domingo, 18 de octubre de 2015

Evasor de ataudes Capitulo 8

Jun se despertó sobresaltado, su corazón latiendo fuerte al encontrarse en un entorno desconocido. Por reflejo, metió la mano bajo la almohada buscando su arma sólo para descubrir que faltaba.

El pánico arañó su pecho y su respiración empezó a ser irregular y corta. Luego al ver a su alrededor, vio a Min durmiendo a poca distancia, y todo el miedo salió de su cuerpo.

Los acontecimientos de anoche regresaron lentamente. Min había llevado a Jun a su departamento, pero el lugar era un basurero. Entonces fueron atacados por los gemelos anormales y Jun había sido mordido. Después de eso todo era un poco difuso. Vagamente recordó salvar la vida de Min, pero después de eso todo estaba en blanco.


—Bueno, mira quién está despierto —dijo una voz conocida desde la cocina.

Junse giró y vio a Kyu ahí de pie con un tazón de cereal en la mano, vistiendo sólo un par de pijamas a rayas. Jun sabía que debía estar excitado al ver el musculoso pecho de Kyu y sus bien definidos abdominales, pero lo único que le importaba era Min, que parecía incómodo como el infierno durmiendo en el sofá de dos plazas.

—Se quedó allí toda la noche. ¿No es dulce? —Kyu murmuró sarcásticamente.

—¿Qué sucedió? —Jun preguntó mientras desenredaba la manta de su cuerpo y se sentaba.

—Bueno, tomando el hecho de que ambos aún tienen la ropa puesta, yo diría que no vale la pena hablar.

Jun lo fulminó con la mirada.
Kyu se encogió de hombros. —Está bien, si quieres ser un aguafiestas, vamos a eso. Te mordió un vampiro ghoul anoche y casi mueres.

—¿Vampiro ghoul? —repitió Jun, aunque ahora que Kyu lo mencionaba, tenía sentido, dado el aspecto de la criatura.

Durante su investigación, Jun había encontrado viejas historias sobre tales monstruos, pero nunca creyó que realmente hubieran existido. Pero, tampoco, nunca creyó que realmente existieran las sea serpent en el río.

—Creo que las mordidas de esos son tan venenosos como el infierno. Habrías muerto si el Oráculo no aparece y te salva el culo.

El estómago de Jun hizo un giro extraño. —¿El Oráculo estuvo aquí?

—Sí, y estuviste muy mal con ella. Es posible que desees comprarle unas flores o algo así, ya que le debes una gran disculpa.

Como si eso fuera a suceder. Jun prefería darle un beso francés a una de esas criaturas de anoche, pero mantuvo su opinión para si mismo.
Levantó la mano al cuello, bajando su siempre presente cuello alto, sintiendo lo bien que había sanado. Cuando sus dedos encontraron la lisa piel en lugar de la familiar sensación de las burdas cicatrices, se quedó sin aliento.

—Sí, ella curó todo el asunto —dijo Kyu, respondiendo a la tácita pregunta de Jun.

Queriendo verlo por sí mismo, Jun se puso en pie. —¿Dónde está el cuarto de baño?

Kyu señaló con su cuchara. —La primera puerta a la izquierda. Si encuentras un montón de ropa y posters de Alf, has ido demasiado lejos.

Jun se detuvo a medio paso para preguntarle a Kyu qué infiernos era Alf, entonces lo pensó mejor y decidió seguir hacia el cuarto de baño. Lo encontró con bastante facilidad y se dirigió directamente hacia el espejo. Se quitó la capa y la camisa para ver bien su piel.

Mientras se veía al espejo se le formó un doloroso nudo en la garganta por las emociones contenidas. Se habían ido. Todas ellas. Incluso las más débiles marcas circulares de mordidas en su pecho. Aún sin atreverse a creer lo que veían sus ojos, Jun se pasó los dedos sobre la carne, sólo para encontrarse con una suavidad que no había estado ahí en años.

