domingo, 13 de marzo de 2016

La evolucion del amor Capitulo 26

Con este anillo




Cuando Min abrió los ojos el sábado en la mañana a mediados de junio su primer pensamiento fue seis días más.

Así había sido desde hace un par de meses. Cada mañana y cada noche, contaba las semanas, los días y las horas que faltaban para el evento más esperado en su vida. Y ahora, solo faltaban seis días para que él y Jun se casaran.

Min sonrió ante el techo iluminado por el sol de la recamara.


Él se estiro cuidadosamente, comenzando el proceso de desenredarse del dormido abrazo de Jun tenía la tendencia de enredarse como una vid alrededor de Min durante la noche, así que despertaban irremediablemente enredados juntos. Min amaba eso. Sostener el hermoso y desnudo cuerpo de Jun toda la noche valía el esfuerzo de los minutos extras que necesitaba para salir de la cama en la mañana.

Un suave suspiro y un repentino control de sus piernas le dijo a Min que Jun estaba comenzando a despertar. Riéndose el beso la ruborizada por el sueño mejilla de Jun. ―Buenos días, rayito de sol.

―Mmph. ―Jun se enrollo fuerte a Min como un niño con su juguete favorito―. Estoy dormido.

―Pero es una encantadora mañana. ―Min mordisqueo el lóbulo de la oreja de Jun―. Podemos trabajar en el patio.

―No quiero trabajar ―Jun murmuro―. Quiero dormir.

―Hm. ―Min deslizo una mano por la espalda de Jun hacia abajo y apretó una de sus firmes nalgas―. ¿Estás seguro? ―Trazo con un dedo arriba y abajo de la grieta del culo de Jun, presionando ligeramente sobre su apretado agujerito―. Sabes que no tenemos que trabajar. Podríamos en su lugar jugar un rato.

Jun se movió feliz contra la mano de Min, sus ojos aun cerrados y una adormilada sonrisa curvo sus labios. ―Está bien, yo seré el virginal sexualmente curioso escolar y tú serás el aparentemente mojigato maestro que no puede contener más su ardiente lujuria por tocar el joven cuerpo.

Min soltó una carcajada. ―No sé si deba encontrar divertido o perturbador que tengas ese escenario en tus pensamientos.

Jun abrió uno de sus brillantes ojos y sonrió. ―Puedes encontrarlo sexy, lo sabes.

―Puedo.

―Mm-hm. ―Jun se empujó contra los dedos de Min, obviamente queriendo que entrara más profundo―. Por favor,

Profesor Park―le dijo con una muy jadeante respiración, que para nada se oía tan inocente como probablemente suponía―. Por favor ponga sus dedos en mi trasero, señor. Le prometo no decirlo.

Las palabras encendieron a Min a pesar de sí mismo. El presiono la punta de sus dedos contra el agujero de Jun. ―Niño loco.

Jun no negó eso. Se giró sobre su estómago levanto su trasero. ―He sido realmente malo, Profesor Park, pienso cosas sucias con usted. Merezco ser castigado.

Sin advertencia, Min le dio una fuerte palmada en el trasero a Jun. Jun grito, abrió más los ojos y Min soltó una carcajada.

―Me atrevo a decir que merece ser nalgueado señor Kim―dijo Min, tratando de evitar la diversión en el tono de su voz y que sonara apropiadamente seria―. Pero puedo pensar en mejores cosas que hacer con su delicioso trasero. ―Colocando su mano en el área en cuestión, el acaricio la marca roja de la palma sobre la pálida piel.

―Maldición ―Jun jadeo. El pateo las sabanas que estaban enredadas en sus tobillos se apoyó en las rodillas y levanto el trasero―. Jodeme.

Min se rio. ― ¿Ya no eres más un virginal escolar?

―No sé, me importa una jodida. Solo mete tu pene en mí, ¡ahora!

Min no perdió el tiempo en discutir. Habían pasado cuatro meses desde el accidente en la tabla de esquiar en que la pierna de Jun se quebró en tres lugares y se había roto el vaso. Los médicos le habían dado a Jun el visto bueno para embarcarse en las contorsiones necesarias para el sexo anal hace menos de un mes. A Min no le había molestado tener sexo oral y trabajo manual, pero extrañaba joder a Jun casi tanto como Jun extrañaba ser jodido.

Eso era mucho. Ahora que a ellos se les había permitido hacerlo de nuevo, ambos lo querían lo más frecuente y vigoroso que pudieran.

