jueves, 25 de septiembre de 2014

La evolución del amor. Capitulo 6




Min llego tarde al trabajo de nuevo. Se apresuró a entrar a The Falls a las tres y media, media hora después de la hora en la que debería de haber llegado, y se encontró a Hyosung con una curiosa mirada y una enorme sonrisa.

―Hola, Hyo. ―Min palmeo el hombro de ella―. Te ves encantadora hoy.

Hyosung le sonrió. ―Alguien tuvo suerte anoche, ¿huh?

―Define suerte ―Min le sonrió.

―Tu sabes, suerte ―Hyosung se acero y jalo a Min del saco de su traje hacia un lado de la puerta―. Como en teniendo montones de caliente sexo salvaje.

― ¿Que ―Min dijo, tomando una chaqueta de chef limpia del armario de blancos― te hace pensar que Jun y yo tuvimos sexo?

―Estas usando el mismo traje que ayer. ―Hyosung pasó su pulgar por la hinchada comisura de la boca de Min, recordándole perturbadoramente a su madre―. Además de que se corrió en tu cara.

Jung Min logro mantener su dignidad a pesar de sus mejillas ruborizadas y la traviesa sonrisa de Hyo. ―Gracias por señalarlo. Ahora si me disculpas, tengo que lavarme la cara. 

Min empezó a caminar para salir de la cocina. La mano de Hyo en su brazo lo detuvo. ―Min. Sé que no eres un niño desde hace mucho, pero espero que sepas lo mucho que me preocupo por ti.

Min sonrió. ―Lo hago. Gracias.

Hyosung apretó su brazo y se giró de regreso a su trabajo. Min se dirigió al cuarto de baño, cómo había terminado teniendo semen en su cara, él no tenía ni idea. Probablemente de besar a Jun después de que él había chupado a Min, arrodillado a sus pies en el cuarto de baño, mientras Min se bañaba como autómata.

Jung Min no había abierto sus ojos hasta las dos y cuarenta y cinco de la tarde y no se había resistido a la mamada de Jun en el cuarto de baño.

Quizás él no hubiera llegado tarde si hubiera renunciado a la felación o a la ducha, pero él no quería dejar ninguna de las dos cosas.

De pie frente al lavabo se limpió los rastros de semen en su mentón, pensó en la potencialmente riesgosa situación que había comenzado a sentir por Jun.

Él nunca había conocido a nadie que estimulara su cuerpo y su mente como Jun lo hacía. Ellos pasaron horas alternando entre hablar y hacer el amor, hasta que se quedaron dormidos uno en brazos del otro cuando el cielo comenzaba a clarear. El sexo entre ellos era asombroso, tan intenso que era un poco atemorizante. 

Pero lo que realmente asustaba a Min era lo mucho que le gustaba Jun incluso cuando no estaban jodiendo.

La mayoría de las relaciones de Min habían fallado en ese punto. Jung Min creía que era por la falta de balance. Sexo genial o genial conversación, pero nunca ambas. En Jun el encontró por primera vez a alguien que combinaba perfectamente con él. Que podía ser su pareja en cada sentido de la palabra. Era aterrador y excitante.

―Aún es pronto ―Min le dijo a su reflejo, viéndose totalmente satisfecho y saciado―. No sabes lo que podría suceder.

Eso era cierto. Él no sabía lo que podría suceder, ninguno de ellos. Diferencias filosóficas o religiosas podrían emergen y ser insuperables. Locos secretos o fantasías podrían aparecer que construyera una pared entre ellos en la cama, destrozando la sensación de absoluta libertad sexual que ellos compartieron la noche pasada. Apenas se conocían desde ayer. Aún no se conocían el uno al otro.

Min sabía todo eso y lo aceptaba. Pero él había aprendido hace mucho en confiar en sus instintos y en la verdad de su corazón.

Y su entero ser le gritaba que Jun podría ser el ‘Único’. Todo lo que tenía que hacer ahora era esperar y ver.

