivaba otro ataque con misiles de bolas de fuego.

—Tierra —se jactó con orgullo Kyuhyun—. Puedo mezclar pociones, hacer crecer cosas de la tierra, sanar, y además soy empático.

—Impresionante —dijo Jun mientras corría alrededor de la fuente—. Mira, Changmin. Si dejas que Kyuhyun te joda, entonces tendrás la capacidad de sentir lástima por Saeng. Si eso no funciona, podrás mezclar una poción que le da gas por una semana. Por supuesto, el chile hará el truco. —Jun se echó a reír cuando se puso en cuclillas detrás de la fuente y esperó a que Saeng dejara de esconderse detrás de los centinelas. Ellos no se veían muy felices por eso.

Un par de ellos estaban enojados mientras que unos pocos parecían asustados como el infierno. Pero todos ellos se mantuvieron firmes, como si estuvieran orgullosos de servir a los Demonas Amaté.

Jun se rió entre dientes. «Chupamedias».

—¡Eso no es para lo que debe utilizarse! —gruñó Kyuhyun como ofendido por la flagrante falta de respeto a sus poderes.

—Sí, sí. Yo… Oh, mierda. —Jun cayó lejos de la fuente cuando tres bolas de fuego se estrellaron contra la estructura de granito. Jun rodó un par de veces, se puso de pie, y luego levantó las manos, sólo para ser detenido por Min.

—La práctica fue suficiente —dijo su demonio, mientras tomaba las manos de Jun. Kyu se puso delante de Saeng en el patio, bloqueando cualquier otro intento de que arrojara algo.

—Pero, papá, yo sólo estaba jugando. —Jun hizo un mohín mientras miraba a Saeng—. Eres mío —dijo Jun a Saeng con la boca sin emitir sonido.

—Ven por mí. —Saeng le contestó de la misma manera.

—Hemos encontrado un pasadizo secreto y necesitamos investigarlo —Min informó a Jun cuando rodeó sus muñecas y tiró de él.

—Bien. Podría hacer un poco de trabajo policial por aquí —gruñó Jun mientras seguía a su compañero. Saeng y Changmin estaban muy de cerca, con Kyuhyun y Kyu cerrando la parte trasera—. ¿Qué tenemos?

Min se rió entre dientes. —Ahora veo cómo es que has atrapado a tantos habitantes malos de la superficie. Tienes un guerrero en tu corazón. —El rostro de su compañero se puso serio con su siguiente aliento—. No vas a ponerte en peligro. Eso es para los Djini.

—Este es un trabajo de detective. Algo para lo que Saeng, Changmin y yo, hemos sido entrenados.

—Bien. Ya estaba cansado de estar sentado sobre mi culo —se quejó Changmin. ¿Por qué el novato tenía que hacer que fuera tan fácil? No había manera en el infierno que Jun pudiera dejarle pasar esta.

—Si le hubieras dado ese culo a Kyuhyun, no tendrías que preocuparte de sentarse en él. —Jun se rió junto con Saeng, los dos chocando los cinco entre sí.

Changmin se dio la vuelta y apuntó hacia arriba a Jun, su mirada asesina. —Yo no hago…

—Sí, sí. Te hemos escuchado las primeras cien veces —se burló Jun cuando esquivó a Changmin.
Changmin lo miró fijamente.

—Toma, necesitarás esto, Demonas Amaté —dijo Min cuando se detuvo cerca de la puerta que daba al pequeño patio. Agarró una de las espadas envainadas apoyadas contra la pared y se la entregó a Jun.

—Uh... —Jun se quedó mirando la espada. No tenía idea de qué hacer con ella.

—No se puede matar a los demonios sombra con una pistola, Demonas Amaté. Debes separar la cabeza de sus cuerpos.

—Voy a ser honesto, soy más propenso a cortar la mano que la cabeza de alguien.

—Yo te entrenaré, Demonas Amaté. —Min sonrió y frotó el dorso de la mano sobre la mejilla de Jun—. Si vas va a ir conmigo en mis misiones, debes estar debidamente armado.

Jun se quedó boquiabierto. —¿Vas a dejarme ir en misiones contigo?

—Prefiero mantenerte encerrado en una habitación rodeado de centinelas para mantenerte a salvo, pero dudo que lo permitas. Por lo tanto, tengo que enseñarte la manera correcta de protegerte.

