sábado, 13 de junio de 2015

El maullido del gato Capitulo 14



Min no estaba tan seguro de que le gustara el plan de Jun, pero tenía menos que ver con el esmoquin que le había obligado a usar y más con que su compañero se enfrentara al rey actual. Aunque comprendía que su compañero necesitaba hacer frente a su tío para que su pesadilla finalizara.

Tiró de la pajarita negra que llevaba al cuello. Le daba una sensación de ahogo, pero su pareja había afirmado que necesitaba vestirse para la ocasión con el fin de llegar a la fiesta que el rey estaba celebrando en el jardín para la manada. Estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario con el fin de camuflarse entre la multitud hasta que Jun pudiera enfrentarse al hombre.


—Te ves caliente.

Min miró a través del espejo por encima de su hombro donde Jun estaba de pie detrás de él. Sintió que su rostro se sonrojaba poco a poco ante el sexual y flagrante deseo que pudo leer en los ojos  de Jun. El hombre prácticamente se lo comía vivo. Pudo sentir como su polla se animaba interesada.

Creció aun más cuando los ojos de Jun se ampliaron y su nariz de repente se inflamó.

—Min, no puedes hacer eso, no ahora. —Éste vio el movimiento de la garganta de Jun cuando el hombre tragó saliva—. No tenemos tiempo.

El asesino arqueó una ceja, una sonrisa maliciosa se insinuó en sus labios. —Podríamos hacer tiempo.

Jun se veía tan indeciso que Min no podía dejar de reírse. —No te preocupes, bebé. Esta habitación de hotel probablemente no es el lugar para empezar nada de todos modos. No tengo ninguna idea de cómo es el grosor de las paredes y los vecinos seguramente podrían oírnos. Volveremos a ello cuando lleguemos a casa.

Las cejas de Jun se juntaron. —Sí, sobre eso. —Dijo Jun. Min notó que retorcía sus manos, como si el hombre estuviera nervioso—. Si esto sale como quiero, tal vez podríamos mudarnos y vivir juntos. Quiero decir, si quieres mudarte conmigo.

Min se dio la vuelta para llegar hasta Jun , apretujando al hombre contra su pecho. Le apartó el pelo rubio blanco de la cara y lo hizo mirar hacia arriba. —Ya te he dicho antes, gatito, estamos juntos.

—¿Entonces no te importa mudarte?

—No es que tenga algo más que un apartamento tipo estudio, de todos modos. Hasta ahora, nunca estuve realmente en una casa. Demonios, ni siquiera tengo un hogar, Jun, solo una habitación individual donde guardo mis cosas y la alquilo por meses. No es mejor que un guardamuebles. Lo que tengamos juntos, dondequiera que sea, será nuestro hogar.

—Oh.

Min se deleitaba en la expresión de asombro en la cara de Jun . Sabía que había sorprendido a su compañero. Una parte de él esperaba ser siempre capaz de dejarlo sobrecogido. —Así que, donde quiera que vayamos, no me importa, siempre y cuando estamos juntos, ¿entendido?

Jun asintió, con la boca abierta. Min se rio y se inclinó para colocar su dedo debajo de la barbilla de Jun, cerrando la boca del hombre. —¿Estás listo, amor? Los demás están esperándonos.

Min sabía que Jun estaba nervioso por el inminente enfrentamiento con su tío. Buscaba alguna manera de consolar a su compañero más allá de estar a su lado y protegerlo. Pero esta era una batalla que Jun necesitaba combatir por sus propios medios, no sólo por toda la manada, sino por él mismo.

Poco a poco, el asesino pudo apreciar como su compañero iba saliendo del cascarón que se había autoimpuesto. Jun no había tenido ni un berrinche cuando su habitación había sido virtualmente destrozada. Simplemente le pidió a Kyuhyun que la adecentara y luego cambió de tema.

Kyuhyun había estado muy dispuesto a cumplir con cualquier demanda que Jun le hiciera. Min pensó que el hombre sentía que tenía que compensarlo de alguna manera y probablemente se pasaría el resto de su vida haciéndolo. Al menos, eso es lo que le había dicho.

Changmin y los otros dos soldados enviados a matar a Jun, también habían declarado su intención de dedicarse a Jun. Min se preguntó si Jun se daba cuenta de la lealtad que inspiraba en los demás.

