viernes, 28 de agosto de 2015

Evasor de ataudes Capitulo 6


Jun esperó afuera mientras que Min se reunía con los Guardianes. Aunque no podía oír lo que estaba pasando en la habitación, se dio cuenta de que no hubo ninguna voz levantada. Jun esperaba que eso significara que las cosas iban bien.

En el interior de él aún estaban zumbando los breves besos que había intercambiado con Min. Jun también se sentía confundido por sus propias acciones. Todavía no sabía lo que le había pasado para alterar el voto de la manera que lo había hecho. Una parte de él estaba feliz de que Min admitiera que correspondía sus sentimientos, mientras que otra parte de Jun estaba aterrorizada.

¿Que iba a suceder una vez que Min se diera cuenta de cuán roto estaba Jun?


¿Iba a querer seguir con la relación o Min lanzaría a Jun cuando las cosas se volvieran demasiado duras?

Infiernos, Jun ni siquiera sabía si él estaba listo para una relación. Incluso antes de su captura, habría jodido ese tipo de cosas. Con su estado mental actual, ni siquiera sabía si era capaz de cuidar un pez dorado, y mucho menos ser capaz de amar a otro ser humano. Por lo que sabía, los vampiros podrían haber absorbido toda su capacidad de relacionarse junto con su sangre.

Y en cuanto a cómo tener relaciones sexuales... La idea de estar tan cerca a alguien hacía que el estómago de Jun se oprimiera. Solo con traer una imagen a su cabeza, le traía todo tipo de recuerdos y ninguno de ellos era bueno. Antes de que hubiera sido capturado, había sido virgen así que todas sus experiencias sexuales habían estado llenas de miedo y dolor.

Entonces pensó en regresar a la forma en que se sentía cuando Min le dio un beso y Jun sólo sentía una difusa sensación de felicidad. Muy bien, el abrazo en si mismo debió de haber disparado los flashback en Jun. En lugar de eso, todo lo que sucedió fue que se había encontrado a sí mismo anhelando un mayor contacto con Min.

Dejando escapar un suspiro, Jun se pasó la mano por el cabello. Si seguía reproduciendo todas las emociones en su cabeza se volvería loco. Él sólo podía ir a casa, a su lugar, pero no disfrutaba el regresar al estéril y tranquilo lugar. Además, él quería estar ahí para Min una vez que la reunión hubiera terminado.

Decidiendo que necesitaba algo para ocupar su mente, Jun tomó su laptop y se sentó en el suelo. Se movió por el pasillo un metro para poder tener una buena vista de la puerta y saber cuándo la reunión hubiera terminado.

Encendiendo su computadora, él comenzó a buscar posibles pistas sobre dónde los Protectores de la otra secta pudieran estar. Dado que no tenía ni idea de por dónde empezar, hackeó la base de datos de criminales paranormal y empezó a hurgar en busca de todos los crímenes en los que participaron seres humanos. Más específicamente, aquellos en los que una criatura sobrenatural había perdido ante un ser menor, que es como los paranormales se referían a los humanos.

Jun no descubrió mucho, pero de lo poco que encontró hizo una nota para seguir investigando. Uno que realmente despertó su interés fue en el que participó un hombre que, de alguna manera, logró terminar sin ayuda con una banda de vampiros salvajes.

Aunque el grupo de vampiros había sido pequeño, sólo una media docena, ningún ser humano normal debería haber sido capaz de hacerlo. Ni siquiera un soldado altamente entrenado podría luchar contra un adversario así. Los vampiros eran más rápidos y más fuertes y con todo un infierno de muchas maneras para terminar con un humano que realmente no tendría una oportunidad contra ellos como la tenían los Protectores.

Los Protectores fueron dotados desde el nacimiento con habilidades de combate mejoradas y de fuerza. También se movían rápidamente. Por eso a ellos eran a los que enviaban a la batalla ante cualquier amenaza sobrenatural, y eso desde el principio de los tiempos.

