domingo, 19 de julio de 2015

La evolución del amor Capitulo 20, 21



Después, ellos entraron desnudos a la cocina a calentar su cena. Pasaron una placentera media hora comiendo y conversando sobre los planes para la navidad. Mientras Min lavaba los platos sucios, Jun estaba de pie junto a la ventana comiendo pastel de cereza con los dedos viendo hacia la noche.

― ¡Oh! Min, ven.

Min se rio ante la urgencia en la voz de Jun. ― ¿Qué sucede?

―Solo ven a ver esto.


Min se secó las manos y llego detrás de Jun. Deslizo sus brazos alrededor de la cintura de Jun y presiono sus cuerpos juntos y vio por la ventana ― ¿Que quieres que vea?

―Eso. ―Jun señalo la casa de Hyori. Siguiendo el dedo de Jun, Min miro la ventana arriba de las escaleras que estaba ligeramente iluminada, y se veía la sombra de unas siluetas a través de la cortina en un íntimo abrazo.

―Bien por ellos ―dijo Min―. Ahora ven, dejémosle su privacidad.

Jun fue guiado por Min lejos de la ventana, aunque él seguía viendo sobre su hombro. ―Espero que funcione para todos ellos.

―Creo que funcionara. ―Min jalo a Jun a sus brazos y lo beso―. Deja de preocuparte ahora. Estoy hambriento.

―Acabas de comer, cerdo.

―Eso no es lo que quise decir.

―Oh ¿sí?

―Sí. ―Deslizando su mano hacia abajo, Min acuno el trasero de Jun en sus palmas y apretó―. Ahora solo estoy hambriento de este dulce pequeño culo.

Los ojos de Jun ardían. ―Entonces, tómalo.

Min lo hizo, empujo a Jun sobre la mesa de la cocina y lo jodío duro y rápido. Mientras su orgasmo lo recorría, un segundo después Jun se corría sobre la mesa, Min se sintió bañado por un tranquilo líquido. Esto es, pensó, todo esto es acerca de estar con la persona que amas. Se inclinó sobre Jun y le murmuro algo contra el cuello.

―Qué dijiste, ¿bebé? ―Jun jadeo.

―Vida, ―Min repitió.

― ¿Qué acerca de la vida?

Min beso el hombro de Jun, saboreando el sudor y el sexo en la piel. ―Es tan dulce.


*~~*~~ *~~*~~ *~~*~~ *~~*~~ *~~*~Capitulo 21*~~*~~ *~~*~~ *~~*~~ *~~*~~ *~~*~

― ¡Min!

― ¿Si?

― ¿Viste mis lentes?

Min levanto la vista del periódico del domingo que estaba extendido en la mesa de la cocina. ― ¿Quieres decir esos grandes lentes de sol?

―Sí. ―Jun vio en la sala mientras se ponía una bota de esquiar purpura―. No hay nubes en el cielo esta mañana, voy a necesitar bloquear el brillo.

Min frunció el ceño pensativo. ― ¿Has revisado en el carro? Los usabas ayer que saliste a trabajar, ¿no es así?

La sonrisa que formo Jun brillaba como el sol. ―Oye, ¡sí! Gracias, bebé. ―Corrió a darle un rápido beso a Min antes de correr a la puerta del frente.


Min se rió consigo mismo. De cualquier manera Jun era una persona muy alborotada, pero la primera nieve del invierno siempre lo volvía de nuevo como un niño pequeño. Los primeros copos apenas y habían llegado a tierra ayer en la mañana, y Jun y su vecina de al lado, Lee Hyori,  ya habían hecho planes para ir a esquiar en snowboarding.

La puerta del frente se abrió y se cerró de golpe cuando Jun se apresuró a entrar. ―Tenías razón, estaban en el carro. ―Tenía los lentes de sol en la cima de su cabello, recién teñido de un impactante verde neón, se sentó en el regazo de Min―. Me voy con Hyori ahora. Probablemente regresaremos tarde así que no me esperes despierto.