Jung Min finalmente entendió lo que quería decir acerca de que era el corazón y el alma de la manada. Solo por estar en su presencia, los hombres a su alrededor se sentían como que habían sido tocados por la grandeza. No era como si lo vieran como un dios o cualquier otra cosa, sino más bien como la esperanza para el futuro de su manada.

—No puedo creer que esté diciendo esto, pero sí, vamos.

Min sonrió pero mantuvo todos los comentarios para sí mismo. Jun tenía a su valor colgado de un hilo. Salieron fuera de la habitación, estaban en la suite principal del hotel, que habían alquilado para pasar la noche.

La finca del rey Geraldo estaba a unas nueve horas conduciendo desde el apartamento de Jun. Habían decidido conducir hasta allí y después alquilar una habitación de hotel y descansar antes de enfrentarse al rey.

Kyuhyun llamó a un amigo para que pusiera sus nombres en la lista de invitados, y les había dicho que se aseguraría de que tuvieran sus invitaciones. Era la única manera de pasar a través de la seguridad. Ahora sólo tenían que aparecer y mezclarse hasta que Jun encontrara el momento correcto.

—¿Todo el mundo listo? —preguntó Min. Todos se pusieron de pie y asintieron—. Bueno, vamos. Kyuhyun, Changmin, vendréis con Jun y conmigo. Heechul y Siwon irán con Hyun. Quiero que el lugar sea explorado y que cada guardia que pueda hacerle daño a Jun sea controlado, antes de que hable. ¿Está claro?

—¿Podrías solo dejar de ser el hombre de las cavernas, por favor? —Jun movió la mano hacia Siwon, el hombre al que había noqueado en forma de león—. Puedo protegerme, ¿sabes? No soy un completo inválido.

—Bebé, no tiene nada que ver con ir en plan hombre de las cavernas —dijo Min rápidamente. Podía ver a donde iba esta línea de la discusión—. Se supone que debo tener la fuerza y tú el corazón y el alma, ¿recuerdas?

Jun suspiró y asintió.

—Bueno, parte de esa fuerza es saber cuándo debo utilizar los activos que tengo a mano para mantenerte a salvo. —Señaló Min a cada uno de los hombres parados alrededor que los miraban—. Son mis activos.

Esperó mientras Jun lo miró fijamente durante unos momentos. El hombre parecía estar reflexionando sobre sus palabras. Si Min era sincero consigo mismo, Jun tenía derecho a estar preocupado. El asesino tenía toda la intención de ir en plan hombre de las cavernas sobre él. Tendría que utilizar todas las armas en su arsenal para mantenerlo a salvo.

—¡Muy bien! —dijo Jun que de repente se dio la vuelta y se dirigió a la puerta. Se detuvo ante la misma, se giró y apuntó con un dedo a Min—. Pero si siento que estás sobre mí, no ronronearé durante una semana.

Min apretó los labios para no sonreír mientras seguía a Jun. Era muy difícil teniendo en cuenta el pequeño balanceo en los pasos de Jun. Si el hombre pensaba que no tenía material de rey, estaba totalmente equivocado. Definitivamente tenía la arrogancia y el tono de mando que era una forma de arte.

—¿Venís? —preguntó, mirando sobre su hombro a los otros hombres. Podía ver que estaban tratando duramente de no reírse. Min simplemente sonrió—. Reíros todo lo que queráis, pero eso no va a pasar. Y sé que echaré un polvo esta noche.

Las sonrisas cayeron de la cara de Kyuhyun, Changmin, Heechul y Siwon para ser sustituidas por profundos ceños. Min se volvió rápidamente y siguió a Jun fuera de la suite del hotel. Se encontró con él justo cuando llegó al ascensor y le rodeó sus hombros con el brazo. El resto de los chicos estaban justo detrás de ellos.

Ellos bajaron y se dirigieron a la limusina que Hyun había alquilado. Min pensé que era demasiado, pero el hombre le aseguró que esa era la única manera de pasar desapercibidos entre la multitud invitada por el rey Geraldo.

El paseo a la hacienda del rey de la manada a las afueras de la ciudad les llevó menos de veinte minutos. Min podía sentir los dedos de Jun tirando de la pernera de su pantalón cuanto más se acercaban. Miró a los hombres que estaban sentados con ellos en la parte posterior de la limusina y se dio cuenta que estaban tratando de no mirar al nervioso e inquieto gato.

Min estaba agradecido por su gesto, pero aun así se agachó y cubrió la mano de Jun dándole un pequeño apretón. Éste sonrió y se inclinó hacia él. —Vas a estar bien, gatito —dijo Min a través de su enlace.

