viernes, 12 de septiembre de 2014

El novio de reserva. Capitulo 27



El día de la Quinta Edición de la Carrera Conmemorativa de Póker en Motos Clásicas comenzó con un amanecer glorioso y el buzz, buzz, buzz del celular de Jun contra su mesita de noche. Apenas sofocó un gemido. No había necesidad de comprobar el número para saber quién le llamaba.

─Mamá. ─La almohada de Jun amortiguaba su voz mientras respondía─. Son las cinco en punto de la mañana.

Durante la pausa que siguió, Jun imaginó la cara de ella sin expresión y el subtexto en su comentario completamente perdido con su madre.

Lo intentó de nuevo. ─Y es sábado.

La información agregada no pareció ayudar.

Jun se movió a una posición más cómoda en la cama. ─¿Por qué estás levantada tan temprano?

─Estoy trabajando en un artículo que estoy escribiendo para el Journal of Nanoscience and Nanotechnology. (Revista de Nanociencia y Nanotecnología.)

Como de costumbre, una punzada de culpabilidad siguió. No podía culpar a su madre por ser, bueno, ella. Al igual que su padre, era una investigadora brillante y una geek total, pero amorosa a su muy extraña manera. Ella ni se inmutó cuando a la edad de dieciséis años, Jun anunció que era gay. Había pasado meses trabajando en reunir el valor para salir del closet frente a su familia, y su reacción había sido muy decepcionante. De repente, no podía dar la vuelta sin ser inundado con panfletos de apoyo y datos y cifras sobre los adolescentes gay, todo cortesía de su madre.

Ella había aplicado la misma energía a la derogatoria del DOMA y la Proposición 8.

─¿Qué hicieron tú y papá durante la noche? ─preguntó Jun.

─Preparar nuestra presentación para la Conferencia de Nano Fundamentos y Aplicaciones del próximo mes.

─¿Algo más? ¿Cómo algo que no implique trabajo?

Dos segundos pasaron antes de que ella le contestara. ─Conseguimos comida china para llevar.

─Suena... ─Extraordinario para comer de cena─. Excelente.

Cómo sus padres habían encontrado la manera de salir de sus respectivos laboratorios, mucho menos haberse conocido y casado, Jun nunca lo sabría. Afortunadamente, él y su hermano se habían librado de heredar sus torpes habilidades sociales.

Y entonces Jun recordó como se había quedado completamente mudo delante de Hyun ese día en su garaje. Y como la proximidad de Min en la fiesta había convertido a Jun en un necio charlatán.
Está bien, así que quizás él se había librado de la mayoría de las torpes habilidades sociales de su madre.

─Llamaba por la ceremonia de entrega del premio ─dijo─. Puesto que Hyun y tú son los ganadores, tu padre y yo nos estamos tomando tiempo libre el sábado para conducir y asistir.

─Será bueno verlos a los dos ─dijo Jun.

─Teníamos la esperanza de tomarnos antes unas copas contigo y Hyun.

Jun reprimió un gemido mientras apoyaba los codos en el colchón y frotaba el sueño de los ojos.

Una visita de sus padres era rara, pero no desagradable. Cada pocos meses o así, Jun y Hyun se subían en el auto y hacían el viaje de cinco horas para verlos. Tenerlos aquí sería un buen cambio.
Excepto por el pequeño detalle de que él y Hyun ya no eran pareja.

─Mamá, tú sabes, Hyun y yo terminamos.
Y decirle a su madre acerca de la separación había sido una de las cosas más difíciles que jamás había hecho.
Odiaba decepcionarla.

─Tú mismo lo dijiste, Jun. Siempre hay esperanza.

«Esperanza»

Mientras su madre divagaba acerca de las estadísticas relativas a las rupturas y las reconciliaciones ─y Cristo, ¿dónde había encontrado ella todos esos datos?─ Jun observó a través de la ventana de su dormitorio, como el amanecer reclamaba el cielo, la esfera ardiente dominando poco a poco el horizonte.

El viernes hace una semana, había comenzado el día de mal humor, extrañaba a Min más de lo que jamás había imaginado. Aun así, había estado convencido de que alejarse había sido la decisión correcta. Tratar con Hyun y la atmosfera tensa en el trabajo le había proporcionado un recordatorio diario de lo mucho que las relaciones podrían hacer mierda su mente. Y lo de ellos había sido bastante sencillo, no la versión desastrosa como la de Jun y Min. Así que Jun se había mantenido firme en su decisión de permanecer lejos del hombre.

