domingo, 1 de mayo de 2016

El Placer de Saeng Capitulo 6



Saeng vio la atónita mirada en el rostro de Hyun. Se había sentido de la misma manera en su primer encuentro con los amigos de su antiguo Amo. Le habían puesto los pelos de punta. Por lo que su dueño le dijo, ellos eran completamente malvados sin una pizca de remordimiento en sus huesos. No podía entender por qué su antiguo Amo tenía nada que ver con ellos, pero no era lo suficientemente estúpido como para cuestionárselo. No era asunto suyo, y Saeng había temido que si molestaba mucho a su dueño, el hombre lo entregara a los monstruos para la merienda. Eso era suficiente para hacer que
alguien se comportara.


—Es un informe sin fundamento —continuó Jun—, pero he oído hablar de avistamientos.

—¿Avistamientos? —Hyun le preguntó mientras se acercaba más a su pequeño protegido, casi como si necesitaraconsuelo. Saeng le daría eso y más—. ¿De qué tipo?

—Como he dicho, no hay nada concreto. —Jun suspiró profundamente cuando miró hacia bajo a sus manos, retorciendo los dedos entre si—. Esperaba que no fueran más que historias.

—No lo son —dijo Saeng —. Mi Amo me llevó a encontrarme con ellos en un par de ocasiones.

Jun levanto la cabeza rápidamente. —¿Los has visto realmente?

—Sí, y huelen a perro muerto mojado. —¿No era eso de lo que habían estado hablando?

—¿Son los mismos hombres de los que estabas hablando?

Saeng asintió.

—¿Qué nos puedes decir al respecto? —preguntó Min—. ¿Cómo se ven? ¿Cuántos había? ¿Por qué tu dueño se reunía con ellos?

—La mayoría de ellos se veían como todo el mundo pero… —Se estremeció ante el recuerdo que lleno su cabeza. Eran cosas que provocaban pesadillas.

—¿Pero que, Saeng? —le preguntó Hyun en voz baja.

—Algunos tenían un aspecto extraño.

—¿Extraño cómo?

—Bueno. —Saeng contuvo el labio inferior y miró en torno a todo el mundo antes de bajar la cabeza—. Uno de los hombres que el Amo me presentó tenía cola. —Cuando sus palabras se encontraron con el silencio, miró a través del flequillo de su pelo. Su nerviosismo empezó a crecer cuando se dio cuenta que Min, Jun, y Hyun solo lo miraban—. ¿A-Amo?

—¿Qué quieres decir con que tu Amo te presentó a ese hombre? —gruñó Hyun.

—¡Espera! —Los ojos de Saeng ojos se abrieron como platos cuando Gage gritó. Él lo miró con sorpresa—. Realmente tenemos que seguir en lo que estábamos, Hyun.

—Estamos en el buen camino, ¡maldita sea! —El hombre dejó caer su puño en la mesa.

Las lágrimas picaron en las comisuras de los ojos de Saeng mientras caía de rodillas, y apoyaba los brazos detrás de la espalda, deseando poder cubrir su cabeza y protegerla de la golpes que sabía que iban a venir. Pero eso empeoraría las cosas. Siempre era así.

Una vez más, el silencio llenó la habitación. Solo que esta vez, Saeng se negó a mirar hacia arriba. No había forma, de ninguna manera. «Soy una buena mascota», repitió una y otra vez en su cabeza. «Soy una buena mascota».

—Saeng, quiero que te levantes.

Se puso en pie al instante, pero mantuvo los ojos mirando al suelo. Mira, era una buena mascota. Él no necesitaba un recordatorio de la mano de Hyun. Podía seguir órdenes. Apenas se controló de dar un respingo hacia atrás cuando vio la mano del hombre venir hacia su rostro. Hyun era un hombre enorme. Un golpe podría romperle seriamente la cara.

Saeng había aprendido que la gente de gran tamaño era un peligro potencial.

