domingo, 28 de junio de 2015

Cualquier Excusa Capitulo Final !!



Inclinado sobre el lavabo en el baño de caballeros, Kyu Jong ahuecó las manos y se echó agua fría en la cara, vio la imagen de Hongki en el espejo cuando se enderezó.

―¿Estás bien? ―Kyu asintió mirando alrededor, buscando algo con qué secarse.

Como casi siempre en estos días, el baño solo tenía uno de esos artilugios de secado automático, y maldición si iba a hacer el idiota poniendo su cara bajo eso.


Hongki introdujo la mano dentro de la chaqueta, sacó un pañuelo del bolsillo interior y se lo entregó a Kyu. Este lo tomó y se secó la cara.

―Sí ―dijo con una inclinación de cabeza y un suspiro profundo―. Sí. Es mejor acabar de una vez, ¿no? Quiero decir, no es el Ejército de lo que estamos hablando aquí. No es como si me pudieran despedir. ―Él se rio cínicamente y guardó el pañuelo húmedo en el bolsillo del abrigo―. De ahora en adelante pueden hacer de mi miserable vida un infierno lleno de mierda, pero no me pueden despedir.

―¿Por qué lo hiciste, Kyu Jong?

―¿Por qué apareciste aquí viéndote de esa manera? ―Kyu se apoyó en el lavatorio, cruzando los brazos sobre su pecho en un abrazo apretado.

Hongki examinó la habitación.

Kyu siguió su mirada. Estaban solos. Lo miró arqueando una ceja. ―¿Y bien?

―Porque te amo. Pensé que iba a hacer las cosas más fáciles para ti.

―Lo mismo digo.

Hongki sonrió. ―¿Lo hizo?

―¿Si hizo qué?

Hongki rodó los ojos. ―¿Hizo las cosas más fáciles?

―Oh, diablos no ―dijo Kyu , resoplando una risa―. Creo que ellos hubiesen considerado un beneficio para mí estar con un “tipo” que es más femenino que la mayoría de las mujeres de hoy en día. Sinceramente, creo que algunos habían llegado a olvidar el detalle, y otros, tal vez ni se habrían dado cuenta en primer lugar. No es como si lo hubiera anunciado, ¿sabes? Hoy, contigo apareciendo con ese aspecto y yo haciendo mi pequeño anuncio… bueno, ahora no hay dudas. El detective Kim Kyu Jong es un indiscutible homo y actualmente todo el mundo lo sabe.

Hongki se echó a reír. ―Sí, pero tú eres mi homo. ―Montando un espectáculo, revisó la habitación para asegurarse que estaban solos, mientras cerraba la pequeña distancia entre ambos. Aparentemente satisfecho, Hongki besó a Kyu, jugando un poco con la lengua―. En honor a este importante acontecimiento, creo que deberíamos hacer algo típicamente homosexual y echar un polvo en uno de estos cubículos del baño.

Fingiendo sorpresa, Kyu lo tomó de las solapas de la costosa chaqueta negra.

―Oh, ¿así que ahora que estás usando pantalones crees que eres el que manda?

―He estado haciéndolo todo el tiempo ―dijo Hongki mientras Kyu tiraba de él más cerca―. Solo he sido muy cuidadoso en no dejar que te dieras cuenta.

―¿Es verdad? ―Kyu se inclinó para besar los labios de Hongki, prestando atención a la forma en que sabían sin barra de labios. Seguían siendo igual de suaves, húmedos y dulces, y de alguna manera eso se trasladó a su polla poniéndose dura dentro de su pantalón. Se lamió los labios y miró los ojos de
Hongki ―. Tal vez debería aceptar tu sugerencia. Tal vez deberíamos hacerlo aquí.

Hongki sonrió. ―Y tal vez, deberías tener mayor registro de la realidad, detective.Tienes un premio que recibir, y no creo que quieras subir al escenario frente a lo más selecto de la sociedad de nuestra bella ciudad, evidentemente empalmado.

Kyu soltó la chaqueta de Hongki y se echó a reír. ―¿Empalmado? Nunca he escuchado ese sucio lenguaje saliendo de tu boca antes, Lee Hong Ki. Estoy sorprendido.

―Son los pantalones ―dijo Hongki―. Me hacen sentir tan macho. Tengo este repentino impulso de escupir, rascarme las pelotas y recitar al azar estadísticas de béisbol.

―Te amo. ―Kyu le dio a Hongki un rápido beso en la mejilla y tomó su mano.

―Lo sé ―dijo Hongki mientras era arrastrado.



Se podría haber oído caer un alfiler en el sepulcral salón una vez que los aplausos se aquietaron, luego de que el Jefe de la Policía lo presentó. El jefe contó la historia de cómo Kyu había salvado a una joven víctima de secuestro gracias a agotadoras horas y tenaz trabajo del detective, y luego le entregó una placa de reconocimiento firmada por el propio Alcalde. Kyu se ubicó en el centro del escenario detrás del atril de madera y ajustó el micrófono, esperando que los reporteros sacaran las malditas cámaras de su cara. Sintió cómo sus mejillas se ponían de seis tonos de rojo y un gran nudo en la garganta. Encontrando a Hongki, Kyu se centró en él y respiró profundo.

