jueves, 19 de febrero de 2015

El orgullo del Asesino Capitulo 9


Jun parpadeó hacia Min cuando el pasmo se hizo visible en su rostro. —No quieres decir eso —susurró—. No puedes decir eso. No sabes en lo que te vas a meter.

—Así que, dime, Jun.

—Si seguimos juntos, el vínculo entre nosotros solo se hará más fuerte.

—¿Es eso tan malo, bebé?


—No lo entiendes, Min, no vamos a ser capaces de estar separados. La intensidad de lo que hay entre nosotros empeorará.

—Todavía no veo el lado negativo, Jun.

—Mi fuerza, lo que me hace de la realeza, es que soy el corazón y el alma de la manada. Tú serás la fuerza.

—¿Seré capaz de cambiar?

—No exactamente —Eludió Jun.

—Entonces, ¿qué?

—Puesto que soy esencialmente un gato común, no uno de las razas más fuertes, como mi compañero te convertirás en lo que no tengo. —Min desorbitó sus ojos cuando Jun comenzó a deambular por encima de su cuerpo—. Crecerás más, serás más fuerte. Serás lo suficientemente fuerte como para derribar a un león adulto. Serás mi protector.

—Supongo que eso explica por qué de repente mis pantalones se sienten tan apretados. —se rio Min entre dientes.

—Tu sentido del olfato, del gusto, del oído, todo ello aumentará. Serás capaz de correr más rápido, saltar más alto, cosas que nunca has podido hacer antes.

—Hay algo que no me estás diciendo, Jun, porque no veo el inconveniente. —El joven trató de resistirse cuando Min le agarró la barbilla y le levantó la cara, pero el asesino no lo iba a dejar pasar—. Dímelo.

—Una vez al mes con la luna llena, entro en celo.

—¿En celo?

—Voy a necesitar montones y montones de sexo y adivina qué, tipo grande, ya que eres mi compañero, solo lo necesito contigo. Y como soy tu pareja, también estarás obsesionado con follarme durante ese tiempo. —La sonrisa del asesino fue lenta y sensual y el corazón le latió más rápido a Jun—. No lo estás entendiendo, Min. Cuando digo que necesito una gran cantidad de sexo, no estoy bromeando. Follaremos hasta perder el conocimiento.

—Con la luna llena, ¿no? —preguntó acercándose más a Jun.

—Sí —dijo éste cuando se echó hacia atrás, no estaba seguro de a donde iba el hombre con su pregunta, pero tenía la clara sensación de que estaba a punto de averiguarlo.

—¿Quieres empezar a practicar ahora?

—¡Min! —Exclamó Jun cuando éste lo empujó hacia atrás sobre la cama y cubrió su cuerpo. El chico puso sus manos delante de su cuerpo, gimiendo cuando conectó con el pecho desnudo del hombre—. No puedes.

—¿Por qué no?

—Porque si hacemos esto, sólo se fortalecerá el vínculo entre nosotros.

—Bien.

Jun abrió la boca para decir algo, pero sólo consiguió llenarse con la lengua del hombre. Al instante sintió el calor que lo ruborizaba y gimió cuando su cuerpo comenzó a aclimatarse a su compañero.

Min no entendía lo poderoso que su olor, su tacto eran, él sí.

El asesino no entendía el deseo constante que sentía por él, por su tacto, o la simple sensación de la respiración de Min soplando a través de su piel. Jun se desnudaría en mitad de la calle si eso era lo que Min quisiera. No le importaría quien lo viera. Su necesidad por el hombre lo remplazaba todo, especialmente cuando la luna estaba llena.

Pero Jun únicamente había opuesto tanta resistencia, para tratar de advertir a Min. Por lo tanto, cuando sintió la mano del hombre en sus pantalones vaqueros, abandonó la lucha y se abrió a sí mismo para su compañero, entregándose a la unión entre ellos.

Cuando el asesino empezó a despojarlo de las ropas de su cuerpo, Jun lo ayudó con entusiasmo. Si Min alegaba tanto que quería esto, él se lo daría. No podía hacer nada para detenerlo. No quería pararlo.

