miércoles, 12 de noviembre de 2014

Demonio de fuego Capitulo 9



Hyun Joong irrumpió en el cuartel general de su clan, con Jun rápidamente sobre sus talones.

Las llamas de la ira lamían todo el largo de sus brazos. El humo se arremolinaba a su alrededor. El olor a azufre llenaba el aire por donde él caminaba. Hyun estaba enfurecido.

Saeng había sido alejado de él, y no por medios honestos. El Amir sabía exactamente lo que estaba haciendo cuando le prohibió a Hyun reclamar a su Demonas Amaté. Él tenía toda la intención de reclamar a Saeng cuando ordenó una reunión. Hyun en el fondo lo sabía en sus huesos.


—Kyuhyun—gritó con la parte superior de sus pulmones. Necesitaba saber lo que Kyuhyun había descubierto en los pergaminos. Tenía que haber algo que devolviera a Hyun su Demonas Amaté. Fue un error por parte del Amir tomar a Saeng.

El concepto de Demonas Amaté estaba escrito en los rollos más sagrado de Jinnistan. Ellos eran la salvación de los Djini, la luz de su oscuridad. Los Demonas Amatés hacían crecer a los Djini y los
mantenían a salvo de los estragos incontrolables que los sobrepasaba durante la batalla.

—¿Me has llamado? —preguntó Kyuhyun cuando salía del estudio.

—El Amir ha tomado a mi Demonas Amaté como suyo.

—¿Sabía de tu marca sobre Saeng? —preguntó Kyuhyun.

—Sí, por supuesto —dijo Hyun—. Yo lo marqué cuando nos fuimos tras Tuloq. Le di mi colgante, también.

—Entonces el Amir no puede tomarlo.

Kyuhyun dijo las palabras tan simplemente que Hyun se limitó a mirarlo por un momento, sintiéndose totalmente perdido en cuanto a cómo responder. Kyuhyun parecía muy seguro de sus palabras, pero Hyun no se sentía confiado. El Amir era, bien, el Amir.

—Bien, lo hizo —dijo Hyun—. Mientras hablamos, Saeng ha sido escoltado hasta al harén real para ser preparado para su noche con el Amir. Va a haber una cena real esta noche para celebrar su unión.

—Incluso mejor.

—¿Incluso mejor? —Gritó Hyun. Apretó los puños a su lado para evitar golpear a Kyuhyun justo en la cara. Sabía que Kyuhyun se había quedado en su última misión para investigar las antiguas leyes, pero él parecía estar tomando la situación muy a la ligera, sobre todo teniendo en cuenta que Saeng estaba involucrado—. ¿Cómo puedes decir eso? El Amir tomó a mi Demonas Amaté.

Kyuhyun arqueó una ceja, consiguiendo una expresión de yo-sé-algo-que-tú-no en su rostro, que llevó a Hyun a enfurecerse más. —Te digo que incluso es mejor ya que puedes enfrentarte al Amir debido a que está violando las antiguas leyes, por lo que deberá devolverte tu Demonas Amaté.

Tanto alivio inundó a Hyun que se sentía débil, sus rodillas flojas. Él se sorprendió cuando temblaron sus piernas y la sala giró a su alrededor.

Hyun tomó una respiración profunda para aclarar su cabeza y luego dejó escapar el aire lentamente.

—¿Has encontrado las antiguas leyes, entonces?

—Bueno, sé que una vez que un Demonas Amaté ha sido marcado, es violar nuestras leyes que cualquier persona, sea hombre, mujer o niño, interfiera en la continuación del apareamiento. Las leyes no dicen que el Amir esté exento de esto.

—¿Estás seguro? —Hyun tenía que estar seguro. No sabía lo que iba a hacer si Saeng se viera obligado a acoplarse con el Amir. Su horror ante el pensamiento iba más allá de su propio conocimiento de que iba a perder la cabeza si Saeng fuera arrebatado de su lado. Era la idea de lo que Saeng podría verse obligado a hacer contra su voluntad, lo que le enfureció. Hyun no tenía ninguna duda de que la unión sería contra la voluntad de Saeng. El hombre ya estaba enojado lo
suficiente con Hyun por dejarle una mordedura en sus hombros. Saeng estaría aún más molesto si el Amir lo forzaba a algo más íntimo.

