martes, 30 de diciembre de 2014

El maullido del gato Capitulo 6



Jung Min, se había asustado como la mierda. Había visto al hombre cambiar a gato, no un gato grande, como se ve en uno de los canales de naturaleza, sino a un gato común. Min pensaba que si iba a ver algo extraño, al menos, podría ser un tigre o un león, tal vez incluso una pantera. Pero no, tenía que ver un cambio de hombre a gato común. Y era un hombre al que se había follado. Infiernos, había bebido la sangre del hombre, aunque fuera por accidente.
 ¿Estaba condenado ahora a convertirse en una especie de cambiaformas?

¿Se convertiría en un gato común?

 ¿Le aullaría a la luna o bebería sangre?


¿Tendría pulgas?

Estaba demasiado cansado y excitado, todo al mismo tiempo para tratar de resolver esto por su cuenta. Necesitaba respuestas, y sabía por dónde empezar. Alguien lo había enviado en esta misión.

Le darían las respuestas que quería, o sería mucho peor para ellos de lo que había sido para Jun.
Paró un taxi y se subió. Le dio la dirección de la calle a la que quería ir y entonces se echó hacia atrás para mirar las luces de la ciudad, mientras pasaban. Se sentía mal por dejar a Jun como lo hizo, pero la situación era demasiado rara.

Min, había visto un montón de cosas en su vida, algunas buenas, otras no tanto. Nunca había visto a nadie cambiar a otra criatura. Sentía que había estado viendo una película de Hollywood. No tenía miedo de Jun, no exactamente, más bien estaba aturdido por lo que vio.

Además, el chico era un gato común.

Se echó a reír y sacudió la cabeza ligeramente. Se había asustado de un maldito gato común. Tal vez fue el tema del cambio lo que realmente lo había flipando porque Jun, era una de las almas más cándidas que jamás había conocido.

No le haría daño a nadie, incluso en su forma peluda.

«Debo estar perdiendo la cabeza», pensó Min, cuando el remordimiento y la culpa lo abrumaron. Se pasó la mano por la cara antes de mirar por la ventanilla. No importaba lo que hacía, o cómo se asustó por lo que era, no podía dejar de pensar en Jun.

Le preocupaba que alguien estuviera tratando de matarlo. Le angustiaba que el hombre se estuviera sintiendo miserable en este momento porque había sido abandonado. Le inquietaba que tuviera frío. Demonios, incluso se preocupaba por esa maldita gata gorda de Jun.

Tal vez dejar al joven y a su gata en un motel por horas sin protección, no había sido lo más inteligente. Solo que no sabía cómo hacer frente a la situación, eso hizo que se sintiera fuera de control. Min odiaba no tener el control.

Después de sus años pasados en el sistema de acogida, con otras personas tomando todas sus decisiones, incluso donde podía vivir y cuando podía hacerlo, tenía muchas dificultades para ceder el control de su propia vida. Y los sentimientos que habían comenzado a crecer dentro de él por Jun lo ponían fuera de control.

Min nunca había estado tan fascinado por un hombre o una mujer, en su vida. Aún estaba tratando de comprender lo que le ocurría, cuando había sido empujado a algo increíblemente fantástico por lo irreal.

No estaba seguro de poder volver. Infiernos, no estaba seguro de querer volver. Si eso quería decir que no habría un Jun y que... «¡Bueno, mierda!» pensó Min para sí mismo, al darse cuenta de que regresaría aunque Jun no fuera una opción. Min metió la mano en su bolsillo y sacó su móvil, abriéndolo de un tirón. Pulsó marcación rápida, llamando a una de las pocas las personas de su confianza.

—¡Hola!

—Soy yo.

—Hola, ¿qué puedo hacer por ti?

Dejó caer la cabeza hacia atrás contra el respaldo. No quería hacer esto. Odiaba pedir ayuda. Sabía que Hyun lo ayudaría, pero que la ayuda tendría un precio, el derecho a fanfarronear.

—Necesito ayuda —finalmente lo escupió.

—¿Oh, el gran hombre necesita mi ayuda? —Hyun silbó y luego comenzó a reírse—. ¿Sabes lo que esto significa, colega?

Min, puso sus ojos en blanco a pesar de que Hyun no podía verlo. Lo hacía sentirse mejor. —Sí, lo sé, pero aun así necesito tu ayuda.

—El derecho a presumir de esto. —Hyun se echó a reír—. Está bien, amigo mío, ¿qué puedo hacer por ti?

—Nos vemos en la fuente en veinte minutos y trae tu ordenador portátil.

—¿Mi portátil? —le preguntó Hyun, repentinamente serio.

—Sí.

