viernes, 17 de octubre de 2014

Demonio de Fuego. Capitulo 5



—Tú me perteneces —espetó Hyun en respuesta—. Tú llevas mi marca. Tú llevas mi collar. Tú eres mío.

Saeng echó hacia atrás el puño y lo dejó volar. Conectó en el centro de la cara de Hyun, para sorpresa de Saeng. Hyun gruñó y se agarró la cara. Saeng utilizó el mostrador como apoyo para empujarlo con sus piernas. Sus pies cayeron justo en el medio del pecho de Hyun.

Saeng quedó boquiabierto cuando Hyun voló hacia atrás y se estrelló contra la puerta, aterrizando en el suelo del pasillo. Saeng no perdió tiempo. Saltó del mostrador y corrió hacia la puerta, haciendo una pausa para mirar a la estructura de madera astillada antes de apresurarse a través de ella.

Saltó sobre el cuerpo de Hyun y corrió por el pasillo hacia la sala. La emoción de la lucha, el bombeo de la sangre por sus venas, todo se congeló cuando entró en la sala y vio a  Jun flanqueado por dos de los más grandes hombres que hubiera visto nunca, con la excepción de Hyun.

Saeng rápidamente dio marcha atrás y corrió por el pasillo hacia su habitación. Hyun estaba incorporándose, moviendo la cabeza como si estuviese confuso, cuando Saeng saltó sobre él y continuó hasta su dormitorio.

Saeng corrió hacia su mesita de noche, sacó su pistola, y comprobó para asegurarse de que tenía un cargador lleno. Empezó a volver a la otra habitación cuando un instinto interior le dijo que agarrara otro cargador. Saeng lo hizo, luego giró y corrió por el pasillo.

Hyun ya no estaba en el pasillo, pero Saeng no se sorprendió.

Un hombre de ese tamaño no se quedaría por mucho tiempo tirado. Saeng volvió corriendo a la sala para encontrar a tres hombres ahora rodeando a Jun. Con mucho cuidado apuntó con su arma a todos ellos. 

—Soy un oficial de policía —dijo Saeng lentamente.

—No creo que les importe, Saengie—dijo Jun.

—Cállate, Jun, no estás ayudando para nada. —Saeng mantuvo su arma apuntando a los tres hombres mientras lentamente se dirigió hacia el teléfono. Se dio cuenta de que ellos no hicieron nada amenazante hacia él o Jun.

Saeng levantó el teléfono y empezó a marcar cuando la puerta se abrió con tal fuerza que golpeó contra la pared. Dejó caer el teléfono en el suelo y dio media vuelta, su arma apuntado y lista para disparar a cualquiera que acababa de invadir su casa.

Varios hombres que rivalizaban con los que ya estaban en la casa de Saeng entraron por la puerta. Había algo diferente acerca de estos hombres, sin embargo. Por primera vez desde que descubrió a Hyun en su baño, Saeng sintió verdadero miedo.

Podrían haber sido los ojos de color rojo brillante que miraban en su dirección. Podrían haber sido los afilados colmillos que cada hombre tenía. Podría haber sido la manera en que gemían, como si aullaran como perros. Fuera lo que fuese, Saeng sabía que los nuevos visitantes eran los malos.

Saeng levantó su arma para disparar, pero antes de que pudiera apretar el gatillo fue agarrado y jalado hacia
atrás hasta que quedó de pie detrás de una pared de hombres.

Jun fue empujado junto a él.

Jun parecía tan confundido como Saeng se sentía.

Antes de que Saeng pudiera averiguar exactamente lo que estaba pasando, la Tercera Guerra Mundial se inició en su sala de estar. Saeng y Jun siguieron siendo empujados hacia atrás hasta que chocaron contra la pared. Los hombres que estaban con Hyun tomaron la mayor parte de la lucha, dejando de guardia a Hyun para proteger a Saeng y Jun.

Saeng observó la pelea, haciendo una mueca cuando su mesa del comedor se astilló y se estrelló contra el suelo bajo el peso de dos de los hombres que peleaban. Maldita sea, él amaba la mesa, pero no fue tan malo como ver a su gran televisor de gran pantalla estrellado en el suelo.

Saeng permaneció sorprendido mientras se arremolinaban a su alrededor hasta que uno de los recién llegados se lanzó contra Hyun. Vio cómo el hombre más sexy que había visto fue arrancado de su posición frente a él y Jun, siendo arrojado por el aire como una pluma.

El monstruo que cometió el acto giró hacia él casi de inmediato. —Demonas Amaté —gruñó eso.

En cuanto a Saeng se refería, se trataba de un eso. Nada que él supiera que tuviera largos colmillos, garras afiladas, y un cuerpo del tamaño de un camión, podía ser un ser humano. El monstruo dio un paso hacia ellos, y Saeng dio un paso por delante de Jun. Hyun lo había llamado Demonas Amaté, por lo que Saeng sabía que esta cosa iba detrás él y no de Jun. No sabía lo que el monstruo quería, pero él no tenía ningún plan en dejar que esa cosa hiciera lo que quisiera.