Cuando Min pasó por la clínica luciendo tan bien como siempre, Jun no se había preparado para la mirada esperanzada en el rostro de Min. La expresión le hizo creer a Jun que también Min lo había extrañado y estaba muriendo por tenerlo de vuelta como un amigo.

Y Jun había cedido.

Desde entonces habían caído nuevamente en el ritmo familiar de hablar de motocicletas y reparaciones y fútbol, discusiones generales que no significaban nada, y sin embargo, al mismo tiempo, lo significaban todo. 
Jun se mantuvo alejado de todas las conversaciones que involucraban el aspecto físico de su relación. Tuvo cuidado de no tocar accidentalmente a Min, y si el recuerdo ocasional alzaba su persistente cabeza, Jun empujaba la imagen a un lado. La situación no era perfecta, pero espantaba la miseria de esas dos semanas completamente solo. Y Jun ansiaba pasar este fin de semana con Min.

Probablemente más de lo que debería.

─¿Jun?
Se obligó a regresar su atención de nuevo hacia su madre.

─¿Están Hyun y tú trabajando las cosas? ─prosiguió.

Mierda. Se pasó una mano por la cara. Su madre adoraba a Hyun. ¿Cómo podría Jun decirle que el hombre tenía un nuevo novio? ¿Cómo podría Jun decirle que no podía dejar de pensar en otra persona?
No quería decepcionar a su madre de nuevo, especialmente después de todo lo que había hecho por él.

─No realmente ─dijo vagamente─. Pero me encantaría que tú y papá lleguen antes de la ceremonia.
Necesitaba estar más preparado antes de que compartiera la noticia sobre Hyun. Acerca de Min. Acerca de sí mismo. Diablos, él necesitaba averiguar la verdad antes de que pudiera explicarle los hechos a alguien más.



Dos horas más tarde, Jun estaba parado en el enorme estacionamiento, y desconectando el parloteo de los motociclistas en distintas etapas de preparación, recitó silenciosamente las razones por las que necesitaba mantener una actitud casual alrededor de Min. A pesar de la luz del sol, las temperaturas de la madrugada todavía se aferraban al aire, y por ello había cerrado la cremallera de su ceñida chaqueta de carreras para protegerse del frío. Pero no tenía porqué haberse molestado ya que Min se detuvo junto a él y se estacionó. 

El resultante repiqueteo de placer creaba un destello de calor que hacía sentir a Jun sobrecargado, y a su piel eléctrica.

Maldita sea.

—¿Estás listo? —Min se quitó el casco, los picos suaves de su cabello tenían un aspecto especialmente rebelde hoy.

Jun ansiaba suavizar las hebras, por lo que empuñó su mano a su costado. Min parecía completamente relajado y no afectado por la presencia de Jun. La actitud relajada trajo a su mente las palabras de Min en la cocina de Jun esa fatídica mañana...

«... Sólo pretende que lo de anoche nunca sucedió.

—¿Puedes hacer eso?

—Absolutamente.»

Jun tragó con fuerza, haciendo el recuerdo a un lado. —Tan listo como puedo estarlo. ¿Cuáles son las reglas para la carrera de hoy?

—Cada miembro del equipo recoge un naipe en los puntos designados a lo largo del camino. El equipo con la mejor mano en cada parada recibirá una ronda gratis de bebidas esta noche. Hay dos paradas hasta el destino final de hoy y dos paradas en el camino de vuelta mañana. Pero el fin de semana es realmente todo acerca de las motocicletas.

Los ojos de Jun fueron hacia la Ducati Monster rojo cereza de Min, una moto que parecía como si trecientos kilómetros por hora de velocidad no sólo eran posibles, sino inevitables. —¿Cuántas motos tienes?

—Siete —dijo Min—. Pero he estado mirando varias Triumph TR Trophys en venta. Siempre he querido una moto como la de James Dean. Deberías sacar algo tiempo para ir conmigo y revisar una.

Divertido, Jun le dijo: —¿Has pensado en terapia para tu obsesión?

La sonrisa de Min ante su comentario casi hizo que Jun se hiciera encima. —Absolutamente no.

