domingo, 12 de abril de 2015

Para atrapar un Cocodrilo Capitulo 1






El agua le rodeaba, más fría de lo que su especie generalmente toleraba. Sin embargo, Hyung Jun  estaba viviendo en la zona más noroeste de su vida y se había adaptado hacía años. Las temperaturas que la mayoría de los cocodrilos no podían tolerar, a él ya no le molestaban. Chasqueó juguetonamente a un pez nadando cerca. Había comido una gran cena de espaguetis antes de nadar. Probablemente no era lo más inteligente, pero tenía hambre y la pasta valía la pena. Por no hablar de que Hongki  había cocinado y Jun no tenía corazón para rechazar cualquier cosa que el cambia-formas oso preparara para él. Hongki podía ser un tipo grande, pero tenía un corazón empalagoso y Jun le amaba como a un hermano. Él comería suficiente pasta para ponerse malo si con eso hiciera sonreír a Hongki.


Movió la cola para propulsarse a través del agua. Jun vio un objeto blanco en la parte inferior. Un cartón de leche se había alojado en una capa de barro. Mientras el corazón ecológico de Jun lamentó la añadida contaminación, su lado creativo sonrió, ya que el contenedor era probablemente, el resto de la leche de un cartón del pasado verano. Siempre disfrutaba viendo a la gente tratar de cruzar el lago en al menos cincuenta minutos en esas cajas endebles. Por supuesto, su parte favorita era cuando se hundían y se balanceaban en el lago como recuerdos de la fiesta de hoy.

A veces los humanos hacían las cosas más estúpidas en busca de diversión. Los cocodrilos no necesitaban nada más que una buena zona de agua y un lugar caliente después. El deseo de volver a su poco climatizada arena llevó a Jun a darse la vuelta para ir a la orilla. A pesar de que era de noche, después de un mal encuentro con una señora de pelo blanco y su Chihuahua,

Jun tenía más cuidado cuando se acercaba a la costa.

Él flotó a la superficie y echó una buena mirada alrededores antes de caminar hasta el borde y dejar que la transformación se iniciara. Un cosquilleo como mil picaduras de insectos pasó a través de su piel cuando el reptil sumergido bajo la superficie fue absorbido por su forma humana. Jun caminó los últimos metros de la laguna y agarró su ropa del arbusto donde la había escondido. Otra rápida mirada le dijo que todavía nadie le había visto. Bueno. Asimismo, no necesitaba otra multa por exhibicionismo. La cabeza de Saeng explotaría si descubría que Jun se había alejado de Green Lake, solo, por la noche para tomar un baño. Su amigo de siempre, continuaba diciendo lo peligroso que era hacer el cambio en público, como si un ser humano supiera de ese tipo de cosas. Saeng podría ser un ser humano superior, pero él no entendía las ganas que podía tener un cambia-formas de revolcarse en su entorno natural.

Bueno, tan natural como podría ser un lago en medio de una ciudad.

Formado por el glaciar Vashon hace cincuenta mil años, los doscientos cincuenta y tres acres del Lago Verde siempre dio a Jun un ambiente acogedor. Y a diferencia del Lago Washington, no tenía idiotas con rápidas lanchas tratando de atropellar a un cocodrilo flotante e inocente.

La fría brisa le hizo estremecer. Jun odiaba el invierno. Era amante del sol y su medio reptil prefería climas más cálidos, pero no iba a dejar a sus amigos por toda la arena tostada del mundo. Sólo necesitaba ir a algún lugar de vacaciones. Pronto.

Tendría que preguntarle a sus amigos lo que pensaban sobre ir al Caribe. Seguramente podrían reunir todos sus centavos y juntarlos y así hacer un pequeño viaje.

Jun pensaba en todos los lugares calientes que podría visitar, tal vez podría volver a Australia. Los recuerdos de la horrible muerte de sus padres a manos de los cambiadores de cocodrilos de agua salada detuvieron esa línea de pensamiento.