Jun se recostó en la cama y lo observó empujar sus propios pantalones por sus piernas. Su aliento se quedó atrapado en su garganta cuando vio el tamaño de la polla que sobresalía dura y orgullosa del cuerpo del hombre. Min puede que no lo supiera todavía, pero el tamaño de su polla había aumentado junto con el resto de su cuerpo. Él iba a averiguarlo muy pronto.

—¿De verdad crees que deberíamos estar haciendo esto cuando el otro cuarto está lleno de gente? —Jun no quería exactamente disuadir a Min, pero tenía que preguntarlo. Parecía que era lo correcto en estas circunstancias—. Están esperando por nosotros.

—Que esperen. —Sonrió su compañero mientras se subía a la cama y se situaba entre los muslos del joven—. Esto es mucho más importante.

Jun quería argumentar que eso era grosero pero mantuvo su boca cerrada. Además, prefería estar aquí con Min que en la sala con dos hombres que habían sido enviados a matarlo. No eran tan guapos como su asesino.

—Puedo... —Jun se mordió los labios, sintiéndose tímido. Nunca había tenido un amante antes, y su madre, sin duda nunca le dijo cual era la etiqueta adecuada establecida cuando tuviera uno. No quería cruzar fronteras que se suponía que no debía.

—¿Puedes qué, amor?

Sintió el calor subir por su cara, mientras trataba de mirar a los ojos curiosos del hombre. —¿Puedo... —Se encogió de hombros—. Nunca he... quiero tocarte. ¿Está eso permitido?

Cuando las cejas de Min se alzaron, Jun se preguntó si había cruzado esa línea invisible hasta que de repente su compañero lo agarró por la cintura y lo sentó sobre sus muslos. Jun se halló a sí mismo a caballo sobre las caderas de Min.

—Bebé, puedes hacer lo que quieras. No hay nada que no esté permitido entre nosotros. Si quieres tocarme, tócame. Yo sin duda planeo tocarte a ti.

Jun casi se traga la lengua mientras miraba hacia abajo a lo que consideraba el cuerpo más perfecto del mundo, que había conocido quizás en toda su existencia. Esa piel lisa y que recubría músculos por todas partes pedía a gritos ser tocada, lamida.

Y él era el gato para hacerlo.

Empezó por el cuello de Min, lamiendo los fuertes músculos que se le presentaron cuando éste arqueó su cabeza hacia atrás, lo que le dio acceso total. La piel del hombre era salada, pero había un sabor masculino de fondo que hacía cosquillear su lengua. Lo hacía querer más.

El pecho de Min era aún mejor. Los músculos firmes se estremecían cuando Jun arrastraba su lengua a través de ellos, los pezones del hombre se endurecieron en pequeños nudos. Él sonrió cuando oyó gemir a su compañero y las manos del hombre comenzaron a acariciar su espalda.

Min no tenía ni idea de lo que su tacto le hacía. Jun lo sabía. La suave caricia, el toque de las manos de Min acariciándolo desde la mitad de su espalda hasta la pequeña parte inferior de su columna vertebral justo por encima de su culo hacía a Jun ronronear.

Él era un gato, después de todo.

—Dios, eso es tan caliente, Jun—susurró Min—. Me encanta cuando ronroneas. Hace que mi polla se endurezca.

El joven ronroneó más fuerte. Lo haría todo para ponerlo duro. La dureza era buena. Pero también lo eran los músculos tensos temblando debajo de su lengua. Jun no podía entender que le gustaba más, si los músculos del rígido abdomen que se agitaban bajo su tacto o el gusto masculino y fuerte que
explotaba en su lengua cada vez que la pasaba por la piel del hombre.

Cuanto más al sur llevaba su lengua, más fuerte era el sabor. Jun estaba empezando a convertirse en un adicto a la fuerte fragancia. Quería revolcarse en ella, que cubriera todo su cuerpo. Quería bañarse en el perfume de su compañero.

