domingo, 12 de abril de 2015

Evasor de ataúdes Capitulo 2



Jung Min estaba afuera de la sala de entrenamiento con su corazón quebrándose un poco más con cada revelación de Jun.

Parte de Jung Min sabía que estaba mal que escuchara a hurtadillas, pero una mayor parte de él estaba desesperado por saber finalmente toda la verdad, por lo que se quedó afuera y escuchó cada maldita palabra, aunque cada una de ellas se había sentido como un puñetazo en el estómago.

«Pobre Jun. ¿Qué te hicieron, bebé? Los odio por todo lo que te hicieron pasar. Tanto es así, que me gustaría poder traerlos de vuelta de entre los muertos sólo para poder matarlos a todos de nuevo. Sólo que esta vez me aseguraré de hacerlo lo más lenta y dolorosamente posible.»


—Sabes que no es bueno estar escuchando —murmuró una voz en su oído.

Dejando escapar un grito por el shock, Jung Min se giró y encontró la cara del Oráculo a escasos centímetros. Como siempre que aparecía, llevaba un vestido que fluía, todo blanco y cerca de veinte kilos de rubio cabello rizado. Sólo que esta vez, ella lo complementó con una sonrisa de complicidad.

—Shhh... que te van a escuchar —murmuró Jung Min.

El Oráculo hizo un movimiento ondulante con las manos. —No te preocupes. Que nosotros tenemos el Cono del silencio.

Confundido, Jung Min inclinó la cabeza hacia un lado. —¿El Cono del qué?

Soltando un suspiro de exasperación, puso los ojos en blanco mientras giraba distraídamente uno de sus rizos. —¿Conoces ese programa del Súper agente 863?

—Lo siento, eso fue un poco antes de mi tiempo.

Ella se acercó y palmeó la cima de su cabeza.

Jung Min exclamó: —¿Qué fue eso?

—Por bocón. —Ella le dio otro—-. Éste es por hacerme sentir vieja, al no entender mi referencia sobre el ‘Cono del Silencio’. Como nos vamos a ver mucho, te sugiero que empieces a ver todas las series clásicas de televisión. De esa forma podrás apreciar mi sentido del humor.
Frotando el área dolorosa, Jung Min preguntó: —¿Vamos a vernos mucho?

—Oh, por supuesto.

—Sin ánimo de ofender, Oráculo, pero ¿por qué? Antes de hoy, casi nunca te veía.

—El mundo se va al infierno y requiere de unas pocas manos más para guiarlo ahora. Con todo lo que está pasando, ustedes chicos, van a necesitar toda la ayuda que puedan conseguir. No sólo con todo este lio que está pasando a causa de todas las guerras civiles que ocurren en el mundo paranormal, sino que también las palabras que se filtraron acerca de la profecía, va a causarles más trabajo a los Protectores.

—¿Qué quieres decir con que se filtraron? Las publicaste en tu maldita bitácora.

Ella tamborileó su mentón, pensativa. —Oh, sí, sí lo hice.

—Además, nadie sabe a ciencia cierta lo que significa esa maldita cosa.

—En tiempos de problemas y cuando la oscuridad está en su peor... —comenzó a recitar.

—Mira, ahí lo tienen. La primera frase es tan redundante como el infierno —dijo Jung Min.

Ella siguió hablando: —Es cuando los Protectores serán necesarios...

—Bueno, duh. Todos sabíamos que nuestro retiro era sólo una cosa temporal. Es por eso que nunca hemos dejado de entrenar. Incluso durante el lapso en que los Protectores no estábamos oficialmente en actividad.

—Pero el mal sale de dentro y amenaza con matarlos a todos...

—¿Estás tratando de decir que tenemos un traidor en nuestras filas? ¿O se refiere al antiguo guardián de Jun? Porque tengo que decir que ninguno de los Protectores traerá el mal.

—A menos que los Protectores luchen como uno solo, van a morir como uno...

—Esa línea es sólo un cliché sin formato.

Ese último comentario le valió otra palmada en la cabeza. —Es una profecía. Se supone que sea un cliché.

—Y gracias a todo ese parloteo sobre el fin, la gente está empezando a pensar que se refiere a mi generación de Protectores.

Ella le dio una dura mirada. —¿Y cómo estás tan seguro de que no lo es?

