martes, 2 de septiembre de 2014

Dom Caliente, Sum Frio. Capitulo 19



El corazón de Saeng latía con fuerza. Sentía que su pecho iba a estallar. Hyun le ofrecía todo lo que siempre había querido. Y eso lo asustaba a muerte. ¿Qué si lo perdía? ¿Y si perdía a Hyun? Eso lo destruiría.

—¿Ángel?

—Tengo miedo, Hyun—susurró Saeng.

—¿Y crees que yo no? —se burló Hyun—. Nunca he conocido a nadie en mi vida que me afectara de la forma en la que lo haces. ¿Qué pasa si estoy tomando la decisión equivocada aquí? ¿Qué pasa si tú decides que no soy el Dom para ti después de esto? ¿Qué pasa si tratas de dejarme otra vez?


Saeng negó.

—No, si me comprometo contigo y llevo tu collar, yo nunca te dejaré.

—Tú estabas usando mi collar antes, Saeng, y trataste de dejarme.

—Eso no era un collar real —insistió Saeng—. Eso era algo que utilizaste para mostrar tu propiedad. No significaba nada para ti, y por lo tanto, no significaba nada para mí.

—Buen punto. —Hyun se echó a reír y le dio al collar en su mano una pequeña sacudida—. Pero este es uno diferente, ángel. Éste significa algo para mí, y te lo estoy ofreciendo.

Saeng no podía mantener sus manos alejadas, le temblaron cuando las acercó para tocar el collar de suave cuero. Quería esto tanto, ¿pero podía confiar en él, sobre todo después de que Hyun trajo a otro sum a la casa?

—¿No traerás a casa a otros sumisos? ¿No habrá más otros sumisos, y punto?

—No, tú eres mi único sum.

—¿Contrato exclusivo?

Hyun sonrió. —Por supuesto.

—¿A tiempo completo?

—No me gustaría que fuera de otro modo.

—¿Tengo que seguirte llamando Maestro?

—Sólo cuando estemos haciendo una escena, de lo contrario puedes llamarme Hyun. —Sonrió de nuevo—. O querido, o cielo o cariño. Me conformo con cualquiera de ellos.

—¿En serio? ¿No te importaría que te llamase cielo o algo así?

—No, en absoluto.

—Parece que realmente estás aceptando todo esto, de repente. Sólo hace un poco, estabas dispuesto a follar a otro hombre. ¿Cómo sé que esto no es sólo para que puedas obtener un pedazo de mi culo?

—Porque hace un rato, yo no sabía cuánto me dolería si te fueras. —La sonrisa dejó los labios de Hyun, y de repente se veía muy serio—. Realmente sabía antes de lo sucedido con Kibum que estaba tomando la decisión equivocada. Lo envié a su casa, Saeng. No me lo follé. Me di cuenta de que causarte dolor me estaba destrozando, y no me gustó cómo me sentí cuando supe que te había causado dolor.

Saeng arqueó una ceja. Ese era un gran discurso para un Dom tan controlado como Hyun parecía serlo, pero ¿era suficiente? —Así que, ¿qué pasa la próxima vez que no haga algo que quieras?

—Voy a palmearte el culo.

Saeng parpadeó, luego, lentamente, comenzó a sonreír. —¿Lo prometes?

—Por supuesto. —La sonrisa de Hyun era contagiosa, y Saeng se vio incapaz de resistirse a elevar sus labios en los extremos—. Puede ser que incluso te vende los ojos y te ate mientras lo hago.
Saeng gimió, empujando hacia atrás la cabeza contra la almohada. No podía creer lo mucho que lo encendían las palabras Hyun.

—¿Me restringirás ahora?

Las cejas de Hyun se arquearon. Saeng inhaló bruscamente cuando Hyun se movió de repente, agarrando sus manos y manteniéndolas por encima de su cabeza. Un momento más tarde, Saeng sentía los suaves puños de terciopelo envolverse alrededor de sus muñecas.

La sonrisa sensual en el rostro de Hyun cuando miró de nuevo hacia él hizo que la garganta de Saeng se secara repentinamente. Se lamió los labios y trató de tragar, pero sus acciones solo provocaron que los ojos color avellana de Hyunse hicieran más oscuros por la inconfundible pasión.

—Maestro —le susurró Saeng.

—Hyun—dijo Rafe—. No estamos en una escena en este momento, ángel.