—Min—susurró. Entonces Tragó saliva y se deslizó más abajo para llegar a la polla rígidamente erecta en la ingle del asesino. Y era una hermosa polla, con las venas prominentes corriendo por el grueso espesor. Y la cabeza en forma de hongo, púrpura que prometía un placer más allá de lo que Jun pudiera soñar.

No había conseguido una buena y verdadera mirada del cuerpo de Min cuando tuvieron sexo en la ducha. Había estado demasiado preocupado por sentir la larga polla que entraba y salía de su culo, para poder realmente darle un buen vistazo, pero ahora lo hacía, aunque con solo mirarla hacía que Jun quisiera probar más.

Se inclinó y pasó la lengua por un lado de la polla. Sus ojos se agrandaron cuando Min gimió y su polla saltó hacía él, pequeñas perlas brillantes de semen se reunieron en la punta. Sacó la lengua y lamió las gotas.

—Oh, Dios mío —le susurró a través de su vínculo mental cuando el sabor amargo de la esencia de Min explotó en su boca. Jun nunca había probado nada igual, lo que era lógico ya que esto era lo más cerca que había estado alguna vez de una verdadera polla. Pero aun así, nunca esperó que Min tuviera un sabor tan bueno—. Sabes muy bien.

—Me alegra que pienses así.

Jun no podía dejar de reírse cuando Min se rio entre dientes. Y eso realmente lo sorprendió. Pensaba que el sexo era todo intensidad, gimiendo y suspirando hasta que todo hubiera acabado. Nunca se había dado cuenta de que podría ser alegre e involucrar la risa.

Sonrió abiertamente ante su compañero justo antes de tragársela. Mantuvo la mirada fija conectada a la de Min, viendo pasmado como el color avellana se oscurecía a un marrón profundo, el blanco casi desaparecido bajo la intensa sombra.

—¿Estás seguro que no has hecho esto antes? —dijo Min con voz áspera.

—Estoy seguro.

Min dejó caer la cabeza sobre la cama cuando se echó a reír otra vez. —Mamarla es natural en ti

—Me alegra que pienses así.

—¿Por qué no giras tu culo hacia aquí para que pueda prepararte? —preguntó Min mientras levantaba la cabeza de nuevo para mirar hacia abajo a Jun—. No estoy seguro de cuánto tiempo más podré aguantar.

—Entonces, tengo una sorpresa para ti. —Jun levantó lamentablemente la boca de la polla que había estado mimando y se deslizó a horcajadas sobre las caderas de Min, una vez más. Podía sentir como la polla se presionaba entre las mejillas palpitantes de su trasero.

—¿Ah, sí? —Min arqueó una de sus oscuras cejas marrones.

—¿Te acuerdas que te dije que mi cuerpo ahora únicamente te acepta a ti?

—Sí.

Jun se apoyó sobre sus rodillas y alcanzado entre sus piernas para agarrar la polla de Min en la mano. Colocó la cabeza de la polla del hombre contra su dolorido agujero. Jun esperó un momento hasta que sintió que se abría y entonces comenzó lentamente a deslizarse hacia abajo, empalándose a sí mismo en la polla de Min.

—¡Jun! ¡Espera! ¡No! —Min agarró las caderas de Jun y trató de poner fin a su descenso—. Bebé, no estás preparado, no estás estirado. Ni siquiera hemos utilizado lubricante. No quiero hacerte daño.

—Mira, esa es la gran cosa sobre el apareamiento de un gato. —Dijo el joven, su voz áspera por las explosiones de placer que se disparaban a través de su cuerpo haciendo que estallasen sus terminaciones nerviosas—. Mi cuerpo está hecho para ti y solamente para ti. Te desea. Te ansía.

—Joder, Junnie—se quejó Min cuando finalmente estaba asentado. El chico miró a los ojos del hombre por un momento, su mandíbula tensa. Cuando su compañero abrió los ojos un momento más tarde, brillaban con un deseo ardiente que puso a correr al corazón de Jun.