Toda la sangre dentro del cuerpo de Jung Min pareció congelarse cuando la implicancia de su pregunta le cayó como un yunque en la cabeza. —¿Estás tratando de decirme que es de nosotros?
Tomó el cabello con su dedo de nuevo. —Honestamente, Min, ¿Aún vas a negar que no lo es? Sé que Siwon es tu padre, pero eres más inteligente que él, así que llega a tus propias conclusiones.

Dios, cómo la odiaba en ese momento. No por insultar a su padre. A pesar de que Jung Min amaba a Siwon, sabía que su padre tenía muchas fallas. No sólo era que Siwon no era apto para tomar decisiones precipitadas, sino que el hombre bebía demasiado y eso afectaba aún más su juicio. No, era porque ella estaba haciendo que Jung Min enfrentara una verdad que había estado tratando de esconder.

—No puede ser —aun así discutió.

—¿Por qué no?

—Bueno, para empezar sólo hay diez Protectores. Nuestros números nunca han sido tan bajos.

—Odio tener que decírtelo, pero la amenaza sobrenatural, no va a cambiar si son diez o cien. Ellos de cualquier manera van a atacar a la raza humana.

Pánico oprimió el pecho de Jung Min mientras veía a Jun. El Protector estaba tratando de volver a meditar. Incluso a esa distancia, Jung Min podía ver el sudor que brillaba en el rostro del joven hombre. También le dolía a Jung Min ver cómo el corto cabello de Jun estaba desordenado y de punta, dado que se lo estiraba cuando gritaba.

Jung Min deseaba poder traer al viejo Jun de regreso, el que siempre estaba sonriendo. Incluso ahora, Jung Min podía recordar cómo los ojos azules de Jun solían bailar con picardía. Del mismo modo que podía recordar lo molesto que se ponía con las interminables bromas de Jun, mientras caía enamorado del malcriado.

—Él no está listo para esto —gruñó Jung Min.

El Jun que era ahora, estaba roto y en una concha de ira pura. Casi no hablaba con nadie aparte de Saeng y eso sólo porque habían sido compañeros de cuarto desde hace poco.

—Va a tener que estar listo. Tengo la sensación de que la amenaza se acerca más rápido y cada minuto que está contando es ahora en contra de nosotros —respondió ella, con voz tan decidida como siempre.

—¿Cómo es posible que esté listo? ¿Sabes lo que ha pasado?

—Sí, lo sé. Déjame decirte, hay veces en que siento que todo apesta. Conozco todos los detalles de su maldito cautiverio. Confía en mí cuando digo que fue diez veces peor que tu peor pesadilla.

Un escalofrío recorrió la columna de Jung Min, mientras su corazón se destrozaba ante la mención del sufrimiento de Hyung Jun. —Entonces si eres consciente de ello, sabes mejor que nadie que él no puede hacer frente a esto. ¿Cómo infiernos incluso supones que estará completo de nuevo?

—Tú.

Una vez más, Jung Min la veía confundido. —¿Eh?

—Tú eres el único que puedes hacer que esté completo de nuevo.

Podía sentir toda la sangre drenar de su cara cuando se dio cuenta de que dado que ella todo lo sabía, entonces ella era plenamente consciente de sus verdaderos sentimientos por Jun. —¿Y cómo se supone que voy a hacer eso? Él no quiere hablar conmigo. Infiernos, difícilmente me ve.

—Debido a que él te ama tanto como tú lo amas.
Min no podía estar más impactado si hubiera oído que su padre había rechazado una oferta para salir a la hora feliz. —Ahora realmente no es el momento de jugar a juegos de la mente conmigo, Oráculo.

—¿Por qué tienes tantas dificultades para creer que puede quererte?

Quizás porque Jun nunca había mostrado que sintiera una maldita cosa por Jung Min. Incluso antes de que él hubiera sido secuestrado. Hyung Jun nunca le había prestado atención especial a Min. Claro, Hyung Jun le hacía bromas a Min, pero Jun hacia eso con todos los Protectores novatos en ese entonces. Infiernos, Jun incluso le había hecho una broma a Heechul y ese Protector tenía mal carácter, no sabría lo que era una buena broma ni aunque le pateara el trasero.

—Si él me quiere entonces ¿por qué nunca me lo ha demostrado? —Jung Min desafiaba.

Ella sonrió alegremente. —Ahora, simplemente no puedes esperar que te dé todas las respuestas.