Saeng parpadeó, sintiendo de repente… algo. Él no estaba seguro de lo que era. Quería a Hyun de todas las maneras en las que pudiera conseguirlo, pero también quería al Dom que Hyun era. Saeng no estaba seguro de poder separar a los dos hombres.

—Yo... yo...

La mano de Hyun ahuecó un lado de la cara de Saeng cuando el hombre se inclinó cerca de él.
—Siempre voy a ser tu Maestro, Saeng. Nada cambiará eso. Pero habrá momentos en los que sólo quiera ser un hombre contigo, no un Dom.

Saeng parpadeó rápidamente mientras las lágrimas brotaban de sus ojos. —Está bien.

—Antes de que te toque, quiero esto alrededor de tu garganta. —Hyun levantó el collar—. Necesitas saber que incluso si sólo estamos juntos como amantes, yo sigo siendo tu Maestro. ¿Vas a usar mi collar, Saeng?

Saeng inclinó la cabeza hacia un lado, sorprendido por la incertidumbre que podía ver en los ojos de Hyun. Nunca habría pensado que Hyun podría ser inseguro sobre cualquier cosa. El hombre parecía muy seguro de sí mismo, siempre controlado.
Pero Saeng no estaba seguro de nada. Sabía exactamente lo que quería, en lo profundo de su corazón, lo que había querido desde el primer momento en el que puso los ojos en la fotografía de Hyun.
Saeng inclinó la cabeza hacia atrás, dejando al descubierto su garganta para su Dom. Sonrió al oír la inhalación rápida de Hyun. Un momento después, sintió los dedos de Hyun  temblar contra su cuello cuando el hombre enganchó el collar alrededor del mismo.

—Tan bello, mi ángel —susurró Hyun mientras sus dedos acariciaban el cuero por encima del collar—. Mañana hablaremos con Suk para que nos redacte un contrato permanente.

—Sí, Hyun. —Saeng no creía que su respuesta fuera necesaria, pero de todos modos se la dio. Quería que supiera que no sólo aceptaba todo lo que el Dom decía, sino que estaba de acuerdo con él—. Sí, Maestro.

—Siempre serás mío, ángel.

Saeng asintió, la sensación del nudo en la garganta fue demasiada para hablar. Hyun le estaba dando todo lo que siempre quiso tener. Ahora, Saeng podría darle lo único que él había estado guardando para el hombre.
Con intención deliberada, Saeng separó las piernas y las levantó, los lados de sus rodillas rozando los flancos de Hyun. Estaba bastante seguro de que Hyun había pillado la idea general cuando el rostro del hombre se sonrojó, y el hambre llenó sus ojos.

—Mi ángel hermoso. —La sonrisa de Hyun era salvaje—. Todo mío.

Por mucho que había previsto estar con Hyun, no estaba preparado para la intensidad con la que este trató de darle placer. El hombre empezó con su cuello, justo donde el collar estaba envuelto alrededor, besando y lamiendo la piel allí.

Hyun lamió una línea a lo largo de la suave curva de la oreja de Saeng antes de susurrarle. —¿Te gusta eso, ángel?

—Por favor, Hyun.

Saeng se movió por el cuerpo de Hyun, dibujando pequeños círculos alrededor de sus pezones, cada vez más cerca con cada círculo antes de tirar de los pequeños aros de plata.

—¿Te gustan mis caricias, ángel?

—¡Sí! —siseó Saeng.

Hyun le pellizcó los pezones, tirando de las pequeñas y doloridas protuberancias. Saeng se arqueó, empujando su pecho hacia el suave toque de Hyun. Dios, se sentía tan bien.
Saeng gimió en protesta cuando Hyun se apartó de él hasta que vio la mano del hombre en la mesita de noche y cómo sacaba una botella de lubricante y un condón. Hyun abrió el condón, entonces lo rodó sobre su dura polla.

Saeng se mojó los labios repentinamente secos, anticipando lo que iba a venir. Vio a Hyun abrir la botella de lubricante y verter una cantidad generosa sobre su polla antes de extenderla alrededor de la misma.
Él roció un poco más sobre sus dedos. Cuando Hyun se inclinó y rodó los dedos entre sus nalgas, sus piernas temblaban. Hyun lo volvía loco, con cada suave caricia.
Hyun no le dijo ni una palabra, sólo pasó los dedos por la raja de su culo y apretó un dedo en el apretado círculo de músculos de la entrada de Saeng. Este se sacudió y gimió, luego se empujó nuevamente contra la dura intrusión. Hyun dejó el paquete del condón vacío en la cama, y luego empujó dos dedos en el culo de Saeng.