―No soy muy bueno haciendo discursos ―dijo apartándose del micrófono cuando su voz resonó con demasiada potencia y el sonido del acople chilló a través de los altavoces. Rio tímidamente y sintió aumentar el calor de sus mejillas―. Lo siento. No quise dañar sus tímpanos. De cualquier manera, solo quiero agradecer a todos por concederme este honor, pero no me merezco todo el crédito. Una gran cantidad de policías y horas fueron requeridos para que este caso fuera resuelto, y también debo admitir que contamos con una importante cuota de suerte. Pero, gracias. Esto significa mucho para mí. ―Sintiéndose más valiente, Kyu apartó la mirada de Hongki y exploró el resto de la multitud. Todos los ojos estaban puestos en él, un mar de rostros. Pensó en simplemente dar las gracias de nuevo y dejar las cosas así, pero sentía que tenía que aclararlas públicamente de una vez por todas. ― Supongo que la noticia ha recorrido el salón para este momento, pero para la gente que no lo sabe o no se ha dado cuenta por sí mismo; soy policía, un maldito buen policía y soy gay. Si eso es un problema para alguien, bueno, es su problema, no el mío. Soy el mismo viejo Kyu de siempre, solo condenadamente más feliz ahora que he llegado a un acuerdo conmigo mismo. No voy a pedir disculpas por quién o qué soy y estoy cansado de ser reservado sobre la persona más importante para mí ―miró a Hongki otra vez y le sonrió―. Señoras y señores, me gustaría presentarles al señor Lee Hong Ki: mi amante, mi compañero, mi vida. Este hombre me hace feliz, y eso me ha hecho una mejor persona y un mejor policía.

Hongki le lanzó un rápido beso y mientras el sudor perlaba el labio superior de Kyu, algo bastante inesperado sucedió. En el centro de la habitación un hombre se puso de pie y comenzó a aplaudir. Para absoluta sorpresa de Kyu, era el debilucho y odioso sargento a quien había derribado hacía tantos meses por haber hecho un comentario despectivo sobre Kiki.

Cuando Kyu sonrió y asintió en reconocimiento al hombre, toda la sala estalló en aplausos.


Kyu cerró la puerta, dando por concluida la noche, riendo entre dientes mientras seguía a Hongki a la habitación. Él habría pensado que el caro traje estaba hecho de fuego o de hiedra venenosa por la velocidad con la que Kiki estaba quitándoselo pieza por pieza. En el momento en que llegaron a la habitación, este había quedado solo con un bóxer de seda negra, todo lo demás arrojado en un montón sobre el atiborrado sillón de lectura.

Apoyado en la puerta, Kyu observó cómo Hongki se dirigió a la cómoda y abrió la gaveta donde él sabía que guardaba sus prendas íntimas más llamativas y con copiosos volantes. ―¿Te sientes mejor?

―Casi ―dijo Hongki, hurgando en el cajón hasta que pareció encontrar algo adecuado. Se dio la vuelta y lo levantó para que Kyu diera su aprobación, unas femeninas bragas para hombres de color rosa pálido con una cinta rosada más oscura en los bordes. ―¿Bien?

Kyu se rio y entró en la habitación, quitándose su propio traje de pingüino. ―Te verías bien hasta en un saco de arpillera. Cualquier cosa que sea cómoda para ti, está bien para mí.

Hongki sonrió, sacándose el bóxer y sustituyéndolo por la lencería de encaje rosa. ―Tenía miedo de que pudieras preferir que usara la ropa de hombre.

―Bueno, no puedo mentir, pensé que te veías increíble esta noche. ―Kyu fue hasta Hongki, colocando las manos en su cadera, sus dedos acariciaron la piel desnuda y el suave encaje―. Te veías tan guapo, tan sexy y masculino, pero... ―se inclinó y le mordisqueó su cuello―. Pero ese no era mi Hongki― deslizó sus manos alrededor para ahuecar el firme culo, sintiendo el sedoso material de esas bragas pequeñas y sexys―.Te amo por haber hecho eso por mí, pero no deseo que sientas que tienes que volver a hacerlo. No, a menos que sea porque quieres. Ya he terminado con la clandestinidad, Kiki, y eso incluye la forma de vestir. Me excito cuando te arreglas para mí. Que se
jodan si no pueden manejarlo.

Hongki rozó con el dorso de la mano el pecho de Kyu hasta que llegó a su paquete. Kyu empujó su polla endurecida en la mano de Hongki y este se rio. ―¿Esa es tu pistola, o solo estás feliz de verme, detective? ―Hongki sonrió coquetamente, y Kyu pensó por un instante que no podía esperar a ver de nuevo el color en esos labios perfectos, en volver a poner esmalte brillante en sus uñas.

Kyu sostuvo las muñecas delgadas de Hongki, consciente de la mano herida, y lo dirigió lentamente hacia atrás, a la cama. ―Está bajo arresto. Tiene derecho a permanecer en silencio. Cualquier cosa que diga puede y será…

Hongki se rio y cayó hacia atrás, sobre el colchón, tirando de Kyu con él. ―Es tan bueno tenerte en casa.

Kyu no podía discutir eso.




.........................FIN..........................

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