Kyuhyun cruzó los brazos sobre su pecho. —Oh, estoy muy seguro —dijo—. Las leyes antiguas son muy claras al respecto. Los Djini deben tener a sus Demonas Amaté. Nadie, y quiero decir nadie, puede interferir en eso.

Las rodillas de Hyun se debilitaron, y él se sentó en el suelo de piedra dura. Los puños de sus manos estaban sobre sus muslos y dejó caer la cabeza hacia atrás, realizando varias respiraciones profundas.

—Gracias a los Dioses —susurró.

—No, gracias a los antiguos que escribieron las leyes. —Kyuhyun rió.

—Dile qué más has encontrado, hermano —dijo Min cuando entró en la sala de estar junto a Kyuhyun—. Él nunca lo va a creer. —Min rió—. Caray, yo apenas lo creo y eso que lo leí.

Hyun frunció el ceño y lentamente se puso de pie. —¿Qué más has encontrado? ¿Afectará a Saeng?

—Puede, —dijo Kyuhyun—, pero yo prefiero mostrártelo, antes que decírtelo. No estoy exactamente seguro de lo que significa, pero creo que es importante.

Hyun iba a perder la cabeza. Él lo sabía. Kyuhyun era de andarse por las ramas. Si se trataba de Saeng,

Hyun quería saber y quería saberlo ahora. —Kyuhyun, entonces ayúdame, si tú no hablas… —Las llamas que salían de Hyun podían verse a través de sus dedos.

Kyuhyun perdió en ese instante su estado de ánimo ligero y se puso serio, levantando las manos. —Cálmate, Hyun.

Las llamas de Hyun Joong oscilaban al final de sus dedos formando una bola de fuego.
—Mira, es realmente simple —dijo Kyuhyun rápidamente, sus ojos iban entre Hyun y la bola de fuego en sus manos—. Parece que no tiene que haber Amir. De todo lo que he leído en los manuscritos antiguos, se supone que es un clan de cuatro Djini quien debe tener el control de Jinnistan.

Hyun frunció el ceño y dejó que se apagase el fuego que salía de sus manos. —¿De qué estás hablando? Hemos tenido un Amir durante los años que puedo recordar.

—Es cierto, pero no esa no es la forma en la que se hicieron las reglas en Jinnistan en un principio. Por lo que he leído, los clanes gobiernan la tierra durante 40 años, luego un nuevo clan se haría cargo de todo. Cada miembro del clan trabajaría junto a los otros para gobernar la tierra y tomar las decisiones. No habría nadie a cargo.

—Pero, ¿cómo puede ser eso? —Preguntó Hyun—. Si los clanes son tenidos por gobernantes de Jinnistan entonces ¿por qué hay un Amir?

Kyuhyun se encogió de hombros. —No he sido capaz de entender esa parte, pero creo que tiene algo que ver con la Primera Guerra Mundial hace unas pocas décadas.

—¿Qué te hace pensar eso? —Preguntó Hyun.

—Todos los registros que pude encontrar referentes a quién gobernó antes, han sido eliminados de los rollos antiguos. Solo no están, como si hubieran sido removidos. No hay lectura de nada través de nuestra historia reciente que nos diera alguna noticia al respecto.

Hyun sonrió. —Pero lo encontraste.

Hyun no tenía ninguna duda de que Kyuhyun notaría algo así. Kyuhyun era el maestro de su grupo, así como el comediante. Siempre estaba leyendo un libro u otro, contándole al resto de ellos acerca de lo que había leído o descubierto.

—Pero lo encontré —dijo Kyuhyun—. Leí la historia reciente en primer lugar, pero algo estaba mal. No puedo decir lo que es pero... bien, empecé a leer la historia desde el principio. Fue entonces cuando me di cuenta de que había una enorme brecha en nuestra historia.

—Entonces, ¿qué significa esto exactamente?

—Esto significa que necesitas obtener copias de los malditos pergaminos.

Hyun miró a Jun cuando este habló, había olvidado que el hombre estaba allí hasta entonces. —¿Qué sabes tú de eso? —Preguntó—. Tú eres un habitante de la superficie.

—Contrariamente a la creencia popular, ser habitante de la superficie no significa ser estúpido —dijo Jun—. Siempre hay un registro en alguna parte. Si los antiguos pergaminos que ustedes tienen están
incompletos… ¿quién más tiene copias? Alguien tiene que tenerlas.