Jun se quedó atónito. Min había luchado tanto y durante tanto tiempo para mantenerlo a salvo, y ahora no sólo decía no solo que Jun podía entrar en situaciones de peligro, sino que él le iba a enseñar cómo protegerse a sí mismo. ¿Alguien tenía un demonio más maravilloso?

—Tendré cuidado, Min, te lo prometo —le susurró Jun.

—Lo sé, Demonas Amaté, y yo estaré allí para proteger tu espalda mientras tú cuidas la mía.

Algo tierno parpadeaba en los ojos de Min. Fue suficiente para que el aire se capturara en la garganta de Jun. Tragó saliva y deseó tener el coraje de decirle a Min cuánto el hombre empezaba a significar para él. Él era un gallina, lo sabía.

—Ven, Demonas Amaté, debemos investigar este pasaje secreto. Tus clases comenzarán a partir de mañana.

Jun asintió mientras miraba la mano de Min mientras les daba una espada a Saeng y Changmin. Se rió de los atónitas y un poco confundidas que se veían sus caras. —La escuela comienza mañana —sonrió a Saeng—. Voy a ser el preferido del maestro.

Changmin todavía se veía confundido. Saeng sólo rodó los ojos. Jun casi saltó de su piel cuando Min de repente cayó de rodillas y agarró su muslo. —¡Min!

Min sonrió como si supiera el efecto que había tenido su toque en Jun, luego tomó la vaina que llevaba a la cintura y colocó el lazo alrededor de su muslo. Cuando Min estuvo de pie, Jun miró hacia abajo.

—Caray, me veo como un pirata.

—¡Te ves caliente! —Saeng movió las cejas—. Muy caliente.

—¿Por qué no puedo usar mi arma? —preguntó Jack.

Jun rodó los ojos. —Dado que las armas de la superficie no matan a los Shayatin.

—Necesito un arma más grande.

—Ven, Demonas Amaté, Hyun está esperando.

Jun sostuvo la empuñadura de la espada con la mano y siguió a Min al interior del palacio. Caminaron por un pasillo después de subir unas escaleras, y luego por otro hasta que se acercaron a uno muy tranquilo.

—¿Nadie viene aquí? —Jun miró de un demonio al siguiente. Ni un alma se había visto en esta parte del palacio. Le pareció muy extraño.

—Es lo mismo que he observado, Demonas Amaté.

Min parecía orgulloso de la observación de Jun. En cierta forma, a Jun le agradó. Él no era un idiota total. Jun tenía sentimientos por Min después de todo. La sonrisa de suficiencia en la cara de Min acariciaba el ego de Jun mejor que cualquier recomendación que tuvieran. Jun se aclaró la garganta, sintiendo su cara enrojecer. Tenía que dejar de suspirar por encima de su novio y volver al trabajo.

—Aquí. —Min señaló con su mano una puerta cuando llevó al grupo a la habitación.

Jun sintió un escalofrío viajar por su espalda mientras caminaba en la habitación vacía. Algo estaba mal. Podía sentirlo en sus huesos.

—¿No sientes eso? —Saeng preguntó Jun a cuando se detuvieron en el centro de la habitación vacía.

—¿Sentir qué? —preguntó Changmin, cuando se unió a ellos.

Jun estaba a punto de decir algo inteligente, pero no quiso avergonzar a Changmin frente a Kyuhyun. Changmin era un novato y tenía que aprender mucho, aunque se quedaran en Jinnistan.

Los crímenes ocurrían en todas partes, incluso en las ciudades por debajo de la superficie. Es cierto que Jinnistan no tenía la tasa de criminalidad de las ciudades humanas, pero la avaricia, la lujuria, la envidia, y todas esas cosas, todavía existían en todas partes.

—Cierra los ojos, novato, y siente. —Haría falta más que eso, pero Changmin necesitaba entrar en el hábito de usar sus instintos. Era un tipo de "según los libros", al cien por cien, y eso no era bueno. Un buen detective aprendía a escuchar a sus entrañas.

—No siento nada —susurró Changmin a Jun.

Jun se rió y aplaudió a Changmin en su hombro. —Conseguirás hacerlo. Se necesitan años de experiencia para llegar a entender cómo seguir tus instintos, y entonces nunca te dejará. Todo depende del detective.

