sábado, 18 de octubre de 2014

Para tener un Humano. Capitulo 3



Hyun levantó la vista de sus papeles para buscar con la mirada a su segundo al mando, Jung Min, que estaba de pie en la puerta.

-Desapareciste anoche con ese lindo cantante -bromeó Min.

-Sí, lo hice. Y fue muy bueno, también. -Hyun sonrió. Su jaguar agitó su cola en acuerdo. Reprimió la molestia que había sentido al despertarse solo. No debería haber esperado que un coqueto cantante quisiera matar el tiempo hasta la mañana siguiente. Al menos sabía dónde podía encontrar al hombre en unas semanas si Hyun no lo cazaba antes.

-¿Estaba tan dulce como su mirada decía? -preguntó Min.

-Le marqué como mío -confesó Hyun.

-¿Lo marcaste? ¿En serio? Pero ... ¡pero es humano! -Como cambiaforma puma, Min rara vez mostraba preocupación por cualquier cosa.

-Lo sé -Hyun no pudo evitar que el jaguar lo hiciera. La bestia nunca había elegido a nadie y no podía creer que esta vez su medio animal hubiera escogido mal. Los recuerdos del gusto y el tacto de Saeng le habían
perseguido durante todo el día. No podía esperar para reclamar a su futuro compañero de nuevo.

-No te puedes enlazar con un ser humano -objetó Min.

Hyun gruñó. -Voy a elegir a quien yo quiero y quiero a este hombre.

Min suspiró. -Más te vale, porque te será más difícil de lo que parece.

-¿Me estás diciendo que no crees que pueda proteger a mi pareja? - Hyun miró a su beta con asombro. Un gruñido leve enrolló su garganta y podía sentir sus colmillos empezando a alargarse.

-No. Por supuesto que no -Min dio dos pasos lentos hacia atrás. -Sólo quiero que tengas cuidado.

-¿Hay algo más que necesites de mí? ¿O simplemente estás perdiendo el tiempo? -gruñó Hyun.

-Es necesario contratar a un nuevo hacker, Sungmin lo dejó. Dijo que nuestras expectativas eran demasiado altas.

-Maldita sea -Hyun se desplomó contra su escritorio. Era difícil encontrar a gente buena con los ordenadores. Tendían a estar más dispuestos a saltar a un trabajo siguiente mejor remunerado que a quedarse. Especialmente los hackers. -¿Quién va a hacer su trabajo?

-Ese es otro problema. No tenemos a nadie. Sungmin era nuestro mejor tipo para seguridad. Los demás no están a su nivel. Vamos a tener que contratar alguien de fuera.

A Hyun no le gustó el sonido de eso. Tener a alguien que empezara a intervenir en la empresa podría ser difícil. Tendrían que obtener autorización de seguridad para los nuevos empleados y eso tomaría mucho tiempo.

-¿Conoces a alguien que pudiera estar interesado, que ya cuente con autorización de seguridad? -Si alguien podía encontrar a alguien, ése era Min. Era un tipo con muchos contactos ya que siempre conocía a alguien
que conocía a alguien que podría hacer un trabajo. Lo que lo hacía un excelente beta.

-Voy a llamar alrededor y estaré en contacto contigo. Sólo quería que
supieras acerca de la situación -le aseguró Min antes de salir. Hyun suspiró, resistiendo el impulso de tirarse el pelo de raíz. Necesitaba un corte.

Le crecía tan rápidamente que debería tener a su peluquero en marcado rápido. Ociosamente se preguntó si a Saeng le gustaría. Hyun frunció el ceño mientras consideraba la reacción de su orgulloso compañero humano.

Sería mejor que le cayese bien su elección de tipo de pareja, o habría consecuencias graves. Hyun no tenía ninguna intención de abandonar a Saeng. Puede ser que sólo hubieran tenido una noche juntos, pero su Jaguar quería mantener a este humano y se negaba a dejarlo. Le molestaba que su cerebro siguiera dando vueltas de nuevo a Saeng, y Hyun volvió a concentrarse en sus papeles. Tenía que aplicarse y ver el número de personas que necesitaban contratar para cubrir todos los puestos de trabajo adicionales. Con la creciente sofisticación de los hackers y ladrones globales, nunca se quedaban sin trabajo. SS Cat Security había decidido no especializarse en irrumpir en las empresas y especializarse en exponer sus brechas de seguridad.