―Sabes que no me puedo dormir hasta que estés en casa. ―Min envolvió sus brazos alrededor de Jun y beso su cuello.

―Lo sé. No te preocupes tanto.

―Es un deporte peligroso. ¿Por qué no debería de preocuparme?

―Porque soy malditamente bueno, por eso.

―Lo sé, pero el año pasado_

―Solo me astille unos dientes. Y ese ha sido el peor accidente que he tenido desde los catorce. Vamos, Minnie, no quiero que te preocupes tanto. Haces que me sienta mal por ir.

Min sonrió. ―No te sientas mal. Quiero que te diviertas, No te molestes, solo me preocupo porque te amo.

―Lo sé. ―Jun acuno la cara de Min entre sus manos y lo beso―. También te amo, bebé. Me tengo que ir.

Salto del regazo de Min y lo vio tomar su chaqueta y su gorra de lana del armario del pasillo.

― ¿A dónde van esta vez? ―Min preguntó.

―Cataloochee. Vamos a Cat’s Cage.

Era un terreno difícil, solo para expertos, y siempre asustaba a Min que Jun fuera ahí. Pero la mayoría de las veces regresaba de Cat’s Cage sin rasguños, así que Min se tragó sus miedos y sonrió. Después de todo, se recordó a sí mismo, Jun era un experto en snowboard.

―No olvides tus guantes, ―Dijo Min cuando Jun se dirigía a la puerta del frente.

―Están en el bolsillo de mi chaqueta, Mamá. ―Jun tomo su tabla bajo el brazo y le sonrió, prácticamente vibraba de emoción―. Adiós, Min. Seré extra cuidadoso, solo por ti. Te amo, bebé.

En un instante, Jun había salido. Min sonrió. ―También te amo, dulce corazón.




Para la media tarde, Min había limpiado toda la casa y quitado la nieve de la entrada. El teléfono sonó justo cuando él se dirigía al restaurant. Dejo la cartera y llaves en la mesa del pasillo y fue a contestar.

― ¿Hola?

La voz del otro lado era débil y con pánico. ― ¡Min! Gracias a dios que estás ahí.

― ¿Hyori? ―Min se apoyó en la pared con una mano por la repentina ráfaga de temor que lo inundo. ―Hyo, ¿Qué sucede?

―Es Jun, ―ella dijo su voz gruesa por el llanto―. Está mal herido. Ellos llamaron a un helicóptero para llevarlo al hospital, está en camino ahora. Deje mi teléfono celular en el jeep así que tuve que
esperar a regresar para llamarte. Min, debes ir al hospital de inmediato.

Jung Min apenas y la oyó. Se deslizó por la pared hacia el suelo, con el teléfono aun pegado a su oreja.

― ¿Qué tan mal? ―Su propia voz se oía lejana―. ¿Qué tan mal esta?

Hyori no contesto. Min lucho contra el pánico que amenazaba consumirlo. ―Por favor dime. Por favor.

―No sé qué vaya a suceder, Min. Tienes que ir ahora, ¿está bien? Apúrate. ―Ella soltó un extraño sollozó antes de cortar la comunicación.

Min siguió sentado en el piso con el teléfono en su mano y viendo a la nada. Sintió que un frio helado lo cubría todo. Las palabras de Hyori se repetían en su cabeza. Jun está mal herido, tienes que ir, apúrate, Jun está herido. Un violento terror se elevó como una ola en su interior y comenzó a temblar.

―Detén eso ―se ordenó a sí mismo―. Jun te necesita, solo jodidamente levántate y ve.

El apretó los dientes y se obligó a ponerse de pie. Tan pronto como se aseguró que las piernas lo sostenían, tomo la cartera y las llaves y corrió al carro.



Continuara................

1 comentario:

  1. noooooooooo, jun tiene que estar bien...ahhh, cuando se despidieron sospechaba que algo malo pasaría, jung min te dijo que era peligroso...espero que salga de esta...

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