viernes, 6 de febrero de 2015

Barcos en la noche Capitulo 12


Saeng fue arrastrado a un oscuro, pequeño cuarto. Hyun ni siquiera se molestó en encender el interruptor de la luz cuando estrelló la puerta detrás de él. Saeng podía escuchar el sonido del seguro haciendo clic en su lugar antes de que Hyun se aproximara a él, casi como una pantera al acecho.

—¿Hyun? —llamó con cautela.


Hyun Joong no respondió, aunque Saeng podía escuchar su áspera respiración. Y antes de que Saeng pudiera formar el siguiente grupo de palabras, fue empujado duro contra la más cercana superficie plana, su cabeza golpeando la pared dolorosamente. Saeng sofocó un gemido. Podía sentir el calor irradiando del cuerpo de Hyun y vagamente ver las manos de Hyun descansando en la pared, en cada lado de su cabeza.

—Tú. Eres. Mío —gruñó Hyun, su boca asegurando la boca de Saeng casi con ira. Este no era uno de los besos gentiles que Hyun usualmente le daba. Tampoco era uno de esos besos ásperos que bordeaban en la desesperación.

Este era un beso que saqueaba la boca de Saeng, alegando posesión de su lengua, succionándola fuerte. Cuando Hyun finalmente lo liberó del beso, Saeng rápidamente tomó respiraciones profundas. Sus labios palpitaban.

—Hyun, qué en el…

Las palabras de Saeng fueron cortadas cuando los labios de Hyun descendieron en los suyos de nuevo, su sólido cuerpo moviéndose contra él, frotándose contra la erección que estaba rápidamente formándose. Saeng no estaba en lo de juego rudo, pero parecía que Hyun sacó perversiones que no sabía que tenía. Posesivo, malhumorado, Hyun era extremadamente sexy.

—Eres mío —repitió Hyun mientras bajaba el cierre de los pantalones de Saeng y no muy gentilmente sacaba la polla de Saeng de su ropa interior ajustada. Saeng gimió ligeramente, todos los pensamientos de dolor dejándolo cuando Hyun se dejó caer de rodillas y tragó a Saeng en un profundo movimiento.

—¡Joder, Hyun! —gruñó Saeng mientras su polla rápidamente se llenaba en respuesta al húmedo calor encerrándolo herméticamente.

Hyun continuó chupándolo, sus manos en las caderas de Saeng, previniéndolo de sacudirse en la boca de Hyun. Continúo tomando a Saeng profundo en su garganta, su boca como una maldita aspiradora trabajando en chupar todos los contenidos de Saeng.

—Hyun—gimió Saeng durante una particularmente prolongada chupada—. Me voy a venir.

Hyun no dijo nada; en su lugar chupó más fuerte, más rápido. Las caderas de Saeng se estremecían mientras se venía duro dentro de la boca de Hyun.



El espeso, cremoso, salado líquido de Saeng llenó la boca de Hyun. Tragó cada gota, lamiendo de sus labios las gotas que escaparon de su boca. Hyun se levantó y miró a Saeng quien aún estaba inclinado contra la pared, su postura dócil, sus ojos cerrados. Podía sentir su propio grueso eje presionando duro contra el cierre de sus pantalones. Rápidamente se bajó el cierre, sacó su polla y respiró un pequeño suspiro de alivio cuando el aire frío tocó la sensitiva piel.

Hyun buscó en sus bolsillos traseros por bolsitas de lubricante y condones, sólo para no encontrar ninguno. —¡Joder! —gruñó, golpeando duro con su mano la pared en frustración. Desde que empezó a salir con Saeng, Hyun había dejado de cargarlos cuando salía, porque ya no buscaba la emoción del aventuras de una noche en clubs con caras sin nombre pertenecientes a calientes, sudados cuerpos.

Saeng abrió sus ojos y aún en la oscuridad, Hyun podía ver la ligera alarma deslizarse por sus ojos. Una parte de él quería tranquilizar a Saeng, pero se preguntó si estaría mintiendo, especialmente cuando otra parte de él quería tragar a Saeng completo. Hyun estaba perdiendo el control rápidamente; sus manos sacudiéndose con la intensidad de su deseo.

Hyun agarró la pretina de los pantalones de Saeng , los bajó y quitó en un movimiento rápido.

Escupiendo en su mano, cubrió sus dedos y alcanzó alrededor de Saeng, buscando la apretada, fruncida abertura antes de insertar dos de sus dedos.


Saeng jadeó con la repentina intrusión de los largos dedos de Hyunen su seco canal. Memorias oscuras de un hombre que había odiado por la mayor parte de su vida asaltaron su mente, pero los empujó lejos, concentrándose en su lugar con el pensamiento de que este era Hyun, y nadie más. Este era Hyun Joong, el hombre que amaba.

Los dedos cubiertos de saliva aún no eran lo suficientemente resbalosos y Saeng sintió la ligera quemadura mientras se empujaban más profundo dentro de él, estirándolo, buscando el manojo de nervios que lo harían…

—¡Oh joder, Hyun! —gimió Saeng en voz alta mientras uno de los dedos de Hyun frotaba sobre su próstata, causándole a su blando pene crisparse y endurecerse.