Jun se dirigió a Hyun. —¿Alguien ha estado en ese pasaje ya? —Jun sacudió la cabeza hacia el gran agujero abierto en la pared al otro lado de la habitación. Parecía que los demonios lo habían forzado para abrirlo. Astillas de madera yacían en el suelo, y el cuarto estaba en ruinas totales.

Hyun negó con la cabeza mientras miraba de Jun a Min, una mirada de confusión total en su rostro. —Yo estaba esperando que llegasen el resto de los Djini.

Jun vio la sonrisa, pero optó por ignorarla. No le importaba. Era su vida la que estaba siendo amenazada, y Jun quería llegar al fondo de las cosas. Jun se acercó a la ventana para ver abajo un pequeño patio con una fuente, pero no era el mismo en el que acababan de jugar un poco . Este estaba desierto, y la fuente se había secado.

—Supongo que este lado de la casa no es utilizada muy a menudo. —Jun se giró a mirar a Min.

Su compañero se encogió de hombros mientras estaba allí con sus compañeros Djini. —No llevamos aquí mucho tiempo, vosotros lo sabéis.

—¿Vamos a ver dónde nos lleva este pasaje o a hablar toda la tarde? —Kyu preguntó a los otros Djini.

—El pasaje no va a ir a ninguna parte, y tenemos que buscar pistas. ¿No has investigado algo? —preguntó Jun.

Kyu estaba junto a Min con aspecto aburrido e irritado. Mal por él. Jun estaba en una misión, tratando de armar este rompecabezas, y todo el mundo necesitaba ser paciente. Cuando el Djini se quedó con las manos en las caderas o los brazos cruzados sobre el pecho, Jun rodó los ojos y movió la mano hacia el pasillo. —Está bien, lidera el camino. Sin embargo, no debes tocar nada

—No creo que vayamos a buscar huellas dactilares —dijo Saeng cuando entraron en el oscuro túnel con corrientes de aire.

—¿Soy yo o este lugar está un poco demasiado limpio?— Saeng preguntó.

—Mi Demonas Amaté parece ser tan inteligentes como el tuyo —Hyun rió cuando le dio un codazo a Min. Jun no podría oír realmente eso. ¿Estaban los demonios alardeando uno al otro? Probablemente no.

Bajaron más con algunos giros y vueltas antes de salir al patio desierto. Jun puso sus manos sobre sus caderas mientras revisaba el área. No había más que prados abiertos tan lejos como llegaba la vista, con un bosque a uno de los lados. Era una defensa de mierda si le preguntaban a Jun.

Cualquiera podía deslizarse a través del bosque y conseguir entrar.

—No hay ninguna defensa aquí. —Jun hizo la misma observación.

—Yo digo que una vez que pongamos una trampa, sellemos esta entrada para detener a cualquier otro invasor —sugirió Saeng mientras caminaba un poco más alrededor de la fuente—. Ahora, ¿cómo podemos capturar a este jodido demonio loco?

—Ahí es donde entra en juego Kyuhyun—Min guiñó el ojo a Jun—. No sólo puede hacer crecer las cosas de la tierra, sino que también puede hacer que la tierra sea una prisión.

—¿Cómo? —Jun, junto con Saeng y Changmin, preguntaron al mismo tiempo.

—Simple —respondió Kyuhyun, pero sólo mirando a Changmin.

El pobre demonio estaba tan malditamente enamorado, y Changmin no le daba ni la hora del día. Eso hizo que Jun quisiera caminar por allí y golpear a Changmin justo en la parte posterior de su cabeza. Kyuhyun parecía que estaba sufriendo porque no podía tocar a Changmin.

«Imbécil».

—Yo puedo hacer que las vides crezcan a lo largo de la pared —señaló Kyuhyun encima de su hombro, una mirada de genio en sus ojos, y Jun se echó a reír por la forma en que Kyuhyun le iba mostrando a Changmin— y que crezcan en la puerta de entrada una vez que alguien haya dado un paso a través de ella. Crecerán tan espesas que ninguna cantidad de mini-tornados será capaz de penetrar por allí.

—Entonces, ¿cómo podremos saber cuándo alguien está ahí? —Changmin preguntó a Kyuhyun. El novato dio un paso atrás cuando Kyuhyun tocó la frente de Changmin.

