sábado, 13 de septiembre de 2014

Un hombre en el Zoo. Capitulo 17




Disfrutando del agua de la ducha cayendo sobre su cabeza, Jun trató de apagar su cerebro sobrecargado de trabajo, pero no pudo. No podía creer que le hubiera dicho a Min que le amaba. La idea ni siquiera había cruzado por su cabeza hasta que dijo esas palabras. Lo había sentido como la cosa más natural del mundo. 


A pesar de que no podía imaginarse diciéndolo de nuevo, se preguntó qué pensaría Min de ello. Luego se le ocurrió otra cosa. Si Jun se negaba a permitir que Min le reclamara, él envejecería y moriría mucho antes que Min, esa posibilidad era inaceptable. No le importaba el hecho de morir joven, ya que no querría vivir sin Min de todos modos. 

Hizo una pausa por la admisión. 

Realmente, no quería vivir sin Min.

—Estás pensando mucho, hermoso. ¿Es algo malo? 
Jun no sabía cómo revelar su decisión a Min todavía, pero su mente volvía a lo mismo.

—¿Quieres conocer a mis padres? —Bueno, eso probablemente no era el mejor tema para hablar.
Min hizo una pausa mientras le lavaba la espalda y Jun contuvo la respiración.

—¿Realmente quieres presentarme a tus padres?

Se dio la vuelta en los brazos de su amante y frotó los músculos del pecho de Min. Amaba la forma en que el agua brillaba en la piel bronceada del hombre y se tomó unos segundos para ver el agua correr en pequeños riachuelos por su cuerpo. Los ojos de Jun fijos en la polla medio dura de Min tocándola. Envolvió sus dedos alrededor, sintiéndola endurecerse enseguida

—Sí. Sí quiero. Tenemos una cena familiar todos los jueves. Le preguntaré a Bum si va a invitar a Kiseop. Tal vez si te conocen antes de anunciar que eres mi amante, será más fácil que te acepten.

Era una posibilidad remota. Oh, ¿a quién quería engañar? No le importaba lo más mínimo. Una vez que sus padres descubrieran que era gay, renegarían de él, no importaba lo más mínimo si eso significaba tener a Min en su vida.

—Mmm, seguro bebé. Eso está bien.

Miró a la cara de Min y se rió entre dientes. La cabeza del hombre estaba echada hacia atrás, sus ojos estaban cerrados, y el agua caía en cascadas por su cuerpo, tenía las manos apoyadas en los hombros de Jun y una mirada de felicidad absoluta cubrió su rostro. Jun sabía que Min no estaría de acuerdo en nada mientras no escuchara una palabra suya.

Pasando su otra mano hacia abajo, ahuecó el saco de Min, y rodó sus pelotas en la palma de su mano.

—Tal vez discutamos esto en otro momento, ¿eh?

—Por supuesto. —Gruñó Min.

Jun tuvo que contener otra carcajada. Retiró las manos de Min y tomó el resbaladizo jabón esparciéndolo hacia arriba.

—No te burles, precioso.

—Solo sería una tomadura de pelo si no consiguieras nada. —Susurró con voz ronca.
Los ojos  de Min se abrieron de golpe.

—¿Sí?

—Sí.
La lujuria cubrió las facciones de Min tan rápido que el aliento de Jun se paró. Agarró a Jun de los hombros y le dio la vuelta.

—Apoya las manos en las paredes e inclínate hacia adelante, hermoso.

Con una sonrisa de triunfo, Jun hizo lo que le había mandado, fue tan lejos como para empujar el culo y separar las piernas lo más lejos posible en los confines de la ducha. Oyó gemir a Min y luego sintió las manos del hombre en las mejillas de su culo separándolas para el examen de su amante.

—Hay algo que tenía que decirte.

—¿Otra cosa que no me has dicho? —Trató de bromear, pero su voz salió demasiado entrecortada. No pudo prestar atención cuando un dedo lubricado con jabón se deslizó en el recto—. Oh, sí.

—Así que, ¿no tengo que preguntar?
Oyó la diversión en la voz de Min y sonrió.