Lo que lo hacía aun más confuso para Jun, era que solo fue capaz de acceder a los registros de un par de siglos. Antes de ese momento, todo lo que había sido capaz de encontrar fue un espacio en blanco. Aunque el papeleo se perdió en el tiempo, debido a incendios, inundaciones y otros desastres naturales, algo le decía a Jun que ese no era el caso en cuanto a los registros de los Protectores. No, alguien había ocultado deliberadamente el pasado. Ahora la pregunta que quedaba era, ¿por qué?
La puerta se abrió, sacando a Jun de sus reflexiones. Cerró su laptop y se puso de pie, viendo a los Guardianes salir. Aunque algunos tenían el ceño fruncido, la mayoría tenían grandes sonrisas en sus rostros.Jung Min salió al último y se dirigió directamente hacia Jun.

—¿Todavía estás aquí? —dijo Min en tono complacido.

—Quería asegurarme de que todo había salido bien en tu reunión —confesó Jun, esperando no verse demasiado cursi.

Sus preocupaciones resultaron ser infundadas, cuando Min le dio un rápido beso. —Gracias, agradezco el apoyo.

Sintiéndose un poco tímido, Jun se ocupó de guardar la laptop en su bolsa. —Creo que debería ponerme en marcha.

—¿Sabes manejar?

—No, vivo cerca, así que por lo general voy a pie —Jun se protegió.

Lo que no podía admitir era que no quería arriesgarse a tener un ataque de pánico mientras conducía. El estar encerrado en espacios cerrados a veces le causaba eso, era por eso que usualmente iba con Saeng cuando tenían que ir a algún lugar para una misión. Saengie sabía de la claustrofobia de Jun y era muy bueno para hablar con él para atravesar momentos difíciles.

—¿Por qué no me dejas que te lleve a tu casa? —Min ofreció.

Dios, la idea de pasar un tiempo a solas con Min era tentadora, pero Jun dudó. Aunque la distancia era corta, lo último que quería era tener una crisis en presencia de Min.

Inclinándose hacia él, Min le murmuró: —No te preocupes. Me aseguraré de hablar contigo todo el camino.

Asombrado de que su secreto hubiera sido descubierto, Jun contuvo el aliento. —¿Saeng te lo dijo?

—No, lo he descubierto por mi cuenta.

—No quiero que nadie piense que soy débil.

Metiendo el dedo debajo de la barbilla de Jun, Min le obligó a levantar la mirada. Cuando Jun vio comprensión sin un tinte de juicio, una ola de alivio recorrió a Jun.

—Tú no eres débil en absoluto. De hecho, no creo que jamás haya conocido un hombre más fuerte en mi vida —dijo Min.

El corazón de Jun dio un vuelco. —¿En serio? Porque se me ocurre pensar que soy el mayor fracaso de un Protector. De hecho, me sorprende que el Oráculo no me liberara de mis obligaciones hace mucho tiempo.

—Junnie, si sólo pudieras verte a través de mis ojos, verías lo equivocado que estás. Atravesaste algo horrible, pero te las arreglaste para salir de ello con vida.

—Sin embargo no fue solo eso. Yo vi a muchos otros morir, sin poder hacer nada. Soy un Protector y era mi deber protegerlos y fallé en eso.

Min pasó la yema de su dedo pulgar a lo largo de la cara de Jun y fue sólo entonces cuando se dio cuenta que estaba llorando. Genial, justo lo que necesitaba para agregar a su lista de fallos, llorar en público.

—Ninguno de nosotros ni siquiera ha pensado que hayas fallado, Jun. Sé que puedo hablar por todos los Protectores cuando digo que estamos orgullosos de tenerte como uno de nosotros.

Jun se limpió las lágrimas con cortos y temblorosos movimientos. —Mierda, has de pensar que soy extremadamente nervioso. Empiezo el día con gritos a causa de mis flashbacks y lo termino llorando. Sin olvidar también el pequeño festín de gritos en medio de todo esto.

—Sucede que creo que es el mejor día que has tenido desde que te rescatamos.

Jun hizo una pausa, la mano en el aire viendo con la boca abierta a Min. —¡No puedes hablar en serio!

—Es verdad. Hasta hoy, estabas apagado para todo el mundo, excepto para Saeng. Eras como un caparazón de persona que respiraba y caminaba. Pero hoy, por primera vez, por fin vi algunos destellos de tu antiguo yo.

—Pero no soy la misma persona. No puedo serlo. No después de todo lo que he vivido.

—Eso es cierto, pero creo que vas a ser más fuerte que nunca. Lo único que te pido es que sonrías más. —Min trazó un dedo sobre los labios de Jun—. Me gusta verte feliz.

