domingo, 21 de diciembre de 2014

El novio de reserva Capitulo 37


Una semana más tarde

Desde su asiento en el palco VIP en la línea de la yarda cincuenta, Min se inclinó hacia atrás en su cómoda silla de cuero, sintiéndose fuera de lugar, y preguntándose por qué infiernos El dueño lo invitó a ver el partido de fútbol de los Tigres si prefería charlar con sus invitados. Encerrada en vidrio, la sala con aire acondicionado mantenía cómodamente a dos docenas de personas y los protegía de los elementos —o, como sospechaba Min, de las masas sin bañar, ocupados gritando por su equipo. Tres televisores de pantalla grande colgaban de las paredes circundantes, transmitiendo el juego, por si acaso alguien quería ver realmente la actividad que se desarrollaba abajo, en el campo.



Hongki utilizaba su tiempo, trabajando en conocer a las personas ricas que disfrutaban de la hospitalidad del aún más rico. Lo más probable es que Hoongki pretendiera conseguir más donaciones para el Fondo de Vivienda Front Street. Min estaba viendo el juego, disfrutando de una jarra de cerveza y un plato de palitos de queso con salsa marinara. Jun estaba sentado a la izquierda de Min , habando con Hyun.

Su exnovio.

Min luchaba por apaciguar su ceño fruncido mientras los veía por el rabillo del ojo, esperando que su demasiado atento escrutinio lograra pasar desapercibido. Pero apenas podía deletrear discreción, y mucho menos actuarla con éxito.

Una mano palmeó su hombro por detrás, y Min se tensó como si lo hubieran castigado.

«Atrapado»

Con la palma en la espalda de Min, Hongki se inclinó en dirección de Hyun y a Jun. —Dime otra vez ¿se supone que debo estar animando a los chicos de color azul o rojo?

Min dejó escapar un suspiro silencioso. —Jesús, Hongki. —Min obligó a sus músculos a relajarse, agradecido por la abrumadora tarea de mantener a los dos equipos heteros rendidos ante la aguda vista de su amigo, inusualmente ajena al objeto de escrutinio por parte de Min—. Los que tienen los tigres en sus cascos.

A pesar del entorno de primera clase en el exclusivo palco, Min prefería el bar Danny’s Suds and Sports para ver los partidos de fútbol. Desde el inicio de la temporada de fútbol, él y Jun habían hecho un hábito el pasar una noche a la semana en el bar deportivo viendo el partido. En otras noches, Jun cocinaba, y Min limpiaba.

Min había subsistido a base de comida preparada por más años de los que podía recordar. En lo que a él concernía, la pirámide alimenticia estaba construida de envases de espuma de poliestireno. Sin embargo, últimamente, Min se había hecho aficionado a la comida casera. También prefería la comodidad de la casa de Jun, que tenía excelente comida y la compañía de Jun. El proceso de cocción proporcionaba una nueva variedad de maneras para que Min pusiera sus manos sobre el hombre mientras él no podía defenderse.

Mejor aún, sus caricias, no sólo eran más que bienvenidas sino alentadas activamente. ¿Y qué si a veces se tocaban sin ninguna intención sexual? Min estaba aprendiendo a estar bien también con eso.

Pero, en este momento, lo que más emocionaba a Min acerca de su tiempo en casa era la ausencia del ex de Jun.

—¿Tigres? ¿Es eso lo que está representado en sus cascos? —Hongki miró hacia uno de los televisores en el extremo de la pared—. No me extraña que pierdan. El pequeño lindo tigre de caricatura es apenas un tipo de imagen patea-culos.

Hyun sonrió, Jun se carcajeó, y Min sabía que también debería hacerlo.
Sólo... que él no podía.

—¿Dime otra vez por qué estamos aquí? —preguntó Min—. Ni siquiera te gusta el fútbol, Hongki.

—Siempre voy a estar a favor de un deporte con hombres llamados receptores elegibles o tight end. (En esta frase no se puede apreciar el chiste en español, porque la segunda posición de los jugadores a la que se hace alusión no tiene traducción en español, por lo tanto aquí se los explico: Hongki se refiere a dos clases de receptores, los elegibles y los extremos estrechos que es como se traduciría el témino literalmente. Espero que se entienda.)Especialmente cuando el juego involucra a hombres amontonándose unos encima de los otros. —Apartó un mechón de cabello marrón de su frente—. Aunque la Iglesia Católica en mí se opone al término Pase Ave María. (El pase Ave Maria es un pase largo en el futbol americano hecho en un momento de desesperación con solo una pequeña oportunidad de éxito, especialmente cerca del final. Hay muchas teorías, la más antigua en 1923 cuando un jugador de Notre Dam, una universidad católica murmuró el ave maria al hacer el pase que finalmente les dio el triunfo.)

Jun miró a Hongki como si lo viera con una nueva luz. —¿Eres católico?