Puede que no.

Por lo que sabía, la casa de la familia aún estaba en todo su esplendor manchada de sangre. Nunca había vuelto para comprobarlo y no tenía ningún plan para hacerlo ahora.

Los objetos duros se enrollaron en la garganta de Jun y le llenaron la boca. Jugó un poco con ellos con la lengua antes de escupirlos al suelo. Como cocodrilo, las piedras le ayudarían a hundirlos más dentro del agua pero cuando regresara a su forma de dos pies, por suerte, los podría coger de nuevo. Las rocas en su forma humana sólo se podía traducir en un viaje a la sala de urgencias.

Cuando salió de los arbustos, el olor de personas que se acercaban hizo que Jun se congelara en seco. No había olido a ese tipo de cambia-formas durante mucho, mucho tiempo, y en el país del fresco noroeste, nunca había pensado en olerlo de nuevo.

¿Qué estaban haciendo aquí? ¿Por qué habían invadido su casa?

Los recuerdos brutales enviaron el miedo sobre su pecho y le agarraron por el cuello. Él comenzó a temblar de nuevo, pero esta vez no de frío.


—Hola, Freshie (Se usa de manera frecuente como término inglés para referirse a los novatos o principiantes, a las personas ingenuas, y a los estudiantes de primer año. (También se puede usar, Freshman, fish, fresher,) —dijo una voz grave. Dos grandes figuras aparecieron en la zona más oscura del parque.

¡Mierda! ¡Cambiadores de cocodrilos de agua salada!

Él había esperado que por una vez su nariz se hubiera equivocado y que su arma todavía no estuviera en su Jeep. Los cocodrilos de agua salada eran mucho más grandes que los de agua dulce y se reflejaba en su forma humana. Jun sabía que no podía luchar, especialmente con dos de ellos. En su estado animal, Jun podría ser varios pies más pequeños que los extranjeros enfrente de él. Por no hablar como humano, Jun era delgado y desgarbado, nada como la fuerza muscular de carne dura que estaba de pie delante suyo. Su mente daba vueltas mientras trataba de recordar si alguien había mencionado que los porosos iban a moverse por el área. Estaba bastante seguro que si hubiera tenido la información se le hubiera incrustado en la cabeza. Le molestaba que Saeng tuviera razón. Él nunca debería haber ido a nadar a un lago público en su forma de cocodrilo.

Había esperado que en la oscuridad no le detectaran. Al parecer, aunque los humanos no le habían visto, los otros cocodrilos sabían exactamente dónde encontrarle.

—Hola —dijo Jun, manteniendo un ojo vigilante sobre los porosos. No se fiaba de los cocodrilos de agua salada, se trasladaban a un territorio y mataban todo a su paso. Claro, ellos no podían vivir en agua dulce, pero tampoco dejaban vivir allí a los demás, especialmente si un área tenía ambas cosas.

—Hemos venido a darte una advertencia amistosa. —Dijo el hombre de la izquierda. Tenía el pelo marrón oscuro y ojos que cambiaban de negro a marrón con las tenues luces de la calle repartidas por todo el parque.

El hombre de la derecha se adelantó. —Pensamos que debes saber que hay una nueva toma de sol en la ciudad y no queremos a ningún freshie contaminando las aguas.

Esto es una nota aclaratoria para aquellas personas que no lo entiendan...los cocodrilos de agua salada también se les llama porosos. 


—Ya veo. Gracias por el aviso, pero ¿no están un poco más al norte? —la mayoría de los cambiadores de cocodrilo no les gustaba abandonar los climas más cálidos. Jun sólo vivía en Seattle porque ahí es donde estaban sus amigos. Si le dieran la oportunidad, se iría a vivir a Florida o en algún lugar más cálido.

Sólo las rocas calientes y los baños casi hirvientes le hacían pasar a través de los fríos inviernos.