—¿Me lo prometes?

—Sí.

—No estoy seguro de que puedas prometerme eso, Min.

—Claro que puedo. Tengo un interés personal en mantener tu culo a salvo. —Min le sonrió a Jun y movió sus cejas—. Planeo follarte más tarde.

La boca de Jun se abrió solo por un momento y luego el hombre se echó a reír. La tensión se drenó de su cara para ser sustituida por una amplia sonrisa y esos ojos verdes brillando de la risa.

Misión cumplida.

Por desgracia, todas las risas de Jun inmediatamente se acabaron cuando llegaron a la puerta del la propiedad del rey Geraldo. El coche se detuvo por un momento cuando el conductor entregó sus invitaciones y fueron marcados en la lista de invitados, entonces pasaron.

Siguieron el camino hasta que llegaron a una casa grande, tan grande que Min estaba seguro de que un centenar de personas podrían vivir en el interior. El coche se detuvo justo delante de unas enormes puertas dobles, y alguien abrió la puerta. Kyuhyun, Siwon y Heechul salieron primero y Hyun, Changmin, Min, y Jun fueron los siguientes.

Min pudo sentir a Jun saltar cuando el valet cerró la puerta tras ellos. Mantuvo su mano apretada en la parte baja de la espalda de Jun, en parte porque quería un poco de conexión con el hombre y en parte para tranquilizarlo transmitiéndole que él estaba allí.

Siguieron el flujo de personas a través de una serie de puertas abiertas y alrededor de la parte de atrás de la casa, hasta el jardín donde la fiesta tenía lugar. Min le hizo una seña a Hyun y Changmin cuando le hizo un gesto a Jun para que se detuviera por un momento. Tenía que analizar el sitio y buscar una vía de escape en el área, por así decirlo.

Manteles de tela blanca cubrían las mesas que se asentaban alrededor de la zona que rodeaba la piscina, esta con velas flotantes que se añadían a la suave luz de la tarde. Más cerca de la casa, una orquesta estaba en el patio piedra que era utilizado como pista de baile. A lo largo de un lado se levantaba una tarima con una gran carpa blanca con una mesa tras otra, cargadas de comida.

Había gente por todas partes, unos bailando, otros de pie junto o sentados a las mesas. Los camareros con bandejas de comida y bebidas pasaban entre los invitados. Y todo el mundo estaba vestido con sus mejores galas, a excepción de los hombres que protegían la fiesta. Min inmediatamente pudo percatarse que los hombres vestidos de negro estaban armados hasta los dientes.

De repente tuvo dudas acerca de lo que estaban a punto de hacer. Noah podría resultar gravemente herido o algo peor. Gage agarró el brazo de su pareja en un férreo control. —Tal vez no deberíamos hacer esto, Jun. Hay una gran cantidad de armas aquí.

—No me preocupan las armas. —Jun soltó un bufido. Luego señaló a través del patio a un hombre más bien bajo, que llevaba un esmoquin negro como el de ellos—. Es él.

Min miró al hombre y trató de verlo como una amenaza, simplemente no pudo. Parecía que iba disfrazado, como si fuera un maniquí con relleno. Incluso su rostro se veía pálido como si usara maquillaje para cubrir las imperfecciones de su cara.

—¿Ese es tu tío?

—Ese es el rey, Geraldo.

Gage estaba pasmado. Se lo había imaginado como un enorme monstruo malvado, y se había equivocado en todo. Dudaba que el hombre fuera un par de centímetros más alto que Jun.

Aunque, por la forma en que los botones de su camisa de esmoquin se expandían, el hombre superaba a Jun por lo menos en 20 kilos.

Min pronto se sintió mucho mejor. —Vamos, bebé, vamos a recuperar tu trono.

Ellos cuatro pasearon por la fiesta como si se supusiera que debían estar allí. Min se dio cuenta que obtuvieron varias miradas extrañas, especialmente él. Lo atribuía a su aumento de peso y altura. Era el más alto entre la multitud.

—¿Dónde debemos hacer esto, Hyun?

—La pista de baile sería el mejor lugar —respondió éste—. Es la mejor vía de escape a través de la casa si lo necesitáramos. Kyuhyun y yo nos haremos cargo de la música.

