sábado, 11 de octubre de 2014

El novio de reserva. Capitulo 30


Cuando Jun finalmente logró acorralar a su mente y cuerpo en la misma habitación, lentamente se dio cuenta de una presión aplastante. Min se había derrumbado sobre él. Jun se movió, tratando de aliviar la carga que ahora le impedía respirar.

Cristo, el hombre era nada más que puro músculo.

Jun logró jadear. —Min.

—Lo siento —murmuró, moviéndose fuera de él.


Se corrieron más arriba en la cama, y Min se pegó contra el costado de Jun, con el brazo sobre el pecho de Jun. Después de varios segundos, Min enganchó la pierna por encima de la de Jun. Ya sea para impedirle escapar o para tocar más piel, Jun no lo sabía. El peso más ligero se sentía agradable y el calor le aseguró que Min todavía estaba aquí. La paz se apoderó de Jun, y todo —la preocupación, la duda y el miedo al futuro— fue empujado a un lado.

Bueno, todo menos la curiosidad.

Sus respiraciones se desaceleraban mientras sus cuerpos se enfriaban, y Jun trazó la gran cicatriz en la espalda de Min.

—Háblame de Kyu.

La pausa que siguió duró varios segundos antes de llenarse con el sonido de las motocicletas en el estacionamiento fuera de la ventana. El rugido de los motores fue reemplazado por la risa de varios participantes de la carrera de póquer terminando la jornada. Jun esperó pacientemente a que la pelea de pasos y voces pasaran a través de las puertas del hotel y se desvanecieran mientras se dirigían por el pasillo.

¿Min le respondería, o simplemente ignoraría su petición? 

Después de la energía que acababa de gastar, fingir haberse quedado dormido era una opción creíble.

—Él era... —Min hizo una pausa, como si estuviera buscando las palabras adecuadas—. Un cordero en medio de los lobos.

Jun permaneció en silencio, esperando a que Min siguiera.

—Divertido. Cariñoso. Casi dulce. —Min inclinó la cabeza para mirar a Jun—. Muy parecido a ti, en muchos aspectos. —Los labios de Jun sonrieron un poco hasta que Min continuó—. A pesar de que sus padres lo habían echado porque era gay, seguía siendo optimista. Yo, por el contrario, era el adolescente que eliminaba mis frustraciones mediante la constante búsqueda de una pelea. —Dejó escapar un resoplido suave, su aliento haciendo cosquillas en la piel de Jun—. Y no había escasez de personas dispuestas a aceptar mi oferta.

Jun tragó el nudo en su pecho y deslizó suavemente los dedos por la cicatriz de Min.

—Solía llegar a estar tan enojado con Kyu—dijo Min—. Algún pendejo lo acosaba, llamándolo chupapollas o lo que sea, y Kyu nunca hacía nada. No era un tipo grande, así que no esperaba que peleara físicamente.

Pero no decía ni una palabra. Sólo sonreía de manera forzada y seguía caminando.

Los labios de Jun hicieron una ligera mueca. —Supongo que respondías por él.

—Diablos, sí —dijo—. ¿Adolescente enojado cabreado con el mundo? Déjenmelos a todos ellos. —Jun sintió a Min sonreír contra su piel—. Kyu solía decir que la única razón por la que éramos amigos era porque me había dado una excusa para moler a palos a las personas que se ponían violentos con él.

Jun sonrió, imaginando a Min como un arrogante adolescente buscando pelea fácilmente.

—Con el tiempo me di cuenta de que Kyu estaba en lo cierto —dijo Min—. Siempre me decía que odiaba más que la gente lo ignorara. —Se encogió de hombros antes de continuar—. No lo sé. Quizás él tenía razón. Estaba feliz con la excusa para descargar mis frustraciones.

«Descargar mis frustraciones».

Preguntar sobre esas frustraciones pesaba mucho en la mente de Jun . Pero antes de que pudiera arriesgarse y preguntarle a Min sobre su infancia, Min continuó.

—Kyu estaba tan feliz el día que finalmente logramos reunir el dinero suficiente para el alquiler del primer y último mes de un apartamento. El lugar era un basurero, una verdadera mierda. Min soltó una carcajada. —Kyu siempre estaba tratando de alegrar el lugar, usando cosas que encontraba, carteles y trastos que pudiera poner en las paredes. Como si cubriendo los orificios de alguna manera hiciera que el lugar se viera más atractivo.

Jun casi podía escuchar como Min ponía los ojos en blanco. Todos los rastros de sarcasmo desaparecieron mientras él continuaba.

—Pero se sentía tan jodidamente bueno tener un lugar sólo para estar —dijo Min—. La gente solía pensar que éramos novios. Pero, diablos, yo estaba tan feliz de tener un techo sobre mi cabeza que no me importaba.

Lo que explicaba un montón la disposición de Min a fingir estar con Jun en la fiesta de Hongki. Si Min había tenido algún reparo en ser visto como gay, las preocupaciones habían sido exorcizadas de su sistema hacía muchísimo tiempo.

—Estábamos empezando a conseguir tener nuestros pies en el suelo —dijo Min—. Hongki había entrado en nuestras vidas, y Kyu estaba feliz, ¿sabes? Pero entonces empezó a enfermarse más.

Nada de lo que Jun pudiera decir haría que las palabras fueran más fáciles, así que simplemente esperó a que Min continuara.

—Si hubiésemos tenido el dinero, nos habríamos dado el lujo de llevar a Kyu con un médico cuanto antes, aún hoy todavía podría estar por aquí. Eso es lo que apesta tanto.

Min levantó la cabeza para ver de nuevo a Jun. —Es por eso que creo que lo que están haciendo tú y Hyun es tan jodidamente impresionante. Ojalá hubiésemos podido encontrar un lugar como la Clínica cuando Kyu enfermó por primera vez.

En la mirada de Min, Jun vio admiración, respeto, y suficiente remordimiento como para cargar un basurero.

—No es tu culpa —dijo Jun.

—Lo sé. Tampoco fue culpa suya. Kyu no era estúpido. —Min metió la cabeza debajo de la barbilla de Jun—. Él era cuidadoso. Conocía los riesgos. Pero, al principio, cuando estaba muy mal de dinero, había dejado que un tipo lo follara sin nada porque el dinero era bueno.

Cristo.

Jun cerró los ojos, su pecho dolía.

Min se aclaró la garganta. —Hoy habría sido su cumpleaños número 27. —Aunque había sido dicho de manera casual, la tristeza había infundido los espacios entre las palabras—. Joder, hombre —prosiguió fatigosamente—. No quiero hablar de esto.

Jun apretó su mano con más fuerza contra la espalda de Min. —Lo siento.

Rodando encima de Jun, Min acomodó su duro cuerpo entre sus muslos y enterró sus dedos en el cabello de Jun, su voz áspera. —No se hable más.

Como si quisiera asegurarse de que Jun lo siguiera, Min tomó la boca de Jun en un beso que marcó claramente el comienzo de más.


Continuara.............

1 comentario:

  1. Wa..! Que hot se puso el asunto, pero que bueno que Min porfin se desidio a ir por todo cn Jun

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