—Él tiene un punto, Hyun—dijo Min—. Tiene sentido que alguien más tenga un registro en alguna parte, ¿quizás uno de los clanes? La mayoría de ellos son muy meticulosos en el mantenimiento de los registros. ¿No habría algo en alguna parte que dijera algo acerca de uno de los clanes dominando Jinnistan?

—Contacta con los demás clanes, Min—dijo Hyun—. Averigua si tienen cualquier tipo de documentos antiguos. Si los tienen, pídeles que los traigan aquí para que Kyu pueda mirarlos.

Jung Min asintió y salió por la puerta principal. Hyun giró hacia Kyu. —¿Puedes seguir buscando a través de los antiguos pergaminos? A ver si puedes encontrar algo, cualquier cosa que me devuelva a mi Demonas Amaté.

—Voy a estar en el estudio —Kyu simplemente dijo, dando la vuelta y caminando de regreso por la puerta por la que había entrado antes.

Hyun finalmente se dirigió a Jun. No estaba muy seguro de qué hacer con el hombre. Él sabía que Jun era importante para Saeng, y por esa sola razón Hyun haría todo lo posible para mantener a salvo al hombre. Él no sabía qué hacer con él.

—Yo, eh... —Hyun miró a Jun y rápidamente desvió la mirada.

—¿Estás tú, eh...?

Jun soltó una risita. —Sólo apunta la dirección de la cocina, amigo. Estoy muerto de hambre.

Hyun sonrió. —Vamos —dijo cuando comenzó a caminar a través de la habitación—. Te voy a mostrar la cocina y una habitación que se ha preparado para ti. Imagino que podrías descansar algo. Has tenido un día lleno de acontecimientos.

—No recuerdo uno que se le parezca.

Hyun miró a Jun, preocupado por la preocupación que podía escuchar en la voz del hombre. —Voy recuperar a Saeng, Jun, te lo prometo.

—Lo sé —respondió Jun—. Me preocupa lo que va a pasar con Saeng en el ínterin. (intervalo de tiempo) El hombre es muy conocido por su temperamento.

Hyun se rió entre dientes. —Sí, he experimentado ese lado de él un par de veces. Creo que es de lo más encantador.

—¿Encantador? —Jun se detuvo y miró fijamente a Hyun como si tuviera dos cabezas—. ¿Crees que su temperamento es encantador? Oh, ahora sé que estás caliente por el hombre.

—¿Caliente? —preguntó Hyun confuso—. No he oído hablar de ese término. ¿Es esto algo como una cámara digital?

Jun se echó a reír. —No, amigo. Una cámara digital es un pequeño dispositivo que sostienes en tus manos para tomar fotos, al igual que la pintura los artistas, sólo un instante. Estar caliente por alguien significa que ese alguien se ha metido bajo tu piel, que te gusta.

Hyun ladeó la cabeza hacia un lado. —Por supuesto que me gusta Saeng. Él es mi Demonas Amaté.

—No, hombre, eso no es exactamente lo que quiero decir —dijo Jun. Hyun apretó los labios al morderse la lengua cuando se dio cuenta de la diversión en la cara de Jun—. Estar caliente es como, bueno, que te enciende.

—¿Qué me enciende?

—¡Joder! —Jun empujó la mano por su cabello—. Él hace que tu polla se ponga dura.

—Oh, sí, eso es cierto —dijo Hyun—. Saeng me calienta.

—Dios, ustedes son muy divertidos —dijo Jun—. ¿No has oído hablar de estas cosas antes?

—No, no realmente. —Hyun sacudió la cabeza—. Con excepción de las misiones, no pasamos mucho tiempo en la superficie. Su luz es mortal para nosotros, lo que significa que sólo podemos salir por la noche. Añade a eso nuestro tamaño, la mayoría de la gente nos mira como monstruos.

—Es verdad, amigo, tú eres una maldita montaña. Por supuesto, la gente te mira raro, aunque no creo que ellos te vean como un monstruo, sino como alguien muy, muy grande.

—Ser grande no es tan inusual en mi mundo.

—Sí, ya me di cuenta de eso. No estoy seguro de haber visto una sola persona que sea más de mi tamaño desde que he llegado aquí.