Oyó un ruido detrás de él y Jun se dio la vuelta para encontrar a Min de pie en la puerta. Al igual que Kyu, Min sólo llevaba un par de pijamas, aunque las suyas eran negras y estaban bajas en sus caderas. También tenía el torso desnudo y, a diferencia de con Kyu, Jun se sentía muy atraído por lo que veía.

Se lamió los labios mientras su mirada recorrió lentamente el bronceado pecho lampiño de Min. Los músculos estaban tan definidos y perfectos que el hombre debería de pasar horas en el gimnasio. Jun imaginó lo caliente que debería de verse. Mni todo sudado levantando pesas, sus músculos tensos de hacer mucho ejercicio.

—¿Estás bien? Tienes una mirada extraña —dijo Min.

—No, estoy caliente como el infierno —dijo Jun con áspera voz y palmeó su dolorido pene.

Se sorprendió y deleitó al mismo tiempo. Durante todo este tiempo, había estado preocupado de que su abuso lo hubiera dejado incapaz de llegar a tener relaciones sexuales. Sin embargo, allí estaba tan excitado y listo como el infierno. De hecho, él sentía que si no obtenía algo de alivio pronto, saltaría de su piel.

Min se le quedó viendo estúpidamente durante un momento antes de finalmente entenderlo. Cerró la puerta detrás de él, le puso llave y se acercó a Jun como un hombre muerto de hambre.

Jun se reunió con él a mitad de camino, chocando la boca en un fuerte beso, casi brutal. Sus dientes resonaban juntos, ya que ambos lucharon por el dominio. Al final, Jun le permitió a Min hacerse cargo, pero sólo porque se sentía tan condenadamente bien tener a otra persona por primera vez a cargo de su placer en lugar de su dolor.

Pasando sus dedos a través del cabello de Jun, Min le dio un ligero jalón, obligando a Jun a levantar la vista. Cuando vio el hambre en el rostro del otro hombre, el aspecto casi salvaje en sus ojos, un estremecimiento de deseo recorrió a Jun. Oh, sí, iba a divertirse sometiéndose a esta lucha.

—Yo quería decir lo que dije anoche. Eres mío y será mejor que nunca vea a nadie ni siquiera viendo hacia ti —gruñó Min.

—Ellos pueden ver todo lo que quiera, pero nunca me van a tener —prometió Jun, lo quería decir con cada fibra de su cuerpo.

Frotando su dolorido pene contra el de Min, Jun permitió que un pequeño gemido se deslizara de sus labios: —Por favor.

Min le dio una salvaje sonrisa. —¿Esto es lo que quiere mi bebé?

—Sí, y deja de llamarme así. Soy un hombre totalmente adulto, ya no soy un malcriado.

—Aun no sabes cuándo guardar silencio.

Min mordió el labio inferior de Ari en una suave reprimenda, que fue directamente al pene de Jun. Min bajó el cierre de los pantalones de Jun y los bajó hasta las caderas. Entonces Min, bajó sus propios pantalones para que ambos penes estuvieran libres.

Jun bajó la vista para ver el pene de Min, el más delicioso escalofrío lo recorrió al ver lo grande que era. Una gota de líquido pre-eyaculatorio brillaba en la punta y Jun quería probarlo tan urgentemente que dejó escapar un suave gemido.

Como si leyera su mente, Min sacudió la cabeza. —Nosotros no tenemos mucho tiempo. Prometo que más adelante podremos pasar toda la noche estudiándonos uno al otro.

—Pero ahora estoy caliente. —Jun puso mala cara, sabiendo que sonaba un poco como la rica niña mimada de Willy Wonka.

—Cuidaré de ti. No dudes nunca de eso, porque voy a asegurarme de que estés satisfecho.
Apropiadamente castigado, Jun apretó los labios y asintió. Con ese buen comportamiento se ganó una sonrisa de aprobación. Min se acercó y tomó un tubo de loción de la parte superior del lavabo. Vertió algo en su mano, se agachó y rodeó con sus dedos ambos penes.

Jun dejó escapar un suspiro. —Joder, está frío.

