domingo, 24 de mayo de 2015

Cualquier excusa Capitulo 2




―Oh… ―dijo Kyucon una sonrisa, moviendo una mano para acariciar la cadera de Hongki y bajando la otra para rozar distraídamente su ahora relajado pene―. Esa es la pregunta más fácil que me has hecho hasta el momento.

―¿Y bien? ―Hongki se deslizó un poco más cerca, tan cerca que cuando su puño hizo un movimiento ascendente, la firme cabeza del su polla golpeó el estómago de Kyu.


Kyu Jong no lo dudó. ―Te quiero desnudo, extendido para mí en la cama, igual que ahora, acariciándote a ti mismo cuando entre en la habitación, poniéndote duro y listo para mí. ―Vio las pestañas largas de Hongki aletear, lo escuchó contener la respiración y sintió el glande caliente de esa polla golpear contra su vientre con el aumento de la velocidad y la fuerza.

Los labios de Hongki se separaron con un pequeño jadeo agudo, susurró sus siguientes palabras en forma entrecortada. ―¿ Te gusta ver cómo me toco?

―Oh, sí… ―dijo Kyu, con la mano en la cadera de Hongki acariciándolo con arrobamiento―. Entonces, voy a estar allí, frente a la cama, justo entre tus pies,mirándote mientras me desnudo. Voy a subir encima de ti, cubriendo tu pequeño y dulce cuerpo con el mío, te besaré tan fuerte que no vas a ser capaz de respirar, y…

―Kyu Jong… ―Hongki gimió y el temblor profundo en esa voz suave y sedosa envió una punzada agradable a las bolas de Kyu. Este se palmeó a sí mismo, reflexionando sobre la injusticia de que los hombres perdieran, a una edad tan temprana, la capacidad de recuperar una erección. El breve instante de ensimismamiento se rompió cuando Hongki lo inmovilizó con su implacable mirada de ojos, y este supo que estaba a punto de llegar.



―¿Necesitas ayuda ahí dentro? ―Kyu inclinó la cabeza hacia la izquierda levantando la barbilla, y deslizó la afeitadora de cinco hojas hasta el cuello. Desvió su mirada en el espejo del baño para ver la silueta de Hongki en la puerta empañada de la ducha.

―No, me las arreglo ―dijo Hongki por encima del ruido del agua―. Sin embargo, es mejor darse prisa o llegarás tarde. Y no olvides, voy a tener que encontrarme contigo en el banquete. Tengo una prueba de ropa con una clienta en una hora, pero no debería tomar mucho tiempo. Intenté disuadirla, pero ella estará en la ciudad únicamente esta noche. Solo me tomará unos pocos minutos, así que debería estar allí con un montón de tiempo para la entrega de premios. ―El agua se silenció. Hongki abrió la puerta de la ducha y salió, tomando una toalla del estante.

Kyu dejó de afeitarse a mitad de su recorrido, admirando su reflejo. Sonrió. ―¿Qué tal si nos saltamos por completo esta fiesta y simplemente nos quedamos en casa… quiero decir aquí?

―No, te referías a casa ―dijo Hongki con total naturalidad, mientras se secaba frotándose con la toalla―. No entiendo por qué insistes en mantener ese pequeño y gris apartamento tuyo si siempre estás aquí de todos modos. ¿Puedes recordar la última vez que dormiste ahí?

―Claro que me acuerdo. ―Kyu hizo un sonido burlón y continuó afeitándose―. Fue el pasado… No... Bien, me acuerdo, fue... Un momento, creo que fue... ―Sacudió una gota de crema de afeitar de la maquinilla en el lavabo―. No.

―Kyu, ¿por qué no te decides a mudarte conmigo? Ya te he dicho que no tiene por qué significar ningún tipo de compromiso ni nada, si es eso lo que te preocupa. ―Hongki terminó de secarse, doblando con cuidado la toalla antes de colgarla en el perchero. Estaba de pie junto a Kyu en el espejo, frente al otro lavabo.

Kyu dio una mirada disimulada a Hongki y sonrió. ―Me gustaría poder averiguar cómo haces eso.

―¿Hacer qué? ―Hongki le dio una mirada de asombro, y tomó su cepillo de dientes de un contenedor en forma de gato sobre el mostrador.

―Verte tan condenadamente bien todo el tiempo. ―Kyu le alcanzó la pasta de dientes, una especie de gel púrpura con pequeñas cosas brillantes, que nunca se le hubiera ocurrido comprar por sí mismo. Él era un hombre clásico del Colgate Crest, o acaso esa basura tricolor si se sentía particularmente aventurero.