Hyun podría ser muy peligroso para él, y no solamente por su tamaño. Saeng lo quería como Amo, mucho, sabía que no iba a pelear si el hombre decidía golpearle. Sus hombros se hundieron con ese pensamiento. Ni siquiera se resistió cuando le levantó la barbilla.

—Saeng, mírame.

Levantó la mirada con miedo por lo que podría encontrarse en los ojos de Hyun. Se sorprendió al ver
interés, y preocupación en su velada profundidad. Nadie se había nunca preocupado por él. Nadie.
—¿Estás bien, Saeng?

Asintió sin decir palabra.

—Nadie está molesto contigo, Saeng. —Sonrió Hyun—. Te lo prometo.

—Gracias, Am... Gracias, Hyun.

—Buen chico. —La sonrisa de Hyun se ensanchó, y se volvió de nuevo hacia Min y Jun.

Sintió el pulgar de Hyun frotando sobre la parte baja de su espalda, emocionándolo. Sabía que lo estaba haciendo inconscientemente, pero Saeng siempre podía soñar. Soñar con Hyun queriendo retenerlo. Soñar con el hombre queriendo tener sexo con él.

El corazón de Saeng empezó a latir más rápido. Se sentía extraño mientras estaba allí, escuchando la conversación de los hombres. Su cuerpo se sentía caliente y dolorido. Por primera vez en su vida, quería tener sexo, quería complacer a otra persona de esa íntima manera.

En realidad, nunca entendió por qué estaba prohibido que tuviera sexo. Solo sabía que lo estaba. Siempre había sido así. Cualquier persona que trató de tocarlo de esa forma íntima, fue castigado severamente por su Amo. Saeng sabía que no era por la bondad de corazón de su dueño, porque no tenía corazón, pero, no obstante, estaba agradecido por ello.

Era una sensación extraña querer a alguien tanto como quería a Hyun, cuando no había querido a nadie más en su vida. Tal vez si era realmente bueno, el fuerte hombre lo recompensaría, y le permitiría chuparle la polla. El pensamiento hizo su boca agua.

Maldita sea, cada vez se ponía más duro ahí, de pie. Saeng miró a su alrededor, pero nadie le prestaba atención. Deslizó la almohada un poco más abajo, cubriendo su erección.

—Voy a llevar a Saeng a que se acueste. Avisadme cuando estéis preparados para salir, y bajaré. —Dijo Hyun mientras tiraba de los hombros del chico, saliendo de la oficina en la que estaban.

—Monstruos —se quejó Hyun, y sacudió la cabeza mientras Saeng lo seguía escaleras arriba.

—Pero es cierto —dijo Saeng a su lado, mientras se encaminaban a la habitación de Hyun.

El hombre gruñó, con una expresión de incredulidad en su rostro mientras abría la puerta del dormitorio. Saeng dejó estar el asunto. No quería cabrear a Hyun. Su nuevo Amo estaba siendo muy amable con él, y no quería molestarlo. Le gustaba como lo estaba tratando, y no quería que eso cambiara.

Todavía estaba preocupado por donde iba a dormir. Ningún otro de sus dueños le había permitido dormir en una cama de verdad.

Era un poco intimidante, y un poco abrumador incluso considerarlo. ¿Se le permitiría dormir en los brazos de Hyun? ¿O sería golpeado, incluso por soñar con algo así de especial?

—Ha sido un día agotador para ti. ¿No, Saeng? —Hyun le preguntó mientras tiraba de las magníficas sabanas azules en la increíble cama. Saeng se quedó allí estrangulando la almohada entre sus brazos mientras asentía, mirando hacia el suelo donde recordaba haber dormido cuando estaba con uno de sus
anteriores dueños.

—Sí, Hyun. —Y entonces Saeng levantó la cabeza bruscamente, el miedo llenándolo—. Pero si necesitas que haga algo, puedo hacerlo. He pasado días sin dormir antes. Te juro que puedo hacerlo, solo pregunta.

