domingo, 19 de julio de 2015

Para atrapar un cocodrilo Capitulo 3



Tomando una respiración larga y lenta para calmar sus hormonas en ebullición y un puma interno cabreado, Min recogió la ropa de Jun de la secadora. Tomó una aspiración y un olor irracional le golpeó, porque el olor de Jun se había desvanecido con el lavado. Sus dedos se cerraron sobre la tela mientras se centraba en calmar a su animal interior al tiempo que se recordaba a sí mismo que Jun aún estaba en su habitación esperando a que regresara.

—¿Estás bien? —La pregunta de Jun hizo que Min se girara, sorprendido de que no hubiera escuchado al cocodrilo cambia-formas.


Se quedó asombrado por toda la piel expuesta de Jun.

—Cariño, no puedes andar desnudo en mi casa. Hay demasiadas ventanas. —Jun tuvo que haber atravesado la sala de estar con la pared de vidrio cubierta con el fin de bajar a la lavandería.

—Si alguien me puede ver, tienen que estar mirando a través de binoculares en un barco y si toma tanto esfuerzo, probablemente se merece un espectáculo gratis.

La divertida mirada de Jun, lo convenció para unirse a la diversión. Min tenía la incómoda sensación de que Jun podría hacer que aceptara casi cualquier cosa.

Min sonrió. —Aquí. —Extendió la ropa de Jun hacia él, además de la camisa que había tirado a su lado para lavarla.

—Gracias. —Jun aceptó la ropa y se vistió con la misma elegancia casual que infundía en todos sus movimientos, para un reptil, que podía moverse tan lánguidamente como un gato.


Mirar a Jun vestirse y desvestirse podría ser el nuevo pasatiempo favorito de Min. Por supuesto, desnudarse sería la mejor parte. Sin previo aviso, Jun acurrucó a Min, por lo tanto, poniendo como pudo el contacto el cuerpo a cuerpo.

—¿Qué estás haciendo? —Preguntó Min, arrastrándose un poco lejos. Maldita sea, ese contacto de su cuerpo, junto con el aroma de Jun, rompería más que nada la resistencia de Min.

—Obtener calor. —Jun se acercó más de nuevo. —Das un calor inmejorable. Nunca supe que los cambiadores felinos eran tan buenos como una estufa.

Min se echó a reír. —Tú me quieres por mi cuerpo.

—Haces que suene como una cosa mala. —Jun hizo un puchero. —¿No te gustaría ser útil?

—Pensé que sería útil cuando hiciera el desayuno.
Jun ladeó la cabeza como para considerar sus opciones.

—¿Calor o desayuno? Opciones, opciones. Hmmm. —Jun instaló su cabeza en el hueco del hombro de Min. Una ola de afecto rodó por el cuerpo de Jung Min. Si pudiera, él mantendría a Jun encerrado para siempre y le protegería de todos los cambia-formas hostiles y del horror de los dedos de pies fríos.

—¿Recuerdas mi reunión? —Le provocó Min. Jun se apartó como si Min supiera que lo haría.

—Recuerdo. Sólo puedo tomar un poco de café y tostadas. Normalmente no como un desayuno fuerte.

—Qué tal una manzana, también. Necesitas más nutrición que eso. —Min le regañó. El cambia-formas cocodrilo, con sus bien musculados abdominales, estaban limitadamente flacos. Apostaba a que Jun quemaba calorías de una manera que sólo los culturistas soñaban.

—Está bien. Comeré una manzana. —Jun giró los ojos antes de volverse y dirigirse hacia la cocina. Al parecer, incluso Min molestándole, no le ahuyentaba. Una oleada de alivio casi acabó con la resolución de Min de ir de cabeza a trabajar. La idea de quedarse en casa en la cama y abrazando a su cambia-formas cocodrilo le apeló inmensamente.

—¿Qué haces durante el día? Saeng no mencionó que le fueras a substituir.

Jun se rió tanto que tuvo que agarrarse al mostrador para mantenerse en pie. —¿Qué substituya a Saeng?

Min cogió el pan y puso dos rebanadas en la tostadora mientras esperaba que Jun acabase de secarse las lágrimas de los ojos.

—Era una pregunta perfectamente razonable. —Respondió con calma.

—Um ... no. No llevaré a cabo lo que hace Saeng. No hago nada con ordenadores y mi manera de cantar asustaría al resto de nuestros fans. Lo único que tengo que hacer es asegurarme de que la casa no se derrumba mientras que él no está. Cualquier otra cosa que haga para Saeng está por encima y más allá del alcance de lo esperado.