Hyung Jun se mantuvo frente a ellos, porque no quería mostrar su espalda a los porosos. Los dos hombres eran más amplios y más musculosos que él. No le importaba tener la oportunidad de atacar a desconocidos. Él sabía cómo protegerse a sí mismo, pero con dos hombres mucho más grandes y potencialmente más letales, no tenía ninguna posibilidad.

—Eso es lo que deberíamos decir nosotros ¿no es así? — Dijo el cocodrilo de la izquierda.

—Supongo que sí. —Jun trató de mantener un nivel bajo en su voz y no de confrontación. Tenía la esperanza de escapar con el mínimo daño. Su padre adoptivo, iba a patearle el culo una vez se enterara que Jun había viajado sin un arma.

Uno de los porosos dio un paso adelante, y Jun retrocedió. El miedo hacía latir su corazón en el pecho de manera muy rápida. Los cocodrilos de agua salada habían destruido a su familia cuando él era un joven cría. Jun sólo se escapó porque se había ido a nadar. De vuelta a casa se encontró a su familia en pedazos, destripada.

Se había aferrado al nuevo amigo que había conocido en el abrevadero. Saeng, quien se encontraba en Australia de vacaciones, convenció a su padre para que se llevaran a Jun con ellos a casa. Por alguna razón, el duro mercenario no podía decir que no a su hijo que le había envuelto alrededor de su dedo meñique. A día de hoy, no sabía cómo lo habían entrado por contrabando en el país.

No quería saber cómo consiguieron el papeleo legal.

Deseó haberle dicho a alguien dónde iba. A cualquier persona. En su lugar, había escapado de casa sin decir una palabra.

<<Idiota>>

Ahora Jun anhelaba la presencia de su amigo con la ferocidad que un niño desea un potro para Navidad.

—El jefe dijo que no podíamos dejar ningún cuerpo por ahí, así que sólo estamos aquí para darte un recordatorio para que puedas irte de la ciudad. —Antes de que pudiera reaccionar, un enorme puño golpeó a Jun en el ojo y le envió al suelo.

—Mierda.

Riendo, los cocodrilos de agua salada se acercaron. — Tienes un día para abandonar el lugar.

Todavía aturdido por el primer golpe, Jun no salió fuera del camino lo suficientemente rápido. Una bota con punta de acero gigante se estrelló contra sus costillas. Oyó el crujido y el chasquido de los huesos rompiéndose.

No recordaba mucho después de eso, porque todo se volvió negro.

Cuando Jun volvió en sí, el cielo seguía negro. Estaba en medio de una ruta popular donde la gente solía correr, así que dudaba de que hubiera estado acostado allí veinticuatro horas o alguien habría tenido su cuerpo maltratado en ese momento.

Estando sentado, unas manchas aparecieron ante sus ojos.

Su estómago dejó escapar el dolor. Tenía que ponerse de pie.

Intentó un poco de charla interna, pero su cuerpo aparentemente sabía que estaba lleno de mierda y no le hizo caso.

Por último, Jun se dio la vuelta y se metió en su Jeep.

Por suerte y extrañamente, había encontrado un aparcamiento en la calle cerca del hotel. En el momento en que llegó a su coche, sus manos estaban sangrando por la grava. Si cambiaba ahora, sus huesos podían remodelarse equivocadamente o le forzaría a permanecer en cocodrilo hasta que estuviera completamente curado. Su rostro palpitaba junto con el dolor por el resto de su cuerpo.

Todo dañado.

Miró alrededor del Jeep para asegurarse de que no había ninguna sorpresa desagradable que lo esperase. Una aspiración no reveló olores extraños. No sabía cómo le habían encontrado los porosos y él no estaba seguro de si todavía le estaban observando.

Su primer instinto fue ir a casa, pero con Kyu teniendo una cita a ciegas, le dejaría sólo con el cambia-formas oso. Hongki perdería los estribos si llegaba a ver a Jun todo maltrecho y roto.

