jueves, 29 de enero de 2015

El novio de reserva Capitulo 40



La expresión de ciervo-encandilado-por-la-mira-del-cazador en el rostro de Jung Min sacó de golpe al boca-floja de Jun, de su estupor post orgásmico. «Oh Dios, ¿qué infiernos hice?» Un zumbido sonó al fondo, y parpadeó con fuerza, tratando de darle sentido a todo. Por desgracia, todavía estaba aturdido por sus prematuras palabras a Min cuando el ruido finalmente conectó en su cerebro.

El temporizador.

Horno.

Berenjena parmesano.

El zumbido se detuvo como por arte de magia.


—La cena está lista. —Min se veía totalmente abochornado, Jun se sentía igual. Y luego el hombre dejó escapar una risa nerviosa—. Deberías, uh, tener más cuidado de soltar esas palabras provocadas por las endorfinas y el buen sexo.

Con eso, Jung Min se puso de pie y se dirigió a la cocina. Jun miró fijamente la puerta por la que Min había desaparecido y trató de respirar a través del grueso nudo que se había formado en su pecho.

Maldición.

Durante los últimos tres días había estado reuniendo el valor para pedirle a Min que lo acompañara a la ceremonia de premiación como su cita. Una cita real, no una falsa. Como un novio real, no uno de reserva. Jun moría con cada centímetro que esta relación se acercaba más a donde necesitaba que estuviera, declarándola de manera absoluta y a la vista de todos. Auténtica. Genuina. Real.

¿En qué infiernos había estado pensando? ¿Una declaración de amor durante el sexo? Dios mío, ¿por qué no pudo haberse quedado mudo de la impresión?

«Te amo...»

Con dedos temblorosos, Jun se arregló la ropa, haciéndose presentable. Evitar a Min sólo empeoraría las cosas. Así que se alisó la camisa con un suspiro de resignación y se dirigió hacia el interior, el aroma picante de la salsa de tomate en el aire. La berenjena parmesano estaba sobre el mostrador de la vacía cocina. ¿Min había salido de la casa? ¿Habría huido porque se había asustado por la mamada?

Jun lo sabía mejor que nadie. Había visto la parte delantera de los pantalones de Min y la furiosa erección debajo. Y, aunque enormemente feliz de que Min hubiera superado su miedo de mamar a alguien, Jun sabía que la revelación apenas había ayudado cuando el hombre se había escapado, quizás para nunca más volver...

Todo por culpa de su Gran.Boca.Floja.

El profundo miedo que se instaló, rezumaba por sus poros. Había asustado a Min, y Jun tenía dos opciones. Podía fingir que no había tenido la intención de decir las palabras o explicar lo que hizo, lo que tenía una probabilidad del 99,9% de alejar a Min.

Ninguna de las opciones se sentía posible.

Con la mente revuelta, Jun lentamente fue tomando conciencia de las voces que venían de más allá de la cocina. Y sólo una persona podría pasar sin avisar.

Jun hizo a un lado sus pensamientos agitados y tomó la berenjena parmesano —Cristo, como si la cena pudiera ser usada como un escudo—, y se dirigió hacia el comedor. Vio a Hongki con una copa en la mano, apoyado en la pared y platicando con Min.

Hongki miró a Jun. —Salvé la cena de quemarse, por lo que se me debe permitir que los acompañe en recompensa por mi impecable sincronización.

Jun murmuró un acuerdo mientras ponía el plato en la mesa, atrapando también como Min evitaba mirarlo mientras le decía a Hongki que el momento no podría haber sido peor. Jung Min colocó servilletas para tres puestos, como si los muebles fueran a explotar si no se hacía a la perfección.

Eso viniendo de un hombre que tan pronto acababa de comer se limpiaba la boca con la manga.
Ante la falta de algo brillante que decir, Jun señaló hacia el vaso de Hongki. —¿Cuál es la bebida del día?

—Mojitos. —Con una gran sonrisa, Hongki levantó la copa de lima, menta, limón y vodka en un brindis—. Acabo de reservar mis boletos a South Beach para asistir al Winter Party Festival. Deberías venir con, Min.

—No sé, Hongki—Jung Min dijo mientras comenzaba a colocar los cubiertos en la mesa—. Yo prefiero algo un poco más elegante que correr en nada más que un traje de baño y un collar de perro.

Hongki se sentó a la mesa del comedor. —Eso lo dice el hombre que piensa que un evento de lazo negro se refiere al color de los cordones de sus botas de trabajo. (Black Tie Event que traduce exactamente Evento de Lazo Negro, en español se le conoce como evento con ropa formal, es decir, que los hombres deben ir en esmoquin negro.) 

—Las fiestas no son lo mío —dijo Min.

Jung Min volvió a agacharse delante de la vitrina, para tomar los platos. Maldición, él aún no lo había mirado a los ojos. Pero Jun tenía que preguntar.