Hyun miró a su ex. —Sólo cuando la etiqueta se adapte, con…

—¿Yo nunca? —dijo Jun, completando la declaración.

Maldición, ya era bastante malo que esos dos decidieran seguir siendo amigos, pero ¿realmente necesitaban terminar las frases del otro? Con el ceño fruncido, Min se concentró en los jugadores de fútbol que se estrellaban.

Después de dos años juntos… Mierda, Hyun y Jun habían vivido juntos durante dos años.

A Min nunca le había molestado ese hecho antes. ¿Por qué lo hacía ahora? Lo más probable es que todo eso de conversar como equipo, no era nada. Pero aún así...

Eso apestaba y lo irritaba, y Min sabía que estaba siendo un bastardo irrazonable. Técnicamente, Jun y él ni siquiera estaban saliendo. No eran más que... dos amigos que disfrutaban de algunos beneficios.

Min decidió no seguir haciéndose daño con esos pensamientos.

En su lugar, fingió estar interesado en las porristas de abajo. Las mujeres de increíbles pantalones cortos y lo que sólo generosamente podían ser llamadas camisetas sin mangas, haciendo intrincados movimientos. Apreciaba la vista. Eso definitivamente no había cambiado. Sólo deseaba poder sentir un poco más de entusiasmo para hacerles seguimiento.

—Todo esto es fascinante —dijo Min con sequedad—. Pero ¿cómo terminamos aquí?

Hongki se dejó caer en el asiento junto a Min. —Un descarado soborno por parte de Jack Davis. Por supuesto, lo que él realmente quiere es sacar provecho del premio que les otorgarán a Hyun y a Jun el próximo fin de semana.

—Quería preguntarte antes —le dijo Hyun a Jun—. ¿Vendrán tus padres a la ceremonia?

Jun vaciló. —Probablemente.

Los ojos de Hyun estudiaron a Jun, y alguna cosa pasó entre los dos. —Lo siento.

—Yo también —dijo Jun en voz baja.

¿Qué infiernos fue todo eso? Min agarró con fuerza el brazo de su asiento, sus pensamientos interrumpidos por Hongki.

—Esta es la manera de Jack de convencernos de hacer equipo con su hospital para la recaudación de fondos anual. —Hongki miró a Hyun—. Pero algunas personas están siendo tercas.

Hyun miró a Hongki, y habló con voz firme pero calmada. —Dije que no. —Se levantó de su silla.

—Seríamos unos tontos si dejamos pasar la propuesta. —Hongki miró a Hyun—. Es como tirar el dinero, por el amor de Dios.

Haciendo caso omiso de Hongki, Hyun siguió. —Me voy a tomar una copa. ¿Alguien necesita algo mientras estoy de pie?

Min necesitaba que el hombre se fuera. Necesitaba que Jun dejara de hablar con su ex como si hubieran sido novios por jodidos años. Lo más importante, Min necesitaba entender por qué necesitaba esas cosas.
Cuando Jun murmuró no, Hyun se dirigió hacia el bar. Hongki lo siguió, y había una expresión de preocupación en el rostro de Jun mientras veía a los dos hombres cruzar la habitación.

—Hyun es perfectamente capaz de manejar a Hongki—dijo Min.

—Nunca había visto a Hyun tan molesto antes.

Min estudió a los dos hombres en el bar. Hyun se relajó contra el mostrador negando con la cabeza, mientras que Hongki hizo un gesto de esa manera melodramática muy suya.

—No parece molesto —dijo Min.

—Te lo puedo asegurar.

Sí, porque habían vivido juntos durante dos malditos años. Min ni siquiera podía comprometerse con un servicio de telefonía celular por ese período de tiempo.

—Creo que tenemos un desastre en ciernes en nuestras manos —dijo Jun.

Min ladeó la cabeza. —¿Un desastre del tipo corre-fuga-de-gas? O ¿Un desastre del tipo Titanic?

Jun fijó su mirada en Min y sonrió, apoyando la mano en su muslo y acercándosele.
Por un momento Min pensó que Jun iba a darle un beso, y los músculos de Min se tensaron. Jun debió haber sentido la tensión, ya que, en el último segundo, llevó una mano al regazo de Min y tomó un palito de queso de su plato. Min se relajó.

Besar era bueno. Besar a Jun era genial, pero Min no hacía demostraciones públicas de afecto.

Esperaba que la sonrisa que le envió, de alguna manera, compensara su estúpida conducta. —¿O quizás un desastre del tipo Destiny’s Bitch?

Jun dejó escapar un resoplido de humor. —Mucho peor que un show de drag queen en la carrera de póker. —Bajó el palito de queso a la salsa marinara y se recostó en su silla—. Hongki ha logrado convencer a un camarógrafo y a un director como voluntarios para filmar la publicidad de la subasta de solteros.

—¿Los sedujo? O ¿Los acosó hasta que cedieran o se lanzaran desde el puente Golden Gate para poner fin a su agonía?