Min asintió, ya que había pensado lo mismo. —Vamos a bailar cerca de la orquesta, bebé. Tenemos que esperar hasta que Changmin y Siwon detengan la música para que puedas enfrentarte a tu tío.

—No bailo.

—Hoy sí —dijo Min llevando a Jun a la pista de baile.

—No, en serio, Min, no bailo. Solo tengo dos pies izquierdos. Tropiezo con todo.

—Sólo tienes que seguirme, me encargaré del resto.

Min aprendió rápidamente que Jun estaba diciendo la verdad. En el momento en el que comenzaron a bailar a través de la pista de baile, sus pies habían sido pisados tantas veces que no tenía duda que le había hecho un buen trabajo para pulírselos.

—Lo siento.

—Me lo advertiste.

—Lo hice.

Min sonrió. —Está bien, te enseñaré a bailar uno de estos días.

—¿Me lo prometes?

—Siempre. —Min se dio cuenta de que habían llegado al borde de la pista de baile. Dejó de bailar y llevó a Jun a un lado. Hyun se mantuvo justo a su lado. Kyuhyun estaba detrás de la orquesta junto al interruptor eléctrico para cortar la energía a los altavoces. Min rápidamente miró alrededor y vio a los otros tres hombres poco a poco haciendo su camino hacia la pista de baile.

Respiró hondo y asintió hacia Kyuhyun. La música se cortó un momento después. Min observaba como la gente poco a poco dejaba de bailar y miraban a su alrededor confusos. Le hizo un gesto a Hyun para que los sacara de la pista. No quería que ningún invitado inocente resultase herido si las cosas se desmadraban.

—Oye, ¿qué es esto? —Min se volvió para ver al gordo rey rápidamente encaminándose hacia la orquesta. Estaba jadeando y resoplando en el momento en el que llegó a la zona.

—¿Por qué habéis dejado de tocar?

—Hola, tío —dijo Jun cuando se adelantó.

El rey Geraldo se quedó inmóvil, mirándolo fijamente como si estuviera viendo un fantasma. —No-Jun.

—Bueno, al menos recuerdas quién soy.

El rey Geraldo lo miró un momento más antes de soltar una carcajada temblorosa, sus ojos iban como dardos a izquierda y derecha mirando a toda la gente de pie alrededor mientras que ellos hablaban. —Jun, pensé que habías muerto.

—¿En serio? —preguntó Jun. Min podía notar como temblaba, pero lo estaba disimulando bien, su voz era fuerte y estable. Min estaba tan malditamente henchido de orgullo que podría haber estallado—. ¿Si pensabas que estaba muerto, entonces por qué enviaste a los soldados a matarme?

—Oh, yo... eh... nunca haría eso. Debes estar equivocado, Jun.

—¿En serio? —Jun hizo un gesto a Kyuhyun y Changmin, que se habían acercado a su lado—. ¿No los enviaste a matarme? —Señaló Noah a los dos hombres—. ¿Qué pasa con Siwon y Heechul? ¿No los enviaste?

Los ojos de Geraldo se dispararon violentamente alrededor de la multitud de nuevo. Min casi podía ver las gotas de sudor que corrían por las sienes del hombre. Estaba nervioso. Tenía que saber que su poción de poder se estaba desvaneciendo ante sus ojos.

El saber como los hombres del rey podían reaccionar ante esta situación, hizo que Min se tensara, esperando que el hombre hiciera una especie de intento desesperado de conservar su trono. No sabía lo que podía ser, pero estaría listo para lo que fuera cuando sucediera.

—Jun, hijo —dijo el rey dando un paso hacia él— Nunca…

—No soy tu hijo —dijo Jun— Tenía un padre, y lo mataste. Puede que no sea capaz de demostrarlo, pero tanto tú como yo sabemos que lo hiciste.

—¿Qué? —Geraldo le gritó—. Nunca habrí…

Jun levantó la mano para detener al hombre. —Tu error fue ir tras mi compañero. Te habría dejado gobernar la manada. No quería el trono. Nunca lo quise. Sólo quería una vida tranquila con mi pareja, pero cuando lo amenazaste, eso cambió las cosas.

—¿Tu compañero? —Min sintió los ojos del hombre caer sobre él y sonrió—. ¿Él? ¿Un humano?

—Si mi pareja es o no humano, no está en discusión. Es mi compañero, y eso es todo lo que necesitas saber —Jun inclinó la cabeza a un lado—. Pero sabías que tenía un compañero, ¿no? Es por eso que enviaste a tus soldados a matarme.