Podía ver la oscura sombra cruzando los ojos de Hyun una vez más. Saeng no estaba seguro de lo que había dicho, podía haber disgustado al hombre por lo qué, frunció sus labios, y se mantuvo en silencio.

—No necesito que hagas nada más que dormir, Saeng— dijo Hyun mientras sus ojos se suavizaron una vez más. Caminó hacia un armario y sacó una camiseta, sosteniéndola extendida hacia Saeng—. Toma, ponte esto. Será más cómodo que dormir con el albornoz.

Aferró a su cuerpo el albornoz que Hyun le había dado. No quería renunciar a él. Era de lejos lo más suave que había sentido nunca. Temía que si se lo quitaba nunca podría verlo o sentirlo de nuevo.
—Solo cuélgalo sobre la silla al lado de la cama, Saeng . — Dijo Hyun después de un momento—. De esa manera podrás ponértelo en la mañana cuando haga frío sin tener que ir a buscarlo.

Bueno, eso hacía las cosas un poco diferente. Sin embargo, Saeng tardó en quitárselo, hasta que tomó la camiseta que Hyun le tendía, y se dio cuenta que olía a él. Y a limpio. Olía a limpio. No podía recordar tener alguna vez en el pasado algo que estuviese realmente limpio.

Rápidamente tiró de la camiseta de algodón por encima de su cabeza, luego miró hacia abajo y la vio caer hasta sus rodillas. Estaba bastante seguro de que si doblaba sus rodillas contra su pecho, podría meter la camiseta en torno a sus piernas. Estaría caliente toda la noche.

Saeng miraba desde el borde de la cama mientras Hyun se deslizaba bajo las sábanas. Miró desde las almohadas de suave aspecto al piso duro. Sintió a la confusión instalarse en su intestino mientras la indecisión le mantenía clavado en el suelo.

No quería molestar a Hyun, pero dormir en una cama de lujo no le parecía correcto para él.

Sintió el miedo construirse dentro de él cuando negó con la cabeza. Desafiar a Hyun iba a hacer que su nuevo Amo lo enviara de regreso con su viejo dueño, pero sencillamente Saeng no podía meterse en la cama.

—Dame tu mano, Saeng.

Se acercó al instante, colocando su temblorosa mano sobre la de Hyun. No se atrevía a rechazar una orden directa, pero... — ¡No puedo, Amo! —dijo con pánico—. Esto no está bien.

Hyun tiró de Saeng hacia abajo sobre la cama, y envolvió sus brazos en torno a él, tirando de su espalda contra su pecho.

—Silencio, cariño, está bien. Solo permanece aquí conmigo.

Saeng permaneció allí rígidamente. Podía sentir a su estómago encogerse ante la idea de ser sancionado por entrar en la cama del Amo. Era un privilegio que no se había ganado, nunca se ganaba, pero Hyun se negaba a dejarlo ir.

Miró hacia atrás cuando oyó un suave ronquido procedente de Hyun. Saeng no era el único que estaba agotado.

No estaba seguro de lo que debía hacer. Hyun dijo que permaneciera allí, así que eso es lo que iba hacer. Su Amo, obviamente, necesitaba descansar.

Pero Saeng también iba a disfrutar de la sensación del cuerpo de Hyun presionando contra el suyo. El calor procedente de la piel de su dueño hacía que se relajara ya que bostezó.

Luchaba por mantener los ojos abiertos, pero la sensación de Hyun envolviéndolo con sus brazos, la sensación de estar totalmente seguro, provocaba que sus ojos fueran bajando lentamente hasta que se quedó dormido.



Saeng se despertó con un sobresalto. Algo estaba mal, pero no podía entender lo que era. Estaba tan oscuro fuera que no podía ver mucho. Una tenue luz brillaba desde el cuarto de baño. Le tomó un momento averiguar lo que estaba diferente.