—Sólo los Djini son de mi tamaño, pero tenemos que ser más grandes con el fin de luchar contra los Shaiatín. Los Afrit son en su mayoría de tu tamaño.

—¿Afrit?

—Nuestros ciudadanos. Se les llama Afrit.

—¿Hay ciudadanos comunes?

—Por supuesto que sí. —Rió Hyun—. Como he dicho antes, el mundo de Jinnistan no es muy diferente al mundo en la superficie. Tenemos amigos, familias, negocios y ocio. Sin embargo, no tenemos cámaras digitales.

—Sí. —Rió Jun—. Voy a tener que conseguirte una de esas.

—Hyun —dijo alguien detrás de ellos. Hyun giró para ver a Kyu Jong al final del pasillo. La tensión en su rostro envió un pulso a través de Hyun. Algo estaba muy mal.

—¿Qué pasó?

—Hay un hombre aquí para hablar contigo —dijo Kyu—. Él dice que tu Demonas Amaté le envió.

—A Hyun realmente no me gustó la forma en que las manos de Kyu se apretaron en puños a su lado—. Hyun, ha sido gravemente maltratado, por lo que, sé amable en él, ¿de acuerdo?

Hyun asintió mientras seguía a Kyu por el pasillo a una pequeña sala de estar frente a la entrada en el edificio. Se trataba más de una sala de espera que nada, llena de sofás bajos de estar y unas pocas mesas y no mucho más.

Hyun supo de inmediato cuando entró en la habitación lo que quería decir Kyu sobre que el pobre hombre había sido víctimas de abusos. Las cicatrices cubrían su cuerpo. Sin embargo, debajo de todo eso, Hyun vio un destello en los ojos del hombre que le dio esperanza. Podría estar abajo, pero no había duda.

—Soy Hyun—dijo suavemente, sentándose rápidamente en uno de los sofás para no intimidarlo con su tamaño—. ¿Tienes un mensaje de mi Demonas Amaté?

Los ojos del hombre miraron salvajemente por la habitación, aterrizando en Hyun, Kyu, y Jun. —Yo soy Hongki. Tu Demonas Amaté dijo que tenía que venir ante ti, que tú y tus hermanos del clan nos pueden ayudar.

—Si mi Demonas Amaté lo dijo, entonces es cierto —respondió Hyun—. ¿Cómo puedo ayudar?

—Yo soy... —Hongki tragó saliva—. Yo soy uno de los consortes del Amir. Somos más de ciento treinta los que vivimos en el harén. El Amir elige a un consorte nuevo cada semana. Sólo tenemos que pasar una noche con él antes de se nos permita vivir nuestra vida en el harén.

Las cejas de Hyun se juntaron confusión. —¿Me estás diciendo que el Amir tiene más de ciento treinta consortes? ¿Y elige uno nuevo cada semana?

—Sí. Prefiere no tener al mismo consorte dos veces, siempre uno nuevo, pero sólo elige uno por semana, y sólo en el cuarto día de la semana. Después de haber pasado la noche con él, lo devuelve al harén.

—Tú dices eso, pero si el Amir solo pasa una noche con ustedes, ¿por qué no regresan con sus familias?

Hongki sonrió por primera vez. —El Demonas Amaté me hizo la misma pregunta. Una vez que hemos estado con el Amir, no nos está permitido salir del harén. Tenemos que vivir nuestras vidas allí.

—¿Y si tratas de irte? —Preguntó Kyu. Hyun podía oír la rabia en la voz de Kyu Jong y sabía que el hombre estaba a punto de estallar. Podía oía crujir las ventanas.

—Si tratamos de dejar el harén nos matan. Si nos negamos al Amir, se nos entrega a su guardia personal. —Hongki acarició el costado de su cara llena de cicatrices con el dorso de su mano—. Esto es lo que sucede después de que los guardias te toman.

—¿Y hay ciento treinta de ustedes? —Preguntó Jun.

Hongki asintió. —Saeng sería el número 135.

—Tú sabes que esto está mal, ¿no? —Preguntó Hyun—. Nadie tiene derecho a evitar que estés con tu familia.

—Una vez más, una observación más hecha por tu Demonas Amaté —dijo Hongki—. Él dijo que nadie tenía el derecho de obligarnos a hacer lo que no queríamos hacer, que lo que el Amir nos ha hecho está mal. Él dijo que tú nos ayudarías.