—Nunca he enviado a nadie a matarte, Jun.

—¿En serio? —Jun cruzó sus brazos sobre el pecho—. ¿Kyunhyun? ¿Changmin? ¿Tenéis algo que decir acerca de lo que el rey Geraldo ha dicho? ¿Y tú, Heecul? ¿Siwon?

Kyuhyun se adelantó y asintió. —A Changmin y a mí el rey Geraldo nos ordenó eliminar una amenaza al trono. Nos dijo que era un pariente lejano que proclamaba ser el rey.

—¿Siwon? ¿Heechuk? ¿Qué pasó con vosotros dos?

—Fuimos informados por nuestro rey que nuestros compañeros soldados, Kyuhyun y Channgmin habían sido asesinados por el impostor. El rey nos ordenó que nos ocupáramos de él y de su amenaza al trono.

—Caramba —dijo Jun mientras miraba a Kyuhyun y Changmin—. Se ven bastante bien para dos hombres que están muertos.

Min tenía dificultades para mantener sus labios apretados cuando quería explotar de la risa. La frente de Geraldo se puso roja. El gruñido que emanó del hombre solo pudo ser escuchado por las personas cercanas a él, pero Min imaginó que era todo lo que el hombre podía hacer para no rugir de indignación.

—Nunca le pedí a nadie que te matara, Jun. Estos hombres están, evidentemente, mintiendo—. Geraldo hizo un gesto a varios hombres de pie junto a él, chasqueando los dedos—. Han difamado a su rey. Quiero que se los lleven.

Los guardias fruncieron el ceño, obviamente confundidos, pero no hicieron ni un movimiento hacia Kyuhyun, Changmin, Heechul o Siwon. No fue hasta que miró a su alrededor que Min se dio cuenta que Hyun había sacudido ligeramente la cabeza hacia los guardias.

—¿Me han oído? —El rey gritó mientras se volvía para mirar a los guardias inmóviles—. Os he dado una orden.

—Les has dado una orden que no pueden cumplir —dijo Jun—. Me imagino que son hombres de honor, a diferencia de ti, tío. Has conservado el trono desde hace veinticinco años, un trono que sabes que no te pertenece.

—¡Soy el rey! —Geraldo le gritó mientras se balanceaba de nuevo para mirar a Jun.

—¡No, yo, soy el rey! —Jun gritó de vuelta.

Min entrevió la rabia en la cara de Jun solo por una fracción de segundo antes de que el hombre cambiara a su forma de gato doméstico.

Los músculos de Min se tensaron cuando Jun comenzó a caminar hacia su tío. El silencio era ensordecedor, mientras todos los presentes miraban al gato en el patio. Luego, lentamente, los invitados comenzaron a susurrar.

Jun cambió de nuevo a su forma humana a pocos metros de su tío. —Soy el rey de esta manada por mi sangre real, no tú. Y estoy aquí para ocupar el lugar que me corresponde. A partir de este momento, ya no eres responsable de esta manada.

Min vio que algo iba a ocurrir antes de que pudiera llegar a Jun. En un abrir y cerrar de ojos, Geraldo cambió a un león y se abalanzó sobre Jun. El corazón de Min se encogió en su pecho. Oyó los gritos y gruñidos, pero todo le sonaba en la distancia mientras corría hacia su compañero, con la esperanza de llegar a él antes de que las garras del león fueran letales.

Antes de que Min pudiera llegar a él, Jun cambió de nuevo a su forma de gato y saltó en el aire, aterrizando en la cabeza de Geraldo con sus dientes y garras. Geraldo lanzó un fuerte rugido y empezó a mover la cabeza hacia atrás y hacia adelante tratando de desalojar a Jun. Cuando eso no funcionó, empezó a golpear a Jun con sus patas.

Un golpe bien dado con una de sus garras, lanzó volando a Jun. Min se lanzó hacia adelante y cogió a Jun en sus brazos antes de que pudiera aterrizar en el suelo. Sabía que los gatos, o eso se suponía aterrizaban sobre sus pies, pero por si acaso Jun no pudiera ya que había sido golpeado por un león.
Min hizo caso omiso de los fuertes rugidos y gritos estridentes que llenaban el aire y se concentró en la única cosa que quería más que nada, Noah. Sabía que los cuatro guardias que lo protegían los mantendrían a salvo mientras comproba que su compañero no estuviera malherido. Confió en la lealtad que tenían para con el gato en sus brazos.

