sábado, 31 de enero de 2015

Demonio de Aire Capitulo 4



Jun sentía dolor cuando abrió los ojos, pero el dolor era en todos los lugares correctos. Había estado bien y realmente jodido, y se sentía maravilloso, a pesar de los dolores. No podía esperar a volver a hacerlo. El sexo nunca había sido tan maravilloso. Infiernos, quería intentarlo de nuevo un millón de veces.

Él sonrió y se dio la vuelta para mirar a su amante. La sonrisa que salía de sus labios fue reemplazada por un ceño confundido. Jun se sentó e hizo una mueca cuando un par de músculos le dieron un tirón, y miró a su alrededor, la habitación estaba muy vacía.

—¿Min?


Tal vez estuviera en el baño. Jun se deslizó cuidadosamente hasta el borde de la cama y se dirigió al cuarto de baño sólo para descubrir que estaba tan vacío como el dormitorio. Confusión, y la semilla de algo peor, empezó a construirse en su interior.

Jun se apresuró a regresar a la habitación y se puso su ropa tan rápido como pudo. Apenas tenía puestos sus zapatos antes de que estuviese corriendo fuera de la habitación en busca de su nuevo amante. No podía entender a dónde se había ido Min.

La noche había sido perfecta. Nadie había tocado a Jun alguna vez en la forma en que Min lo había hecho. Jun sabía que Min era al que había estado buscando, el demonio que lo reclamara. De hecho, estaba un poco confuso en cuanto a por qué no había hecho la reclamación la noche anterior. Sabía que Min sintió la misma atracción que él. Lo había visto en los ojos del hombre.

—Hey, Hyun, ¿has visto a Min? —preguntó Jun mientras se dirigía a la cocina.

—Desde esta mañana, no —dijo Hyun—. ¿Está todo bien, Jun? Te ves un poco sin aliento.

Los labios de Jun se torcieron por un momento. Sonaba como un juego de palabras muy malo, pero nunca había oído que Hyun hiciera chistes. —No, sólo estoy buscando a Min. Tengo que hablar con él. ¿Sabes cuándo estará de vuelta?

—Bueno, yo no estoy muy seguro, Jun. Min pidió ser reasignado a una misión diplomática en Juherabad. El alcalde ha solicitado que un Djini fuera y lo asistiera con los problemas que tiene allí con los Shayatin.

Terror llenó a Jun. —¿Cuándo pidió la reasignación?

—Esta mañana temprano antes de irse.

—¿Por cuánto tiempo se ha ido?

—Unos pocos meses.

—¿Unos pocos meses? —exclamó Jun—. ¿Dijo algo, o me dejó una nota o algo así?

—No. —Hyun frunció el ceño—. ¿Debería haberlo hecho?

Las fosas nasales de Jun estallaron cuando trató de controlarse a sí mismo. —No, no hay ninguna razón. Si tienes noticias de él, dile que le deseo lo mejor en su misión.

Jun apretó los puños cuando se giró y salió de la cocina. Mantuvo su mandíbula apretada, con la boca cerrada presionando firmemente mientras caminaba de regreso a su habitación. Sabía que si abría la boca iba a desmoronarse y empezar a gritar.

Jung Min lo había dejado. Lo folló y luego lo abandonó premeditadamente. Jun sabía que él no le agradaba a Min, pero no se había dado cuenta hasta ese momento que el demonio realmente lo odiaba. Él pudo haber dicho algo. No tenía que humillarlo en primer lugar.

Y así es como Jun se sentía: humillado. Había encontrado a la persona en la que realmente estaba interesado, y había sido rechazado. Infiernos, tal vez era él. Los únicos hombres que parecían estar realmente interesados en él eran psicóticos, como el hombre que lo había atacado, por ejemplo. Jun apostaba a que si se le ofreciera al hombre lo tomaría en un instante.

Jun entró en su habitación y cerró la puerta detrás de él. Caminó por la habitación y comenzó a sentarse en la cama hasta que recordó lo que había hecho allí con Min la noche anterior. Nunca sería capaz de dormir en esa cama otra vez.