Hyun removió sus dedos del agujero de Saeng, escupiendo en sus manos de nuevo. Volvió su atención a su propia abandonada polla, la cual se estaba meneando en el aire. Saeng observó cómo Hyuncerraba sus ojos, cubriendo su polla con su propia saliva, moviéndola abajo y arriba. Hyun le dio una última caricia hacia arriba antes de abrir sus ojos, fijándolos en la cara de Saeng. Agarrando a Saeng por las caderas, Hyun lo alzó contra la pared, golpeando la espalda de Saeng contra la dura superficie. Las grandes manos de Hyun ahuecaron el culo de Saeng mientras la punta de su polla golpeaba cerca de la hendidura de Saeng, buscando la entrada.

—¡Joder! —siseó Hyun mientras empujaba más fuerte a Saeng contra la pared, una mano guiando su polla al agujero de Saeng. Saeng sintió el toque de la ancha punta afuera de su agujero antes de que Hyun embistiera dentro de él en un apresurado golpe.


Los ojos de Saeng empezaron a punzar con la quemadura de la entrada de Hyun . Su dura polla desinflada por el dolor.

—Shh, bebé —le susurró Hyun , y sólo entonces se dio cuenta Saeng de que estaba lloriqueando, tratando de resistírsele a Hyun. Saeng luchó para quedarse en el presente, para dejarse creer que este hombre nunca lo lastimaría.

—Perdón… perdón —repitió Hyun una y otra vez, sin moverse ni un centímetro, esperando que los músculos de Saeng se adaptaran.



Cuando Hyun escuchó los quejidos de Saeng, la niebla de rojo empañando sus sentidos empezó a disiparse. Su corazón se apretó con lo que acababa de hacer. Quería sacar su polla inmediatamente, pero eso sólo le causaría a Saeng más dolor. Ordenó a su eje que se volviera blando, pero era difícil cuando la maldita cosa estaba enguantada en apretado calor.

Así que hizo otra cosa en su lugar; levantó las piernas de Saeng y las envolvió alrededor de sus caderas, dejando sus manos libres para limpiar las lágrimas silenciosas que se arrastraban por la cara de Saeng. Había visto el miedo y se maldijo por poner esa expresión en Saeng.

Susurrando disculpas, besó a Saeng, separando los labios estrechamente cerrados tan gentilmente como podía.

Su lengua se movió contra la de Saeng, deslizándola contra la de Saeng lentamente, buscando perdón con cada deslizamiento. Saeng empezó a gemir, buscando más de la lengua de Hyun, inclinándose hacia adelante, envolviendo sus brazos alrededor del cuello de Hyun. Se salió ligeramente antes de empujar dentro de nuevo, golpeando la próstata de Saeng mientras lo hacía. Una y otra vez, se movía rápido, asegurándose de golpear el manojo de nervios que le daban a Saeng placer, su pre-eyaculación ahora filtrándose y haciendo los empujes más suaves que antes.

Hyun podía sentir el pene de Saeng endurecerse contra su estómago, y respiró profundo, sintiendo su control deslizarse. Se deslizó dentro de Saeng una y otra vez, sus movimientos más rápidos, volviéndose más inconstante.

—Vamos, bebé. Vamos. —dijo Hyun con voz áspera, empujándose dentro de Saeng , saliéndose, y empujándose de nuevo, sugestionando a Saeng a venirse pronto—. Vente para mí, Saengie.

—¡Oh joder, Hyun! —casi gritó Saeng mientras Hyun embistió profundo, causando que sus ojos se voltearan en sus cuencas con placer cegador. Hyun lo siguió pronto después, gruñendo el nombre de Saeng. Su espesa semilla inundando el pasaje de Saeng, parte derramándose, por el gran volumen, de sus carnes unidas.



Los pies de Saeng ahora descansaban en el piso, pero su peso era soportado en su mayoría por Hyun mientras presionaba su húmeda frente sobre el hombro de su novio. Ambos estaban respirando fuerte, sus corazones aún latiendo fuerte.

—¿Q-qué fue eso, Hyun? —preguntó Saeng cuando pudo respirar normalmente de nuevo.

—Lo siento, Saeng—dijo Hyun, su voz suave con remordimiento.

—No… —Saeng levantó su cabeza del hombro de Hyun. Trato de ver la cara de Hyun, pero estaba apartada de él, enfocada hacia la pared—. Hey, hey… Hyun, mírame. —Cuando Hyun se negó, Saeng rogó: —por favor mírame, amor.

Hyun miró a Saeng, podía distinguir el blanco de sus ojos en la oscuridad. Remordimiento radiaba de Hyunen olas. —Hyunnie, admito que dolió al principio, pero lo quería, ¿está bien? Lo quería. Dios, eras tan caliente.

Hyun suspiró. —Perdón por lastimarte. Nunca fue mi intención, Saeng. Por favor créeme.

—Lo hago. Y al final, fue bueno. Eso es lo que importa, Hyun—argumentó Saeng obstinadamente—. Pero ¿por qué? Eso es lo quiero saber, Hyun. ¿Qué causó que te rompieras así? No que me importa el acto de cavernícola.

—Joder, Saeng. —Hyun expulsó el aliento—. Fueron… tantas cosas.

—Bien. Habla conmigo. Estoy aquí. Escucharé.

—Vamos a casa. Hablaremos ahí.

—¿Necesitas parar en tu casa para tomar un cambio de ropa? —preguntó Saeng.

—No. Quise decir mi casa, Saeng—dijo Hyun, tranquilo pero firme.

Saeng supo lo que significaba. Decir sí a pasar la noche en la casa de Hyun era sacar su relación a la luz pública. Pero entonces, tal vez ya era tiempo. Tomando una respiración profunda, Saeng dijo: —está bien…, pero tendremos que parar en mi casa primero. ¿Entonces hablaremos?

—Entonces hablaremos.


Continuara............

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