domingo, 22 de febrero de 2015

Solo palabras. Capitulo Final !!




Kyu llamó suavemente a la puerta del dormitorio.

—¿Hongki?

Nada. Ningún sonido. No había libros convirtiéndose en proyectiles, ni pisoteos airados murmurando en voz baja, ningún lloriqueo dramático. Solo silencio, Kyu sabía que era el sonido más espantoso de todos en lo que a Hongki se refería.

—Vamos, Kiki, déjame entrar —Kyu apoyó la frente contra la puerta. Sus dedos tocaron el pomo de bronce pulido—. No puedes esperar que me vaya así. Vamos, abre.

La pesada puerta se abrió dejando una rendija. Los ojos de Hongki estaban inyectados en sangre. Había estado llorando, y no las melodramáticas lágrimas de cocodrilo.

—Joder. —Kyu suspiró ásperamente—. Mierda, lo siento. Vamos, hombre. ¡Por favor, déjame entrar para que podamos hablar de esto.

Hongki abrió un poco más la puerta. 

Hongki no le había cerrado la puerta en la cara o había simplemente cerrado, por lo que Kyu lo tomó como que estaba bien que entrara. Esperaba que fuera eso lo que Hongki quería decir. A veces, Kyu tenía problemas para averiguar exactamente lo que Hongki estaba tratando de lograr.

Empujó suavemente la puerta abierta y se asomó. La habitación se veía como siempre. La gran cama de ébano protegida con un dosel de seda. El fuego ardía en la chimenea. Jarrones caros y rescates de tiendas de segunda mano. Una extraña combinación de decadencia opulenta y sencillo confort, muy parecido a su ocupante.

Hongki estaba sentado en el centro de la cama, con el pijama ya puesto. Tenía las rodillas encogidas debajo de la barbilla y sus brazos abrazando sus piernas contra su pecho.

Kyu se sentó en el borde del colchón.

—Lo siento —dijo Hongki—. Sé que pido mucho. Demasiado, a veces. 

—No —dijo Kyu, cayendo de nuevo en la cama—. No lo haces. Nunca pides.

—Hasta ahora. —Hongki suspiró en sus rodillas, y el estremecedor y derrotado sonido retorció profundamente las entrañas de Kyu.

Kyu Jong cubrió los ojos con su antebrazo y dejó escapar él también un profundo suspiro.

—Es una estupidez y sé que me hace parecer como un maldito hipócrita, pero... —Kyu levantó la cabeza y la dejó caer de nuevo sobre el colchón, como si golpearla en el edredón de plumas le metiera algo de sentido—. El sexo es una cosa, Kiki, pero decir 'te quiero'

—Te haría un…

—No lo digas. —Ese maldito silencio aterrador otra vez. Duró un minuto hasta que finalmente Kyu oyó que plegaba las sábanas y sintió el movimiento del colchón.

La suave voz de Hongki era temblorosa.

—Nosotros no estaríamos teniendo esta conversación si yo fuera mujer.

Kyu suspiró.
—No, es probable que no lo hiciéramos.

—Cuando nosotros… —Hongki se detuvo, y Kyu sintió que se movió en la cama —. Cuando hacemos… —Después de un segundo intento, Hongki finalmente barbotó —. ¿Cuando follamos, tienes fantasías con que soy una mujer? 

Kyu se sentó de un salto.

—¿Por qué demonios me haces una pregunta así? Jesús, Hongki.

—¿Lo haces?

—Kiki...

Hongki lo interrumpió, rápido como un rayo.
—Tú solo me has tomado estando sobre mis manos y rodillas. He acabado yo solo en las ocasiones en que no podía soportar físicamente no hacerlo, y después siempre sales de la habitación a la ducha. ¿Qué crees que me dice eso? ¿Cómo me hace sentir?

Cuando se ponía en esos términos sonaba horrible, y Kyu tragó el creciente nudo en su garganta. Se quedó mirando la colcha, momentáneamente agradecido de que Hongki hubiera cerrado la herida antes de que llegaran a esta parte de la discusión. Kyu sospechaba que podría haber terminado con la boca cosida en su lugar.

—Dado mi aspecto, me parece que sería más fácil fingir. Un agujero es un agujero, como se dice.

—Alto. —Kyu Jong se sintió como si fuera sobre la cresta más alta, la colina más empinada de la montaña rusa. Sacó una pluma que sobresalía de la colcha y jugueteó distraídamente con ella—. ¿Quieres que mienta y diga que no, entonces voy a mentir y decir que no. —Kyu se pasó las manos por el pelo y dejó escapar un suspiro rápido, fuerte—. Sólo al principio. No lo he hecho durante mucho tiempo.

—Mucho tiempo es un término muy relativo, Kyu Jong. Solo hemos sido íntimos por unos pocos meses. Eso hace que cualquier período de tiempo durante el cual llevaste a cabo tu engaño sea significativo.