Sonriendo ante su poco característico cabello despeinado y el brillo en sus ojos ante el espejo, Min se acomodó su chaqueta y salió del cuarto de baño.




Min sonrió y tarareo mientras transcurría la tarde y la noche.

Expertamente evadió las preguntas sobre su cita con Jun. A falta de cualquier dura información, salvajes rumores comenzaron a surgir, que Min pretendió no escuchar. Para cuando el restaurant cerró, estaba divertido al descubrir que él y Jun aparentemente se habían ido y se habían casado.

―Terriblemente largo el viaje, Min.―Kangin, el jefe de meseros, dijo arqueando una pálida ceja al grupo
del personal que hablaban con sus cabezas juntas mientras contaban las propinas ―. Debes haber roto algunas leyes de tránsito para ir y venir.

Min se rio. ―Entonces ¿ya oíste acerca de mi boda?

―Sí. ―Kangin sonrió―. ¿Eso significa que tengo que decirle al hermano de mi esposa que estas fuera del mercado? lo va a devastar. 

―Hm, sí. Lo estoy, siento quebrar el corazón del pobre hombre pero sabes que los votos son sagrados.

La cara de Kangin se volvió blanca de muerte. ―Entonces es cierto. ¿Lo hiciste?

―Buen señor, no. ―Min sonrió ante el obvio alivio de Kangin ―. Pero Jun me gusta mucho, y creo que él se siente de la misma manera. Tengo un buen presentimiento acerca de esto.

Kangin lo veía pensativo. ―Te ves feliz. Eso es algo bueno―.

―Puede serlo ―Min dijo mientras Kangin palmeaba su espalda y salían del restaurant―. Creo que puede serlo. 




Los dedos de Jun se curvaban alrededor de la barra de hierro en la cabecera de la cama de Min. Los músculos de su espalda se tensaban. ―Duro ―él jadeaba.

―Te gusta esto, ¿no es así? ―Min le dio un fuerte empujón e hizo que Jun se arqueara y gimiera.

―Amo jodidamente esto. ―Jun se empujaba hacia atrás, hacia él―. Vamos, empújate duro en mi culo, puedo tomarlo. Por favor, Min…

Jung Min sonrió, sosteniendo un lento y perezoso ritmo.

Acariciaba la base de la columna de Jun con la mano que no sostenía su cadera. Después de dos meses y sexo casi diario, él sabía exactamente lo mucho que Jun podía tomar, y eso era mucho. El simplemente no podía resistir provocar a Jun. Él amaba la manera en que le rogaba cuando estaba desesperado porque lo
jodieran, la pálida piel brillaba con el sudor y sus ojos se volvían salvajes.

―Dios, Min, ¡por favor! ¡Jodeme como me gusta!

Como siempre, que oía el tono de necesidad en la voz de Jun, Min lo hacía. Se dejaba ir, golpeando el interior de Jun tan duro como podía. Jun se corría primero, la rítmica ondulación del interior causaba la liberación de Min poco después. Siempre asombraba a Min lo mucho que Jun podía correrse tan fácilmente justo después de ser jodido.

Jun colapso a su lado tan pronto como Min se deslizó fuera de él. Jung Min se quitó el condón y lo lanzó al bote de basura, y envolvió su cuerpo alrededor de Jun.

―Mmmmm ―Jun gimió―. Maldición, eres bueno.

Min se rio y beso la parte de atrás del cuello de Jun. ―Y tú eres fácil.

―Oye, tengo que ir con tus sentimientos, hombre.

― ¿Qué quieres decir?

Jun se giró y le dio una perezosa sonrisa. ―Quiero decir que tú me haces sentir caliente como una jodida y me gusta eso.

―El sentimiento, te aseguro, es enteramente mutuo.

Jun se retorció profundamente dentro de los brazos de Min, presionando su húmeda espalda contra la ingle de Min. ― ¿Sabes que es lo mejor?

― ¿Qué?

―Cuando estamos así.

― ¿Así como? ―Min se acomodó entre las piernas de Jun y acuno sus bolas―. ¿Desnudos?

