martes, 23 de septiembre de 2014

Amando al jefe. Capitulo Final !



—¿No? —Pasó la lengua por los labios nerviosamente. 

—No. Me di cuenta que no tenía ganas de verlo cuando estaba aliviado de que cancelara. —Saeng sacudió la cabeza. Dio un paso más cerca de Kyu, tomó la raqueta de tenis de su mano y la apoyó contra la pared—. Me di cuenta de otra cosa. 

Kyu se abrazó, deseando que hubiera una manera de cubrir su pálido pecho flaco sin aportar más atención a él. Casi dio un paso atrás porque Saeng estaba peligrosamente cerca de invadir su espacio y Kyu sabía que si estaba un poco más cerca de él se daría cuenta de que la polla de Kyu se estaba elevando en los pantalones de su pijama.


—¿Qué? 

—Realmente te eché de menos —dijo Saeng suavemente.

—¿A mí? —Su voz chirriaba como un ratón, pero en realidad, no pudo haber oído bien. Tragó saliva—. ¿Quieres decir que realmente has llegado a confiar en que tu asistente ande por ahí? ¿Echaste de menos mi genial café?

Saeng se rió. —Eso también.

—Yo no creo que lo entienda.

Y entonces dio otro paso y se puso de pie tan cerca de Kyu que podía sentir el calor del cuerpo de Saeng. 

Sus piernas tocaban las de Kyu y sus entrepiernas estaban a sólo una fracción de una pulgada de distancia. 

Su aliento atrapado en su garganta.

La mano de Saeng se levantó y los dedos se curvaron alrededor de la mandíbula de Kyu. —Eres tan hermoso.

Kyu parpadeó. —¿Per-perdón?

—Tú. Eres precioso, sexy como el pecado, y te quiero tanto que duele.

Se le ocurrió entonces a Kyu que estaba todavía dormido, probablemente se quedó como un tronco en la bañera, soñando con Saeng diciendo todas las cosas que había deseado. No podía haber otra explicación. Lo que también significaba que podía despertar en cualquier momento y el maravillosa sueño de fantasía se iría y se daría cuenta de que su jefe aún estaba en Tokio y todavía desinteresado.

—¿Sí? —preguntó al hombre de sus sueños—. Yo también te deseo. No tengo tanto tiempo. Bésame. 

Saeng sonrió y bajó la cabeza lo suficiente para cubrir los labios de Kyu con los suyos. Eran cálidos, suaves, y exigentes. Deliciosos, también. Gimió y enlazó sus brazos alrededor de la cintura de Saeng, atrayendo sus cuerpos juntos. Kyu sintió el borde duro de la erección de Saeng. 

—Tan real —murmuró contra la boca de Saeng.

—¿Mmm?

—Nada. —Sus labios se separaron y la lengua de Saeng sondeó el interior. Su pene completamente duro se esforzó por liberarse de los pantalones de su pijama—. Fuera.

—Mmm-hmm. —Saeng arrancó sus pantalones de pijama, empujándolos hacia abajo a las piernas de Kyu hasta las rodillas. Cerró una mano sobre el eje tenso.

—Oh, oh, joder —jadeó Kyu, alejándose de los labios de Saeng y enterrando su cara en la garganta del hombre cuando la mano de Saeng se deslizaba hacia arriba y abajo por su polla.

 


Kyu tomo en brazos a Saeng y fue llevado el resto del camino hasta el dormitorio. Kyu lo estableció en el borde de la cama y procedió a tirar de sus pantalones el resto del camino de sus piernas.

Saeng miró arriba a Kyu, sus párpados sintiéndose increíblemente pesados mientras observaba a Kyu tirar de su suéter marrón por la cabeza, dejandolo al descubierto.

—Tócate mientras termino de desvestirme —Kyu ordenó y era algo que Saeng estaba totalmente dispuesto a obedecer.

Empuñó la punta de su polla, su pulgar vagando sobre la hendidura que goteaba y comenzó a bombearse mientras observaba a Kyu despojarse de sus vaqueros y calzoncillos boxer. La mitad inferior era tan deliciosa como la de arriba, Saeng notó. Las piernas construidas con puro músculo y una polla grande y gruesa que sobresalía en su dirección. 

Kyu se inclinó sobre él y lo besó brevemente. —Volveré.

—No —le rogó, agarrando los brazos de Kyu para que no se fuera.  —¿Que necesitas?

