domingo, 12 de abril de 2015

Cualquier Excusa Capitulo 1



—Podría ir sin esfuerzo al salón de belleza cruzando la calle —dijo Hongki con un pequeño atisbo de una sonrisa en su rostro.

—No seas tonto. —Kyu pintó otra franja de esmalte rojo en la uña del pulgar de la mano izquierda de Hongki, cuidando de no mover demasiado el feo hematoma en esa mano delgada y delicada—. Realmente no me importa echar una mano.

«Cualquier excusa es suficientemente buena para mí si me permite estar cerca de ti».


Hongki chasqueó la lengua, sacudió la cabeza y suspiró. —Qué terrible torpeza de mi parte, tropezar subiendo las escaleras de esa manera.

—Por lo menos la mano solo está muy amoratada. —Kyu le sonrió—. Podría haber sido mucho peor. «Me asustaste como la mierda, en realidad».

Cuando aún estaba dando pinceladas, Hongki deslizó su silla un poco más cerca de él y sus rodillas se tocaron debajo de la mesa. Kyu sintió su cara encenderse al instante. Hongki le sonrió. «Jesús, eres hermoso». Kyu lo contempló discretamente, de la misma manera que haría con un sospechoso en custodia antes de un interrogatorio. Rápidamente y con indiferencia, una evaluación expeditiva de pequeños detalles y matices sutiles y característicos, que solo los del tipo “detective” podrían darse cuenta.

El cabello brillante de Hongki, de color negro azabache, estaba sujeto prolijamente detrás de las orejas, el rostro despejado como siempre. Su maquillaje era ligero y perfectamente aplicado: los ojos sugerentemente destacados, un brillo rosado en sus mejillas, una insinuación de color vino en sus labios.

No llevaba ninguna base de maquillaje, pero él no la necesitaba. Kyu todavía no se sobreponía a su tes increíblemente suave y perfecta. Cuando se conocieron, había estado seguro de que Hongki era una chica solo por eso. Era uno de los afortunados que no tenía que afeitarse, y a diferencia de la mayoría de los hombres, su cutis no lucía imperfecciones.

Con esa piel, ese rostro y la elegante ropa, Kyu había estado completamente persuadido.

Había hecho falta que Hongki pusiera la mano de Kyu entre sus piernas esa primera noche cuando estaban bailando, para convencerlo de lo contrario. Fue una verdadera patada en el trasero. A veces, todavía le resultaba difícil de creer.

Y cómo había terminado Kyu de esta manera, más o menos domesticado, sentado frente a la mesa de la cocina en la parte trasera de una tienda de ropa, pintando las uñas de su novio, bueno, a veces él también encontraba estas cosas difíciles de creer.

«Novio».

No había estado realmente en sus planes enamorarse de otro hombre, pero aquí estaba de todos modos. Kyu dejó escapar un pequeño suspiro y mojó el pincel en la botellita.

—Eres muy bueno en esto, Kyu Jong. —Hongki observaba su trabajo—. Si no te conociera tan bien, pensaría que has tenido un poco de experiencia.

—¿Qué quieres decir con eso de conocerme tan bien? —Kyu pasó otra pincelada del Revlon Firecracker rojo en una de las uñas—. Una vez tuve una novia con las uñas muy largas. A ella solía gustarle que se las pinte.

«Espera...
«Espera...».

—Oh, ella lo hacía, ¿no?

—Uh, huh. —Kyu sonrió, disfrutando un poco ver a Hongki manifestar un ataque de celos. No tuvo que levantar la vista de su trabajo para saber que este había arqueado su ceja izquierda.

Hongki apoyó su codo derecho en la mesa. Colocó la barbilla en la palma de su mano con evidente cuidado de no estropear las uñas recién pintadas. Sonriendo con exagerada alegría, preguntó: —¿Esto fue cuando todavía pensabas que eras heterosexual?

Kyu se rio y terminó el dedo anular, haciendo una pausa de un segundo antes de pasar a su dedo meñique.

—No —respondió —. Eso fue cuando sabía que era heterosexual.

—Oh, por supuesto. —Hongki sonrió dulcemente. Kyu estaba bastante seguro de que no le creyó ni por un segundo. También estaba bastante seguro de que todavía no había terminado de interrogarlo sobre la chica. Kyu aclaró tranquilamente su garganta y siguió trabajando, luchando por reprimir una sonrisa.

—Por lo tanto, Kyu Jong—dijo en el momento justo—. ¿Cómo era ella? Esta novia tuya con las uñas bien arregladas.

Acabó de pintar el meñique y enroscó la tapa en la botella. Con cuidado levantó la mano de Hongki para rociar cada uña con un poco de esa “cosa” en lata para secado rápido, que había pensado inicialmente era laca de pelo. Luego, por si acaso, empezó a soplar suavemente cada uña.