—Lo sorprendente es que por primera vez desde que fui un esclavo de sangre, creo que eso puede ser realidad. —Jun se sonrojó, pensando que estaba siendo cursi de nuevo. A este ritmo, bien podría renunciar a su capa de Protector y comenzar a escribir mensajes para tarjetas de felicitación.

Min tomó su mano. —Vamos, salgamos de aquí. Yo no sé tú, pero estoy agotado.

Aunque Jun se sentía cansado, también dudaba que fuera a lograr dormir esta noche. Aunque el día había estado lleno de acontecimientos maravillosos, las imágenes de la fábrica aun estaban atascadas en su cabeza. Incluso la nota que había sido escrita directamente a él lo había sacudió más de lo que quería admitir ante sí mismo. Él había estado posponiendo su reacción al negarse a pensar en ello, pero sabía que una vez que estuviera solo en su departamento, todas esas emociones caerían sobre él.
Puesto que no quería que Min se preocupara más por él de lo que lo hacía, Jun pegó una falsa sonrisa. —Sí, creo que voy a quedarme dormido tan pronto caiga en la cama.

Salieron y el aire frío golpeó la piel de Jun y le hizo temblar, a pesar de la pesada capa. Maldición, aunque amaba Seul, odiaba los inviernos. Era aún peor cuando tenían que luchar en esas circunstancias. La nieve y el hielo, no era la mejor condición para el combate.

Min lo llevó a una destartalada camioneta color rojo y abrió la puerta para Jun antes de ir hacia el lado del conductor y subirse. Necesitó girar varias veces la llave antes de que el motor cobrara vida.

—Lo siento, está un poco vieja —dijo Min un poco avergonzado.

Jun asintió, entendiendo. Aunque recibirán una remuneración por sus deberes como Protectores, no era mucho. Esa era una de las razones por las que Jun vivía en un departamento de mierda, pero como no tenía mucho, realmente no le importaba.

Fiel a su promesa, Min mantuvo una ligera conversación durante el camino a su casa. Hablando de nada de importancia, pero su suave voz mantuvo a Jun firme. Jun trataba de no pensar demasiado en la fábrica o la carta de amor que había sido dejada ahí para él. Sabía que si lo hacía, comenzaría a entrar en pánico y quería estar a solas y en privado para eso.

Muy pronto, Min llegaba al departamento de Jun. Aunque incluso llamarlo así era estirarlo, ya que el lugar era sólo un poco más que un eficiente cuarto de hotel. Jun abrió la puerta y empezó a decir adiós, pero se congeló cuando los cabellos de la parte de atrás de su cuello, comenzaron a erizarse.

Algo no estaba bien. No sabía lo que era, pero todas sus campanas de alarma estaban sonando. Vio a Min y notó que el Protector tenía la mandíbula tensa, lo que indicaba que él también lo sentía.

Jun vio a la puerta y el estómago se revolvió al darse cuenta que estaba entreabierta.

—¿Supongo que no olvidaste cerrar con llave cuando saliste esta mañana? —Min preguntó, mientras sacaba una pistola de su capa.

Jun hizo lo mismo, la fría sensación de la empuñadura de su pistola en la mano le dio una pequeña cantidad de comodidad.

—No, siempre me aseguro de que todo está cerrado cuando salgo.

Se deslizó fuera de la camioneta, sin cerrar las puertas detrás de ellos para no alertar a los intrusos de su presencia. Utilizando una serie de señales con la mano, Min ordenó a Jun acercarse desde la izquierda, mientras que Min entró por la derecha.

Se reunieron a ambos lados de la puerta, con la espalda presionada contra la pared de ladrillo barato. Dando a Jun un movimiento de cabeza, Min preparó su arma y abrió la puerta.

Tan pronto como Min soltó una murmurada maldición, Jun sabía que no era bueno. Caminó cautelosamente después de Min, el corazón de Jun se hundió ante el estado de su departamento.
Alguien había tomado lo que ya era un hoyo e hizo que se viera peor. Aunque Jun no tenía muchos muebles, todo estaba despedazado, pedazos de madera quebrada mezclada con tela y relleno de los sillones. Los cajones de la cómoda afuera, su ropa regada alrededor, y el rancio olor en el aire, los intrusos habían ido aún más allá orinando sus pertenencias.