Por un lado, estaba caliente. Casi siempre tenía frío. Su pequeña manta azul no era lo suficientemente gruesa como para mantener una tibia temperatura, especialmente en invierno. Por otro lado, podía sentir a alguien acurrucado a su lado, presionando contra su espalda. Eso podría ser lo que lo había asustado. Nunca ningún dueño lo tocó así. Ninguno nunca lo había hecho. Este tipo de contacto estaba prohibido. Eso había sido así desde que tuvo a su primer Amo. Saeng no entendía por qué estaba prohibido, pero no iba a discutir el hecho. Eso mantenía a los guardias lejos de él. Más de uno había hecho gestos y comentarios lascivos, diciéndole lo que harían con él, si su Amo no estuviera cerca. La sola idea hacía que su estómago enfermase.

Se estremeció cuando su mano rozó el suave material satinado debajo de él. Miró hacia abajo y pasó sus dedos sobre él, comprendiendo todo cuando de pronto recordó dónde estaba.

Y qué, quien estaba detrás de él, era su nuevo Amo. Ahora sabía que Hyun era su dueño, tal vez no porque el hombre lo hubiera elegido, sino porque Saeng tenía la intención de hacer todo lo posible para que el hombre lo aceptase. Nunca lo habían tratado tan bien como lo hacía Hyubn. Nunca nadie se
había preocupado tanto por él ni le habían hecho sentirse tan seguro. Saeng solo tenía que encontrar la manera de conseguir que Hyun lo mantuviera.

Y tenía una idea bastante buena de cómo hacer eso.

Y buen Dios, el hombre estaba completamente desnudo y duro como una roca. Saeng casi se tragó su lengua cuando sintió la gran polla de Hyun empujando contra su culo sin nada más entre ellos, que la camiseta de algodón que le había dado.

A él realmente nunca le había gustado el sexo en el pasado. No lo había experimentado personalmente, pero lo que había visto hacía que quisiera evitarlo a toda costa. Parecía complicado y doloroso, y francamente, degradante. Las otras mascotas, a las que había visto que usaban de esa forma, nunca lo disfrutaban.

Pero esto era diferente.

Tenía que serlo.

Necesitaba que lo fuera.

Ansiaba que lo fuera.

Quería unirse a Hyun de todas las maneras que pudiera. La pasada experiencia con sus dueños le había enseñado que a todos los Amos les gustaba que sus mascotas atendieran todas sus necesidades. Podía ser que se les hubiera prohibido usarlo de una manera sexual, y Saeng estaría eternamente agradecido por ello a aquel de sus antiguos Amos que así lo decidió, pero se le había enseñado a atender a su dueños de otras maneras, formas no sexuales. Entre ellas, labores de limpieza, ser puesto en exhibición, y ser un saco de arena humano, Saeng estaba bastante seguro de que sabía todo lo que había que saber para ser una mascota.

Sus anteriores dueños podrían haber tenido prohibido utilizarlo sexualmente, pero si podía cumplir con todas las necesidades de Hyun, incluyendo las sexuales, entonces el hombre no tendría ninguna razón para deshacerse de él.

Bueno, al menos, esa era su esperanza.

Saeng empujó las sabanas hacia el extremo de la cama, y luego se deslizó hacia abajo, y se inclinó sobre las piernas de Hyun. Comenzó lentamente, tocándolo y acariciando su piel, lamiendo su camino. Se sintió eufórico cuando Hyun gimió, rodó sobre su espalda y abrió las piernas. Saeng solo esperaba
que significara que estaba disfrutando de lo que le estaba haciendo.

Realmente no tenía ni idea de si era correcto o incorrecto.

Lo poco que había visto de actividad sexual en el complejo, siempre parecía apresurado y desagradable, una gran cantidad de gemidos, gruñidos, y cuerpos golpeándose. Pero si eso era lo que les gustaba a los Amos...