—No lo sé. De cualquier manera, si estamos de acuerdo con el plan de Jack Davis, necesitamos una celebridad en los anuncios. Por desgracia para Hyun, él solía salir con Jaejoong.

Min observó a Jun darle una mordida al palito de queso. —¿Ese tipo no es una especie de doble?

Jun tragó y se limpió la boca con una servilleta. —Lo es —dijo—. Pero sobre todo es conocido por sus anuncios en la Quinta y Hyun. —La frente de Min se arrugó mientras trataba de dar con el nombre de la tienda, Jun continuó—. Los anuncios de ropa interior de diseñador.

Los ojos de Min se abrieron más. —¿El tipo casi desnudo en los carteles?

—El mismo.

—¿Cómo hizo Hongki para descubrirlo?

—Yo... uh...

Un avergonzado Jun se veía un poco lindo, y eso estaba haciendo cosas extrañas en el pecho de Min.

Jun hizo una mueca y continuó. —Mencioné accidentalmente que Hyun tenía un exnovio famoso. Cuando Hyun me derribó con su mirada, dije algo para cubrirlo.

—Amigo —dijo Mincon una sonrisa, la primera desde que Hyun había llegado a la escena hoy—. Eres un mentiroso terrible.

Jun frunció el ceño, pero su corazón no estaba en eso. —Voy a tomar eso como un cumplido —dejó escapar un suspiro—. De todos modos, de alguna manera, Hongki olfateó la verdad. Y ahora está acosando a Hyun para que le pida a Jaejoong ser la estrella en nuestros anuncios. Hyun se niega. Por lo que Hongki dice que él visitará a Jaejoong, usando el nombre de Hyun.

—Suena como la habitual Hongki-cagada esperando a suceder.

—No me lo recuerdes.

Jun se metió el cabello detrás de la oreja. Las ondas gruesas parecían haber sido pasadas a través de un escurridor, como si se hubiera pasado el día metiendo sus dedos a través de los hilos en frustración. Min no estaba seguro de si la frustración se derivaba de la fricción entre Hyun y Hongki o de las preocupaciones de Jun acerca de recaudar dinero de las donaciones.

—¿Qué piensas del plan de la subasta de solteros? —preguntó Min.

Min estudió a Juncuidadosamente mientras el hombre miraba a su ex. Otra mirada de preocupación cruzó por el rostro de Jun, y Min sintió la emoción seguir todo el camino hasta sus malditas botas de trabajo.

—Creo que el plan es sólido —dijo Jun—. Pero no vale la pena arriesgar la paz mental de Hyun.

Jun aún se preocupaba por Hyun.

Está bien, quizás no de la manera de quiero-que-regrese, pero estaba claro que no odiaba al hombre. Normalmente Min no animaba la hostilidad entre las personas —la paz y la buena voluntad y toda esa mierda funcionaba bien para él.

Pero... maldición.

—Estoy seguro de que la clínica recaudará suficiente dinero para igualar la subasta con el tiempo —dijo Min.

—Si no lo hacemos, nuestros planes de vivienda se verán seriamente retrasados.

Jun inexpresivamente veía el campo de abajo, obviamente, perdido en sus pensamientos y totalmente despreocupado de cómo los Tigres intentaron un primer down y lo perdieron. Min subió el tobillo hasta su rodilla y deseó poder solucionar el problema de la financiación de Jun. Nadie sabía mejor que Min que proveer viviendas para sus pacientes más vulnerables era de vital importancia. Esperar que Jun se mantuviera alejado de Hyun rayaba en ser una de las ideas más egoístas que Min hubiera tenido.

Y con seguridad, él había tenido algunas de ese género.

Los dos hombres manejaban una clínica juntos. Daban un servicio primordial. Por supuesto, ellos necesitaban superarlo, pero que quedara un toque de tensión sería agradable. Un resentimiento residual sería increíble. Pero quizás Jun extrañaba tener una pareja a tiempo completo en su casa. Quizás quería a alguien que en realidad le gustara ser tocado en público.

O quizás simplemente Jun extrañaba las mamadas.

El estómago de Min se fue en una endemoniada picada al suelo.

Joder, ese fue un pensamiento estúpido. Min se desplomó en su asiento y miró el juego de los Tigres en el cuarto down y ganando quince yardas en un pase espectacular. Los aficionados se pusieron en pie, sus gritos y silbidos silenciados por el grueso cristal.

Min apretó brevemente sus párpados al cerrarlos, su mente girando.

Comunicación. Después del caliente momento inspirado en Da Vinci en el garaje de Min, había prometido trabajar un poco en sus habilidades de comunicación. Por supuesto, en ese momento, él había querido decir en cuanto al sexo, pero quizás debería seguir a través de esa promesa de otra manera.

—Entonces... —Min se aclaró la garganta, manteniendo la voz baja y la esperanza de que no sonara tan idiota—. En algún momento de mi sórdido pasado, di mamadas a cambio de dinero.



Continuara.....................

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