sábado, 31 de enero de 2015

Terrores Nocturnos Capitulo 11



Hyun corrió hacia su departamento para una ducha rápida y comer antes de regresar al complejo. Tan pronto como entró en el edificio, Sunhwa llegó junto a él.

—Nunca vas a creer lo que Saeng está haciendo —anunció.

La tensión hirvió dentro de Hyun al pensar en todas las formas en las que su Protector podría encontrar problemas. Y esa era una malditamente larga lista. Claro, que estaba dentro de la seguridad del complejo, pero Saeng podría encontrar problemas en una iglesia llena a la mitad del servicio dominical.


—¿Qué hizo esta vez? —Hyun le preguntó, preparándose para la respuesta.

Sunhwa sacudió la cabeza antes de murmurar: —Realmente es un travieso Protector. Debes de hacer algo al respecto.

A continuación, se alejó de él sin revelar nada más. Frustrado, Hyun le gritó: —Eso no es nuevo para mí. ¿Vas a decirme lo que te traes entre manos o no?

—Está en la sala de entrenamiento —respondió ella, su voz sospechosamente mezclada con diversión.

Hyun la vio alejarse, con la mente dando vueltas por la confusión, antes de decidir si quería respuestas, tendría que ir a la maldita sala de entrenamiento para averiguarlo por sí mismo. Con un profundo suspiro, se dirigió a un ritmo acelerado a través del complejo.

Escuchó la música antes de ver a Saeng. La canción era algo de Britney Spears. Hyun no podía estar seguro dado de que no era un gran fan, pero él creía que era ‘Till the World Ends’. Aunque para ser justos, era aún más difícil de entender dado que Saeng estaba cantando mal.

En realidad, mal sería un término amable. El chico estaba matando la canción. Él estaba más allá de oído musical y era tan tenebroso que Randy Jackson (mejor conocido como juez del programa American Idol.), lloraría de dolor.

Entonces Hyun se giró y se asomó a la habitación y de repente no le importó un comino que cantara mal. Infiernos, todo un coro de zombis podría estar gritando y a él no le hubiera importado. Todo en lo que podía centrarse en lo malditamente bien que Saeng se veía en ese momento.

El Protector no tenía ni idea de que tenía audiencia en ese momento por lo que bailaba con abandono. Su cuerpo se movía perfectamente con el ritmo, su trasero se movía provocativo debajo de sus pantalones de entrenamiento negro, Hyun se encontró casi jadeando de deseo.

Cuando Saeng movía su cadera en una perfecta imitación de estar jodiendo, Hyun tuvo que agarrarse del marco de la puerta para no caerse. Mierda, los movimientos del chico, eran tan excitantes que deberían ser ilegales.

Saeng dejó salir una particularmente destrozadora de oídos nota se giró y se quedó inmóvil, sus ojos más abiertos en estado de shock cuando vio a Hyun ahí de pie.

El tiempo pareció congelarse mientras ambos se veían fijamente. La excitación era tan fuerte que casi era palpable. Hyun sabía que debía apartarse. Que debía salir. O que al menos debería de dejar de gemir de deseo. Al final, fue incapaz de hacer ninguna de esas cosas.

Saeng se movió primero, lentamente caminó hacia Hyun. El deseo que oscurecía los ojos del Protector hablaba de su intención, pero Hyun todavía era incapaz de alejarse. Una vez que estuvo lo suficientemente cerca, Saeng extendió la mano, tomó la parte posterior de la cabeza de Hyun y jaló la cabeza del Guardián hacia abajo.

Sus labios se unieron en el más dulce, pero más estremecedor de los besos. Oleadas de deseo recorrían el interior de Hyun al sentir la presión de los cálidos y suaves labios de Saeng. Hyun sólo resistió un momento, antes de que gimiera en señal de rendición. Envolviendo sus brazos alrededor de Saeng, acercó al joven hombre, aplastando sus cuerpos juntos.

Saeng estaba cubierto de una fina capa de sudor, pero Hyun también podía sentir la erección del Protector presionándose contra él. Saeng no parecía avergonzado de ello —sino todo lo contrario. Tomó con la mano libre un puño del frente de camisa de Hyun y se balanceó hacia delante, presionando los penes juntos.