Min le cerró la boca con otro beso, esta vez uno tan ardiente que hizo que Jun se mareara. Al mismo tiempo, Min comenzó a acariciarlos lentamente.
El placer recorrió el cuerpo de Jun y fue incapaz de evitar gritar. Había pasado tanto tiempo desde que se había corrido que sabía que no duraría mucho tiempo, pero al mismo tiempo no quería que el momento terminara nunca, especialmente cuando Min comenzó a murmurarle traviesas cosas al oído a Jun.

—Estás tan jodidamente caliente. Soñaba con este momento desde hace tanto tiempo. No puedo decirte cuántas veces me he masturbado en la ducha mientras te imaginaba tocándome. Cuando lleguemos a casa esta noche, te voy a joder sobre el colchón tan duro que no serás capaz de caminar durante días. Entonces voy a hacer que me la chupes el resto de la noche. Y si eres bueno, voy a devolverte el favor.

—¡Sí! A todo eso, ¡sí! —Jun gritó mientras se acercaba, se empujó hasta la empuñadura en el fuerte agarre de los dedos cuando su pene estaba a punto de explotar y caliente semen cubrió su abdomen y la mano de Min. Apenas Jun estaba terminando de temblar, entonces Min dejó escapar un grito cuando su propio semen brotó y se unió al desastre.

Min aun así siguió acariciándolos un momento más, mientras lentamente bajaban de su orgasmo. Jun apoyó la cabeza sobre el hombro de Min mientras recuperaba el aliento y una oleada de vértigo lo recorría.

—Wow, eso fue fantástico —declaró Jun.

Min se rio entre dientes. —¿Simplemente fantástico?

Jun levantó la cabeza y presionó ligeramente sus labios para un ligero beso. —Está bien, ¿qué si te digo que fue increíble, alucinante y un terremoto?

Arqueando una ceja como si pensara, Min finalmente dijo: —Eso suena mejor.

Dando un paso atrás, le dio un ligero golpe al desnudo muslo de Jun. —Ahora a la ducha e iré a preparar algo para el desayuno. Tenemos solamente una hora antes de regresar a nuestros deberes en el centro de entrenamiento.

Jun gimió, pero obedeció. Se quitó el resto de su ropa y se metió en la ducha, Min se lavó las manos y salió del cuarto de baño.
Jun se duchó rápidamente, sólo hizo una pausa para respirar el olor del champú. Lo reconoció de inmediato como de Min y le dio a Jun una sensación de satisfacción el saber que iba a pasar el resto del día oliendo al hombre.

Al salir, Jun se secó y encontró algo de ropa que habían dejado para él arriba de la cama. Jun la reconoció como parte de la ropa de entrenamiento de Min. Se la puso. Dado que Min no era mucho más grande, sólo le colgaba a Jun un poco. Dobló un poco la bastilla de los pantalones antes de ponerse las botas. Guardó su uniforme en una bolsa para lavarlo y fue a la cocina.

Tan pronto como entró, Min le dio un tazón y gruñó: —Come, rápido. Tenemos que salir en un par de minutos.

Jun iba a fruncir el ceño por el insolente trato, pero Min le dio un guiño y una sonrisa.
Sintiendo cálido el interior, Jun se sentó y empezó a comer. Estaba encantado aún más al descubrir que era Fruity Pebbles, que era su cereal favorito.

Kyu le dio una sonrisa de complicidad. —Entonces, Jun, ¿cómo te sientes esta mañana?

No iba a dejar que el imbécil lo molestara, Jun contestó: —Mucho más feliz que tú.

En lugar de sentirse insultado, Kyu sólo se río. —Si, lo oí.

—Déjalo —Min le gruñó a su hermano.

—Entonces, ¿esto significa que ahora Jun se mudará aquí? —Kyu presionó.

Jun hizo una pausa, no estaba seguro de cómo responder a esa pregunta. Él sabía una cosa con certeza, no había manera de que jamás pudiera regresar a su antiguo departamento. Incluso si lo hubieran limpiado, él nunca sería capaz de poder sacar los recuerdos de esos monstruos de su mente.
Tampoco podría mudarse de nuevo con Saeng. No sólo ya no iban a la universidad, sino que Saeng ahora vivía con Hyun y Jun no quería intervenir y ser la indeseable tercer rueda.