—¿Donde tienes tu lubricante?

—En el baño, ahí también encontraras condones

Saeng lo dejo ir de mala gana. Probablemente parecía muy tonto. Continuó acariciando su polla con una dolorosa necesidad de venirse, conteniendo la respiración para el regreso de Kyu. 

Kyu apareció con una pequeña botella de lubricante de color verde pálido. — Saeng se echó a reír al ver el ceño fruncido de Kyu en ella. —Um, sí, es con sabor a kiwi. 

—Oh. —Y Kyu sonrió.

Saeng se dio la vuelta sobre su estómago, levantándose un poco para dar a Kyu más fácil acceso a su culo.

La gran mano de Kyu golpeó una mejilla. —Sube arriba de la cama un poco más.

Saeng lo miró por encima del hombro y su aliento quedó atrapado en su garganta. Tal vez realmente iba a ser follado por Kyu. Y ¡guau! pensar que el hombre era un poco pervertido. Tenía una nalga escociéndole para dar fe de eso. 

La mano cayó sobre la otra mejilla. —Muévete.

Saeng se movió, pasando rápidamente hasta casi el centro de la cama. Kyu se arrodilló detrás de él y después vertiendo un poco de lubricante, insertó un dedo dentro del agujero de Saeng.

Habían pasado tanto tiempo, desde Hyun, por lo que el primer impulso dentro quemaba un poco, pero Saeng obligó a sus músculos a relajarse y abrió más las piernas. Metió la mano entre él y el colchón y una vez más agarró su propia polla para masturbarse a sí mismo. 

Kyu deslizó un segundo dedo dentro de él y gimió, empujando atrás contra la bienvenida intrusión. 

Saeng gimio—Lástima que todos mis juguetes estén guardados.

—¿Juguetes? 

—Sí, consoladores y tapones, ese tipo de cosas. Los empaqueté después... bueno, después que Hyun murió. —Kyu se detuvo el tiempo suficiente como para que Saeng mirara sobre su hombro hacia él de nuevo. Parecía serio, pero no demasiado triste—. Tal vez deberíamos conseguir juguetes nuevos para nosotros.

El corazón de Kyu casi estalló en su pecho. ¿Juguetes para ellos? ¿Como si esto no fuera una cosa experimental de una sola vez? Encaró de frente de nuevo y asintió. De repente fue difícil encontrar su voz.

Un tercer dedo fue añadido y fue casi demasiado, pero teniendo en cuenta el tamaño de la polla que colgaba entre las piernas de Kyu, quizás no. Los dedos de Kyu se retiraron y puso las dos calientes manos en las mejillas de Saeng mientras empujaba la cabeza de su polla dentro. 

Kyu empujó su culo contra Saeng, obligando más a la polla del hombre a entrar en él, metiéndola por completo. Había sabido, dado que echó un vistazo a la polla de Kyu que era grande, pero ahora cuando el pene se adentró en su interior, deslizándose por el apretado anillo de músculos, no estaba seguro de que Kyu encajara del todo.

—Jesús, cariño, eres tan jodidamente estrecho —dijo Kyu, su respiración salía cortada y aguda.

—Tú eres grande.

Kyu se rió. —Sí, adulador, tu eres el jefe. Relájate y déjame entrar. 

Saeng resopló un suspiro. —Es fácil para ti decirlo. —Pero se centró y se obligó él mismo a soltar la tensión en su cuerpo, facilitando el camino para que Kyu entrara dentro de él, sus pelotas profundas.

Temporalmente había dejado de deslizar su mano hacia arriba y abajo de su erección, pero ahora cuando Kyu estaba completamente incrustado y empezando a moverse dentro de él, Saeng comenzó a sacudirse la polla para ponerla completamente dura una vez más. 

Con su mano libre, Saeng agarró la colcha de la cama, encontrándose con cada uno de los empujes de Kyu hacia adelante con un empuje hacia atrás, el sonido de la piel abofeteando resonando fuerte en la casa por otra parte tranquila. Cada vez que la polla de Kyu rozaba su próstata, Saeng gemía, hundiendo sus dientes en el labio inferior, y en un punto drenando sangre. 

Este era su hombre soñado, del que había estado enamorado por siempre y apenas podía creer que fuera real, incluso ahora mientras yacía debajo de Kyu, el pene del hombre jodiéndole por todo lo que valía la pena. 