—Es impresionante, realmente guapa. Alta, rubia, piernas largas y el más bonito par de tetas que haya visto alguna vez. ―Kyu desvió su mirada hasta la cara de Hongki un momento antes de tomar su otra mano y reanudar su trabajo de pintura. Su sonrisa quería escapar de las comisuras de sus labios, pero logró resistirse y la detuvo―. Linda muchacha, pero simplemente no era el momento adecuado. «O la persona adecuada». ―Kyu frunció los labios y sopló sobre otra uña―. Todavía la veo de vez en cuando. No vive muy lejos de la estación.

Hongki puso su mano sana en la mesa y sus uñas recién pintadas de color rojo brillante, comenzaron a tamborilear en la mesa de formica. Sus ojos, inocentes e inofensivos, se ampliaron y su sonrisa parecía decididamente forzada. Clic-clic-clic-clic. ―¿Sigues viéndola?

Kyu lo miró nuevamente. Jesús, Hongki parecía realmente molesto, pero de una manera controlada, en realidad daba un poco de miedo.

―Bueno, la veo por ahí de vez en cuando ―dijo Kyu―, pero no la “veo”, de “verla”. No ahora, de todos modos ―puso su mano sobre la espalda de Hongki  y lo sintió tensarse.

Los delgados dedos pintados de rojo continuaron su irritante repiqueteo sobre la mesa. ―Lo dices como si hubiera alguna posibilidad de que su antigua intimidad fuese reanudada. ―La sonrisa de Hongki  fue titubeante, el labio inferior tembló tan brevemente, que solo los ojos altamente entrenados de Kyu, lo habrían captado.

«Oh, oh... ». 

―Oye ―dijo Kyu, ladeando y elevando la barbilla de Hongki con un dedo. Esos grandes ojos lo observaron con atención debajo de sus gruesas pestañas negras y la mirada en ellos hizo temblar a Kyu. Jesús―. No va a pasar, Kiki.

Su labio inferior se estremeció otra vez. ―Pero…

―Sin peros. ―Kyu ahuecó la barbilla de Hongki, con el pulgar acarició lentamente la superficie de ese labio tembloroso, y por centésima vez observó, maravillado, que de su piel no se desprendía ningún rastro de maquillaje. Aún no había logrado descifrarlo, pero entonces Lee Hongki era más complejo y poseía un manto de misterio mayor que el de cualquier mujer que hubiese conocido alguna vez―. Estoy contigo, y no voy a ningún lado.

Hongki dejó salir un suspiro estremecido. Se giró para enfrentarlo y finalmente puso sus manos cautelosamente en los muslos de Kyu. Los ojos de Hongki se encontraron con los de Kyu y éste se encogió de miedo al ver el daño.

«Mierda».

―Lo siento, Kyu Jong ―dijo Hongki después de tomar una respiración profunda―, pero cuando estas cosas ocurren, no puedo dejar de sentirme confundido. No puedo entender cómo puedes sentirte atraído por alguien como ella, y luego por alguien como yo. La gente simplemente no se va a dormir una noche para despertar gay a la mañana siguiente. Me asusta que esto no sea más que una fase. Que yo sea solo una novedad.

«Oh, mierda, así que eso es lo que lo está atormentando».

Kyu se encogió de hombros. ―Creo que siempre he sido gay, yo estaba demasiado confundido y
tremendamente asustado como para permitirme siquiera pensar en ello. Me crie en un hogar conservador en una familia llena de policías. Simplemente no puedes salir y decir: “Oye, por cierto, soy Marica”. Y supongo que no me parecía lo suficientemente importante como para tratar con ello hasta que te conocí. Entonces, no. Tú no eres una novedad, Kiki, solo eres el primer hombre que conocí que lo hizo significativo.

No es que yo sea gay repentinamente por ti, antes realmente nunca importó.

El labio tembloroso se quedó inmóvil y Hongki sonrió, su expresión ahora era cálida y genuina. Solo otro de sus muchos misterios, la velocidad con la que su enojo se disipaba, infaliblemente pasajero, aun cuando Kyu sabía que este era merecido.

Hongki se levantó y se alejó de la mesa, ofreciendo su mano sana a Kyu. ―Creo que me gustaría tenerte en el dormitorio en este momento ―dijo en ese tono de ronroneo que siempre iba directo a la polla de Kyu. Cuando llegaron a la habitación, Kyu se quitó los zapatos y los calcetines, dejando un rastro detrás de él mientras guiaba a Hongki hacia la cama. Sus dedos soltaron el cinturón de la bata de Kiki. No estaba atado firmemente, como normalmente estaría, sin dudas debido a su lesión. El
nudo se deshizo fácilmente, el satén azul pavo real se separó un poco para inmediatamente cerrarse de nuevo. Solo tuvo un breve vistazo de su piel, pero maldita sea.