Hyun gruñó, el Alpha en él necesitaba dominar y controlar. Movió su mano y la pasó a través del cabello de Saeng  y lo jaló, obligándolo a inclinar la cabeza hacia atrás.

Una vez que Saeng obedeció, Hyun metió la lengua en el interior, el picante sabor del hombre que explotó los sentidos de Hyun. Entonces Saeng dejó salir el más dulce de los suspiros y tomó todo lo que Hyun tenía para no desgarrar la ropa del hombre y joderlo sobre el colchón de entrenamiento.

Entonces, justo cuando sus dedos avanzaban hacia la bastilla de la camisa de Saeng para hacer justamente eso, todo el sentido común le llegó de golpe a Hyun. Pronunciando una maldición, rompió abruptamente el beso y se apartó.

Saeng dejó escapar un suave sonido de confusión, trastabillando un par de pasos hacia adelante antes de recuperar el equilibrio. Sus ojos estaban llenos de lujuria, pero también había una buena cantidad de confusión ahí.

—¿Hice algo mal? —Saeng preguntó en voz baja.

Maldición, si no sentía como un puñetazo en el estómago al escuchar el dolor en la pregunta del Protector. Frotando un dedo sobre sus labios que aún hormigueaban, Hyun sacudió la cabeza. —Si hay alguien que falló aquí, soy yo.

Saeng se mordió el labio inferior. —¿Por qué? Yo fui el que lo inició.

—Y yo no tenía nada que terminar.

—Bueno, técnicamente no terminamos, dado que ambos aun estamos vestidos.

Aunque el comentario de Saeng salió en broma, el dolor aún persistía en sus ojos color chocolate.

—No podemos hacer esto —dijo Hyun, dando un par de pasos hacia atrás.

—¿Por qué no? No me importan algunas viejas estúpidas reglas. De hecho, ni siquiera importa si es importante ya que ya me importas. De hecho, mucho.

«¡No! ¡No! ¡No!» Esto no podía estar sucediendo. Si Saeng seguía con esa conversación, Hyun no tendría más remedio que ir con el Oráculo y solicitar que se le asignara otro Guardián a Saeng. Eso significaría que nunca serían capaz de pasar más tiempo juntos y Hyun no quería ni pensar eso. Un mundo sin Saeng sería tan triste y sin sentido.

—No digas nada más —Hyun murmuró entrecortado.

La expresión en el rostro cabizbajo de Saeng casi destruye a Hyun. Quería más que nada tomar a Saeng en sus brazos y asegurarle que todo estaría bien. Que encontrarían alguna manera de estar juntos. Pero ya que eso nunca podría ser cierto, Hyun hizo la peor cosa de todas: se giró como un cobarde.

Girando alrededor, salió de la habitación sin decir palabra.



Saeng estaba acurrucado en una bola en su cama dentro de su nuevo departamento y se esforzó para reunir energía suficiente para levantar su culo y moverse. Sabía que realmente necesitaba llegar al complejo y llegar a tiempo al entrenamiento, pero no podía enfrentar a nadie en este momento.
Un tímido golpe se oyó en la puerta, antes de que la voz de Jun le hablara. —Me estoy preparando para salir. ¿Vas a venir?

—No, no me siento tan caliente —respondió Saeng, enterrando la cabeza en la almohada.

Hubo una larga pausa y casi podía oír la desaprobación de Jun. —Te has perdido los últimos tres días. Si sigues así, tu tío va a poner sus manos en tu trasero.

A Saeng realmente le importaba una mierda. Desde que la había jodido al lanzársele a Hyun, su maldita vida había caído en picada dentro de Villaapestosa. No sólo Hyun había estado evitándolo como a la peste, sino que Saeng se había sentido como un idiota.

¿Por qué había pensado que alguien tan inteligente, fuerte, caliente, sensato y sorprendente como Hyun estaría interesado en un Comic-Con rechazado idiota como él? Saeng levantó los cobertores y tomó el control remoto, encendió un viejo episodio de Star Trek. Tal vez algunos Tribbles podrían tomar su mente de sus propios problemas por un rato.