Sorprendentemente, Hongki tenía una sonrisa en su cara, y Kyu no estaba seguro si la expresión era bellísima o atemorizante, quizá un poco de ambas. Kyu Jong deslizó una mano debajo de su cara, cerró sus ojos y negó con la cabeza. Abrió sus ojos otra vez, fijando su mirada en Hongki.

—¿No hay forma fácil de salir de esto, no es así?

Los labios Hongki se fruncieron y su cabeza se movió lentamente de un lado al otro.

—No creo. En la lengua cruda vernácula de tus compañeros de trabajo, es hora de... de... —Hongki golpeó ligeramente su barbilla con su uña perfectamente arreglada—. Algo sobre un orina.


—“¿La sartén le dijo al cazo? —ofreció Kyu, sintiendo los comienzos de una sonrisa aparecer en la comisura de sus labios.

—No. —Hongki miró con ceño, lo cual no hizo nada para que se viera menos
suave.

—“¿Un pollo en cada olla?” —dijo Kyu, bromeando.

—No. —Hongki frunció el ceño, pero el brillo travieso en sus ojos le dijo a Kyu que no había una manera fácil de salir de esto y así había sido desde el principio. Kyu hizo de su reflexión un espectáculo—. ¿Caga o quítate del orinal? (Todo fue un juego de palabras del idioma ingles, que en castellano no se aprecia,  En el original: “Shit or get off the pot”, literalmente, Caga o quítate del orinal, expresión coloquial que quiere decir, “Ponte en acción o deja de hablar de ello”)

—Esa es.

Kyu sacó la camiseta por encima de su cabeza. Todavía no estaba sudorosa, pero si arrugada en el suelo junto a la cama de Hongki como la última vez que Kyu se la había quitado.

—¿Por dónde empiezo?

Hongki estiró las piernas y se volvió sobre su estómago, el mentón apoyado en su puño levantado desde el codo.

—Son solo palabras, Kyu Jong, pero son buenas palabras. Palabras importantes. Me gustaría mucho escucharlas en alguna ocasión.

Kyu rodó sobre su estómago, besó suavemente los labios perfectos, los ligeros picos de Kyu viajaron a lo largo de la satinada mejilla de Hongki. Susurró al oído de Hongki.

Hongki sonrió y Kyu pensó que se veía hermoso en esta ocasión.

—¿No fue tan difícil, no es así? —preguntó Hongki.

—No. ¿Estoy todavía fuera, en la caseta del perro?

—Ni siquiera cerca. —La sonrisa de Hongki se amplió, y Kyu pensó que era una de las cosas más malditamente sensuales que había visto.

Con un obvio y rápido movimiento bien practicado, Kyu volteó a Hongki y se sentó a horcajadas sobre sus delgadas caderas. Los brazos de Hongki estaban inmovilizados en lo alto, con las muñecas superpuestas. Kyu iba camino a estar completamente duro y Hongki debía haberlo notado. 

Dios, esa sonrisa era hermosa.

Kyu desabrochó la camisa del pijama de Hongki con la mano libre y la abrió.

Estudió la extensión plana y la perfecta piel pálida por un instante, bajó la vista para disfrutar de la erección de Hongki. Sus ojos volvieron a su bonito rostro.

—Sobre mis rodillas o sobre mi espalda, sigo siendo un hombre —dijo Hongki con una voz que Kyu juraría que sonaba como una golosina, bien dulce y totalmente pecaminosa—. Como lo eres tú.

Kyu Jong asintió, soltando las muñecas de Hongki. Mordisqueó su camino por el pecho del otro, tiró suavemente de los pezones con los dientes y lo besó camino de su vientre. Deslizó hacia abajo los pantalones de Skyler sobre sus caderas y fuera de sus delgadas y hermosas piernas.

 Kyu Intencionadamente respiró con la boca abierta y cálida, contra la polla endurecida de su amante.

Los ojos de Hongki se cerraron y suspiró satisfecho, arqueando la espalda en la cama con la tención de los labios y la lengua de Kyu.

Sonriendo, este levantó la vista de su tarea.

—¿Todavía estoy en problemas? —preguntó, y luego tomó la polla de Hongki en la boca un poco más allá de la corona y chupó.

Los verdes  de Hongki se desviaron.

—¡Oh... oh mi…!

Kyu resopló, lo más parecido a una risa sin tener que dejar ir la polla de Hongki primero.


Aplanó la lengua y deslizó sus labios a lo largo de la polla hasta la base. Pelos negros pulcramente recortados le hicieron cosquillas en la nariz, y Kyu tarareó un gemido alrededor de la polla de Hongki. Podía decir que esto no iba a durar mucho tiempo.

Las caderas de Hongki corcovearon, sus manos volaron a la cabeza de Kyu , y sus dedos se retorcieron en el pelo de este.

—Oh Dios, sí, Kyu Jong ¡Oh, oh!

Kyu sintió los muslos de Hongki temblar, sacudidas nerviosas incontrolables bajo su piel. Los dedos de Hongki se agarraron frenéticamente en el pelo de Kyu y este podía ver los músculos de su estómago tensarse en un apretado y duro nudo.