Infiernos, no podía pensar en casi ningún lugar al que fuera donde el recuerdo de Min no lo persiguiera. Tenía que salir rápidamente de aquí y por el infierno salir de Jinnistan. El mundo de la superficie se veía bastante bien en ese instante.

Jun tomó las escasas pertenencias que había acumulado en el tiempo que había estado en Jinnistan y las empujó todas en una bolsa pequeña. Se colgó la bolsa al hombro, tomó su chaqueta y se dirigió hacia fuera.

Saeng estaba subiendo las escaleras cuando lo divisó. Jun se detuvo y esperó a que Saeng llegara hasta él. Saeng miró la bolsa sobre el hombro de Jun y frunció el ceño. —¿Vas a algún lado, Junnie?

—Me voy a casa, Saeng. Ha llegado el momento.

—Pero no puedes.

—Sí, puedo.

—Pero eres uno de los elegidos. Jinnistan te necesita.

—Jinnistan va a tener que encontrar otro elegido. Me voy a casa. —Jun empezó a empujar a Saeng para pasar cuando sintió la mano del hombre en su brazo—. Saengie, lo digo en serio. Necesito ir a casa.

—¿Se trata de Jung Min? —preguntó en voz baja Saeng—. Sé que él pasó la noche en tu habitación.

Jun se alejó y siguió por las escaleras. —No quiero hablar de Min.

—Jun…

—¡No, Saeng! —Jun rompió cuando dio la vuelta—. Ya he terminado. —Hizo un gesto con la mano sobre su cabeza—. He tenido bastante con los demonios y sus compañeros y las profecías. Me voy a casa.

—Jun, espera, no puedes…

—No me jodas y me digas lo que no puedo hacer. Encontraste a tu demonio. El mío se fue porque no quiere cargar con un habitante de la superficie. —Jun apretó los puños—. Si eso es todo lo que seré siempre para él, eso es lo que voy a ser, un habitante de la superficie. Y para hacer eso, tengo que estar en la superficie.

—Jun, no puedes…

—Saeng, te lo juro, estás estirando los lazos de nuestra amistad hasta un extremo muy delgado.

—Si sólo cerraras la boca y me dejaras hablar, entonces sabrías que estoy tratando de ayudarte, idiota.

Jun se cruzó de brazos sobre el pecho y entrecerró los ojos. —Está bien. Estoy escuchando. Tienes cinco minutos.

—Dios, tú eres un burro tenaz.

—Cuatro minutos y treinta segundos.

Saeng rodó los ojos. —Tengo entendido que quieres volver a la superficie. Lo entiendo. No me interpondré en tu camino. Pero tienes que hablar con Hyun antes de irte.

—¿Por qué?¿Para que él trate de convencerme?

—No, para que pueda darte una piedra de ijada —dijo Hyun desde la parte inferior de las escaleras. Señaló a Jun—.Y no quiero oír que le hablas así a mi Demonas Amaté de nuevo, o voy a olvidar que somos amigos.

—Lo siento. —Jun frunció el ceño—. ¿Qué es una piedra de ijada?

Hyun levantó la mano, mostrando la pequeña gema verde que estaba en la palma de su mano.

—¿Para qué sirve?

—Es una manera de que puedas ponerte en contacto con nosotros aquí en Jinnistan si nos necesitas para algo, o simplemente si quieres hablar con Saeng. Es un poco parecido a un teléfono celular de tu mundo, sólo que marca un solo número —Hyun señaló a una joya similar que Saeng tenía en una pulsera en su muñeca—. Sólo se puede contactar con la persona que la sostiene.

Jun se acercó y tomó la piedra que Hyun le tendía. —¿Cómo funciona?

—¿Has oído hablar de las piedras de ijada, no? —preguntó Hyun—. ¿Las que la gente frota en las manos cuando están preocupados?

Jun asintió.

—Funciona así de fácil. La frotas con los dedos como una lámpara con un genio y piensas lo que quieres que Saeng escuche. Él va a escuchar tus pensamientos.

—Cool —sonrió Jun.

—Ahora, vamos. Yo te acompañaré a la puerta.