¿Dónde estaría la diversión en eso? Además, incluso yo tengo ciertas reglas que debo seguir.
Mientras decía la última frase, frunció el ceño y sus ojos se volvían acechantes.
Jung Min vio a Jun, que todavía estaba tratando de meditar. Una vez más se levantó el cuello de la camisa para ocultar sus cicatrices, pero Min aun así podía ver algunos rastros de sangre que quedaron de la auto-mutilación de Jun.

—¿Va a mejorar? —Jung Min preguntó, con los hombros caídos por el dolor.

Ella sacudió la cabeza. —No, él nunca será el mismo Jun. Pero puedes ayudar a traerlo de regreso de la oscuridad. De hecho, tienes que hacerlo. De lo contrario, finalmente va a ceder y toda esperanza estará perdida.

El corazón de Min comenzó a acelerarse por el miedo —¿Perdida? ¿Qué quieres decir con eso?
—Jun está perdiendo su voluntad de vivir, y para alguien que va a enfrentarse a batallas de vida o muerte a diario, esa es una actitud muy peligrosa. Si continúa en el camino en que está ahora, no veo que sobreviva más de un año.

Todo el aire dejó los pulmones de Jung Min y su cabeza comenzó a girar. «¿Jun muriendo?» Min no quería ni pensar en la posibilidad, sin embargo, ante la mención del Oráculo, todo se volvía tan real.

—¿Qué puedo hacer para ayudarlo? —Jung Min preguntó con voz áspera.

—Estar allí para él. Dale una razón para querer luchar.

—¿Y si eso no es suficiente?

—Tiene que serlo. No hay otra opción. —Ella dudó un instante y Jung Min se puso tenso, sabía de hecho que no iba a gustarle lo que diría. Tomando una profunda respiración, continuó—: Hay más ahí.

—¿Más qué?

—Protectores.

Jung Min sacudió la cabeza. —¿Cómo es eso posible? Según nuestros registros, hay sólo diez de nosotros.

—¿Hasta cuándo llegan sus registros?

—Dos siglos. —Jung Min dejó escapar una maldición, al darse cuenta de repente a dónde ella lo llevaba—. ¿Estás diciendo que si tuviéramos los registros de antes de ese tiempo nos encontraríamos con que había más líneas de sangre? ¿Que se engendraron otros Protectores?

—Sí, hubo una lucha de poder sobre el liderazgo y los Protectores se dividieron. Un lado se desvaneció y ahora están afuera desconocidos para nosotros, mientras que tu línea de sangre continuó con la tradición.

—Así que para hacerlo sencillo. ¿Hay otro grupo que desconocemos de muchos Protectores por ahí?

Ella asintió. —Y ahora también están en peligro. El mal que anda por ahí va a sentir su línea de sangre y buscar su destrucción.

—Está bien, vamos a recapitular esta situación para que yo pueda tener una visión general de cómo realmente apesta esto. La mayor parte del mundo paranormal está en una especie de guerra civil.

—Sí, a excepción de los centauros. Ellos siempre han insistido en permanecer neutrales en tiempos de guerra —ella dijo.

—Y debido a todo ese caos, los seres paranormales no pueden vigilar que ahora la raza humana está en peligro.

—Sí, aunque para ser justos, la mayoría de los paranormales odian a los humanos solo por principio. Pero la mayoría optó por ignorar a los seres inferiores hasta hace poco.

Ouch, ese era un insulto, pero decidió dejarlo pasar. —¿Y todo lo que tenemos, son diez Protectores y sus Guardianes para hacer este trabajo?

—Bueno, técnicamente, tenemos diecinueve Guardianes, sólo la mitad de ellos tienen un Protector asignado. Y no te olvides de los Protectores que están afuera.

—Eso aun así no mejora nuestras posibilidades. Incluso si encontramos a los otros Protectores, es posible que puedan no tener entrenamiento ni idea de lo que enfrentaran —le dijo Jung Min, preguntándose si ese cono del silencio se había extendido a su cerebro porque, obviamente, ella estaba operando con solo aire.

Ella entrecerró los ojos hacia él. —¿Sabes que puedo leer tus pensamientos, verdad?

«¡Mierda! Estoy muy jodido».

—Sí, y no de buena manera —respondió ella, con aspereza.

—Lo siento —murmuró, inclinando la cabeza hacia ella.