Hongki puso una línea brillante de pasta en su cepillo de dientes. ―Nunca te lo diré. No quiero echar a perder el misterio de mi encanto para ti. Te mantiene alerta ―sonrió con picardía a Kyu y comenzó a cepillarse los dientes.

―Sabelotodo.

―Mmm… ―acabó de cepillarse los dientes y empezó a arreglarse el cabello. Kyu miró su propio pelo en el espejo. Maldita sea, sentía que necesitaba un corte, pero Hongki lo había convencido de dejarlo crecer un poco. Kyu era un detective que vestía de civil, trabajando principalmente encubierto, por lo que no tenía que adherirse a cualquier tipo de código estricto de aseo personal. De todos modos, ese había sido el razonamiento de Hongki. Teóricamente, Kyu podría dejar crecer su
cabello hasta el culo si quería, pero era poco probable que eso sucediera. Después de años de llevar el corte rapado reglamentario, su cabello ahora, apenas tocando el cuello, ya le molestaba como la mierda.

Pero Hongki dijo que le encantaba. Que se sentía bien cuando jugaba con los mechones en el cuello de Kyu mientras bailaban, que era divertido retorcer esas suaves matas marrones entre los dedos, mientras Kyu chupaba su polla. Hombre, esa sí que es una imagen. Kyu miró hacia su entrepierna.

«Buen momento para que finalmente despiertes, amigo», pensó mientras su polla volvía a la vida. Sacudió la cabeza riéndose de sí mismo, y se encontró con sus ojos marrones en el espejo. Kyu tenía que admitir que se veía bastante bien en estos días, en la mejor forma. También tenía que aceptar que su pelo más largo se veía bien, y si a Hongki le gustaba... bueno, era razón suficiente para él.

―Sí, soy un sabelotodo ―dijo Hongki, pintándose los labios―, y no, no voy a dejar que te evadas. Múdate conmigo. Es una tontería seguir pagando el alquiler de un lugar que nunca usas ―dejó el lápiz de labios y tomó un rubor compacto de color melocotón y comenzó a pasar el polvo a sus mejillas―. A no ser que lo necesites para citas de mediodía con tu novia del esmalte de uñas que vive cerca de la estación.

―Oh, Jesús… ―Kyu gruñó, con los hombros caídos, inclinando la barbilla a su pecho―. Eso es jugar sucio, Kiki. ¿Qué pasa si me gusta tener un lugar privado para ir después de un día realmente horrible y yo no quiera arrastrar mi mierda a casa por ti? Has visto cómo puedo estar después de un día duro.

Hongki bajó el polvo compacto y se volvió hacia Kyu. ―Sí, lo he hecho. También he visto cómo tu estado de ánimo mejora drásticamente al instante en que entras por la puerta. ―Con un suspiro de impaciencia, deslizó sus brazos alrededor de la cintura de Kyu y lo atrajo hacia sí. Miró hacia arriba y atrapó la mirada de Kyu―. Sé que no estás teniendo una aventura con una antigua novia. Sé que necesitas privacidad aveces, y puedo lidiar con eso. Más de la mitad de la planta baja de esta casa grande y vieja no se utiliza. Te construiremos un refugio, un gimnasio, una sala de billar o lo que
sea... solo te quiero aquí conmigo. No me importa si estás de mal humor.

Kyu sonrió y levantó una ceja. ―Eso de "sin compromisos" era una mierda, ¿no es así?

Sonriendo, Hongki dijo: ―Sin embargo, sonó bien, ¿no? ―Se puso de puntillas y le dio un rápido beso en la boca―. Tengo que prepararme para mi cliente, y tú necesitas estar listo para ir a recibir tu premio. Voy a estar allí mucho antes de la ceremonia, y podría incluso llegar para la cena si tengo suerte y no tengo demasiados problemas para conseguir un taxi. ―Hongki se volvió para irse, pero Kyu le cogió por el brazo.

―¿Qué llevarás puesto?

Hongki miró pensativamente al techo. ―Negro básico, creo ―dijo con una sonrisa misteriosa―. Algo entallado, pero sexy. Sofisticado, pero no demasiado sencillo. Clásico y elegante.

El buen humor de Kyu desapareció de repente. ―Hongki, estoy realmente algo nerv…

―Lo sé, Kyunnie. Sé que es un gran paso para ti. Créeme, yo también tengo miedo, pero no lo puedes seguir ocultando, y no puedo cambiar lo que soy. Estaremos bien. ― Rio suavemente y le dio a Kyu otro beso rápido―. No golpees a nadie esta vez. No queremos repetir ese contratiempo en la estación de hace un tiempo.