Jun se frotó el puente de su nariz y luego apoyó la cabeza contra el reposacabezas y continuó mirando por la ventana. Se sentía muy cansado, los ojos amenazado con cerrarse. Odiaba estar fuera del juego. Lo odiaba aún más sin Saeng. Por lo menos Saeng tenía sentido del humor.

Jun giró la cabeza para mirar al hombre de cabello negro sentado en el asiento de al lado. Este tipo no tenía sentido del humor. El detective novato vivía y respiraba el manual de la policía. Jun tenía serias dudas de que alguna vez se hubiera saltado las reglas en su vida.

Jun nunca había roto las reglas que le habían enseñado en la academia de policía, pero él se las había saltado un par de veces. Ser un buen detective significaba encontrar un equilibrio entre el libro de reglas y la vida en las calles, porque no había nada en el manual de la policía que preparara a un agente para la realidad de la lucha contra el crimen en la vida real.

Dios, odiaba estar de vigilancia con su nuevo compañero. Él preferiría tener a Saeng como tal, pero eso no era posible. Saeng no podría ir nunca más a la superficie. Jun ya había ayudado a empacar el apartamento de Saeng y presentado su renuncia al departamento de policía. En lo que a ellos concernía, Saeng había dimitido y se había mudado. Nadie volvería a saber nada más de él.

Cuando volvió a la superficie unas semanas atrás para conseguir las cosas de Saeng, había pedido un permiso para ausentarse diciendo que estaba ayudando a Saeng a recuperarse del ataque en el callejón y luego lo ayudaría a mudarse. Afortunadamente, nadie había cuestionado a Jun cuando él regresó. Había ido de vuelta al trabajo y le habían asignado un nuevo compañero.

Y aquí estaba él, con su nuevo compañero sentado junto a él, metidos en un auto vigilando la habitación de un hotel donde parecía que se escondían dos delincuentes sospechosos. Jun estaba aburrido sobre sus pensamientos. No era como si pudiera hablar de su última conquista con el hombre, en parte porque no había habido ninguna, y en parte porque no sabía de qué manera reaccionaría su nuevo compañero.

Jun no estaba seguro de que el hombre supiera que él era gay. El detective Chang Min era muy cerrado acerca de contar algo sobre su vida personal. No parecía que quisiera hablar de otra cosa que no fuera su caso actual. Cada vez que Jun intentaba iniciar una conversación, el hombre se negaba a hablar.

—¿No es el tipo que estábamos buscando?

Jun se dio la vuelta para ver a un hombre de aspecto bastante cutre subir las escaleras hacia la segunda planta. Rápidamente tomó la lectura de la APB y comprobó la foto contra el perfil del hombre.

—Parece que es él.

—Bueno, vamos. —ChangMin comenzó a llegar a la manija de la puerta.

—Whoa, amigo, reduce la velocidad —dijo Jun rápidamente—. Vamos a sentarnos aquí y ver por un momento, para saber a dónde va.

ChangMin suspiró y se recostó en su asiento. —Vamos a perderlo.

—No, no lo haremos. Sólo siéntate y observa.

ChangMin dejó escapar un suspiro. Jun rodó los ojos y miró al hombre. —Hay mucho más en la resolución de crímenes que sólo capturar a los malos, ChangMin. Necesitamos averiguar lo que saben y por qué son los malos.

—La APB dice que atrapemos al hombre, no que nos sentemos y lo observemos. —ChangMin movió su mano hacia las escaleras—. ¿Cómo podemos atrapar al tipo si nos sentamos en el coche?

—Entonces, atrapamos al hombre. Y después, ¿qué? ¿Y si tiene compañeros? ¿Cómo vamos a saber qué se traen entre manos, a menos que lo observemos durante unos minutos?

—Bien.

Jun rodó los ojos cuando ChangMin cruzó sus brazos sobre el pecho y comenzó a mirar por la ventana. «Novatos…» Dios, odiaba estar de vigilancia con los chicos nuevos. Si Saeng pudiera ver esto, estaría riéndose de su suerte.