Hongki tenía generalmente un carácter artístico y calmado pero protegía a sus amigos con la fiereza de una mamá osa con su cachorro. Denton no tenía la energía para lidiar con eso.

Normalmente, Saeng se hacía cargo de los problemas, pero tan pronto como se hizo legal en Seattle, Hyun había propuesto a Saeng que se casara con él y lo arrastró hasta Victoria para la luna de miel.

Saeng se merecía un tiempo a solas sin que Jun fuera llorando hasta él porque los cocodrilos más grandes le habían golpeado. Necesitaba un plan alternativo. La imagen que se le formó en la mente, fue de un hombre alto de cabello oscuro, un cambia-formas puma y le dio consuelo.

Park Jung Min le ayudaría.

Jun sabía que Hyun había pedido a Jung Min que vigilara a los amigos de Saeng mientras la pareja alfa se había ido. Por el momento, Jun necesitaba un lugar seguro para sanar y un poco de ayuda para investigar donde se alojaban los cocodrilos.

Min era perfecto.

Tal vez podría decirle a Min que investigara un poco. Los cambiadores de cocodrilo, especialmente los porosos, no eran conocidos por su sutileza. Jun era extraño por su raza. Le gustaba estar en el fondo tanto como tocar en la banda. Prefería escribir canciones y diseñar jardinería ecológica para la gente. Él no quería llevar problemas a sus amigos, pero sabía que si él desaparecía les haría más daño que si les cortara en filetes con un cuchillo.

Jun necesitaba averiguar donde tenían los porosos su base de operaciones y lo que estaban haciendo aquí. El agua estaba muy fría y el clima no era lo suficientemente cálido para los cocodrilos de agua salada. Demonios, no era lo suficientemente cálido para los cocodrilos de agua dulce, pero Jun estaba acostumbrado a ello después de tantos años.

Necesitaba un plan y tenía la sensación de que Min era el hombre para ayudarle. Con esa idea fija en la mente, Jun subió al jeep y se dirigió a la casa de Min.

Tardó media hora en llegar a la casa de Jung Min en West Seattle. Min tenía una casa de un millón de dólares en la zona de Alki Beach con sonido y vistas a la montaña. Jun no había ido a la playa, y en su única visita, cuando Min había echo una fiesta de inauguración, había disfrutado del aire salado y del sonido de las gaviotas llamándose unas a otras. La mediterránea villa de Jung Min sobresalía entre las demás, pero a Jun la arquitectura le pareció encantadora. Sus dedos le habían picado por podar las rosas de Min, pero se había resistido. Pensó que sería de malos modales piratear sin permiso el arbusto de un hombre.

Era bastante tarde cuando Jun fácilmente encontró una plaza de aparcamiento a pie de la calle. Con un suspiro, deslizó su Jeep en un punto entre un convertible y un coche lo suficientemente grande como para ser un tanque urbano. ¿Por qué alguien necesitaba un vehículo tan grande en las estrechas calles de Seattle? Jun no lo sabía. Probablemente pertenecía a una madre que lo utilizaba para llevar a sus hijos a una escuela privada y a las prácticas de fútbol. Con todavía la pintura original,

Jun dudaba que alguna vez lo hubieran conducido fuera de la carretera.

Su mente se centró en las heridas y la invasión de los porosos, y Jun casi tropezó con Min que estaba sentado en los escalones de su entrada.

—Oh, lo siento, no te vi. —Jun se movió hacia abajo unos cuantos pasos más. Se agarró a la barandilla mientras el mundo giraba a su alrededor.

Jung Min se puso en pie. —¿Qué pasa?

Jun jadeó mientras luchaba para obtener aire suficiente en sus pulmones probablemente perforados. —¿Qué te hace pensar que algo está mal?

Min pasó un brazo por la cintura de Jun. —Te tengo, nene, voy a llevarte adentro y me podrás decir a quien tengo que matar.