El episodio había terminado antes de que otro golpe sonara en la puerta, esta vez más fuerte y más insistente. Antes de que Saeng pudiera decirle a quien fuera que se fuera con una jodida, la puerta se abrió y Sunhwa entró como una tromba.

—¿Cuál infiernos es tu problema? —preguntó ella.

—Yo... —Saeng se detuvo cuando vio su traje—. ¿Por qué estás vestida como una versión puta de Dorothy del mago de Oz?

—Porque esta noche es Halloween.

Frunciendo el ceño trató de averiguar cuántos días había estado haciendo una rabieta en su nuevo dormitorio. —¿Lo es?

Ella sacudió la cabeza tristemente mientras se sentaba en la cama junto a él. —Wow, esto es incluso peor de lo que pensé. ¿Por qué no le dices a la buena Sunhwa lo que pasó?

Entonces Saeng reveló el incidente, no dejando ningún detalle, sin importar lo vergonzoso que fuera. Cuando terminó, ella sacudió de nuevo la cabeza.

—Soy la culpable de eso.

Frunció el ceño confundido. —¿Por qué?

—Porque yo nunca debería haber dejado algo tan importante como esto en tus manos y las de Hyun.

Sin ánimo de ofender, pero a veces, incluso juntos, no tienen ni idea. Supongo que esto significa que vamos a tener que hacer las cosas a mi manera.

Oh, cielos. A Saeng no le gustaba la forma en que sonaba. —¿Qué exactamente estás planeando hacer?

Una sonrisa de dientes afilados fue su única advertencia antes de que ella descendiera sobre él, sus colmillos extendidos y listos. Fijándolo a la cama, le dijo: —No te preocupes, cariño. Sólo va a doler por un segundo.

Ella encajó sus colmillos en su cuello. Saeng gritó cuando la agonía recorrió su cuerpo, un momento después, sin embargo, la excitación más extrema que jamás había sentido en su vida se estrelló contra él. Era doloroso. Gritaba por alivio. Era una necesidad que tenían que atenderse de inmediato.

El único problema de Saeng es que la única persona que podía satisfacer esa necesidad estaba a kilómetros de distancia... y no quería tener nada que ver con el.

Arañó la cama, empujó sus caderas para encontrar solo aire. Parpadeando atontado hacia Sunhwa, observándola mientras se limpiaba un poco de sangre que quedó de sus labios. ¡Su sangre!

—¿Qué acabas de hacerme? —jadeaba, su pene tan duro que dolía.

Ella sonrió. —Confía en mí, una vez que Hyun te vea de esta manera, no tendrá más remedio que ayudar.

Maldición, Saeng quería a Hyun, pero no de esta manera.

Eso le parecía tan mal y contaminado. Sin embargo, al mismo tiempo, Saeng sabía que si Hyun no llegaba hasta aquí pronto para darle algún alivio, iba a estar en problemas. Si bien no se podía morir de bolas azules, uno se podía volver loco por no satisfacer la excitación provocada por la mordedura de una súcubo.

Rodó la cabeza contra la almohada, cuando una nueva dolorosa oleada de lujuria recorría su cuerpo, Saeng jadeó. —Hyun. Necesito a Hyun
.
Sólo esperaba que su Guardián llegara a tiempo.


Continuara...............

3 comentarios:

  1. JAJJAJAAJJA si como no Saengie matando alguna cancion JAMAS ! xD su voz es tan hermosa pero aun asi que cobarde es Hyun Pinches reglas y ahora vendra por el Tiene que xD

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  2. Es difícil imaginar a Saeng desentonando en una canción...pero quizás es porque necesita algo y eso solo se lo puede dar Hyun..más ahora que fue mordido por una súcubo...pobre Saeng se le irá toda la sangre hacia abajo...

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  3. Es difícil imaginar a Saeng desentonando en una canción...pero quizás es porque necesita algo y eso solo se lo puede dar Hyun..más ahora que fue mordido por una súcubo...pobre Saeng se le irá toda la sangre hacia abajo...

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