—Haces las preguntas correctas, Demonas Amaté. Un centinela montaría guardia en la habitación de arriba y nos alertaría cuando alguien entre. Si es de hecho otro demonio de aire, hará bastante ruido.

—Es una pena que los chicos no tengan teléfonos celulares o walkie-talkies. Eso haría que nuestro trabajo fuera mucho más fácil —dijo Jun.

—¿Qué es ese walkie-talkie? —preguntó Min mientras caminaba al lado de Jun.

Jun rodó los ojos y sonrió. —Una radio de dos vías que permite a las personas comunicarse a grandes distancias. —Como Min todavía parecía confundido, Jun lo dejó caer. Le mostraría a Min de lo que estaba hablando cuando regresaran al mundo de la superficie, y también le mostraría el chocolate.

—Haz lo tuyo, Kyuhyun. Vamos a esperar arriba —dijo Saeng.

Jun notó que Changmin no los seguía. Sacudió la cabeza mientras se perdían detrás de todos los demás, dejando a los dos solos. Tal vez eso es lo que necesitaban. Un tiempo para compartir juntos y llegar a conocerse uno al otro. Eso ciertamente no sería malo.

Jun pensó en el incidente en la biblioteca y cambió de opinión. Eso debía haber dolido mucho. Por suerte no había libros encuadernados o pisapapeles en la fuente. Kyuhyun debería estar relativamente seguro.

—No entiendo por qué ese tipo está tan obsesionado conmigo. Quiero decir, entiendo toda esa cosa de compañeros, pero se ha ido de la normalidad con su necesidad de tener sus manos en mí —Jun dijo a Min mientras subían hacia arriba a través del pasillo—. Está loco.

—Tienes que recordar que los demonios pueden oler la sangre. Los demonios no desean a otros por su apariencia solamente, como lo hacen los humanos, sino por el olor de su sangre. Un ser humano puede ser hermoso para vuestros estándares humanos y ser feo para los estándares de los demonios. Y tú hueles muy bien. Si él ha tomado tu olor, puede ser difícil para él negarse a la necesidad de tratar de reclamarte.

—Eso aún no explica las cosas. ¿Seguro como la mierda que no actuarás así? —Jun levantó las manos para detener el argumento de Min. Podía ver que venía uno—. No estoy diciendo que sea una mala cosa. Es que este tipo sólo no es normal. Jinnistan debería tener algún tipo de institución mental para chiflados como él.

—No necesitamos un hospital para enfermos mentales. Eso se tratará conforme a la ley de Jinnistan.

—Yo no quiero ni saberlo —gruñó Jun cuando llegaron a la habitación de arriba tras salir del pasadizo secreto. Jun tuvo ese extraño escalofrío de nuevo en el segundo que entró en la habitación. No podía ser una coincidencia que él y Saeng lo hubieran sentido, o que él lo estuviera sintiendo ahora de nuevo cuando entró en la habitación.

Jun dio vueltas alrededor de la habitación, sus ojos escaneando cada centímetro de las paredes hasta que vio un par de ojos mirándolo desde una mirilla en la pared. «Hijo de puta». Jun corrió por la sala y arremetió contra la puerta abierta. Podía oír el rechinar contra la pared mientras corría por la habitación de al lado.

—Jun—Min gritó mientras corría tras Jun.

Jun pateó la puerta, mirando la pared por la que el perpetrador los había estado observando, pero no había nadie allí. Vio una silla contra la pared. Jun caminó dentro para ver que aquel que los miraba tenía que usar la silla para poder ver. Eso significaba que era más bajo que Jun.

—¿Qué es? —preguntó Min cuando se estrelló contra la puerta y luego entró en la habitación, deteniéndose junto a Jun.

Jun señaló la silla y luego a los agujeros dobles en la pared. —Alguien nos miraba desde esta habitación. Él o ella estaban de pie en una silla mirando a través de los agujeros.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Min mientras se acercaba a la silla, la empujó a un lado, y luego miró a través de los agujeros—. Puedo ver directamente dentro de la otra habitación, claro como el día.

—No estoy seguro. Pero estoy pensando que el maldito demonio tiene un cómplice. Alguien nos está vigilando para él, tal vez incluso le alerta de cuándo estoy solo.

Min se apartó de la pared cuando un rugido vibró en su pecho. —¿Alguien está espiando?