Min estaba un poco intrigado por la fuerza de su mutua necesidad. Después de todo, ellos eran pareja desde hace tres años, e incluso pensaba que ellos se querían más que antes. Ellos no habían estado tan desesperadamente calientes desde los primeros meses juntos. Jun decía que ellos se estaban poniendo al corriente por el tiempo que perdieron mientras su pierna sanaba. Min sospechaba que él tenía razón pero su pensamiento privado era que también era el simple éxtasis de que Jun estuviera vivo.

Sabía que él lo estaba.

Un rápido movimiento hacia el cajón de la mesita de al lado y él tenía el lubricante en la mano. El lubrico sus dedos y empujo dos dentro del cuerpo de Matt.

―Oh si, bebé ―Jun murmuro, moviendo sus caderas―. Eso es. Se siente bien.

― ¿Tu pierna está bien? ―Min preguntó, inclinándose lo suficiente para ver la cara de Jun.

―Bien, está bien. ―Jun vio a Min con sus ojos bien abiertos sobre su hombro―. Vamos, ¡por favor!

Min se mordió la urgencia de decir ‘¿Estás seguro?’ Jun no parecía tener ningún dolor y Min sabía que él tenía que confiar en que Jun le diría si el necesitara cambiar de posición. La diversión inicial de Jun ante la constante preocupación de Min rápidamente paso a malestar, y Min no quería convertir este perfecto sexo de buenos días en una discusión.

Retirando sus dedos del culo de Jun, Min lubrico su erección y presiono la cabeza de su pene contra el ligeramente estirado agujero de Jun. ―Voy a joderlo ahora, señor Kim, ―le dijo con su mejor voz de Amenazadora Figura de Autoridad― y no hay nada que pueda hacer al respecto.

Jun dejo salir una jadeante carcajada, que se convirtió en gemido cuando Min se empujó en su interior. ―Sí señor, Señor profesor, señor ―jadeo―. Soy…oh Dios…sexualmente curioso, lo sabe.

―Oí eso. ―Min dio un fuerte empujón cambiando de ángulo y rozando la próstata de Jun.

―Oooooooh, profesor ―Jun gimió, moviéndose de una maravillosa manera―. Su grande, y duro pene se siente, taaaaaaan bien en mi culo.

Min estaba de acuerdo, aunque él no podía decirlo, porque su voz parecía no funcionar. Nada podía sentirse tan celestial como el caliente satín del agarre del cuerpo de Jun alrededor de su pene. Incapaz de hacer algo aparte de incoherentes ruidos, el apenas y podía pensar, Min decidió que el tuvo suficiente de juegos de rol para una mañana. Él se aferró fuerte a las caderas de Jun y se empujó con todas sus fuerzas. Ellos se corrieron más o menos al mismo tiempo, Min con un suave gruñido, Jun aullando igual que una banshee encajando las uñas en las sabanas.

Tan pronto como Min se salió, Jun colapso sobre su abdomen, con una amplia y saciada sonrisa pegada en su cara.

―Maldición profesor ―ronroneó―. Trago duro mi cereza.

Min se acostó a lado de Jun y lo jalo a sus brazos, acomodándose en cucharita detrás de él. ― ¿De dónde en la tierra te viene esa fantasía del estudiante /maestro?

Jun se encogió de hombros. ―No sé. Solo llega a mi cabeza. Min sonrió y acaricio con su nariz el cuello de Jun. ―Tú, mi amor, estas lleno de sorpresas.

―Eso es bueno, ¿verdad?

―Realmente, lo es.

Jun se giró y abrazo a Min, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello y besándolo. ―Me gusta jugar contigo, bebé.
Es divertido.

―Estoy de acuerdo. Aunque no creo que quiera hacerlo con nadie más.

―Bueno. Te quiero todo para mí.

―Me tienes, dulce corazón. Por siempre.

Jun sonrió, sus ojos brillaban. ―Seis días, Min.

Un nudo se formó en la garganta de Min. Paso su mano por la sedosa mejilla de Jun. ―Seis días. Te amo.

―También te amo. ―Jun toco con sus dedos los labios de Min―. ¿Me besas?

Min feliz lo hizo. Seis días, él pensó mientras la lengua de Jun se deslizaba en su interior, no parecía llegar lo suficientemente pronto.
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Continuara.....................

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