Subió aún más entre las piernas de Hyun, hasta su polla, que se levantó con orgullo delante de él. Después de haber sido mascota durante todo el tiempo que podía recordar, Saeng había contemplado un montón de pollas. Todas las mascotas que había conocido, estaban generalmente desnudas, o
mínimamente vestidas. Pero ni uno solo de ellos tenía una polla que se pareciera a la de Hyun. Ni siquiera la de su antiguo dueño se veía como la de este hombre.

La polla de Hyun era enorme, gruesa, larga y casi lo miraba enfurecida. Saeng , por su vida, no podía entender cómo iba a caber. «Sé dónde se supone que debe ir, pero… maldición. Simplemente no hay manera».

Comenzó a replantearse su pequeño plan hasta que vio a Hyun agarrar su polla y darle un par de golpes, gimiendo mientras lo hacía. Era evidente que el hombre estaba necesitado, y Saeng había prometido cuidar de todas sus necesidades. Solamente tenía que encontrar la manera de hacerlo.

Bajó los labios sobre la polla como había visto hacer a otras mascotas. Por supuesto, una vez que tuvo la gruesa erección en su boca, no tenía ni idea de qué hacer con ella. Empezó a mover su lengua, lamiendo lentamente la gruesa polla. Estaba sorprendido por lo mucho que disfrutaba del sabor. No era repugnante como pensaba que sería.

Los ojos de Saeng se abrieron cuando lamió desde un extremo al otro de la gran polla, y oyó un largo gemido proveniente de Hyun. Repitió el movimiento, consiguiendo otro gemido seguido de un pequeño golpe de caderas.

Sintió que su propia polla se endurecía y empezaba a gotear líquido, cuando las manos de Hyun agarraron su pelo.

Estaba complaciendo a su Amo. Simplemente lo sabía. Saeng puso más ahínco en lamerle la polla, moviéndose hacia abajo lo suficiente para acariciar con la lengua los huevos del hombre, y directamente debajo de ellos, antes de retroceder lamiendo todo el camino hasta la punta.

Enormes gotas de espeso líquido aparecieron en la parte superior de la polla de Hyun. Saeng apenas podía lamer una antes que otra apareciera, y le encantó el profundo sabor almizclado. Se bañaría en ellas si pudiera. Sabían simplemente como a Hyun… un poco agrio y muy delicioso.

Saeng gritó cuando fue agarrado, de repente, y arrastrado hacia el musculoso cuerpo. Antes que pudiera decir una sola palabra, estaba vuelto sobre su espalda y presionado contra el colchón.

—Am... —La palabra se perdió entre su agudo lloriqueo cuando sus piernas fueron separadas con fuerza, y dos gruesos dedos violaron su culo. Las lágrimas le escocieron los ojos por el intenso ardor que sintió cuando Hyun, metió los dedos dentro y fuera del apretado anillo de músculos. Esto no estaba siendo como se suponía que debía ser.

¿Lo era?

Su aliento quedó atascado en su garganta cuando Hyun gruñó, y sacó los dedos. Un momento después, algo mucho más grande que los dedos del hombre, se empujó contra él. Por un momento, Saeng se sintió como si estuviera siendo partido en dos.

Pero antes que pudiera apenas considerar que gran error podría haber cometido, el dolor desapareció, y un placer diferente a cualquier cosa que hubiera experimentado, inundó cada célula de su cuerpo.

Saeng, gritó sin poder evitarlo. Sintió como una descarga eléctrica se disparaba a través de su cuerpo,
golpeando cada nervio y cada punto de placer. Cada centímetro de piel, que las manos de Hyun  acariciaba, hormigueaba hasta tal punto, que Saeng sentía como si estuviera en llamas. Las manos de Hyun se movían lentamente hacia abajo, rozando ambos lados de su cuerpo a lo largo de sus piernas.

El hombre exploró los muslos, luego se trasladaron para acariciar el abdomen, y el pecho. Cada suave toque aumentaba las ardientes llamas en el interior de Saeng  hasta que su cuerpo entero estaba ardiendo.