Jun frunció el ceño. Él había perdido a Saeng. Demonios, incluso había perdido a Hyun. El estar en la superficie no era todo como lo que pintaban. Sólo había estado en su hogar por un par de semanas, y ya quería volver. Pero volver significaba enfrentarse a Min, y Jun no estaba preparado para hacer eso todavía.

Todavía no había llegado a un acuerdo con el hecho de que el hombre destinado a ser suyo no lo quería. Jun no estaba seguro de que jamás lo hiciera. Había pensado mucho al respecto desde que había vuelto, y estaba bastante seguro de que él sabía por qué Min no lo quería. Pero saber por qué y aceptarlo, eran dos cosas diferentes.

Min lo había dejado después de una noche juntos. Una noche que Jun consideró pura felicidad. Jun imaginó que Min no se había sentido de la misma manera. Jun sabía que no era sólo eso y que no tenía mucha experiencia en la cama, pero nunca había soñado que Min lo rechazaría debido a ello.

Jun había considerado salir y encontrar a alguien para ganar más experiencia, y una noche de borrachera incluso lo había intentado. Pero apenas besó al hombre vomitó sobre él. Esa experiencia le enseñó que nunca sería capaz de soportar el contacto de otra persona. También le enseñó que estaba condenado a una vida en soledad.

No habría nada que lo esperara en casa después del trabajo, excepto una botella de whisky. Al ritmo al que estaba ahogando sus penas, iba a ser un alcohólico en un mes. Pero por lo menos cuando bebía, podía dormir por la noche sin pensar en Min.

—Oye, está saliendo.

Jun levantó la vista y, por supuesto, el asesino que buscaban salía de su habitación del hotel. Jun sacó su pistola y comprobó las municiones mientras esperaba a que el asesino llegara a la planta baja. Él no quería ser atrapado en una situación en la que no pudiera salir.

—Mantén tu arma a mano —dijo Jun—. Trata de mantenerte fuera de la vista. Quiero ver dónde va el hombre.

ChangMin asintió y miró su propia arma antes de salir del coche. Jun salió, cerró la puerta y se apresuró a cruzar la calle, con ChangMin pisándole los talones. Jun mantuvo sus ojos en los alrededores, mientras seguían al hombre que buscaban. Algo no se sentía bien, pero él no podía entender por qué.

Colton Harris era un narcotraficante sospechoso. Él era buscado por cargos de distribución de drogas. Eso le había costado una temporada en prisión por robo a mano armada, posesión con intención de distribuir, y asalto con arma mortal. Él era considerado armado y peligroso.

Jun no sabía nada más allá del hombre. Había estado observando a Harris la mayor parte de la semana, siguiendo a sus clientes potenciales e interrogando a algunos asociados conocidos. Después de investigar al hombre desde hacía bastante tiempo, Jun sospechaba que Harris estaba en algo más que distribución de drogas. Sospechaba que Harris estaba haciendo las malditas cosas él mismo.

Existía una nueva droga en las calles llamada “Lujuria”. En las últimas dos semanas, once personas habían sido atendidas en el hospital después de tomar el medicamento. Cinco de ellas habían muerto. Los superiores de Jun querían a los responsables. Jun estaba bastante seguro de que Harris era el creador.

—Quédate cerca —susurró Jun, e hizo un gesto hacia ChangMin para conseguir que se quedara detrás de él. Harris se había quedado en la esquina de un edificio de ladrillos abandonado. Jun recordó lo que Saeng le había contado que sucedió cuando perseguían a Bobby G y había salido corriendo por el lado de un edificio. Él no iba a luchar contra un Shayatin si podía evitarlo.

Jun se asomó por la esquina. Harris estaba corriendo por la acera. La luz era tenue en el otro extremo del edificio, muchas sombras, por lo que no podía estar seguro de que no hubiera alguien esperando, pero no divisó a nadie de inmediato.

Jun se deslizó por la vuelta de la esquina. Se quedó cerca de la pared mientras corría por la acera tras Harris. Cuanto más se acercaba al otro extremo del edificio abandonado, más rápidamente comenzaba a latir con fuerza su corazón.