—Cuando huelo tu excitación, mi cuerpo se prepara para tu posesión, pero solo la tuya —sonrió mientras el deleite se extendía por él. Nunca había pensado que sería capaz de decirle estas palabras a alguien—. Si alguien que no seas tú, trata de follarme, mi cuerpo no se lo permitirá. Sólo te permite a ti reclamarme ahora.

—Joder. Supongo que este tipo de compromiso toma completamente un nuevo nivel, ¿eh?

—Te lo advertí.

—Lo hiciste. —Min arrugó la frente, y Jun empezó a preocuparse hasta que el hombre empezó a hablar otra vez—. ¿Por lo tanto, estás diciéndome que el olor de mi excitación te dilata?

—Sí. —Asintió—. Cuando te excitas, desprendes feromonas. Cuando las huelo, es como si le señalaras a mi cuerpo que me vas a reclamar. Y, dado que mi cuerpo ansía tu tacto, tu semilla, prepara el camino para ti. Mi cuerpo incluso crea una lubricación natural, para facilitar tu camino.

Min parecía que no lo había creído por lo que Jun movió sus caderas, levantándose y golpeándose hacia abajo contra la polla en su culo. La sensación de su pareja llenándolo era casi más de lo que podía manejar. Dejó caer la cabeza sobre sus hombros y permitió que escapara un profundo gemido.

—Mi cuerpo ahora solo te responde a ti, compañero.

—¡Joder, sí! —Jung Min gritó antes de apoderarse de las estrechas caderas con sus manos y alzarlo.

Jun gritó cuando sintió que el hombre levantaba sus rodillas detrás de él, y plantaba sus pies en el colchón para hacer palanca cuando comenzó a empujarse hacia arriba.

Jun fue abrumado por las sensaciones que arrasaban su cuerpo. Ola tras ola de placer se derramaban sobre él, a través de él. Cuando Min se dio la vuelta y agarró sus piernas, Jun con impaciencia las levantó por encima de los hombros del hombre, no pudo evitar que un grito de alegría se escapara de sus labios cuando el asesino cambió el ángulo de su polla, su cuerpo recibió al hombre más profundamente.

—Te dije que te jodería hasta hundirte en el colchón —jadeó Min mientras lo golpeaba.

Jun asintió rápidamente encontrándose con la mirada intensa de su compañero. Estaba más allá del lenguaje articulado en ese momento, únicamente suaves quejidos y gemidos brotaban de sus labios.

—Ronronea para mí, bebé.

Jun ronroneó.

—Me encanta follarte cuando ronroneas —anunció Min y empezó a empujar más rápido, sus movimientos cada vez más descoordinados con cada golpe.

El chico decidió que ronronearía mucho en el futuro, sobre todo si tenía su culo aporreando el colchón. Por supuesto, cualquier superficie plana valdría. Jun no era exigente y esperaba que Min tampoco.

—Agarra tu polla, bebé —le exigió su pareja entre empujes—. Acaríciate para mí.

Jun estaba demasiado ansioso por cumplir con la orden de Min. Extendió la mano entre sus cuerpos y agarró su pene, acariciándolo con furia, mientras el asesino seguía golpeando su culo. Su respiración se hizo más desigual, la presión se construyó en su cuerpo a un nivel explosivo.

—Min—susurró en silencio—. Por favor.

—Córrete para mí, bebé.

Una simple orden y el deseo ardiente atravesaron el cuerpo de Jun quemándolo. Gritó, sacudiendo su cuerpo mientras llenaba el espacio entre ellos. Tantas sensaciones corrieron por su cuerpo que pensó que en realidad podría morir.

—Oh joder, amor —se quejó Min.

Jun levantó la vista para ver a Min rígido, los músculos de su garganta se destacaban claramente. Se sacudió una, dos veces, luego se metió profundamente en el interior de su cuerpo. Este gimió al sentir la polla de su compañero crecer, llenándolo cuando el hombre lo colmó con su semilla.