La presión en su interior se incrementaba, convirtiéndose en casi insoportable. Se mordió la palma de la mano hasta que se hizo sangre mientras trataba de evitar hacer ruido, pero lo anhelaba casi hasta el punto de dolor. Tuvo que liberar sus gritos, siéndole imposible mantener el sonido para sí mismo.

Los labios de Hyun se estrellaron contra los suyos, robando el sonido de su garganta. Saeng se estremeció, sintiendo los dientes del hombre hundirse en su labio. El sabor cobrizo de la sangre le llenó la boca antes que la lengua de Hyun calmó el pequeño corte en el labio.

El hombre gruñó, de repente, sus caderas se movían más rápido y más frenéticamente. Saeng gritó ante el abrumador placer. Podía sentir algo llegar, algo maravilloso y aterrador todo al mismo tiempo.

Repentinamente la presión en su interior pareció haber llegado al punto de ebullición. Saeng hundió sus dientes en el brazo de Hyun cuando algo explotó dentro de él. Sintió un palpitar en su polla contra el estómago del hombre, y cuerdas de crema caliente salieron despedidas de su polla, cubriendo tanto
a Saeng como a Hyun.

Luces explotaron detrás de sus párpados, cegándolo de todo, excepto del placer que inundaba cada fibra de su ser.

Aspiró profundamente torrenciales corrientes de aire, cuando los expertos toques del hombre lo enviaron a niveles aún más altos de éxtasis.

Hyun no dejó de tocarlo, ni siquiera cuando su polla se hinchó dentro de él, y el hombre rugió su liberación. Saeng soltó el brazo de Hyun, y se echó hacia atrás para ver correrse a su dueño. Fue el espectáculo más glorioso que jamás hubiera visto.

Los músculos en el cuello de Hyun estaban tensos cuando el hombre dejó caer su cabeza. Tenía la piel enrojecida por el calor. Sus dedos se hundían en los brazos de Saeng mientras le daba los últimos empujes, golpes duros, entonces se calmó, desplomándose sobre él.

Saeng acarició vacilantemente, con una mano, la resbaladiza debido al sudor espalda de Hyun. Cuando no fue amonestado, lo hizo una y otra vez, luego agregó su otra mano, acariciando cada pizca de la resbaladiza piel que sus manos podían alcanzar.

El cuerpo de Hyun subía y bajaba con cada pesada respiración pero lentamente fue disminuyendo. Ese fue el único movimiento que Hyun hizo. Saeng se preguntó si el hombre aún estaba despierto o si había caído dormido de nuevo.

Finalmente, Hyun levantó la cabeza y lo miró. Sus ojos parecían un poco aturdidos, y Saeng no podía dejar de preguntarse si eso era normal después del sexo. No es como si supiera mucho sobre el tema.

Los ojos de Hyun se oscurecieron y empezó a fruncir el ceño. El corazón de Saeng empezó a latir más rápido en su pecho ante la profundización del ceño en el rostro de Hyun. Tal vez había cometido un gran error. Quizás el hombre no lo quería para una relación sexual.

Sus otros Amos no lo habían querido.
«Gracias a Dios».

Hyun comenzó a alejarse, pero se detuvo cuando Saeng gritó. No pudo evitarlo. Se sentía como si la polla de Hyun estuviera atrapada en el interior de su culo… como si se hubiera hinchado tanto que nunca saldría.

La mirada de Hyun se profundizó aún más. El corazón de Saeng palpitaba arrítmicamente en su pecho cuando la expresión de asombro en la cara de Hyun, se volvió a una de pura rabia. Solo sabía que tenía que haber hecho algo realmente malo. Empezó a temblar, el miedo borró hasta la última gota de
placer que había sentido.

—¿Qué demonios hiciste? 




Continuara......................

1 comentario:

  1. continua tu fic pronto ,ma gusta y mucho.
    es genial deverdad, y no fasil mente un fic me atrapa.

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