Hongki se sentó lentamente en el borde de la cama y lo miró, la bata se abrió de nuevo. Sin embargo, Kyu  podía ver una estrecha franja de su pecho, y fue suficiente para que toda la sangre que le quedaba en el cerebro corriera hacia su inevitable destino al sur. Tragó saliva, de repente el área en la entrepierna de sus pantalones parecía ridículamente apretada. Hongki lo tocó allí y él se quedó sin aliento.

―¿Q… qué hay de tu mano?

Hongki le dio al bulto de Kyu un pequeño apretón y le sonrió complacido. ―Yo no necesito las dos manos para hacer esto. ―Un dedo se arrastró a lo largo de la erección rápidamente endurecida bajo su pantalón. Kyu se estremeció e hizo que su polla se contrajera. Hongki emitió un pequeño ruido de satisfacción y le dio otra ligera presión.

―Oh, Dios ―gimió Kyu temeroso, y no por primera vez desde que estaba con él, de que pudiera soltar su carga allí mismo, en sus pantalones. Jesús, Hongki sabía exactamente cuáles eran los botones calientes de Kyu, y cuándo y cómo presionarlos―. Vas a estropear el esmalte de u… uñas.

―Puedes pintarlas de nuevo más tarde ―dijo Hongki y usando los dedos de su mano sana desabrochó el primer botón de los jeans de Kyu.

Kyu sintió que su estómago se tensaba, sus bolas tratando de escalar dentro de su cuerpo.

Hongki apartó la mano, y con un encogimiento de hombros perdió la bata. Esta se deslizó formando un abanico alrededor de ese buen, buen culo, exponiéndolo totalmente. Como Kyu, Hongki ya estaba duro, esa hermosa y delgada polla sobresaliendo.

Kyu trató de pensar en cosas desagradables para no humillarse a sí mismo. Miró hacia abajo y vio una mancha húmeda de color azul oscuro extendiéndose en la delantera de sus pantalones vaqueros. Eso le pasaba por ir de comando.

―Dios mío ―dijo Hongki, lamiéndose los labios―. Supongo que será mejor no perder el tiempo. ―Tomó la corredera de la cremallera entre el pulgar y el dedo índice de su mano sana y lo bajó lentamente.

Kyu gimió y se aferró al poste de una de las esquinas de la cama con una mano, en caso de que sus rodillas decidieran fallar. Él parpadeó, tragó saliva y miró a Hongki nuevo. ―No va a tardar mucho.
―Fue todo lo que pudo gruñir más allá del nudo en su garganta y lo seca, grande y torpe que sentía su lengua.

―Mmm, mira eso… ―Hongki canturreó, lamiéndose los labios condenadamente bonitos mientras levantaba la polla de Kyu desde los confines de sus pantalones vaqueros. Esos increíbles ojos  se dirigieron hacia arriba, luego sacó esa lengua suave y húmeda y lamió la cabeza su polla.

―Oh Dios, Kiki… ―Kyu gruñó, agradeciendo estar afianzado al poste de la cama porque sintió que sus rodillas realmente se habían convertido en gelatina caliente.

Dejó caer la otra mano en la cabeza de Hongki, enredando sus dedos en el suave, cabello negro. 

Hongki hizo un pequeño jadeo silencioso y luego Kyu sintió que su polla se deslizaba en la boca más húmeda, más suave y cálida jamás conocida por otro mortal. Sintió los dedos de Hongki rodear la base de su pene, dando un lento y firme apretón.

Kyu gimió en voz alta, los músculos de sus muslos se retorcían salvajemente y cada vez estaban más débiles.

Todo fue más rápido desde allí, Hongki chupándolo, lamiéndolo, apretándolo hasta que no pudo contenerse un segundo más. Los hermosos labios, pintados de color vino, se cerraron con fuerza alrededor de la cabeza de la polla de Kyu, haciendo que este se elevara sobre los dedos de los pies mientras Hongki bebía hasta el último chorro descargado vigorosamente. Kyu se derrumbó torpemente sobre la cama con sus jeans aún atrapados alrededor de los tensos músculos de sus muslos.

Hongki se tumbó con él y rodó sobre su costado enfrentándolo y deslizando perezosamente su polla dura como una roca a través de su puño.

Kyu dijo entre jadeos: ―¿Quieres... necesitas un poco de ayuda allí? ―deslizó una mano por el vientre liso y plano, haciendo una pausa para dejar que sus dedos juguetearan con los rizos negros cuidadosamente recortados.

Hongki suspiró y sacudió la cabeza. ―No ―dijo, y se estremeció levemente, su mano ilesa apresurándose sobre su polla―. Dime lo que quieres hacer conmigo una vez que mi mano esté mejor

―Oh… ―dijo Kyu con una sonrisa, moviendo una mano para acariciar la cadera de Hongki y bajando la otra para rozar distraídamente su ahora relajado pene―. Esa es la pregunta más fácil que me has hecho hasta el momento.




Continuara................

No hay comentarios.:

Publicar un comentario