Se colaban a través de los sistemas de seguridad física y electrónicamente, con Sungmin siendo el pirata informático principal. Sin embargo, ahora que Sungmin los había abandonado, estaban muertos con la vigilancia electrónica hasta que encontraran un nuevo empleado con conocimientos de hacker fanático. Sungmin no era necesariamente una persona fácil de reemplazar. Sin embargo, si Min encontraba un nuevo pirata informático, esta persona podría capacitar a otros para ayudar con algunos de los trabajos más fáciles. Desafortunadamente, los hackers y habilitación de seguridad no siempre iban de la mano. Hyun se abrió paso entre sus papeles, tratando de resolver las asignaciones de recursos. Se perdió en sus cálculos y miró sorprendido cuando Min se apresuró a regresar a su oficina.

-Llamé y escuché algunos rumores acerca de un tipo que puede hackear cualquier cosa, al parecer, la seguridad es su especialidad. Mi contacto está comprobando y asegurando que está bien de que me diera su
número. Suena como el hombre adecuado si podemos tenerlo a bordo -dijo Min.

Hyun asintió. -Muy bien -trató de no entrar en pánico mientras contemplaba dejar entrar a alguien más en su sistema. Los alfas no entraban en pánico, por lo menos no donde nadie podía verlos.

-Es humano -advirtió Min.

-Los seres humanos pueden ser útiles, pero no generalmente como guardaespaldas o para robar. Son demasiado débiles para que coincida con un cambia-formas si hay un enfrentamiento. Sin embargo, eso no significa que no puedan ser de utilidad en los ordenadores -explicó Hyun.

Min dio a Hyun una mirada extraña. -¿No estás preocupado por tu propio compañero? Es humano. ¿Crees que es débil?

Hyun negó con la cabeza. -No. Yo puedo cuidar de él. -Haría todo lo necesario para mantener a su compañero protegido. Los seres humanos eran frágiles y necesitaban cuidados especiales, pero Hyun pensaba que podía proteger a uno hermoso.



Saeng se agachó detrás del muro bajo de piedra, con el arma en alto.

Las hojas susurraban en la ligera brisa, cubriendo el sonido de algo que se aproximaba. Estaban allí, sólo tenía que ser paciente. Cuando Saeng era joven, su padre le enseñó que al tratar con el enemigo, la paciencia era más que una virtud, a veces te salvaba la vida.

Un ligero ruido tenía a Saeng lanzándose hacia la derecha cuando unas garras rasparon la pared donde había estado de pie. Un chillido de águila atravesó el aire. Girando alrededor, le disparó al pájaro y se rió cuando una mancha azul de pintura salpicó a una ala grande.

-Te pillé -dijo en voz baja. Un gruñido saltó adelante. Chasqueó los dedos. -Oooh, vicioso. -Saeng se burló con alegría. No se había dado cuenta de que había llegado tan cerca del agua. El cocodrilo de agua dulce de tres metros gruñó otra vez antes de meterse de nuevo en la maleza. De color marrón claro, suavemente mezclado con la hierba alta, casi desapareció en el agua oscura.

-Eres un tramposo, Junnie-dijo Saeng. Algo crujió y chasqueó detrás de él. -Mierda.

Saeng corrió. Él podría ser capaz de rodar fuera del camino de un cocodrilo, pero el oso pardo que oyó andar entre la maleza podría querer aplastarlo. La adrenalina bombeaba a través de su cuerpo cuando metió la pistola en la cintura antes de saltar y luego lanzarse hacia arriba para coger la rama más baja. Saeng se subió a la cima, se dio la vuelta, sacó su arma, y luego disparó la pintura en los anchos hombros del oso. 

Pasó a su otra presa y disparó al cocodrilo en la nariz mientras la criatura se deslizaba fuera de la zona verde.

-¡El ser humano gana de nuevo! -Saeng gritó antes de bailar en un pequeño círculo, cuando aterrizó en el suelo. El cocodrilo se transformó en un hombre con cara de bebe que medía un metro ochenta y siete, era como un jugador de fútbol, con el pelo negro, y llevaba los pies descalzos.

-Odio cuando me disparas en la nariz -se quejó Jun, cepillándose la capa de pintura azul de la cara.

-A mí me gusta dar en el blanco más grande -Saeng bromeó. Jun frunció el ceño.
-Es curioso.

-Lo sé -Saeng hizo una reverencia a su amigo.