Harris dio la vuelta a la esquina en el otro extremo del edificio, desapareciendo de la vista. Jun apretó el paso, casi corriendo hasta el final del edificio. Hizo un gesto con la mano detrás de él, para indicar a ChangMin para que se quedara detrás, y entonces sacó su pistola. Él no sabía por qué, pero sabía que iba a necesitarla.

Jun se asomó por la esquina del edificio y rápidamente se echó hacia atrás. Su boca se abrió cuando repitió la escena en su cabeza. Jun tenía una memoria fotográfica. Él podía recordar todo lo que veía.

No quería recordar lo que acababa de ver.

Jun colocó la mano en el bolsillo y agarró la piedra de ijada que Hyun le había dado. La frotó con furia mientras esperaba que Saeng conectara con él. Iba a necesitar ayuda, del tipo que no podía obtener de su compañero novato.

—Oye, Jun, ¿qué pasa?

—Estoy en un edificio abandonado entre la Quinta y la Calle Central —dijo Jun rápidamente en su cabeza—. Necesito a Hyun y algunos de los chicos aquí, lo antes posible. Seguía a un sospechoso, y él sólo se encontró con una puta banda de demonios sombra.

—Joder. Bien, voy a enviarlos allí en un momento. No hagas nada. Lo digo en serio, Jun, no te muevas por una jodida. Esos chicos no juegan. Rasgan la garganta y te dejan seco.

—Sólo date prisa, imbécil —dijo Jun—. Mi nueva pareja es una mierda idiota y es susceptible a… —Jun gimió cuando ChangMin hizo exactamente lo que Jun no quería que él hiciera —. ¡Mierda! Rambo acaba de correr en la línea de fuego. Dile a Hyun que consiga traer su culo hasta aquí antes que pierda a otro compañero.

Después Jun salió corriendo tras ChangMin por la vuelta de la esquina del edificio. Oyó disparos antes de que él pudiera llegar hasta el hombre. ChangMin estaba allí, disparando su arma una y otra vez hasta que se escuchó el „clic‟ del cargador vacío.

—Dispararles no los matará —gritó Jun cuando llegó al lado de ChangMin y le agarró el brazo. Tiró de él, duro, y trató de alejar a ChangMin—. ¡Corre, pequeña mierda!

ChangMin se quedó allí, congelado, con su pistola vacía apuntando a las criaturas que avanzaban hacia él. Jun realmente no tenía ningún interés en tratar de explicarle a su capitán que había perdido a otro compañero, incluso si creía que Saeng simplemente había renunciado. No tenía ganas de masticar las mierdas que le dirían si algo le pasase al detective novato.

Cuando un demonio sombra gritó y trató de dar un golpe a ChangMin, Jun empujó a su joven compañero, sacándolo fuera del camino. Había sido un jodido movimiento tonto, pensó, cuando las garras del Shayatin rasparon en su espalda. No había manera de que él saliera sin laceraciones
profundas en la espalda. Podía sentir el aire frío y húmedo de la sangre chorreando por su cuerpo.

Jun tomó la cosa más cercana que pudo encontrar, una vieja pipa de plomo oxidada, y se puso de pie.

Empezó a agitarla antes de que incluso se pusiera completamente de pie. El primer demonio sombra cayó con un ruido sordo y no volvió a levantarse. Aún quedaban cuatro más.

Jun respiró profundamente, mientras esperaba a que el siguiente llegara hasta él. Él no era tan tonto como para abalanzarse sobre ellos y tratar de luchar contra todos al mismo tiempo. Sólo podía esperar mantenerse con vida, y a ChangMin, el tiempo suficiente hasta que los Djini llegaran hasta ellos.



Continuara.....................

3 comentarios:

  1. Los 2Min tontos, uno por abandonar a Baby después de disfrutar y el otro por novato arriesga la vida de mi bb, que alguien lo ayude!!!

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  2. Dios que Hyun llegue luego...o nuestro elegido de aire, no será más....y de paso...ESTÚPIDO JUNG MIN...Siempre precipitándose,,,a Jun, ni siquiera le importó el dolor...solo quería estar con él..

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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