Jun se rio. ―Desnudos es genial, sí. Pero, lo que quiero decir es que me gusta cuando me sostienes así después de joderme. ―La voz de Jun era apenas un murmullo―. Puedo sentirte rodeándome. Eso es la mejor cosa.

El pecho de Min se tensó. Enterró la cara en la curva del cuello de Jun y cerró los ojos, inhalando la esencia limpia y masculina de Jun. ―También me gusta, Junnie.

― ¿Quieres salir esta noche? ―Jun tomo la mano de Min y entrelazo sus dedos―. Podemos revisar ese nuevo lugar en Haywood.

―Me encantaría.

―Fantástico.

Ellos se quedaron en un confortable silencio. Min sabía que Jun se había quedado dormido cuando comenzó a respirar lentamente. Min se quedó despierto, sosteniendo a Jun muy cerca preguntándose cuando se había enamorado tan duro.



Ellos tuvieron su primer pelea real tres días después. 

―No lo comprendo, Jung Min―Jun dijo mientras paseaba por el departamento―. Qué es, ¿te avergüenzas de mí? ¿Es por mi apariencia?

―Claro que no me avergüenzo de ti ―Min insistió―. Es simplemente que…prefiero no tratar con mi familia esta noche. Las parrilladas de ellos siempre son para meterse en mi vida, y no estoy de humor para eso. Prefiero pasar tiempo contigo a solas.

―Uh-huh. Seguro. ―Jun se detuvo con sus brazos cruzados y sus ojos echando chispas frente a Min que estaba sentado en el sofá ―. Solo admítelo. No quieres que tu familia sepa que estas saliendo con un loco que se ve como yo.

El padre de Min los había invitado a ambos a cenar y Jung Min los había rechazado. Cuando Jun pregunto porque, Min descubrió que él no podía explicarlo. 

Presentar a Jun con sus padres podría ser el primer paso a una relación más permanente.

Dar ese paso sin saber cómo se sentía Jjun parecía tentar el destino.

Antes de que ellos llevaran su relación a algo más, Min tenía que saber que Jun también lo amaba. Y no estaba seguro de estar listo para descubrirlo.

Min cautelosamente tomo el brazo de Jun. ―Junnie, tú no eres un loco, y quiero que mis padres te conozcan. Solo que…no esta noche.

― ¿Por qué? No creo que solo no quieras tratar con esas preguntas y esa mierda. Hay algo que no me dices. ―La expresión de Jun irradiaba ira, pero no pudo esconder el dolor en sus ojos.

Tomando a Jun en sus brazos, Min lo sostuvo hasta que la tensión se derritió en su cuerpo y él se relajó contra el pecho de Min. Cuando los brazos de Jun rodearon la cintura de Min, sabía que ellos estarían bien.

Min beso el cabello de Jun. ―Lo siento.

―No quería empezar una pelea ―Jun dijo melancólicamente―. Es solo que no entiendo.

―Lo sé. Y sé que no te di la explicación que quieres. Sé paciente conmigo, ¿está bien? Dame algo de tiempo.

Jun asintió contra el cuello de Min. ― ¿Que acerca de que me hagas la cena en tu departamento esta noche? Eso me compensaría.

Min se rio. ― ¿Cómo puedo resistirme a esa invitación? Es una cita.

―Bueno.

Jun levanto la cara, abrió los labios y Min lo beso. Se sentía tan bien, tan perfectamente natural. No podía perder esto, Min pensó al borde de la desesperación. El nudo que sentía en su estómago era el miedo de no tener idea de que si al decirle la verdad a Jun de que quería que estuvieran juntos podría lograr que ellos estuvieran juntos o los separaría. Pero no podía esperar para siempre para descubrirlo.

Cuando el dulce deseo se elevó y ardía entre ellos y Jun lo jalo hacia la cama, Min tomo una decisión, Para bien o para mal, su confesión podría cambiar las cosas, pero él tenía que hacerlo. Tenía que hacerlo.

Esa noche, Min se prometió. 

Le diré esta noche.


Continuara................

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