Saeng apuntó con su arma al monstruo y apretó el gatillo. Ni siquiera gritó en voz alta haciendo una advertencia. Él sólo apretó el gatillo una y otra vez hasta que su arma quedó vacía. Con un movimiento en piloto automático, Saeng reemplazó rápidamente el cargador y comenzó a disparar un poco más.

El arma de Saeng quedó vacía de nuevo. El monstruo se limitó a sonreír, sus colmillos brillando en la luz de la sala de estar. Saeng tragó duro y oró para no estar a punto de morir. Cuando la cosa delante de él dio un paso más cerca, Saeng se preguntó si la muerte sería preferible.

—¡Estamos tan jodidos! —Susurró Jun.

Saeng asintió. No tenía ninguna duda de que ellos iban a morir. El mal rodando por el monstruo que caminaba hacia ellos, era tan espeso, que Saeng prácticamente podía verlo. Era como una nube de humo negro alrededor del cuerpo del hombre. Esto bajó la temperatura del aire y le dio un leve escalofrío que se arrastraba por la piel de Saeng.

El monstruo levantó su mano y mostró sus colmillos, silbando. Saeng se preparó, a sabiendas de que estaba a punto de morir, cuando una bola de fuego voló por el aire y golpeó al monstruo en la espalda. Un grito desgarrador salió del monstruo enviando una corriente fría por la columna vertebral de Saeng y luego pudo ver cómo subía un resplandor de llamas de color naranja y rojo desde el monstruo.

Antes de que Saeng pudiera procesar su sorpresa, alguien lo agarró. Comenzó a luchar, pensando que otra 
de esas cosas lo estaba agarrando, cuando de pronto sintió un hormigueante calor a lo largo de su piel, alejando el frío que sentía.

Saeng miró hacia arriba, el alivio lo inundó cuando él se encontró con Hyun sosteniéndolo de su brazo. —Hyun, ¿qué demonios está pasando aquí? —Preguntó, mientras hizo un gesto en torno a su sala de estar destruida y los cuerpos ensangrentados y quemados en el suelo—. ¿Qué son esas cosas?

—Ellos son Shaiatín, demonios rebeldes.

—¿Shaiatín? ¿Demonios rebeldes? —Repitió Saeng lentamente—. Pero yo pensé... pensé... tú dijiste que yo era tu compañero demonio. ¿No te hace eso un demonio?

—Sí, pero soy de Djini. Yo soy un cazador de demonios.

—Y eso, ¿qué significa?

—Los Shaiatín son demonios sin escrúpulos. Son maliciosos y se han pasado hacia el lado del mal, rompiendo nuestras leyes más sagradas. Ellos son tus vampiros de las leyendas saliendo a la superficie para alimentarse de los humanos.

—¿Alimentarse? —Saeng tragó duro—. ¿Al igual que tú te alimentas de mí?

—Tú estás respirando todavía, ¿no?

—Sí, pero...

—Los Shaiatín no dejan a sus víctimas con vida.

—De acuerdoooo. —Saeng miró a su alrededor—. ¿Alguien ha visto la botella de whisky que estaba sobre la mesa de café? Me vendría bien un trago en este instante. —Saeng gruñó cuando Hyun lo jaló del brazo y le dio un tirón para posicionarlo junto a él.

—No vas a contaminar tu cuerpo de esa manera.

—No te di voz en el asunto.

—Tú eres mi Demonas Amaté —gruñó Hyun.

—¡Me importa una mierda!

—Saeng—le susurró Jun, tirando del brazo libre de Saeng—. ¿De verdad crees que debes discutir con un hombre que te puede convertir en un pretzel?

Saeng estrechó la mano de Jun alejándola de su brazo, y luego trató de hacer lo mismo con la de Hynu. 

Cuando no pudo, suspiró y miró arriba a Hyun.

Saeng movió los dedos. —¿Te importa?

—Debemos salir de este lugar, Demonas Amaté —dijo Hyun—. Vendrán más.

—Estás loco —espetó Saeng—. No voy a ir a ningún lugar contigo.

—Debes hacerlo —dijo Hyun—. Vendrán más.

—¿Quiénes?

—Más de ellos. —Señaló Hyun detrás de Saeng. Giró, su mandíbula caía libre cuando vio a tres de los Shaiatín viniendo a través de su puerta. Vio a los dos Djini que estaba junto a Hyun saltando en acción, pero él fue incapaz de moverse.

—¿Cómo siguen encontrándonos? —Susurró Saeng—. ¿Por qué siguen buscándonos?

—Ellos te quieren —gruñó Hyun mientras sacaba a Saeng en sus brazos—. Tú eres un Demonas Amaté. 


Continuara....................

2 comentarios:

  1. oh realmente a Hyun le costara ganarse a saengui ya que se esta haciendo al dificil xD ADORO sus berrinches jaja y habra minjun diganme plisss

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  2. Ese sangi todo odioso como siempre por eso lo amo!!

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