Los dedos de Kyu se clavaron en sus caderas mientras conducía aún más profundo, golpeando casi rudamente en Saeng una y otra vez. Era casi demasiado, casi demasiado intenso. 

—Tan bueno —gruñó Kyu, sus embestidas acelerándose, llegando a ser aún más duras, tan duras y poderosas, que Saeng casi tenía miedo de que la cama se fuera a romper por debajo de ellos. 

Entonces Kyu salió y dio la vuelta a Saeng sobre su espalda. Se quitó el condón y envolvió el puño alrededor de la base de su pene cuando disparos perlados de semen golpearon a Saeng en el estómago y el pecho. 

Sin apenas una pausa, la mano de Kyu se unió a la de Saeng sobre su polla y se masturbaron juntos hasta que Saeng estaba gritando hasta quedarse ronco cuando su semen brotó para unirse al de Kyu en su estómago.

Kyu mezcló el semen de los dos juntos, frotándolo en la piel de Saeng, luego lamió un rastro de él arriba en el estómago de Saeng, deteniéndose justo donde latía el corazón de Saeng. 

Cuando Kyu se dejó caer sobre la cama, atrajo a Saeng hacia él, envolviendo sus brazos alrededor de él y sosteniéndolo muy cerca. Saeng apoyó la cabeza sobre el pecho de Kyu. No dijeron nada y los ojos de Saeng se cerraron.

Pero al parecer no era capaz de detener lo inevitable y pronto sus párpados eran demasiado pesados.



Kyu abrió los ojos a la luz del día y por un momento tuvo problemas para saber siquiera dónde estaba. Se pasó una mano por la cara y se sentó, dándose cuenta de que estaba enredado en las sábanas azul claro. 

Desnudo. 

No en su habitación.

Saeng.

Olió el aire. Bacon. Conocería ese olor en cualquier parte. Bajó la mirada hacia su pecho y vio unas cuantas manchas de semen seco. 

—Oh, Dios mío. 

Había sido real. Saeng había venido realmente a casa anoche de Tokio y realmente tuvieron relaciones sexuales. Kyu se levantó de la cama y fue al baño. La bañera había sido drenada, pero la toalla que había elegido antes de entrar aún estaba en el lado de la bañera. Se hizo cargo del asunto y luego se lavó antes de salir a vestirse con un par de vaqueros y una camiseta verde bosque. 

Ahora que tenía que hacer frente a Saeng esta mañana, no estaba seguro de cómo hacerlo. 

¿Qué le dice uno al jefe que se había follado a fondo la noche anterior? 

No tenía absolutamente ninguna experiencia con estas cosas. 

Kyu salió de la habitación y a la cocina. Al momento, la espalda de Saeng estaba con él, mientras se situaba en el horno dando la vuelta al bacon en la sartén. 

Se aclaró la garganta. —Buenos días.

Saeng se volvió, poniendo la espátula hacia abajo, y se acercó a él con una sonrisa. Le abrazó y le besó, como si fuera totalmente normal. —Buenos días. ¿Has dormido bien? 

Él asintió. —Al igual que los muertos, creo. Eso huele muy bien. 

—Hay café; sírvete tú mismo. Tengo que decir, sin embargo, que no es tan bueno como el que tú haces.
Kyu fue al armario y sacó una taza y luego la llenó de café de la cafetera. Añadió crema. 

—Creo que tenemos que hablar —dijo después de un momento de silencio. Dejó la taza de café sin tomar un sorbo.

Los labios de Saeng se movieron, pero dijo: —Supongo que sí.

—¿Qué pasó? —Exhaló un suspiro—. Quiero decir, tuvimos sexo, lo sé. Lo hicimos, ¿no? 

Saeng se rió de eso. —Sí, lo hicimos. Espera. —Apagó el quemador y escurrió el bacon en una toalla de papel. Cuando terminó, encontró en la cocina a Kyu y lo atrajo a sus brazos—. Lo que pasó es que supongo que me desperté. 

—¿Te despertaste?

—La verdad es que,

—Tú y yo, juntos, es complicado. Yo soy tu jefe y no debería querer que entres en min pantalones —dijo Saeng. Pero no he podido dejar de imaginarnos los dos juntos durante meses. 

—Pero planeaste un fin de semana con un ex, ¿no?