—Caray, ¿qué coño es eso? —exclamó Min, con sus ojos de color avellana una vez más mientras miraba a Jun pasmado.

—Eso es un nudo —jadeó Jun cuando la polla de Min continuó engrosándose y llenándolo. La cabeza de la polla se expandió aún más, y al expandirse, se presionaba en contra de la pequeña glándula del tamaño de una nuez dentro del cuerpo de Jun—. Mantiene tu semen dentro de mí hasta que mi cuerpo lo absorbe todo. Es una forma de avanzar en nuestro compromiso.

—¿Te duele?

—¡No! —Jun se quejó. Se siente jodidamente bien.

—¿Se siente bien? —Min se rio entre dientes mientras giraba sus caderas.

Jun gimió y jadeó, moviendo la cabeza con rapidez. No podía haber hablado en ese momento ni aunque su vida dependiera de ello. Acababa de correrse unos momentos antes, y estaba de nuevo al borde de otro clímax que le adormecería la mente.

Si Min se moviera un poco...

—¡Minnie, por favor! —Jun declaró, mendigando. Cada vez que Min se movía, la gorda cabeza se frotaba contra su Punto dulce, manteniéndolo en el mismo borde. Sabía que si se movía un poco llegaría al clímax.

—¿Qué quieres, bebé? —preguntó su pareja girando sus caderas de nuevo.

—M-muévete, maldita sea.

—¿Groserías, Junnie? —Min se rio entre dientes—. ¿Qué diría tu madre?

—¡Por favor! Diría por favor, cuando se quiere algo hay que ser educado, ¿no? ¿Te moverás?

—No me negarás nada, Jun.

—No —estuvo de acuerdo entusiasmadamente. No podía negarle nada. El hombre prácticamente era su propietario ahora. No estaba seguro de que fuera algo bueno teniendo en cuenta que Min básicamente solo necesitaba mover un dedo y estaría dispuesto a darle cualquier cosa.

—No me ocultarás nada más.

—No.

—No pensarás más en morir.

—Min.

—No más, Jun. Lo digo en serio. Estoy cansado de verte ir de buena gana a tu muerte. A partir de este momento, vas a luchar por vivir, lucharás por nosotros. —Min se inclinó hasta que casi estaban nariz con nariz—. ¿Lo entiendes, Jun?

El chico pudo ver el destello de terquedad en los ojos de Min cuando el hombre lo miraba. A pesar de que su cuerpo ardía por la necesidad de correrse, la intensidad de la mirada del asesino lo afectaba más que nada. Tenía la capacidad de hacer tartamudear su corazón en su pecho.

—Min—susurró Jun.

—Prométemelo, Jun, o esto se termina ahora mismo.

—Te lo prometo.

—Buen gatito.

La mandíbula de Jun cayó por las palabras de Min. Comenzó a discutir con el hombre que no era apropiado que lo llamara gatito cuando su pareja se estrelló contra él. Los ojos de Jun se cerraron cuando el orgasmo al instante cabalgó a través de él.

No podía respirar. No podía hablar. No podía siquiera pensar. Todo su cuerpo se estaba derritiendo en el colchón directamente debajo del pesado peso de Min cuando el hombre se inclinó sobre él. Jun abrió los ojos cuando sintió la mano del hombre acariciar su mejilla.

—Una promesa es una promesa, bebé.

Jun tragó. —Tú... no juegas limpio.

Las esquinas de los labios de Min se retorcieron en una sonrisa. —Soy un asesino, bebé. Nunca juego limpio. Lo hago para ganar.


Continuara......................

1 comentario:

  1. Ahhh, lei este capitulo anoche antes de irme a dormir, todo el dia buscando fic minjun y ya llendomea dormir aparece esta actualizacion, me fui a dormir feliz luego de leerlo, y es que amo el minjun y este fic es de mis favoritos...gracias, me encanto...por fin jun dejara de querer que lo maten...me encanto que el cuerpo de jun sea solo de min <3

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