El hombre tenía dos ordenadores portátiles, el que la agencia le había proporcionado y el suyo personal. El portátil personal de Hyun era mucho mejor que el que la agencia le había dado y tenía acceso a muchos lugares, sobre todo a los que se suponía que no debería tenerlo.

—Allí estaré.

Min cerró su teléfono sin decir adiós y lo puso en el bolsillo. Se inclinó hacia delante y golpeó en el cristal entre el conductor del taxi y él. —Llévame al parque de la ciudad.

El viaje fue rápido, pero no lo suficiente para Jung Min.

Pasó los dedos alrededor del cuello de su camiseta, de repente tenía la sensación de que no podía respirar. La camiseta se sentía firmemente a través de su pecho. Estaba empezando a sentirse ansioso e inquieto, y no sabía por qué.

Min sentía como si estuviera a punto de salirse de su pellejo. Puso el dinero en la bandeja entre los asientos y abrió la puerta de par en par antes de que el taxi se detuviera por completo. Saltó y corrió hacia la fuente, solo frenó cuando vio a Hyun, sentado en el borde de cemento de la fuente.

—Gracias por venir —dijo Min, tan pronto como alcanzó al hombre.

—Claro, sonabas bastante serio. ¿Cómo es de grave?

—A decir verdad, bastante malo. —Min, se rio entre dientes nerviosamente mientras iba y venía delante de Hyun—. O he perdido totalmente la cabeza o el mundo como lo conocemos, es una película de Hollywood.

—Así que, ¿qué puedo hacer para ayudarte?

—Dime que no estoy loco.

—No estoy tan seguro de eso, pero eres uno de los hombres más sensatos que conozco.

—No pensarás eso cuando te diga lo que tengo que decirte.

Las rubias cejas de Hyun se arquearon, pero no dijo nada. Min se detuvo y pasó la mano hacia abajo por su rostro de nuevo y luego se puso ambas en las caderas y tomó una profunda respiración, soltándola poco a poco.

—Todo comenzó ayer, cuando fui a una misión. Se suponía que era una tarea fácil, entrar, eliminar al objetivo, e irme, solo que los de inteligencia estaban equivocados y una banda de hombres armados me estaban esperando.

—¡Mierda! ¿Informaste de ello a Trent?

—Todavía no, porque las cosas se pusieron más raras a partir de ahí.

—¿Ah, sí?

—Me escapé por una ventana y me subí en el primer coche que pude encontrar, un tipo joven llamado Jun, lo conducía.

—¿Crees que está involucrado?

—Lo pensé al principio, quiero decir, me pareció demasiado conveniente, ¿sabes? Así que lo localicé y lo observé por un rato y luego subí a su apartamento. Tenía toda la intención de eliminarlo si era un problema.

—Bien, ¿lo era?

—No de la manera que piensas. —Min se echó a reír con nerviosismo.

—A la mierda, te acostaste con él, ¿no?

Jung Min asintió.

—¿Lo has matado?

—No exactamente.

—¿Por lo tanto, necesitas que lo elimine o algo así?

—¡No! —Gritó Jung Min.

Hyun parpadeó.

Esto no iba como Min había planeado, No es que tuviera ninguna idea de cómo iba a ir exactamente, solo que... —No quiero que nadie lo elimine, y eso podría ser parte del problema. Creo que alguien está tratando de matarlo.

—¿Alguien? —preguntó Hyun, mientras se ponía en pie.—¿Quién? ¿Uno de nosotros?

—No lo sé, pero creo que Jun o hace.

—¿Sabe que están tratando de matarlo?

—Mira, necesitas entender, Jun, no es como otra gente. —Min hizo una mueca por haber soltado el mayor eufemismo del año—. Es diferente, especial. Simplemente no hace las cosas como las hacemos nosotros. Joder, el hombre no puede caminar por una calle de la ciudad sin tropezarse con algo, pero...

—¿Pero?

—Alguien entró en su casa y luego puso una bomba en su coche, y pensé seriamente que lo querían muerto.

—¿Por Dios, Min, con quién coño está involucrado ese hombre?

—¿La rata de la colonia? ¿La fraternidad de las bolas de pelos? —Min se echó a reír y se dio una palmada en la boca cuando el sonido se hizo tenso. Ante la mirada cuestionadora de Hyun, sacudió la cabeza—. Pensarás que estoy loco.

—Ah, joder, Min, ya lo hago, así que suéltalo.

—Después de matar a los dos hombres que irrumpieron en su apartamento, Jun y yo nos fuimos, que es cuando el coche explotó. Pensé que llegar a un lugar relativamente seguro era nuestro mejor curso de acción, por lo que lo llevé a un motel para protegerlo.