Después de todo, no dolía tener un poco de humildad de vez en cuando. Especialmente hacia alguien que podría matarte con un abrir y cerrar de sus ojos. Jung Min también la había visto hacer eso... al antiguo Guardián de Jun. Había castigado al hombre por volverse contra su propio Protector.
En opinión de Jung Min, el hombre había muerto con demasiada facilidad. Si Jung Min se hubiera salido con la suya, el hombre habría muerto de una muerte lenta y agonizante. Aun así, no se hubiera acercado a los sufrimientos que soportó Jun.

Jung Min se sobresaltó cuando el sonido de los gritos de Jun desgarró el aire.

—Creo que el Cono del Silencio no funciona en ambos sentidos —dijo Jung Min débilmente, mientras las lágrimas llenaban sus ojos.

—No, yo nunca aparto mis oídos del sufrimiento de mis Protectores —respondió el Oráculo con tristeza.

—¿Por qué infiernos Hyosung lo hace pasar por todo esto?

Todo el mundo decía que Hyosung era la más gentil de los Guardianes, pero Jung Min no lo veía. En serio, ¿qué tipo de Guardián ponía a su Protector un ejercicio tan doloroso?

—Eso no importa. Él sólo tendría los flashbacks mientras duerme esta noche —dijo el Oráculo mientras se limpiaba una lágrima que caía por su mejilla.

Ese comentario tomó a Jung Min por sorpresa. —Yo no sabía que Jun tenía pesadillas. Saeng nunca lo mencionó.

—Saeng es muy bueno para mantener confidencias de Jun. Además, desde que Jun comenzó a vivir solo, los sueños no han hecho más que empeorar.

—Entonces, ¿por qué no le asignan un compañero de cuarto? Sin duda tiene que haber otro Protector que estaría dispuesto a mudarse al departamento de Jun.

—¿Y a quién sugieres?

Jung Min quería decir a mí, pero lo pensó mejor y apretó los labios.

El Oráculo le dio una mirada de complicidad. —Supongo que puedes tomar esa decisión tú mismo ya que ahora estás a cargo.

Dios, justo cuando pensaba que la conversación no podía ser más extraña, tenía que lanzarle una bola curva de esa manera. Dándole su mejor exasperada mirada, le preguntó: —Sin ánimo de ofender, Oráculo, pero ¿de qué infiernos estás hablando?

—Oh, ¿no te dije? Eres el nuevo líder de los Protectores.

Él la miró boquiabierto durante unos instantes, mientras esas impactantes palabras lentamente le caían —¿Qué pasa con mi padre?

—Lo estoy relevando de sus funciones. Creo que podemos estar de acuerdo en que ya es hora de que se retire. Su consumo de alcohol está empeorando y está afectando sus habilidades de tomar decisiones. En un momento como este, no puedo permitir eso. Necesito el líder más fuerte que pueda conseguir.

—¿Y todo lo que puedes encontrar es a mi? Acabo de cumplir veintiséis años. Soy demasiado joven para esa responsabilidad. —Mierda, cualquiera de los Protectores actuales era demasiado joven para asumir esa responsabilidad, especialmente con todas las cosas malas llegando.

Ella le dio una palmada en el hombro. —Oh, creo que estás más que listo. Además, no es como si pudieras hacerlo peor.

—¿Se supone que ese hecho me haga sentir mejor? —Tragó saliva varias veces—. ¿Cómo tomó mi papá la noticia?

Ella inclinó la cabeza hacia un lado, una expresión pensativa en su rostro. —Aún no se lo he dicho, pero puede prever que va a ser relevado. Aunque tiene buenas intenciones, él realmente no puede manejar los obstáculos que vamos a estar enfrentando muy pronto.

—¿Habrá algo peor que la malvada bruja y sus demonios slug?

—Oh, sí, va a ser mucho, mucho más difícil.

Jung Min levantó una ceja. —Si esto se supone que es una especie de discurso para animarme, no estás haciendo realmente un buen trabajo.

—Está bien, ¿qué tal esto? Necesitas tomar el liderazgo porque he previsto que eres el único que puede ganar esta batalla. Sin ti, los Protectores van a perder. De eso no tengo ninguna duda.

La habitación comenzó a girar cuando el peso de su nueva responsabilidad lo golpeó como un ladrillo en la cabeza. Bueno, mierda. No hay nada como aumentar un poco de presión a una situación ya de mierda.



Continuara...................

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