El mundo giró y su cuerpo abandonó la tierra. —Hey, me haces sentir mal. —El mundo siguió girando cuando Min lo llevó al umbral de la puerta, como si fuera una nueva novia.

—No luches contra mí. —Gruñó Jung Min. —Tengo que revisarte y ver qué tan lesionado estás.

Por primera vez desde el ataque de los porosos, Jun se sentía seguro. Apoyó la cabeza en el pecho del cambia-formas puma, contento de haber venido aquí para ver a Min.

A pesar de que sólo había visto al cambia-formas puma un par de veces antes, algo sobre la confianza de IMin aac hizo un llamamiento en Jun. Trató de oler discretamente a Min. Tener el olor de Jung Min, calmaba más a su cocodrilo interior. El reptil quería morder a los porosos y encajar sus dientes en sus grandes cuellos. Desafortunadamente, Jun supo como iba a terminar.

Nunca sería capaz de ganarles en forma de cocodrilo.

Afortunadamente, tenía un par de rifles de alta precisión y un fuerte tirador a mano.

En ese momento, necesitaba sanar y averiguar la ubicación de su base. Piel suave se reunió en las manos raspadas de Jun cuando Min lo puso en el sofá más suave del mundo.

—Oh, esto es bueno. —Apoyó su cuello en el brazo acolchado y la habitación dejó de girar un poco.

—¿Qué le hicieron a tu bello rostro? —Min se agachó junto a Jun, trazando su ojo con el toque más suave. — Definitivamente les voy a matar.

—Cocodrilos de agua salada —espetó Jun. —Me encontraron junto al lago y me dijeron que saliera de la ciudad.

—Me pregunto por qué no te mataron —dijo Min. jUN se hubiera ofendido pero se había preguntado lo mismo. Tal vez pensaron que no le diría a sus amigos y se escabulliría fuera de la ciudad.

—Tal vez tienen miedo de Saeng—susurró Jun.

—Hmm, tal vez. Se sabe muy bien que fue él quién se encargó de los lobos. Puede ser que estén esperando asustar al resto de ustedes antes de que vuelva. —Jun sabía que Hongki estaba a salvo en la mansión y Kyu podría escapar si se veía acorralado. Con su historia con los porosos, Jun era la primera elección obvia para una mano dura. —Y si tuvieras demasiado miedo para quedarte, podrías ser capaz de llevarte a todos contigo. Pero si te matan, Saeng va a querer venganza... —musitó Jung Min.

—Todos ellos morirían —finalizó Jun.

—Lo que ellos no saben es que los voy a matar de todos modos —gruñó Jung Min. El tono venenoso en la voz del cambia- formas puma hizo que Jun parpadeara para ver a través de sus ojos hinchados.

—¿Por qué? —Jun sabía que Min tenía dedicación a su alfa, pero no había ninguna razón para que tuviera ese nivel de animosidad hacia los porosos.

—Debido a que tocaron lo que me pertenece —dijo Min con la misma voz grave —Tengo que quitarte la camisa.

—¡Ya basta! —Exigió Jun. De ninguna manera le iba a levantar en brazos. Asimismo, no tenía la energía para averiguar de lo que Min estaba hablando. Jun no pertenecía a nadie. No es que le importara si Jung Min quería reclamar a Jun como suyo, pero apenas se habían visto, y mucho menos habían tenido citas.

Seguramente necesitaba más que eso para una reclamación ¿no?

El dolor distrajo a Jun de una demasiada introspección.

—Volveré. —Min se levantó y salió de la habitación.

Sin el cambia-formas puma para distraerlo, Jun cerró los ojos. Lo peor de todo era que le dolía el pecho y sin Min podía sentir y diferenciar cada dolor.

—Quédate quieto —dijo Min, corriendo de nuevo a la habitación. Jun tenía un inteligente comentario que se asomaba por sus labios, pero se lo calló sobre todo porque expresarlo tomaría más esfuerzo de lo que él estaba dispuesto a gastar.