—Suena razonable.

—Y luego se convirtió en un gato.

Hyun, miró a Min, durante varios momentos agónicos en silencio y a continuación recogió su portátil. —Sabes, Min, si quieres salir y emborracharte o drogarte, es tu problema. No me arrastres a mí.

—Hyun, no estoy bromeando.

Éste se limitó a mirarlo.

—Mira, no estoy borracho. Puedes olerme el aliento. Y no estoy volando. Mira mis ojos. Estoy completamente sereno.

—La gente no se convierte en gato, Min.

—Jun.

—¿Y nadie lo vio? ¿Ni llamó a la policía? —Hyun se burlaba.

—Él... eh... se convirtió en un gato común.

Jung Min estaba empezando a cansarse de la cara y las miradas de póquer que Hyun le seguía metiendo. Empezó a preguntarse si era así como Jun, se sintió cuando le decía a la gente que podía cambiar. ¿Tal vez sería más fácil si solo pudiera mostrárselo a Hyun?

—Bueno, no me crees. Lo entiendo. Ven conmigo a buscar a Jun y él te lo mostrará. —Su amigo aún se veía indeciso—. Por favor, Hyun. Te lo juro, no estoy loco. Déjame que te lo demuestre.

—Está bien, pero si me jodes, va a pasar bastante tiempo antes de que responda a tus llamadas telefónicas de nuevo.

—Suficientemente justo.

—Así que, ¿dónde está tu pequeño gatito? —preguntó Hyun, mientras seguía a Min.

El asesino frunció el ceño. No estaba seguro de que le gustara que Hyun, se burlara de Jun. Simplemente no le sentaba nada bien por alguna razón. —Lo dejé en el motel.

—Si alguien está decidido a matarlo ¿crees que fue buena idea?

—Ahora no, pero en ese momento, sí, me pareció una buena idea.

Min paró el primer taxi que vio y le dio al conductor la dirección de regreso al hotel. El viaje de regreso pareció llevar más tiempo. Las palmas de sus manos empezaron a picar por lo que las abría y cerraba. Nada parecía funcionar. Algo no iba bien, podía sentirlo. Y no le gustaba, porque si algo le había pasado a Jun, sería por su culpa y lo sabía.

Había dejado al asustado hombre sin protección. Estaba empezando a preguntarse quién era el monstruo aquí. Jun, nunca le había hecho algo horrible. El asesino dudaba que le hubiera hecho algo feo a nadie. Nadie de los que amaban a sus gatos tanto como lo hacía el joven, podía ser tan malo.
Por otro lado, él se sentía más y más como el monstruo de la situación. Estaba entrenado para detectar a los malos, para rastrearlos y matarlos si era necesario. Había sido entrenado para protegerse a sí mismo mediante la eliminación de cualquier amenaza.

Entonces, ¿quién era el monstruo?

Tan pronto como el taxi se detuvo frente al motel, Min, saltó y corrió hacia la habitación que había alquilado. Lo primero que lo afectó y extrañó fue la puerta abierta con el cartel de libre en el pomo de la puerta. Al instante sacó su arma y esperó a que Hyun se uniera a él. Cuando el hombre se apoyó en el lado opuesto del marco de la puerta, pistola en mano, el asesino pateó la puerta.

Metió la cabeza en busca de un intruso, entonces se hizo hacia atrás. Cuando no oyó nada, asintió a Hyun y poco a poco entraron, escaneando cada centímetro de la habitación de un vistazo. Un viaje rápido al cuarto de baño demostró que estaba vacía. Min volvió a entrar en la sala principal mientras empujaba su pistola en la funda del hombro y miraba alrededor. Todo estaba limpio como una patena.

De hecho, parecía mejor que cuando llegó con Jun y la gata.

—Así que, ¿dónde está?

—No lo sé. —Y realmente no le gustaba ni un poco. No había ningún signo de Jun después de haber estado en la habitación a excepción de lo limpia que estaba.

—¿Pero aquí es donde lo dejaste?

—Sí.

—¿Hace cuánto tiempo?

—No lo sé. —Min se encogió de hombros—. ¿Hace una hora?

—¿Podría haberse ido a su casa?

—No, Jun no iría… —Min supo de repente que eso era exactamente lo que había hecho. La pequeña mierda se había ido a su casa, metiéndose de nuevo en el corazón del peligro. El asesino se quejó en voz alta mientras corría hacia la puerta y le hacía señas a un taxi antes de que se fuera.

Iba a estrangular a Jun cuando lo encontrara... tan pronto como se asegurara de que el hombre estaba bien.


Continuara............

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