—Bueno, si no trabajas con ordenadores como Saeng, ¿qué haces? —Preguntó Min. No recordaba que alguien le dijera lo que Jun hacía aparte de escribir canciones increíbles para la banda y tocar casi todos los instrumentos.

—Soy diseñador de paisajes, sé sobre plantas y Hongki tiene buen ojo para mirarlo todo junto. En general, lo hacemos mejor si vamos en equipo. —Explicó Jun.

—¿Tienes tu propia empresa, o trabajas para alguien? — Min preguntó mientras cortaba una manzana. La curiosidad le carcomía. Ni Hyun ni Saeng le decían nada. Insistieron en que necesitaba tener una conversación real con Jun. Odiaba que pudieran haber estado en lo cierto.

—Nosotros estamos subcontratados por una pareja de arquitectos. Ellos entienden que preferimos trabajar juntos sin interferencias. Son humanos, pero saben que Kiki y yo tenemos otra forma. Piensan que les da una ventaja competitiva. —Jun se encogió de hombros como si no entendiera su lógica, pero estaba dispuesto a complacerlos, ya que pagaba las facturas.

—Eso podría ser verdad. —Dijo Min después de pensarlo.

Algunas personas podían querer contratar al dúo para tener la peculiaridad de decir que unos cambiadores trabajaban en su casa.

La ciudad de Seul podría tener más de seiscientas mil personas, pero la comunidad de cambia-formas era relativamente pequeña.

Además de la manada de lobos, los amigos de Jun, y el personal de seguridad de los cambia-formas, no había muchas más personas en la ciudad.

Jun escuchó que un pequeño grupo de vampiros vivían en el barrio de Fremont, pero hasta ahora eso no había sido verificado.

Jun se encogió de hombros. —No hacemos mucho trabajo para ellos. Después de pulir el diseño, llevamos a cabo el trabajo. No me gusta la idea de estar atado a un trabajo constante. Me gusta llegar a casa y si quiero, tomar el sol y a Kiki le gusta pintar en las horas impares. Más o menos hemos establecido nuestro propio horario. Sólo tengo que avisar a Hongki con bastante antelación si tengo una cita.

—Parece que funciona para ti. —Min se preguntó si debería estar más preocupado por la aparente falta de motivación, pero siempre y cuando el cambia-formas cocodrilo hiciera algo que disfrutaba, ¿quién era él para decirle que para Jun no era suficiente? No todo el mundo trataba de dirigir su propia empresa.

Algunas personas estaban contentos de trabajar para otros. Jun parecía ser esa persona. Min no lo cambiaría por nada en el mundo.

—Lo hace, por lo menos por ahora. Aún no he decidido si quiero hacerlo a tiempo completo, ya sabes, como una carrera. Hongki sólo lo hace para ayudarme. Prefiere ocultarse en su estudio y nunca saldría. Creo que es bueno para él salir de la mansión de vez en cuando. Se convertiría en un ermitaño si se lo permitiéramos. —Explicó Jun. Min ocultaba su expresión mediante la preparación de una
taza de café. El hecho de que Jun no veía nada malo en reorganizar su vida para sacar a su amigo de su caparazón, fundía a Min más rápido que un cubo de hielo en el desierto.

Terminando la tostada y el café, Min los llevó a la barra de la cocina. Sacó un taburete alto para que Jun se sentase. El cambia-formas cocodrilo giró los ojos con la galantería de Min antes de asentarse.

—¿De dónde crees que los porosos vinieron? —Preguntó Min.

—¿Además de Australia? —Jun se encogió. —No estoy seguro. No tenían acento, pero les podrían haber trasladado. Los cocodrilos están por todo el mundo. La verdadera pregunta es por qué llegaron a otro lugar más frío. Los cocodrilos no son exactamente conocidos por gustarles las áreas con agua fría, y el agua nunca se pone muy caliente.

Min asintió. —Eso es verdad. ¿Has oído rumores acerca de otros cocodrilos en la zona?

Jun negó con la cabeza. —No. Ni una palabra. Por eso me sorprendió cuando se presentaron. No tengo exactamente la vista puesta en el mundo de los cambiadores, pero Nam Soo me hubiera avisado.

—¿Nam Soo? ¿El padre de Saeng? ¿Por qué? —Min no entendía por qué un ser humano completo pensaría en los cambiaformas y mucho menos haría un seguimiento de ellos.

—Hace un seguimiento de todo lo que él cree que podría ser un peligro para nosotros. Creo que unos grandes cocodrilos de agua salada tratando de apoderarse de la ciudad caería en esa categoría. —Jun mordió su tostada y lamió las migajas de sus labios recubiertos de mantequilla con un movimiento de lengua.

Eso no debería haber sido tan atractivo como era. El pene de Min se animó, sumando su voto sobre la apelación de Jun.