Unas tijeras de metal se deslizaron sobre su piel, enviando escalofríos por su espalda. Los abovedados paneles táctiles de la piel de cocodrilo se aplanaron cuando se convirtió a su forma humana, pero todavía tenía mucha sensibilidad. Jun gimió cuando su aliento rápidamente causó daño en sus costillas.

—Te dije que no te movieras. —Jung Min le regañó.

—No puedo evitarlo. Los cocodrilos tienen la piel super sensible —espetó Jun.

—He leído sobre eso, pero pensé que era sólo por la mandíbula y la cara. —La mirada de Min se centró en él como si Jun fuera la persona más fascinante del mundo.

—No, eso son los caimanes. Para los cocodrilos, es en todo el cuerpo. —El deseo vertido de Min golpeó a Jun en la nariz. Su cuerpo se endureció, aumentando su tasa de miseria.

—Deja de hacer eso.

—¿Dejar el qué? —Min volvió su atención de nuevo a cortar la camisa de Jun, pero aún podía oler el deseo de Jung Min, ya que su aroma saturaba el aire.

—Me estás poniendo duro. Me duele bastante. —No quería que Min supiera lo mucho que le deseaba. Su enamoramiento era más que un poco embarazoso. Por último, la camisa cayó al suelo y Jung Min examinó a Jun.

—¿Ellos patean a cualquiera?

—N...no. —Jun tartamudeó mientras los dedos de Min rozaban sus pezones.

—Bueno. Entonces, les mataré de forma rápida en vez de torturarlos. Odio decirlo, pero probablemente deberías dormir como hombre esta noche y esperar a cambiar mañana.

La compasiva expresión de Min le quebrantó. Había estado muy bien en el reconocimiento, pero esa simpatía liberó las compuertas. Arrancaron los sollozos, agravados por el dolor que causaba el movimiento.

—Cariño, está bien. Puedo matarlos lentamente si eso te hace sentir mejor. —Min levantó a Jun y se acomodó debajo de él.

Se acurrucó al hombre más grande, incapaz de soportar mirarle a los ojos.

—Shh. —Jung Min le frotó la base de la espalda en círculos suaves y largos. —Vamos a descansar un poco, luego te llevaré a la cama, donde perteneces.

Demasiado cansado para entender sobre lo que Min estaba parloteando, Jun presionó su nariz en el cuello de Min, absorbiendo el olor hasta que se convirtió en una parte de él .

Nunca pensó que iba a encontrar el olor de un cambia-formas felino atractivo, pero Min olía a comodidad y a hogar.

Inmediatamente, el cocodrilo interior de Jun se calmó. Ambas mitades de Jun sabían que él estaba donde tenía que estar.

—Miraré la ubicación de los porosos mañana. Vamos a llevarte a la cama. —La voz de Min retumbó en su pecho como un bálsamo para el harapienta alma de Jun.

—Apuesto a que le dices eso a todos los chicos —bromeó Jun.

—Sólo a los guapos. —Min besó la frente de Jun.

Una vez más, los fuertes brazos de Min lo levantaron. — Puedo caminar, ya sabes. Probablemente.

—Eh, eh. Cuando esté más seguro de ese hecho, podrás subir la escalera por tu cuenta.

Satisfecho con ese compromiso, Jun se acurrucó cerca.

Le gustaba la sensación de flotar. Dudaba de que se fuera a sentir así de nuevo en cualquier momento. Mañana, podría volver a su habitual desparpajo, auto sarcástico.

Esta noche, necesitaba a Min.

—Tengo que llamar a casa, Kyu y Hongki se preguntarán lo que me pasó.

—Puedes llamar cuando llegues arriba —dijo Min.

Jun respiró hondo. —Sabes que esto no va a funcionar, ¿no? Quiero decir, eres un puma y yo soy un cocodrilo. Somos dos animales feroces.