—Sí, se llama negación. Si quieres saber lo que realmente sucedió es que, bueno, en el momento en que me hablaste sobre Suk pidiéndote salir, lo comprendí. 

—¿Lo comprendiste? —Kyu sintió como que tal vez le faltaba algo. A lo que quiera que esto le llevara, esperaba, que fuera bueno. Había esperanza en su corazón de que por primera vez en meses tal vez lo fuera. 

—Eres tú. Quería pasar el fin de semana contigo, no con él. Lo llamé y le dije que lo olvidara. He estado bailando alrededor de mi atracción, mis sentimientos por ti, durante meses y ¿por qué? Estaba bastante seguro de que sentías lo mismo por mí. 

Kyu sonrió. —Sí, mil veces sí.

Saeng frotó el pulgar por el labio inferior de Kyu. —Cuando Hyun murió de cáncer, creí que nunca lo superaría. El dolor era inimaginable y aunque realmente te quería, no estaba seguro de que nunca pudiera involucrarme con alguien profundamente otra vez. 

—Puedo entender eso. 

—Nunca podría ser casual para mí, Kyu. Era todo o nada. Y estaba bastante seguro que tenía que ser nada.

Asintió con la cabeza, sintiendo su garganta apretarse y los ojos picando un poco. —¿Pero ahora?

—No podía dejar que un idiota como Suk te consiguiera. Él no es digno de ti. Caray, yo no lo soy probablemente, pero no quiero que nadie más tenga la oportunidad contigo que quiero yo —dijo Saeng. Se inclinó y presionó sus labios en los de Kyu en un suave y dulce beso.

—No puedo creer que estés diciendo todo esto. Estaba seguro de que anoche fue un sueño.

Saeng negó con la cabeza. —No. Fue hace mucho tiempo. Quiero tener una relación contigo, Kyu, y todo lo que implica.

Kyu sonrió, su corazón sintiéndose ligero. —Yo quiero eso, también.

—Vamos a empezar con este fin de semana. Quiero que te quedes aquí conmigo y podemos pasar todo el fin de semana conociéndonos mutuamente. 

—Y, espero, que los cuerpos del uno al otro.

Saeng se rió. —Definitivamente eso. Tal vez incluso tomar tiempo para ir a buscar esos juguetes acerca de los que te hablé. 

Kyu sabía que estaba ruborizado, pero no le importaba. Estaba demasiado malditamente feliz y emocionado. Echó los brazos alrededor de la cintura de Saeng. Se besaron durante varios largos y lentos minutos, sólo para conocer el sabor mutuo. 

—Oye, ¿puedo hacerte una pregunta? —preguntó Kyu cuando vino a tomar aire.

—Claro.

—¿Tiene GeunSuk realmente fiestas de drogas?

Saeng se encogió de hombros. —No tengo ni idea. Quizá sí, quizá no.

Kyu se quedó sin aliento en su falsa indignación. —¡Entonces me mentiste!

—Invención.

—Lo cual es una mentira.

—Tal vez. —Saeng parecía totalmente impenitente y Kyu descubrió que le importaban un bledo Suk y sus fiestas de drogas de todos modos. Saeng le besó de nuevo, sus lenguas a duelo por el control—. Debería terminar nuestro desayuno. 

—Está bien. —Se rió y dejó que Saeng volviera al quemador—. No puedes ser mi jefe nunca más, ¿eh?

—Probablemente no, cariño. Trabajaremos en eso la próxima semana cuando vayamos a trabajar. No te preocupes, cualquier cosa que suceda, no voy a dejar que tengas un jefe absorbente. Pero no quiero ocultar que estamos juntos tampoco. 

Kyu no podía dejar de estar feliz por eso. No quería relaciones ocultas tampoco. Había pensado que amar a su jefe era una mala cosa que sólo terminaría en angustia, pero ahora, no podía dejar de sonreír y pensar en todas las maravillosas cosas que venían en el futuro. 

Y hablando de venir... 

Kyu fue a Saeng y envolvió sus brazos alrededor de él. —¿Estás seguro de que no podemos volver a la cama ahora y comer eso para el almuerzo? 

Saeng giró en sus brazos. —Ahora, ¿cómo puedo discutir con eso? 

......................Fin......................

2 comentarios:

  1. Par de calentones....ahora no van a salir del dormitorio...pero eso es el amor....Que lindo que al fin están juntos..

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  2. Me encanta que saeng celara a kyu hermosos!!

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