Kyu era un estudiante rápido, y aunque esta era la primera vez para él, no era como si no hubiera pensado en ello. En realidad había pasado mucho tiempo últimamente con su mente en ese mismo tema: en su cama por la noche, en la ducha. Infiernos, él incluso hizo un lío en un coche de la policía sin identificación, durante una larga y aburrida operación de vigilancia hacía apenas un par de noches. Hongki le dio una increíble mamada. Esa cálida y dulce boca, esa lengua larga y suave, esos hermosos labios deliciosos. Kyu había prestado mucha atención a cómo Hongki los había utilizado y como resultado, había pasado incontables horas de pajas mientras analizaba las mamadas de Hongki en su cabeza. 

Estaba contento ahora de ponerlo en práctica, con esta posibilidad que se había presentado repentinamente.

Un fuerte gemido se hizo eco en las paredes mientras los labios de Kyu se deslizaban lentamente por el eje de Hongki, su lengua se arrastraba por la piel flexible sobre la vigorosa dureza debajo. Hongki estaba cerca, Kyu podía sentirlo.

Y se alejó.

Hongki jadeó, abriendo ampliamente los ojos.

—¿Simplemente vas a parar? Yo no creo…

—Ssh. —Kyu puso un dedo sobre los labios de Hongki. Se puso de rodillas, desabrochó sus pantalones, bajó la cremallera y se despojó de sus 50110. Alargó la mano hacia la mesilla de noche, abrió el cajón y rápidamente buscó lo que necesitaba. No le quitaba los ojos de encima a Hongki mientras rompía el papel de aluminio con los dientes—. Quiero fo… —Kyu sacó cuidadosamente el condón del paquete, mientras reformulaba—. Quiero decir, yo quiero hacer el…

Los ojos de Hongki estaban nublados y entrecerrados, sus altos pómulos sonrojadas.

— Puedes follarme, sólo dime que…

—Te amo, Kiki. —Kyu enrolló el condón. Estaba duro como el hormigón, lo que hizo más fácil y rápido el trabajo. Abrió la tapa del lubricante, extendió una generosa cantidad sobre su polla enfundada y luego arrojó la botella—. Lo digo en serio.

—Te amo, también. —Hongki dobló las rodillas, separando más las piernas. Su pene flexionado, una delgada cadena de manchas translúcidas de líquido pre seminal, manchaba su vientre.

Las uñas de Hongki se clavaron en las caderas de Kyu, instándolo a bajar. Kyu entró cuidando de no apartar los ojos de la bonita cara de Hongki y sus increíbles ojos. Hongki se sentía tan malditamente bien. Caliente, apretado, se deslizaba suave y fácilmente, pero solo por el lubricante. Las uñas se clavaron más en las caderas de Kyu, Hongki empujó hacia arriba contra él y lo llevó más profundo, se apretaba a su alrededor hasta que arrancó un gemido de Kyu que sonaba destrozado. Las caderas
de Hongki se balancearon inclinándose hacia los lados un poco con lo cual cambió el ángulo.

Los gemidos de Kyu y la gruesa contracción de su polla dentro de culo de Hongki telegrafiaron su orgasmo. Se vino, golpeado con tanta fuerza por el clímax que perdió el equilibrio en el colchón. 

Cayó sobre Hongki, atrapando la polla dura de su amante entre sus propios abdominales tensos y el vientre blando de Hongki. Kyu bombeaba sus caderas con cada contundente chorro dentro del condón, sorprendido con tener la capacidad de pensar, como para deslizar una mano entre ellos para masturbar a Hongki.

Con Kyu jadeando en el oído de Hongki, sudando encima de él, este se corrió tranquilamente en el puño de Kyu. Se vino escurriéndose cálido y pegajoso por la mano de Kyu Jong, y cuando los suaves gemidos de Hongki disminuyeron, el policía se retiró y se dejó caer a su lado en la cama.

Kyu dio una palmada en el vientre de Hongki, con la palma hacia arriba.

Este sonrió y deslizó una mano entrelazando sus dedos con los de Kyu.

—Ahora, ¿no fue mucho mejor?

Kyu mantuvo sus ojos en el dosel, se mordió el interior de las mejillas, se encogió de hombros y suspiró.

—Oh, no lo sé...

—¿Qué quieres decir con que no lo sabes?

Kyu vio que los ojos de Hongki se estrecharon cuando le dio una mirada furtiva.
Él se inclinó y le mordisqueó el labio inferior dramáticamente torcido.

—Creo que necesito más pruebas. Ya sabes, solo para estar seguro.

—Creo que se puede arreglar. —Riendo, Hongki se subió encima de Kyu y se sentó a horcajadas sobre sus fuertes muslos. Le quitó el condón, lo ató y lo arrojó a la papelera junto a la cama. Las uñas de Hongki dejaron brillantes rastros rosados por el vientre de Kyu.

—Pero quiero tu número de teléfono en primer lugar.



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