Kyu sacudió la cabeza con vehemencia. ―De ninguna manera ―dijo, mirando por encima del hombro sobre el punto donde la botella de cerveza le había cortado más tarde, en la pelea del bar―. Aprendí mi lección. Lo juro, no más comportamiento de cavernícola. Si alguien dice algo ofensivo, simplemente voy a alejarme. Lo prometo.

―Voy a hacerte cumplir eso ―dijo Hongki mientras salía de la habitación. Sonriendo y negando con la cabeza, Max regresó al espejo, sabiendo perfectamente que Hongki seguía sin estar convencido.



La última vez que Kyu había estado en el Downtown Hyatt Regency había sido para un evento similar. Solo que en ese momento no había sido el que recibía un premio y además, había llegado muy, muy borracho. No recordaba mucho del asunto, y las partes que sus compañeros policías le habían contado más tarde, las había olvidado muy pronto. Max había prometido comportarse en esta ocasión ya que era el homenajeado, pero dadas las circunstancias, eso podría no resultar ser fácil de realizar.

Kyu tomó otro sorbo de Jack y Coca-Cola y miró su reloj. Cuarenta minutos y dos bebidas después estaba un poco más relajado, pero todavía bastante nervioso. Se sentó en una gran mesa redonda en la parte delantera del salón, junto a los altos mandos de la ciudad. El Jefe de la Policía, el Jefe de los Bomberos, el Alcalde y un puñado de políticos que reconoció de aquí y allá, pero no podía recordar sus nombres, estaban todos actuando como si de repente Kyu fuese su mejor amigo. Él sonrió
cortésmente mientras otro de los muchos sin nombre pasó para darle una palmada en  la espalda y decir: "¡Felicidades, Kim!" Bebió otro largo trago y miró otra vez el reloj, casi ahogándose cuando una voz profunda y ronca le habló desde atrás.

―¿Cuál es el problema, Kim? ¿Cenicienta llega tarde al baile? «Oh, no. Oh mierda, no». Kyu cerró los ojos y respiró profundamente pensando en cosas agradables, conservando la calma o cómo diablos fuera que Hongki lo guiaba cuando Kyu estaba a punto de explotar. Expulsó el aire, bebió el resto de su copa, se levantó lentamente y se dio la vuelta para ver qué imbécil había empezado a
molestarlo.

Podrían haberlo derribado con una pluma, nunca en su vida se había sentido con las piernas tan débiles. Parpadeó ante el hombre con un traje de tres piezas confeccionado impecablemente. Hongki le había dicho que iba a vestir de negro, pero Kyu había asumido que estarían involucrados tacones de aguja, medias de seda y un vestido de cóctel. Kyu parpadeó nuevamente, casi sin poder creer lo que veía.

Se veía impresionante, pero no se parecía mucho a Hongki. Sin maquillaje, nada en absoluto, y su cabello estaba peinado hacia atrás sin separación en medio, atado en una coleta en la nuca. Su cuerpo delgado en ese caro traje de diseñador, hacía que Hongki luciera como recién salido de una pasarela en París o una revista de moda.

Pensaba que se veía sorprendentemente... bueno, masculino, una palabra que Kyu nunca hubiera pensado pronunciar en la misma oración junto al nombre de Hongki.

―¿Vas a ofrecerme un asiento? ―preguntó Hongki en un susurro, regresando su voz a la normalidad―, o simplemente vas a permanecer mirándome boquiabierto toda la noche?

―Oh. ―Kyu lo observó sin decir nada durante unos segundos―. ¡Oh, mierda! Claro... ―se precipitó a retirar la silla contigua para Hongki y la sostuvo como si se tratara de una dama.

Hongki le sonrió y se sentó, permitiendo a Kyu acercar su silla a la mesa.

―Gracias, Kyu. ―Kyu Jong sintió que su lengua era diez veces más grande que el tamaño de su boca, por lo que solo asintió mientras regresaba a su asiento.

Uno de los hombres sentado en el lado opuesto de la mesa de Kyu, se aclaró la garganta. ―¿Vas a presentarnos a tu invitado, Kyunna?

«Oh Dios, esta noche no se va a acabar». Kyu se levantó. ―Todo el mundo, si pudieran prestarme su atención. ―La conversación se detuvo, no solo en su mesa sino también en las que la rodeaban.

Kyu tragó saliva, convencido de que lo siguiente que saliera de su boca sería un error monumental, independientemente de lo que fuera. Respiró profundo, deseando que sus rodillas dejaran de temblar, e hizo un gesto hacia Hongki ―. Me gustaría presentarles a todos ustedes a Lee Hong Ki . ―Kyu se detuvo y volvió a tragar saliva―. Mi novio.



Continuara....................

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