Profundos surcos manchando las paredes, el ángulo y la forma de eso indicaban que habían sido hechas por marcas de garras. Varios agujeros de puñetazos en el yeso y había manchas de sangre por todo el lugar.

Dado que la cocina y la sala eran básicamente un espacio abierto, solo quedaba dos lugares más que revisar, la recámara y el cuarto de baño. Jun tomó la delantera en esta ocasión, avanzando lentamente hacia la puerta cerrada que conducía a su habitación.

Justo cuando iba a tomar la manija, la puerta se abrió y un vampiro saltó. Jun dejó escapar un grito sobresaltando cayendo al suelo, la columna vertebral golpeando dolorosamente contra un trozo de madera astillada.

Min se apresuró a ayudar, pero otro vampiro saltó y se unió en la lucha. Jun oyó a Min lanzar una maldición antes de que los sonidos de la lucha lo siguieran.

El vampiro arriba de Jun lo vio fijamente. Por un momento podría haber pasado como humano, pero la cosa había ido más lejos en lo salvajes, se parecía más a un zombi del programa de televisión favorito de los gemelos. Con excepción de que la cosa arriba de Jun tenía extraños ojos rojos que brillaban.

¿Qué infiernos? Ni siquiera los vampiros que lo mantuvieron cautivo se veían tan mal. Seguro que ellos tenían un lado más salvaje y repulsivo que los otros vampiros, pero estos vampiros salvajes que lo atacaban parecían algo totalmente nuevo.

Cuando mostró sus colmillos siseando, Jun decidió que podría preguntarse el porqué más tarde, en este momento lo que necesitaba era lograr salir de esta situación con su cuello intacto.

Jun iba a levantar el arma, sólo para darse cuenta de que la había perdido cuando había sido derrumbado. ¡Genial! Justo cuando pensaba que las cosas no podían ir peor. Él trató de tomar su daga, pero el vampiro comenzó a atacar con sus garras, Jun pronto comenzó a estar muy ocupado desviando los golpes.

Maldición, la cosa era rápida. También fuerte como la mierda. En un momento pudo haber sido una mujer, por su largo, negro y desaliñado cabello, pero era difícil saberlo ya que su rostro tenía la piel flácida y gris.

Jun y el vampiro rodaron por el suelo, ambos intercambiando golpes, ya que luchaban por el dominio. Girándose a su lado, Jun finalmente logró envolver los dedos alrededor de la empuñadura de su daga.
Cuando la sacaba, el vampiro hundió profundamente sus colmillos en el cuello de Jun . Jun gritó debido al dolor y al total pánico cuando todos los recuerdos de la forzada alimentación caían sobre él.
Sentía como si un yunque aplastara sus pulmones a causa del pánico que inundaba su cuerpo. Trató de luchar contra eso, pero el pánico lo congeló y todo lo que podía hacer era estar ahí, un gemido salió de sus labios cuando el vampiro comenzó a alimentarse de él.

«No, no de nuevo. Cualquier cosa menos esto».

Una voz en su cabeza le gritó que peleara, que usara la daga para matar a la maldita cosa, pero el miedo siguió inmovilizando a Jun con un paralizante control. Entonces, justo cuando estaba a punto de caer en la oscuridad, se oyó el grito de dolor de Min.

«Oh, infiernos ¡no!»

Ellos podían hacer lo que quisieran con Jun, pero estaba condenado si dejaba que lo mismo le sucediera al hombre que le importaba tanto.

Llegando a lo más profundo, Jun encontró una fuerza que creía perdida hace mucho tiempo. Dejando escapar un gruñido salvaje, clavó la daga en un lado de la cabeza del vampiro.

Eso dejó escapar un grito inhumano, cayendo a un lado con sangre brotando de la herida. Jun se puso en pie y le dio el cuerpo aún contorsionándose de su agresor una patada final antes de sacar su espada.
Se giró para ayudar a Min. Cuando Jun comenzó a caminar hacia adelante, la sala se inclinó un poco y se dio cuenta de que el vampiro había tomado demasiada sangre de él y que había dejado a Jun débil.

Aun así, eso no iba a detenerlo de salvar a Min. Él lo dijo en serio, cuando le dijo a Min que le pertenecía y Jun se condenaría si un bastardo vampiro lo apartaba de él.


Continuara.........................

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