Min ladeó la cabeza. —¿Cuál sería el tercer animal?

—No importa —espetó Jun. Podía sentir como su mirada cambiaba. Min bajó la mirada y el deseo flotaba por el lado del cambia-formas felino como un perfume embriagador.

—Eso es tan caliente —susurró Jung Min.

—¿Te gusta cuando mis ojos cambian? —Jun había oído que el efecto particularmente era espeluznante, misterioso y francamente aterrador. Caliente no era algo que normalmente solía oír.

—Oh, sí —dijo Jung Min, su mejilla se frotaba en la parte superior de la cabeza de Jun como el gran gato que era. Su erección, ancha y larga, se frotó contra la cadera de Jun  mientras le llevaba. Jun cerró los dedos contra las ganas de llegar y tocar. No quería asustar a Min y caerse de culo. Por suerte, entraron en el dormitorio y Min lo colocó en una cama maravillosamente suave.

—Creo que esta es una muy mala idea —dijo Jun cuando el rostro de Min se acercó. —Tú eres una mala idea.

La atracción que sentía hacia Min le abrumaba y le hacía dócil a sus avances. No podía decir que no, incluso si quisiera, su cocodrilo había escogido a Min como parte de ellos y la mitad humana de Jun no era lo suficientemente fuerte como para negarles algo que ambos querían.

—Probablemente. —Jung Min envolvió una mano alrededor de la nuca de Jun y se metió en la cama junto a él. —Pero eres demasiado precioso para resistirme.

Espontáneamente, Jun comenzó a frotar el puente de la nariz a través de la mandíbula de Min. Un ruido sordo rodó por su pecho, un ruido de acoplamiento que nunca antes había emitido, ya que su medio animal trató de convencer a su pareja para convertirse en la suya.

Un rubor rosa cubrió las mejillas de Jun. —Lo siento —murmuró contra la garganta de Min.

—No lo sientas. Me gusta que las dos mitades se sientan atraídas por mí. Sube arriba.

Con la ayuda de Min, Jun se acurrucó en la cama al lado de Min. Su actitud relajada hizo un llamamiento a Jun, que siempre tenía una fina capa de tensión atravesando su cuerpo. Jun suspiró y dejó que Min aguantara su peso contra él. Cualquier persona con mucho calor debía ser utilizado para aguantarle.

Un bajo gruñido pasó a través del cuerpo de Min, lo que hizo que Jun levantara su barbilla hacia arriba para comprobar la expresión de Min. Los ojos de Min brillaban con diversión.

—¿Cómodo?

—Estás caliente —dijo Jun, como si eso lo explicara todo. Debió hacerlo, ya que Min le acercó más.

—Esos porosos realmente te asustaron. —Jun asintió.

Aún más alarmante era su nueva determinación de matar a cada uno de ellos antes de que pudieran herir a nadie más. Mejor dejar que Min creyera que necesitaba protección antes que admitir que sólo quería encontrarlos para poder cazarlos. Sip, él iría por los pobres pequeños cocodrilos. Se acurrucó más cerca.

Un escalofrío le recorrió, pero no era por el miedo.

—Llama a tus amigos, pequeño cocodrilo, y entonces podremos dormir un poco.

Sabía que debería estar molesto con el pequeño comentario de cocodrilo pero sería arruinar por completo el momento y la posibilidad de cazar a los cocodrilos si decía algo. —Está bien — le dio a Min una sonrisa temblorosa. Debería exigir un Óscar por su habilidad de actuación. Metió la mano en el bolsillo, y marcó a Kyu.

—Hey, Junnie, ¿dónde estás?

—Estoy en casa de Min. Voy a pasar aquí la noche.

Un sonido estridente ululante vino del otro lado. —¿Voy a conseguir un poco de cola de gato? ¿Qué pasa con todo el mundo que últimamente se van con los gatos? Yo prefiero que mis hombres estén bien y con plumas.