—Parece que sí. Supongo que es uno de los sirvientes, porque un centinela no es suficientemente pequeño para necesitar una silla para ver a través de los agujeros. —Jun señaló a la pared.

Saeng , Kyu , y Hyun aparecieron en la puerta de entrada. —Quiero a todos los sirvientes detenidos. Alguien va a hablar, o todos irán a la cárcel —gritó Min mientras salía de la habitación hecho una furia.

—Escucharon al hombre. Es hora de una redada —dijo Jun cuando salió de la habitación detrás de Min . Se le erizaron los pelos en la parte posterior de su cuello. No le gustaba la idea de que alguien pudiera estar espiándolo. Él quería que capturaran y enjuiciasen a ese demonio, aunque fuera con la justicia de Jinnistan.

—¿Min?

—¿Sí, Demonas Amate?

—¿Cómo vamos a ser capaces de saber si los sirvientes están diciendo la verdad? ¿Suero de la verdad? ¿Morderlos? ¿Poner brotes de bambú bajo las uñas?

Las cejas de Min estaban cerca de su frente cuando se giró para mirar a Jun. —Estás muy sedientos de sangre, ¿no?

Jun se sonrojó. —No, simplemente no me gusta que alguien nos espíe. Me enoja.

—Tengo una sugerencia —dijo Saeng.

Jun arqueó una ceja y se volvió para mirar a su ex compañero. —¿Qué?

—Vayamos a hablar con Hongki. —Saeng saltó cuando Kyu gruñó. Jun soltó una risita—. Él ha vivido en el palacio desde hace bastante tiempo y podría ser capaz de conducirnos en la dirección correcta.

—Él vivía en el harén, Saeng, no en la parte regular del palacio.

—Es cierto, pero él tiene orejas, ¿no? Y la gente habla, sobre todo cuando piensan que nadie está escuchando.

Jun no podía encontrar fallo en la lógica de Saeng. Habían resuelto más de un delito con conversaciones escuchadas por alguien accidentalmente. Y él sabía por experiencia personal que nunca sobraba localizar todas las pistas, sin importar lo extraño que fueran.

—Eso suena bien —admitió Jun cuando empezó a caminar de nuevo—. Vamos a ir a hablar con Hongki.

—Ustedes no van a implicar a Hongki en esto —espetó Kyu.

—Yo creo que depende de Hongki—dijo Jun.

—¡No!

Jun se detuvo y giró para mirar a Kyu. Él entendía de dónde venía el hombre. Hongki había sido terriblemente marcado por la guardia personal del Amir. Era tímido y tranquilo, y se escondía de todo el mundo.

Y era el Demonas Amaté de Kyu. Kyu era aún más protector que cualquiera de los otros demonios. Jun no quería ni pensar en cómo sería Min de obsesivo en las mismas circunstancias.

—Mira, Kyu, sé que quieres proteger a Hongki, pero no puedes envolverlo entre algodones. Él nunca va a volver a la tierra de los vivos si no sale y experimenta el mundo.

—Yo no lo quiero envolver en nada —espetó Kyu—. Quiero mantenerlo a salvo.

—Esto significa la misma cosa, Kyu. Tú quieres mantenerlo envuelto de cualquier cosa que le puede hacer daño.

Kyu frunció el ceño, mirando confundido. —Sí.

—No puedes. —Jun rápidamente levantó la mano cuando la cara de Kyu empezó a oscurecerse. Podía ver a dónde iba esta conversación—. Sólo tienes que responderme una pregunta. Desde que fue liberado del harén, y nos mudamos aquí, ¿ha estado Hongki alguna vez fuera del palacio?

—No, por supuesto que no. Es demasiado peligroso para él.

—¿Ha estado fuera de su habitación, al menos? ¿Explorado el palacio? ¿Ido a dar un chapuzón a la piscina?

—No, no le gusta salir de su cuarto.

—Y nunca lo hará si tú no se lo permites. —Jun dio la vuelta y empezó a bajar por el pasillo de nuevo. Sabía que Kyu estaba tratando de proteger a Hongki, pero también sabía que él tenía razón. Si Hongki se dejaba languidecer en su habitación, él nunca volvería al mundo.

Dioses, sálvenlos de esos demonios sobreprotectores.



Continuara..........

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