—Si te dieras prisa y me jodieras, lo sabré.
Un segundo dedo se deslizó junto al primero y sintió que su codicioso agujero lo aspiraba dándole la bienvenida. Sí, esto es lo que necesitaba. Su amante llenándolo. No. Su compañero llenándolo. Joder, sonaba bien.

—Los shifters no pueden coger o transferir enfermedades humanas. —Le susurró Min al oído, enviando un temblor por su espina dorsal, causando que sus cojones se apretaran con placer—. No quiero nada entre nosotros cuando te llene.

Jun asintió con la cabeza.

—Con una condición. — ¡Que oportunidad tan perfecta para pedir que le reclamara! Los dedos pararon de abrirse como si fueran tijeras, y él gimió echándose hacia atrás contra ellos—. No te detengas. —Se quejó.

Los dedos del culo comenzaron a moverse de nuevo, Min añadió un tercer dedo y comenzó a golpear la próstata con cada golpe. Jun gimió, su polla se sacudía, expulsando un hilo de líquido pre-eyaculatorio de la ranura deslizándose por la ancha cabeza. La sensación le hizo temblar aún más atravesando su cuerpo. Quería llegar abajo y tocarse a sí mismo, pero tenía miedo de que pudiera perder el equilibrio.

—¿Qué condición Junnie?
Las palabras susurradas al oído hicieron que le recorriese un escalofrío. Mierda. ¿Qué iba a hacer? No podía pensar con su compañero golpeando la glándula una y otra vez. ¡Mi compañero! Justo. Inclinando la cabeza hacia un lado, Travis descubrió su cuello. 

—Reclámame.

De repente, los dedos se habían ido y Jun pensó que había hablado demasiado. Pero entonces la cabeza lubricada con jabón de la polla de Min se deslizó por su agujero y empujó al interior, entrando de lleno sin problemas. La quemadura en el culo le hizo tensarse, pero empujó contra ella, y comenzó el placer, liberando endorfinas por su sistema. La boca de Min le acarició donde el cuello y el hombro se unían, besando y lamiendo la zona.

—¿Estás seguro?

—¡Dios, sí! Min. —Apretó los músculos de su culo alrededor de la polla de Min, amando la sensación de saciedad. Jun no sabía cómo había estado toda su vida sin esto, pero no quería volver a estar sin ello—. Por favor, hazme tuyo. Quiero estar atado a ti.

Había estudiado las consecuencias de estar juntos. Su compañero nunca lo dejaría y él nunca dejaría a Min. Dios, sonaba tan bien.

El bajo gruñido del hombre por sus palabras fue la puñetera cosa más sexy que jamás había oído. Min comenzó a moverse, sacando y empujando con movimientos lentos.

—Más Min, Necesito… yo… —Las palabras se perdieron cuando su compañero comenzó a golpear en su culo, golpeando una y otra vez. Trató de coincidir con el ritmo, pero no podía, todo lo que podía hacer era sentir como Min poseía su cuerpo, perteneciéndole, en cuerpo y alma.

Cuando Min llegó alrededor de Jun y tomó su polla en un puño gritó. Su orgasmo lo golpeó tan duro y rápido que se hubiera derrumbado si Min no tuviera un brazo alrededor de su cintura y lo mantuviera abrazado.

Y a través de todo esto Min seguía golpeando su culo, extendiendo su orgasmo. Segundos más tarde sintió los dientes de Min en su cuello, y el hombre mordió.

Dolor mezclado con placer y se corrió de nuevo, su cuerpo se sacudió con otro nuevo orgasmo, enviando varias corrientes de semen contra la pared de enfrente.

El calor llenó su canal cuando oyó a Min gruñir contra su cuello. Jadeando, apoyó la cabeza en una mano contra la pared, tratando de llenar sus pulmones con aire. Sintió una lengua contra la herida del cuello, lamiendo la sangre que salía. Jun tembló, su polla haciendo un valiente esfuerzo por subir de nuevo. Escuchó a Min murmurando contra su cuello, y se dio cuenta que era una palabra que repetía una y otra vez.

—Mío.

Un resplandor lo llenó de paz, y Jun asintió con la cabeza.

—Tuyo.


Continuara............ 

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