La cabeza de Saeng cayó hacia atrás cuando Hyun comenzó a empujar sus dedos, y luego los sacaba, lentamente al principio, luego a mayor velocidad. Pequeños maullidos comenzaron a caer de sus labios, y sus manos se cerraron en puños cuando Hyun añadió otro dedo, empujando los tres rápidamente.

La polla de Saeng goteaba. Podía sentir las pequeñas gotas de líquido pre-seminal que goteaban por los lados de su polla. Todo su cuerpo se estremeció cuando Hyun utilizó los dedos de su mano libre para frotar las gotas por la cabeza de su polla. Hyun parecía prestar especial atención a la pequeña ranura en la parte superior.

Cuando el cuerpo de Saeng se sacudió, Hyun soltó una risita. —Recuerda, ángel, no te correrás hasta que yo lo diga.

Saeng asintió rápidamente, pero tenía serias dudas acerca de su capacidad para no correrse cuando estaba siendo tan estimulado. No lo ayudó nada cuando Hyun sacó los dedos del cuerpo de Saeng y agarró sus caderas.

Hyun agarró las nalgas de Saeng y tiró de ellas separándolas más. Alineó la cabeza de su polla contra el orificio. Agonizante centímetro a centímetro, Hyun se empujó, hasta que sus huevos se presionaron contra el culo de Saeng.

—Estás tan jodidamente apretado, ángel —gruñó Hyun.

Saeng podía sentir su estrecho círculo de músculos agarrando a Hyun cuando el hombre se salió hasta que sólo la cabeza de su polla estaba dentro. Su cuerpo ondulaba alrededor de la polla de Hyun. No quería dejar ir al hombre, pero se sentía tan condenadamente bien cuando este se empujaba hacia dentro. Los dedos de Hyun se clavaron en sus caderas mientras se empujaba profundamente a su interior.
Sabía que tendría contusiones por la mañana, y la idea lo calentó casi tanto como la sensación de Hyun golpeando su culo. El cuerpo de Saeng onduló con necesidad y ni siquiera tuvo que moverse para sentir su cuerpo cayendo hacia el orgasmo.

—Joder, ángel —gruñó Hyun. Él agarró su polla y comenzó a acariciar a Saeng arriba y abajo.

—Córrete para mí, ángel —ordenó Hyun con dureza—. Córrete para tu Maestro.

Hyun se inclinó y chupó uno de los pezones de Saeng durante unos instantes antes de pasar al otro. Esta vez, usó los dientes, mordiendo suavemente la rígida carne y tirando del aro de plata. Saeng se volvió loco, gritando mientras se liberaba y llenaba la mano de Hyun.

La mente de Saeng se volvió puré cuando Hyun se inclinó hacia atrás y lo agarró por los muslos y comenzó a empujarse una y otra vez. La habitación se desvaneció alrededor de Saeng, reduciéndolo al hombre con él y a la conexión de sus cuerpos.

Podía oír su propia respiración pesada frente a la rápida y corta de Hyun. Podía sentir la polla de Hyun todavía moviéndose en su interior. Pensó que tal vez había oído los latidos del corazón de Hyun sincronizándose con el suyo.

Antes que Saeng pudiera analizarlo demasiado, la habitación se precipitó de nuevo con un fuerte rugido. Un momento después, se dio cuenta de que el fuerte grito de éxtasis provenía de él.
Sus piernas parecían de goma y caían sin fuerzas a cada lado. Sus brazos se movieron contra las restricciones en sus muñecas. Su respiración era entrecortada, su cuerpo temblando. Se sentía maravilloso.
Levantó la vista hacia el hombre que se inclina sobre él, maravillándose ante la lujuria que lo atravesó a pesar de que acababa de ser follado. La cabeza de Hyun estaba atrás sobre sus hombros. Su pecho subía y bajaba. Se veía glorioso.

Saeng sabía que su obsesión con el Dom no había disminuido después de haber sido follado por el hombre. Sólo se había hecho más fuerte. Estaba extasiado.


Continuara..............

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