—Jun, ¿estás bien? —Min jadeaba pesadamente mientras se sentaba y lo acunaba en sus brazos. Lo acariciaba pasando sus manos sobre el cuerpo del gato en busca de cualquier señal de daño. No respiró ni dio un suspiro de alivio hasta que vio que no había heridas en el peludo y perfecto cuerpo blanco. Acercó a Jun a su pecho y hundió el rostro en el pelaje del gato, inhalando su dulce aroma—. Mierda, bebé, me asustaste de muerte.

—Te asuste.

Min poco a poco se puso de pie y miró a su alrededor, preocupado por el silencio que parecía llenar la zona. Varios miembros de la manada se habían desplazado en su forma de león, incluyendo Kyuhyun, Changmin, Siwon y Heechul rodeando a Min y Jun, protegiéndolos de nadie y de todo el mundo.

—¿Me puedes soltar?

—¿Tengo que hacerlo?

Min podía oír la risa de Jun a través de su conexión. —No, no realmente, pero deberíamos solucionar esta situación, y creo que sería mejor si lo hiciera en forma humana. Tengo que asegurarme de que mi tío abdicará del trono.

Ante la mención de Geraldo, dio un rápido vistazo al área buscando al gran león, pero no pudo verlo de inmediato. En su lugar, una gran multitud estaba parada frente a ellos. Algunos estaban en su forma humana, otros en forma de león. Todos ellos miraban a Jun como si fuera un tesoro imposible de medir. Min estuvo de acuerdo.

—Hyun, ¿dónde está? —Le preguntó Min, sabiendo que el hombre sabía exactamente de quién estaba hablando. Arqueó una ceja con un gesto de curiosidad cuando Hyun gesticuló hacia el grupo de leones de pie directamente delante de Jun y él.

Min sintió a Jun trepar y envolverse alrededor de su cuello, hasta quedar sobre su hombro. Las patas de Jun amasaban sus músculos y la tensión en ellos poco a poco empezó a drenarse. Después comenzó a ronronear, Min sabía que el mayor peligro había pasado, aunque no había visto a Geraldo todavía.

El público de pronto se separó, dejando al descubierto un cuerpo tendido en el suelo cubierto de sangre. El negro esmoquin que Geraldo había usado estaba despedazado, junto con una buena parte de su cuerpo. En realidad era bastante desagradable.

—Bueno, eso fue realmente decepcionante. —Hyun se echó a reír.

Hyun estaba en lo cierto por lo que a Min se refería. Esperaba una gran batalla, tal vez con varios miembros de la manada de leones, si no todos ellos. Nunca esperó que la manada atacara al hombre que los había liderado durante casi un cuarto de siglo.

—Fue casi demasiado fácil. —Min se rio—. Ni siquiera necesitamos tocarlo.

—La manada estaba enojada porque Geraldo les escondió la existencia de Jun durante tanto tiempo —dijo Kyuhyun—. Él es el corazón y el alma de nuestra manada, y lo necesitamos. Saber que ha estado ahí fuera por su cuenta cuando debería haber estado aquí con nosotros, bueno... —Se encogió de hombros y movió su mano hacia el cuerpo de Geraldo— puedes ver cómo nos sentimos sobre eso.

—¡Lo veo! —Exclamó Min—. No me gustaría ver lo que harían si realmente odiaran a alguien.

—Nunca es una buena idea molestar a un grupo de leones.

—Solías ser divertido, amigo —se quejó Hyun, sacudiendo la cabeza mientras se ponía de pie junto a Min y Jun—. Antes llamaban, matábamos a alguien, echábamos un polvo. Ahora estás rescatando gente y caminas alrededor del lindo gatito blanco como si persiguieras al villano de James Bond.

—Estás más que enojado porque no has encontrado a tu gatito doméstico. —Min se echó a reír cuando Jun bajó de un salto al suelo y cambió de nuevo a su forma humana. Min extendió la mano y pasó un brazo alrededor de su cintura, tirando del hombre envolviéndolo en la curva de su cuerpo. Lo besó en la parte superior de la cabeza y luego le sonrió más a Hyun cuando el hombre resopló—. Soy el inteligente del grupo. Me quedé con el gato rey.





Continuara..................

1 comentario:

  1. ahhh, yo quiero mas!!!!!!!!finalmente esta donde pertenece!! mejor dicho tiene lo que le pertenece...

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