Min vio a Jun. —¿Qué te parece? ¿Quieres vivir aquí?

—¿Dónde voy a dormir? —Jun preguntó.

Kyu soltó una carcajada. —Si tienes que preguntar eso, mi hermano no hizo bien su trabajo en el cuarto de baño hace unos minutos.

Jun se sintió enrojecer hasta las puntas de las orejas.

—Min fue fantástico. Yo no quiero que se sienta obligado a cuidar de mí.

Min se acercó y tomó la mano de Jun. —No te lo pido porque sienta que tengo que hacerlo. Te quiero aquí. Yo sé que las cosas van un poco más rápido de lo normal, pero dadas las circunstancias, creo que puedo romper algunas reglas.

Jun pensó en eso. ¿Estaba listo para irse a vivir con Min? Aunque Jun se sentía bastante seguro de que amaba al hombre desde hacía mucho tiempo, aún tenía miedo de cómo Adán iba a reaccionar cuando viera a algunas de las nuevas peculiaridades de Jun.

—A veces tengo pesadillas. Realmente malas. Además, me asustan las tormentas. Y todavía tengo que dormir con la ropa puesta. Y me bañaría totalmente vestido si pudiera. —Se llevó la mano libre a la boca, asombrado de que abruptamente acabara de decir todo eso. Min sólo le sonrió.

—Está bien, bebé.

—Sí hubiéramos tenido que atravesar por toda esa mierda, haríamos lo mismo —Kyu intervino.

—Entonces, ¿quieres decir que aún me quieres? —Jun preguntó tímidamente.

Min se levantó y le dio un suave beso en la mejilla. —No hay nada que pueda hacer que te quiera menos.

—Gracias —le susurró Jun, asegurándose de ver a Kyu para que el Protector supiera que la gratitud se dirigía a ambos.

—Oye, ahora eres de la familia —dijo Kyu con un encogimiento de hombros.

Min se sentó y comió en silencio durante unos momentos antes de que Jun le preguntara: —Entonces, ¿qué encontraron los otros en mi departamento anoche?

—Bueno, primero que nada, tus vecinos estaban bien —dijo Min.

Kyu soltó un bufido. —Fueron golpeados fuertemente y no oyeron ni una maldita cosa. Lo cual es sorprendente teniendo en cuenta el daño que había en tu departamento.

—¿Había otras criaturas? —Jun se estremeció ante la idea de que hubiera más de esas cosas.

—No, pero cuando Saeng y Hyun llegaron allí, los cuerpos habían desaparecido. —Kyu tronó los dedos—. Ni siquiera había ninguna ceniza o algo así como con los vampiros normales. Todo lo que encontraron fueron algunos rastros de sangre, como si algo o alguien hubiera entrado y arrastrado los cuerpos fuera de allí.

—Asqueroso. —Jun arrugó la nariz—. ¿Ellos fueron capaces de salvar alguna de mis cosas?

Min sacudió con tristeza la cabeza. —Lo siento, pero no. Ellos hicieron un buen trabajo en echar a perder tus pertenencias.

Se formó un nudo en la garganta de Jun. Aunque a él no le importaba la ropa y otras cosas, había algunas fotos antiguas de su familia y algunas armas que su padre le había heredado que a Jun le dolía perder.

Entonces se dio cuenta de que pudo haber perdido a Min anoche, y todo lo demás no importó. Sabía que lo más importante estaba frente a él y Jun creía que cualquier sacrificio valía la pena.

—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó Jun.

Min besó el dorso de la mano de Jun. —Tenemos que cazar a los vampiros y a las cosas que están haciendo y matarlos a todos.

Sólo el pensar en Benson hizo que Jun ardiera con la necesidad de venganza. Oh, sí, matar al bastardo era un plan que Jun podría seguir. Asintiendo, dijo: —No puedo esperar para empezar.



Continuara.............

1 comentario:

  1. Por lo menos ahora Jun estara protegido. Que bueno que el oraculo borrara las cicatrices de Jun.

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