—Tenía la esperanza de que vendrías a la entrega de premios —dijo Jun, dirigiéndose a la espalda de Min.

Jung Min no se dio la vuelta. —Por supuesto que estaré allí. ¿Qué clase de persona se perdería el gran día de su amigo?

El nudo en el estómago de Jun se hizo más grande. El uso de la palabra amigo difícilmente lo hacía sentirse mejor, como la manera en que Min seguía evitándolo. Era evidente que se había ido con la opción A: ignorar que Jun había confesado que se había enamorado a lo grande de Min.

—Tenía la esperanza de que asistieras como algo más que un amigo —añadió Jun.

El aliento se quedó atascado en su garganta, esperando la respuesta de Min.
Jung Min hizo una pausa en la tarea de apilar los platos, mirando sobre su hombro con el ceño fruncido. —¿Necesitas otra cita falsa?

Toda la sangre en la cabeza de Jun se drenó a sus pies. Se dejó caer en un asiento ante la mesa antes de que sus piernas cedieran. Pasaron varios segundos en lo que sólo podría describirse como un silencio aturdido. Hongki finalmente movió su mirada confundida desde la ancha espalda de Min a donde Jun estaba sentado y viceversa. Era evidente que su amigo se preguntaba qué infiernos estaba pasando, felizmente ignorando la renuencia de Min para hablar de lo que significaba su situación.
Y totalmente inconsciente del "Te amo", que podría matar esto antes de incluso ser declarado una relación.

—Estoy confundido —dijo Hongki con un tono de desconcierto—. ¿No están ustedes dos…?

Jun sacudió ligeramente la cabeza, insistiéndole con sus ojos a Hongki: No. Sigas. Por. Ahí.

Hongki abrió la boca, aparentemente para de todos modos seguir, y Jun se apresuró a hablar primero. —Mis padres vendrán a la ceremonia de premiación, y Saeng esta fuera de la ciudad.

—¿Qué tiene que ver eso conmigo fingiendo que estamos saliendo? —preguntó Jung Min.

Jun detuvo una amarga carcajada. Habían cenado juntos todas las noches desde la carrera de póker. Min había pasado siete de las pasadas siete noches en la cama de Jun. En este punto, lo único que faltaba era el nombre de Min en el buzón de Jun.

—Sin alguien interfiriendo, mi madre se va a pasar toda la noche tratando de convencerme y a Hyun de volver a estar juntos —dijo Jun—. Ella no tiene ni media idea de como comportarse en situaciones sociales. —Completamente desorientada sería una mejor descripción—. Pero si estás allí como mi cita, ella sabrá que no debe presionar.

Sin hacer comentarios, Min colocó los platos en la mesa, y se deslizó en la silla junto a Hongki.

Jun sabía que no debía dejar que esa decisión le molestara tanto. Sabía que tenía que dejar que la disposición de los asientos le resbalara, pero la posición le dolía. Min optaba deliberadamente por colocar distancia entre ellos cuando otras personas estaban alrededor, incluso delante de Hongki—un hombre que era muy consciente de que Min tenía sexo con Jun cada vez que podía. Lo que era peor, Min resueltamente había elegido hacerse el tonto acerca de que Jun en un momento de debilidad le había confesado todo.

El nudo se formó de nuevo en el pecho de Jun.

—Parece ser una gran cantidad de esfuerzo para evitar una conversación sencilla —dijo Min.

—Tú no conoces a mi madre. —Los labios de Jun hicieron una mueca irónica—. Es sólo para hacer la noche más fácil.

—Que yo sepa —Min subió una ceja—, la vida rara vez es fácil.

El nudo en el pecho de Jun se hizo más tenso, y cada respiración parecía encontrar resistencia.
—Tus padres ya saben que eres gay. —Min cruzó los brazos, los labios apretados mientras pensaba. Parecía perturbado—. Entonces, ¿en qué clase de armario te escondes ahora?

El calor sonrojó hasta el cuello de Jun. —No es gracioso, Jung Min.

Min miró a Jun. —¿Quién se está riendo?

La tensión en la sala subió varios cientos de grados, y el nudo en el pecho de Jun se volvió de acero.

—¿Tienes un problema con la idea? —preguntó Jun.

—No me emociona mentirle a tus padres —dijo Min.

—No tuviste problemas con mentir antes.

—Tu ex estaba actuando como un imbécil. Yo ni siquiera conozco a tus padres.

Culpa corrió a fuego lento por las venas de Jun. Teniendo a Min, como su pareja, definitivamente quitaría la tensión. Pero, Dios le ayudara, Jun anhelaba que la situación fuese real. Anhelaba algún tipo de señal de que, con el tiempo, Min entraría en razón. Pero Jung Min parecía estar feliz siguiendo de esta manera.

Y aunque originalmente Jun había reunido la paciencia necesaria para darle tiempo a Min para adaptarse, de repente la paciencia de Jun se había agotado.