Quince minutos y varias palabras motivacionales internas después, Jun siguió a Min para reunirse con sus tres compañeros de equipo en la línea de partida. Con casi ciento cincuenta participantes, las motos se formaron en grupos, el rugir de los motores, creaban un impresionante estruendo. Cuando llegó su hora, Jun siguió a Min a la carretera, disfrutando de la sensación de su Harley. El motor ronroneaba como un león satisfecho desde su afinación. Rápidamente se establecieron en un ritmo en la carretera, el equipo de cinco hombres de Min se juntó.

Heechul, un pelirrojo tomó la delantera. Seguido por su hermano Sungmin, quien era una versión más joven de Heechul. Después de Sungmin venía Kangin. Llevaba gafas de montura metálica, y su personalidad era menos ruidosa que la de Heechul y su hermano.

Min y Jun cerraban la marcha, montando uno al lado del otro, en una posición cómoda. Ya habían aprendido los hábitos de cada uno lo suficientemente bien para anticipar las reacciones del otro.

Y a pesar de los sentimientos encontrados de Jun, estar de vuelta en la carretera con Min se sentía bien.
En el momento en que llegaron a la primera parada del día, la temperatura fría se había disipado, el sol se reflejaba en las filas de motos aparcadas. En el centro de un enorme campo, una gran carpa se había erigido y estaba llena de mesas.

Se estacionaron, y Jun siguió a Min hacia el área de descanso improvisado. El tiempo pasado en carretera debió haber cercenado la fuerza de voluntad de Jun porque no podía apartar la mirada del culo de Min. 

Seguramente Jacob Davis y Levi Strauss habían imaginado específicamente la forma de Min cuando habían creado los jeans azules.

Afortunadamente, una voz sacó a Jun de sus pensamientos traidores.

—Ustedes dos, quédense ahí.

Entre el mar de cuero, botas y chaparreras de motociclista, junto con los que vestían ropa de carreras, Hongki se acercó en una camiseta rosa neón. Min no había exagerado. Las palabras Reina del Drama a Cargo estaban estampadas en el pecho de Hongki.

Hongki hizo un gesto hacia el enjambre de motociclistas que se divertían. —¿Qué piensas?

En un extremo de la gran carpa, una mujer en un vestido de noche se subió a un pequeño escenario, tomó el micrófono y comenzó a hablar. La voz era definitivamente masculina.

Min se quedó mirando a la drag queen. —Pienso que…


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La música de piano llenó el aire, y el intérprete comenzó a cantar a todo pulmón I Will Survive" de Gloria Gaynor. Cinco segundos llenos de música pasaron antes de que Min pareciera lo suficientemente recuperado como para hablar.

—Jesús, Hongki—Min gruñó con rudeza.

Lo cual, al parecer, arrebató ligeramente la capacidad de Min para formar palabras. Así que Jun respondió a la exageradamente inocente expresión de ¿Qué? en la cara de Hongki.

—Es un poco demasiado para un sábado en la mañana en medio de la nada —dijo Jun.

La cantante golpeó en una ensordecedora nota alta, y Min, finalmente, se recuperó de su estado apoplético.

—No hay ni siquiera una cerveza para apagar los sentidos.

—Conoces las reglas —dijo Hongki—. Tú las hiciste. No beber durante la carrera. Y Destiny’s Bitch (Literalmente Perra del Destino) es una de las atracciones más populares del Área de la Bahía.

Min le disparó a Hongki una mirada escéptica.

Pero después que Destiny’s Bitch golpeó otra nota alta, y Jun silenciosamente agradeció a Hongki por elegir vasos de plástico en lugar de los de vidrio, un camarero llevando a juego una camiseta rosa neón con las palabras Little Minion (Pequeño Secuaz)  pasó con una bandeja de aperitivos delicadamente arreglados. Hongki extendió la mano y agarró dos.

La mirada consternada de Min era casi cómica. —¿Qué es eso?

—Los refrigerios de hoy, donados por mi restaurante favorito, es una fina rebanada de manzana verde con prosciutto, queso de cabra y rociados con miel. —Hongki hizo tronar uno en su boca y le ofreció el otro a Min—. Prueba uno. Son deliciosos.

Min se quedó mirando lo ofrecido con horror. —Tengo que ir a hablar con... con... alguien.

—Si haces eso, hermoso —dijo Hongki antes de pasar su atención hacia Jun—. Jun y yo vamos a ponernos al día.

Aunque las palabras eran benignas, el tono en la voz de Hongki creó un puñado de tensión en las entrañas de Jun. Afortunadamente, Hongki permaneció en silencio mientras Min se retiraba, abriéndose paso entre la multitud. Desafortunadamente, Jun no apartó su mirada del culo de Min con la suficiente rapidez.