Min Isaac se aclaró la garganta y trató de concentrarse en la conversación. —¿Te dieron alguna pista sobre su origen cuando hablaron contigo?

Jun suspiró. —No, sólo que me querían fuera del camino.

—¿Por qué te atacaron? Quiero decir, no eres más que un cambia-formas cocodrilo y ni siquiera uno muy grande. De cualquier manera, no eres un alfa, y a pesar de que son peligrosos a su propia manera, sin duda no pueden hacer mucho daño a un toma el sol entero o a un flotador. —Min frunció el ceño. — ¿Cómo lo llama un grupo de cocodrilos?

—Tomar el sol fuera del agua. Flotar en el agua. —Dijo Jun ausente. Por el tono que tenía, Min sospechaba que Jun decía esa frase a menudo.

—Los reptiles son raros. —Respondió Min.

—Sí, porque escupir una bola de pelo es mucho mejor. ¿Vas a ayudarme o no? —Jun frunció el ceño a Min.

—Estoy pensando. Ustedes no son por lo general muy territoriales, ¿verdad?

—Generalmente no, pero los cocodrilos completos y cambiadores humanos no funcionan necesariamente igual. Los de agua dulce y los de agua salada no siempre se llevan bien en forma de cocodrilo, y en forma humana tienden a odiarse. Los porosos tratan de escoger las mejores zonas, ya que son mucho más grandes. Son una especie de matones en el mundo de los reptiles.

—Hmm, bueno, tenemos suficiente potencia de fuego para asegurarnos de que no son demasiados agresivos en un ser humano. —Min se acercó más, deslizando sus dedos en el pelo de Jun. Metió los pulgares debajo de la barbilla de Jun y la empujó hasta que Jun se enfrentó a él. —No voy a dejar
que te hagan daño. —Le prometió Min.

Jun salió fuera del abrazo de Min. —No estoy preocupado por que vengan y me hagan daño. Saeng está en su luna de miel. No quiero tener que llamarle y decirle que tengo un problema. ¿Qué clase de amigo haría eso? Quiero que Hyun y él tengan un buen momento bebiendo té o lo que sea que quieran
hacer.

Min sonrió al comprender. —Quieres tratar con esto sin tener que llamar a Saeng y a Hyun.

Jun dio una palmada. —Ahora el caballero tiene la situación. Si llamo a Saeng y le digo que los cocodrilos están invadiendo el noroeste del Pacífico, o se va a caer bien de la risa  o va a arrastrar a su compañero de vuelta aquí para tratar el tema. No quiero que una bola de pelos cabreado me diga durante el resto de mi vida que arruiné su luna de miel.

—Está bien, está bien. Lo entiendo. Tengo un par de miembros del personal que no tienen mucho que hacer. Los enviaré a la ciudad a husmear. No se puede tener un montón de reptiles llegando a la ciudad y que nadie se dé cuenta.

Jun dejó escapar un suspiro de alivio. —Gracias.

—No hay de qué. —Ahora no era el momento de decirle a Jun cuánto estaba dispuesto a hacer para mantenerlo feliz.

—Saeng merece su tiempo a solas con Hyun.

—Haremos lo mejor que podamos para asegurarnos de que no tienen que volver a casa antes de que estén listos. —Min se acercó y envolvió una mano alrededor de la nuca de Jun. —Te tengo. No dejaré que te caigas.

Para Min eso significaba muchas cosas. Nunca dejaría que Jun tratara de nuevo en soledad ningún problema. Ellos estaban destinados a estar juntos.

—Te agradezco la ayuda, Jung Min, y puedo pagarte por tu trabajo. No tengo mucho dinero, pero recientemente he terminado un gran trabajo y debería recibir pronto un cheque.

Min acercó más a Jun contra su cuerpo.

—No tienes que pagarme, eres prácticamente en la familia. No cobro a la familia.

Jun se relajó contra Min. —Gracias. Estoy seguro de que puedo pensar en alguna manera de darte las gracias.

—Mm, estoy seguro de que puedes. —Respondió Min. De todas maneras, él ayudaría a Jun, pero sabía que tendría un especial aprecio cuando les diera una patada en el culo a los cambiadores de cocodrilo por tocar a su compañero.

Min golpeó el culo de Jun. —Vamos a seguir adelante. Los dos tenemos mucho que hacer hoy. Te llamaré si me entero de algo nuevo.

Jun tomó un último sorbo de café antes de reunir todos los platos y ponerlos en el lavavajillas.

—Bien. Te lo agradezco. —Se despidieron con un beso.

Min podría acostumbrarse a salir todas las mañanas con una caricia de afecto que hormigueaba en sus labios.


Continuara........................

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