—Te lo pido como un favor, Jung Min—dijo Jun.

—Bien —dijo Min con una inclinación de cabeza—. De nuevo voy a jugar al novio —se acomodó en su silla con una sonrisa que en cualquier otro momento Jun encontraría sexy—. Aunque creo que debería recibir algo a cambio.

—Pensé que ya estabas recibiendo algo sobre una base regular —dijo Hongki.

Con la cara caliente, Jun reprimió el impulso de cerrar los ojos, haciendo caso omiso de Hongki y dirigiéndose a Min en su lugar.

—¿Algo a cambio? ¿Cómo qué?

—Algo sexual —murmuró Hongki.

Cristo. ¿Dónde estaba un cañón cuando se necesitaba uno?

Jung Min siguió la pauta de Jun, también haciendo caso omiso de Hongki. —Una cena casera que incluya carne, todas las noches durante las próximas dos semanas.

La mirada divertida de Hongki iba de Min a Jun. —Que doméstico.

Esta vez Min miró a Hongki antes de tomar la cuchara de servir.
Min sirvió la berenjena parmesano en tres platos antes de dirigirse a Jun. —Pero tenemos que aclarar las DPA desde el principio.

Confundido, Jun inclinó la cabeza.

—Puedo colocar un brazo alrededor de tus hombros. —Min colocó la comida delante de Hongki y Jun—. Pero sólo mientras estás sentado ante una mesa —arqueó una ceja hacia Jun—. Y agarrar el culo está fuera de cuestión.

—Alguien debería estar escribiendo esto. —Hongki sacó el teléfono del bolsillo y sus dedos volaron a través del pequeño teclado—. ¿Besar es aceptable?

Min frunció el ceño en concentración mientras se servía su comida. —Depende.—¿Con lengua? —preguntó Hongki.

—Infiernos, no. Y tomarse de la mano esta fuera. —Min señaló con su plato a Jun—. No agarro manos —colocó su plato de comida en la mesa.

—¿Footsies? —preguntó Hongki. ( Footsie, aunque es una forma coloquial de decir pie, sobre todo cuando se habla con niños pequeños, es también una manera de referirse al jugueteo sexual con los pies, sobre todo por debajo de la mesa.)

La boca de Min se arqueó. —Footsies puede ser por un extra.

—¿Cómo qué extra? —Una chispa brilló en los ojos de Hongki.

Jun se mordió la lengua, moría por decirle a su amigo que dejara de alentar esta ridícula discusión. Min apretó los labios de nuevo pensando —labios que, hace menos de una hora, se habían envuelto alrededor de Jun, haciendo que salieran los ruidos más obscenos de su boca. Como un tonto estúpido, Jun había terminado con las palabras te amo.

Querido Dios, no podía respirar.

Min clavó el tenedor en su comida. —Como-un-pay-de-limón-extra.

Observar a Min atacar la cena con su gusto habitual era satisfactorio y se sentía cómodo, familiar y extrañamente tranquilizador. Jun se concentró en el hecho de que Min no había huido. Él aún estaba allí, en la casa de Jun.

Lo que significaba que Jun todavía tenía una oportunidad de luchar.
—Pay de limón, está bien. —dijo Jun.


—Perfecto. Te voy a enviar una copia del acuerdo. —Los labios de Hongki se arquearon con diversión—. Sólo para que todos estemos en la misma sintonía.

Jun le lanzó una fruncida mirada al hombre. Tendría que haber envenenado la comida de Kiki cuando tuvo la oportunidad.

—Y que conste en el registro... —Min señaló con el tenedor en dirección a Jun—. No voy a hablar con tu madre sobre ropa de cama, decoración o cualquier otro jodido tema doméstico.

—Confía en mí, Min—dijo Hongki secamente mientras dejaba su teléfono y tomaba su bebida—, sería mejor que aprendieras sobre nanotecnología.

Las cejas de Min se unieron. —¿Nano-jodida-qué-tecnología?

Jun cerró los ojos. Cristo, esto iba a ser un desastre.



Continuara.....................

3 comentarios:

  1. Mendigo caballo no hay historia en la que no lo odie un poquito por hacer sufrir a Baby pero luego se me pasa porque es más cuando lo hace feliz, que incertidumbre ¿que pasará en la entrega de premio y que hará la suegri???!!

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  2. Ese Min, se resiste por miedoso, solo espero que no haga sufrir a baby o que baby se rinda con el por que entonces si se va a arrepentir.
    Solo espero que todo salga bien en la seremonia de premiacion, aunque no se por que siento que la mamá de baby se va a portar mal con el.

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  3. PINCHE MIEDOSO !!! menos mal huyo pobre Junnie la tiene dificil con el y a ahora espero que todo salga bien en la premiacion que tensa situacion jajajajaj comida y pay acambio de una cita jajajja

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