Jun sonrió. —¿Cómo fue tu última cita a ciegas?

El dolor corriendo por su cuerpo hizo que Jun realmente no se preocupara por la última aventura de citas de su amigo, pero si él no preguntaba, Kyu sabría que algo andaba mal.

—Vamos a decir que no estaba bien o lo suficientemente plumoso.

Apenas conteniendo la risa, Jun hizo ruidos tranquilizadores. —Estoy seguro de que encontrarás a alguien.

—Hmm, tal vez. Oí que los halcones estaban volviendo a la ciudad. —El entusiasmo en la voz de Kyu hizo que sintiera un dolor en el pecho. Esperaba que el enamoramiento de Kyu por el líder de la banda se hubiera desvanecido con el tiempo, pero en este caso parecía que la ausencia hizo crecer el cariño. Jun  tendría que hacerse cargo de ese pequeño problema una vez que él pudiera respirar mejor de nuevo.

—Mantente alejado de Geun Suk. No es alguien bueno — espetó Jun, al igual que él sabía que las palabras eran inútiles.

Kyu suspiró. —Pero se ve tan bien en cuero negro.

—No quieres ser otra pluma en su cinturón —advirtió Jun. Mientras que algunos hombres recogían los números de teléfono, había rumores de que Geun Suk guardaba una pluma de la forma cambiada de cada ave cambia-formas con el que había tenido relaciones sexuales.

Jun había oído que el hombre iba en busca de completar su cinturón y no tenía todavía el de un águila dorada.

Joder.

—Voy a hacer mi mejor esfuerzo, pero no voy a prometer nada. Ahora disfruta. Te veré más tarde. —Kyu colgó antes de que Jun pudiera decir nada más.

—El maldito pájaro siempre tiene que tener la última palabra —murmuró Jun.

—¿Problemas en casa? —preguntó Min, frunciendo el ceño ante el tono de Jun.

—No. A Kyu se le va a romper el corazón por tonto, eso es todo —gruñó Jun. No le gustaba el líder de la banda biker ni la muchedumbre áspera que viajaba con él. Después de terminar de curarse, al día siguiente lo primero que iba a hacer era tener una pequeña charla con el cambia-formas halcón.

—Estoy seguro de que es lo suficientemente mayor como para cuidar de sí mismo. —dijo Jung Min. Su tono indicaba que en realidad pensaba que Jun se deberia quedar al margen de los asuntos de Kyu.

Jun hizo un sonido burlón en la parte posterior de la garganta. —Kyunnie es alguien que da su corazón sin pedir nada a cambio.

Kyu podría ser un francotirador de precisión increíble y tener una mente brillante, pero emocionalmente no tenía mucha experiencia con los hombres. Si un hombre le hablara al hermoso cambia-formas águila de manera dulce, él probablemente creería en esas mentiras. Jun definitivamente hablaría con Suk mañana. No podría haber ningún error. Kyu no iba a ser el trofeo de plumas de nadie. Con Saeng fuera de la ciudad, de Jun dependía estar atento a su amigo.

Jung Min frotó la espalda de Jun en un movimiento suave.

—Vamos a conseguir quitarnos el resto de la ropa, y entonces podremos dormir un poco.

Para decepción de Jun, Min realmente sólo le quitó la ropa para que pudiera dormir. No hizo ni un sólo gesto inapropiado.





Continuara.....................

2 comentarios:

  1. Vaya....estos dos ya están enganchados...se atraen completamente. Que bueno que Min pudo cuidar de Jun.
    Y esa historia de Kyu?...pobre ojala no se convierta en el trofeo de ese irresistible halcón..

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  2. Vaya....estos dos ya están enganchados...se atraen completamente. Que bueno que Min pudo cuidar de Jun.
    Y esa historia de Kyu?...pobre ojala no se convierta en el trofeo de ese irresistible halcón..

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