-Por lo menos se puede ver la pintura. -Kyu Joong se quejó, pateando su espalda. Hongki se parecía a su forma en oso, no en el tamaño sino por el vello que tenía.

-No puedo creer que estés haciendo pucheros -se rió Saeng. Una cara enfurruñada parecía extraña en el gran y musculoso hombre. El águila se abalanzó y aterrizó ante Saeng. Con un destello llamativo de oro, el pájaro cambió a un hombre de un metro setenta y ocho con brillante pelo dorado y ojos de oro-marrón. Pintura azul cubría todo el brazo y le goteaba por la cara. Le dio al desastre una mirada triste.

-Buen tiro -Saeng sonrió a su amigo. Kyu Jong no le guardaba rencor. El cambia-formas águila había sido amigo de Saeng desde segundo grado cuando un calambre en el brazo había causado que un águila adolescente cayera del cielo, en la caja de arena de Saeng.

-No has perdido tu toque -Jun aceptó de mala gana. Saeng saboreó su victoria mientras sus amigos sacaban su ropa. Podía ser que ellos fueran cambia-formas con habilidades mejoradas, pero había estado entrenando
para disparar a la gente desde la edad de cinco años cuando su padre le regaló un juego de pistolas láser y lo siguió a través del bosque. Criado por un padre soltero que vivía y respiraba por las Fuerzas Especiales, Saeng sabía antes de los diez años cómo acercarse sigilosamente y desarmar a un asesino.
Sin embargo, en un arrebato de rebeldía, Saeng se había centrado en los ordenadores en lugar de unirse a algún grupo militar. Eso no le impidió querer mantener sus habilidades al día.

Después de que todos se vistieran, se amontonaron en el jeep de Jun y se dirigieron a la cabaña. La cabaña pertenecía al padre de Saeng, pero como nunca se quedaba durante mucho tiempo, podían utilizarla siempre que quisieran. A pesar de la diversión que tenía con sus amigos, tan pronto como la adrenalina se desvaneció, Saeng comenzó a pensar en Hyun. El estúpido felino se le había metido en su mente y no parecía estar dispuesto a dejarlo pronto en ningún momento. ¿Cómo había llegado a estar tan enamorado de un hombre con el que pasó una noche? No lo sabía, pero tenía que admitir que el resplandor de la vez que pasaron juntos no se había desvanecido en las treinta y seis horas y diez minutos desde que se separaron. 

No es que él contara el tiempo.... Su teléfono sonó, despertándole de sus pensamientos. Hizo caso omiso de las quejas de sus amigos cuando contestó la llamada. Unos minutos más tarde, colgó.

-Tengo una entrevista -dijo alegremente, agitando el teléfono.

-Bueno. Necesitamos un teclado nuevo-dijo Kyu. Saeng asintió. Todo su dinero extra iba a la banda y al pago de los impuestos sobre la casa que su abuela le había dejado, todos vivían allí.

-Veré lo que puedo hacer.

-No robes -advirtió Kyu.

-O engañes -agregó Jun.

-O algo por el estilo -dijo Hongki.

-No se me ocurriría -Saeng sonrió a sus amigos.

-Eres muy sospechoso.

-Uh-huh -dijo Jun.

-Yo nunca fui condenado -Saeng les recordó. Jun se echó a reír.

-Eso es porque han perdido las pruebas.

Saeng negó con la cabeza. -Molestos archivos informáticos, que vergüenza por la forma en que desaparecen. -Todos intercambiaron miradas y se echaron a reír. Hongki se secó los ojos.

-Imbéciles. No deberían haberte dejado sólo con un ordenador.

-Idiotas que pensaban que un niño de doce años no podía hacer nada - dijo Kyu con una sonrisa. Saeng negó con diversión. Ellos eran los mejores.

Siguiendo con las bromas, regresaron a la cabaña para lavarse. Pensando en su conversación con Jung Min, Saeng sabía que era el tipo de trabajo que tomaría para sus amigos, sí, sería la iniciativa del Cuarteto para una fuente de ingresos mucho mejor que la actual. Le encantaba trabajar solo y no tener que preocuparse por los clientes todo el tiempo. Encontrar clientes a veces ocupaba más esfuerzo que hacer el trabajo asignado por ellos.

Saeng tomó su guitarra y comenzó a toquetearla distraídamente mientras pensaba sobre sus opciones. 

Tendría que clavar la entrevista. Haría una investigación sobre la compañía antes de ir. La preparación era la clave. 


Continuara....................

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