—Lo haré, pero primero tengo que saber cómo está Saeng. ¿Lo has visto? ¿Está bien?

Hongki asintió. Hyun dejó escapar un suspiro de alivio y sintió que un poco de la tensión en sus hombros se aflojaba. Al menos Saeng estaba a salvo por el momento.

—Él se está preparando para su noche con el Amir, como es la costumbre. Él es... él no está contento con haber sido elegido por el Amir, y me temo que va a hacer algo para traer más problemas hacia su cabeza.

Jun soltó una risita. —Eso suena como Saeng.

—He transmitido la información como tu Demonas Amaté ha solicitado, pero me temo que debo volver al harén —dijo Hongki mientras retrocedía hacia la puerta—. Si descubren que no estoy, seré ejecutado o entregado nuevamente a los guardias.

—¡No! —Gritó Kyu Jong.

Hongki saltó y palideció. Incluso Hyun estaba sorprendido por la vehemencia en la voz de Kyu. Giró para mirar a su hermano del clan, sorprendido por las nubes oscuras que podía ver reunirse afuera de la ventana, justo encima del hombro de Kyu.

—No vas a volver —dijo Kyu—. Tienes que quedarte aquí, donde estarás a salvo del Amir y de su guardia personal.

—Pe… pero… no puedo quedarme —balbuceó Hongki—. No sé qué les va a pasar a los demás si me quedo aquí mucho tiempo. No podría vivir conmigo mismo si alguien más fuera castigado por mis acciones.

—El honor es un rasgo digno de elogio, Hongki, pero tu retorno al harén sólo dará al Amir y sus guardias más municiones —dijo Kyu.  —No va a ayudar a nadie.

—Pero…

Hyun se levantó y agarró por el brazo Kyu. —¿Puedo hablar contigo un momento?

Dejó caer el brazo de Kyu y salió de la habitación. Podía oír los pesados pasos de Kyu detrás de él. Hyun caminó varios metros por el pasillo para que pudieran hablar a solas, luego giró hacia su hermano de clan.

—¿Has perdido la cabeza?

La cara de Kyu había tomado una apariencia enrojecida, desesperada. Su frente se arrugó cuando hizo una mueca. Él iba y venía. Sus manos se abrían y cerraban en puños. Hyun temía que el hombre fuera a perder el control.

—Hongki es mi Demonas Amaté, Hyun—Kyu finalmente murmuró—. No puedo permitir que vuelva allí para ser abusado aún más. Sin duda. ¿No puedes ver eso?

—¡Por todos los santos!

—Después de ver lo que se ha hecho con él y sabiendo que me ha sido negado por el Amir y que seguramente yo no lo habría sabido si no fuera por la interferencia de tu Saeng, es todo lo que puedo hacer para mantener mi control. Si regresa allí pueden hacerle daño, no puedo decir lo que sería capaz de hacer si eso sucede.

Hyun arrastró su mano por su cara y tomó una respiración profunda. Si Hongki no regresaba al harén, los que había allí, incluso Saeng, podían verse perjudicados. Si volvía, Hyun estaría negando a Kyu su Demonas Amaté, había muchas cosas con las que Hyun estaba luchado en su cabeza.

—Por favor, Hyun, no puedo dejar que él…

Hyun levantó su mano para detener las palabras de Kyu. —No, yo entiendo y estoy de acuerdo contigo. Si yo hiciera que Hongki retornara al harén, te daría el destino de luchar por él. Él es más que bienvenido para quedarse, y estoy seguro de que Min y Kyuhyun estarán de acuerdo.

—¿Estoy de acuerdo con qué? —preguntó Min mientras caminaba por el pasillo.

—Kyunnie ha encontrado su Demonas Amaté y desea que se quede aquí —dijo Hyun.

Min frunció el ceño. —Por supuesto, él puede quedarse aquí. ¿Dónde si no iba a quedarse?

Hyun inhaló profundamente, y luego dejó escapar el aire retenido en sus pulmones lentamente. Él
arrastró su mano por el cabello mientras consideraba contarles las cosas a sus dos hermanos del clan. —Esa es una historia muy larga.



Continuara..............

1 comentario:

  1. Ósea, el cerdo del Amir le quita los Demonas Ámate a los demonios y se los deja para tomarlos y luego esclavizar y torturar a las víctimas. Que desgraciado

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