Hongki miró a Jun sin decir una palabra y, a pesar de la brisa fresca, el calor se arrastró por la espalda de Jun hasta arriba. Se obligó a mantener la calma y metió las manos en los bolsillos de sus jeans.

—Min me pidió que fuera el quinto para su equipo. Así que en cierto modo —dijo Jun—, es tu culpa que esté aquí.

Hongki simplemente le lanzó una mirada que gritaba pura mierda.

—Sólo somos amigos, Kiki.

La expresión de Hongki no cambió.

Jun volvió a intentarlo. —No hay nada más.

Hongki finalmente soltó un bufido. —No hay un solo hombre gay en el mundo que no quiera mucho más que eso de Jung Min. Probablemente algunos heteros también.

Jun inclinó la cabeza, un pensamiento repentinamente se le ocurrió. Todo este tiempo había asumido que las castigadoras palabras de Hongki habían sido en respuesta a la posibilidad de que Jun saliera lastimado. Ahora se preguntaba por quién, exactamente, Hongki se preocupaba más.

—¿Eso te incluye a ti? —preguntó Jun.

—Oh, Dios mío. —Hongki inclinó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada, sacudiendo los pensamientos anteriores de Jun—. ¿Estás celoso?

—No —dijo Jun, aunque una parte de él consideró la posibilidad. Los dos hombres eran claramente demasiado cercanos. Y Jun no estaba tan delirante para negar su ardiente curiosidad acerca de Jung Min. Jun sospechaba que Hongki sabía más sobre Min de lo que él demostraba—. No estoy celoso. Pero pensé que quizás tú lo estabas.

Hongki resopló. —Estoy demasiado familiarizado con Min como para causarme a mí mismo semejante dolor de cabeza.

Dolor de cabeza.

Antes de que Jun pudiera procesar sus pensamientos, Min vagó de nuevo en dirección a ellos, viéndose un poco más relajado ahora que Destiny’s Bitch estaba tomando un descanso. Jun miró distraídamente hacia la multitud y con poco entusiasmo escuchó mientras Min comenzó a discutir la ruta de mañana.

¿Min esperaba que sucediera más entre ellos dos? 

Hasta ahora había cumplido fielmente su promesa de mantener las manos quietas. De hecho, se veía tan poco afectado que Jun había empezado a reconsiderar el discurso del día después de Hongki. 

¿Jun había sido "la mano", una manera conveniente para que Min se corriera? 

Quizás Min sólo pasó por un momento de bi-curiosidad.

Un dolor acampó detrás del corazón de Jun. Observó a Min tomar un trago de su botella de plástico, una gota de agua deslizándose por el cuello de Min y cayendo profundamente hasta la base de su garganta. Una posición perfecta para pasar la lengua de Jun. Sacudió la cabeza para despertarse de su estupor.

¿Qué era lo que le pasaba? 

Min parecía no quererlo más. Se suponía que Jun no debería desear a Min.

Cristo, ¿por qué había accedido a venir hoy?

El pelirrojo Heechul se acercó furtivamente al lado de Min con un aperitivo en la mano. —¿Alguien sabe dónde puedo conseguir más de estas cositas de manzana?

Hongki miró a Heechul de arriba abajo antes de enviarle al hombre una brillante sonrisa. —Yo estaría encantado de mostrarte.

—Fantástico —dijo Heechul con una sonrisa.

Jun observó a Hongki escoltar al hombre y obligó a su mirada a permanecer sobre ellos, a pesar de la inquietante proximidad de Min.

—¿Deberíamos advertirle a Heechul que Hongki probablemente caerá encima de él? —Jun dijo, finalmente, arriesgándose a echarle una mirada a Min.

—No. —Sonriendo, Min estudió a los dos hombres mientras desaparecían entre la multitud—. ¿Por qué arruinar la sorpresa? —Con apenas un vistazo en dirección a Jun, continuó—: Vamos por nuestra carta de juego.

Y mientras seguía a Min, Jun se centró en la multitud que lo rodeaba. 

Tenía que dejar de buscar el retorno de La Mirada. 

Tenía que dejar de preguntarse si volvería a aparecer en los ojos de Min.

Más importante aún, Jun debía averiguar qué haría si lo hiciera.


Continuara.............

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