domingo, 31 de agosto de 2014

Profesor...




En una tarde de sábado a finales de abril, el campus de la Universidad de Corea en Seul era tan brillante y vivaz como un dibujo animado de Disney. Verde, dorado y fragante, el aire suave y cálido lleno de los sonidos del canto de los pájaros y la risa y la charla de un pequeño y rapido arroyo. Fantástico pasto fresco y verde, debajo de una bóveda de un cielo azul profundo.

Kyu Jong encontraba esto sumamente distrayente.

—Está bien, Kyu, concéntrate —murmuró para sí mismo, arrancando sus ojos de los paisajes y tratando de enfocarse sobre el papel que había estado tratando de calificar durante los últimos veinte minutos.

Nada, pensó, mata un buen poema, como el ensayo de un estudiante de primer año. Suspiró y se frotó los ojos. Tal vez debería haber permanecido en su oficina para trabajar en vez de venir al exterior.

—Whoa, ¡cuidado!

Kyu levantó la vista, sobresaltado, justo a tiempo para recibir un golpe en el pecho por un skatboard rosa y morada. La pila de papeles en su regazo se dispersó mientras él caía de espaldas.

—Mierda, ¡lo siento! —dijo una voz a su lado—. Perdí el control cuando golpeé ese bulto en la acera. ¿Estás bien hombre?

Kyu Jong se apoyó en un codo y se frotó el pecho. Un brazo se deslizó alrededor de su cintura, ayudándole a incorporarse. —Estoy bien — dijo, un poco sin aliento.

Se giró y se encontró mirando directamente a un par de grandes ojos claros del color avellana, que lo miraban sobre su cabeza. Los ojos lo miraron con atención desde debajo de una mata de pálido cabello rubio que caía en cascada en más de la mitad de la cara del muchacho, rozando la comisura del arco de cupido de su boca. Tenía el pelo rapado corto en la parte de atrás, dejando al descubierto una larga línea
de cuello dorado. Kyu se le quedó mirando, olvidando del todo su pecho herido.

—¿Seguro que estás bien? —El muchacho frunció el ceño—. No te ves tan bien.

Kyu se sacudió. —Sí, estoy bien, de verdad. Solo me quedé sin aliento por el golpe, eso es todo.

El joven sonrió tímidamente. —Sí. Lo siento, amigo. Soy Hongki, por cierto. Lee Hongki. Soy un estudiante de segundo año. ¿Tú? —Hongki empezó a recoger los papeles esparcidos.

—Kim Kyu Jong. —Kyu gateó a sus pies y cogió un ensayo con el que la brisa había decidido jugar—. Yo enseño literatura a los estudiantes de primer año.

Los ojos de Hongki se abrieron mientras se ponía de pie, las manos llenas de papeles. —Guau, ¿eres el Profesor Kyu? —Él sonrió—. He oído hablar de ti.

Kyu gimió para sus adentros. Nunca había hecho un secreto su orientación sexual, pero sí estaba cansado de ser ese profesor Gay. Él realmente necesitaba animar a la escuela para contratar a más homosexuales.

—Llámame Kyu, todos lo hacen. —Kyu se encaminó hacia el edificio de humanidades que albergaba su pequeña oficina, haciendo un gesto a Hongki para que lo siguiera. Hongki alzó su skateboard bajo el brazo y
se arrastró detrás de Kyu.

—Sí, soy gay —dijo Kyu, antes de que Hongki pudiera pronunciar otra palabra—. No, no tengo SIDA. Y no, yo no cambié mi nombre y hui de California para escapar de los vengativos padres de mi amante adolescente que murió en mis brazos después de ser baleado por un preso fugado que irrumpió en la habitación del hotel donde se estaban llevando a cabo nuestras citas secretas. Nada de eso sucedió. Nunca. 
—Él arqueó una ceja a Hongki—. ¿Alguna otra pregunta?

—Amigo, ¡enfríate! —dijo Hongki, riendo—. Yo no iba a decir eso. Todo el mundo sabe que eres gay, no es que importe. He escuchado esas otras cosas, pero yo no las creí.

Kyu se pasó una mano por el cabello corto y oscuro. —Lo siento. Se vuelve agotador oir todos esos viejos y estúpidos rumores. Me pongo a la defensiva a veces. —Abrió la puerta cerrada con llave del edificio y la empujó abriéndola.

—Sí, ya sé lo que quieres decir —dijo Hongki.

Kyu miró de reojo al muchacho que caminaba a su lado por el pasillo desierto. El esbelto cuerpo de Hongki se movía con una fluida gracia en sus pantalones vaqueros muy gastados. Sus pies estaban desnudos y la camisa estaba abierta, revelando un pecho liso, sin vello y el plano vientre. Él emanaba una lánguida sensualidad que hizo que los huesos de Kyu dolieran. Sabía que nunca se perdonaría si él no preguntaba.

—Qué, ¿eres ... eh ...? —Él se apagó mientras los nervios le fallaban.

Hongki sonrió. —Me balanceo en ambos sentidos. Incluso peor para los rumores. La gente piensa que es igual a una regla o algo así que si eres bi debes ser una puta.

—Ah. —Kyu abrió la puerta de su oficina y entraron—. A la gente le gusta aferrarse a sus abrigadas ilusiones. Puedes poner los papeles sobre el escritorio. —Se volvió y sonrió a Hongki—. Por lo tanto, Hongki, ¿qué estás estudiando?

—Estoy en el programa de Arte Multi-Media. Animación. —Hongki puso su pila en un pedazo milagrosamente limpio del escritorio de madera maltratada. Cogió el de arriba y lo removió pensativo—. Creo que este poema es sobre rezar a Satanás, porque en él Blake dice que la iglesia es mala. —Arrugó la nariz y puso el papel de nuevo en su lugar—. ¿Qué demonios?

—Un ejemplo típico de alguien que proyecta sus propias creencias sobre el poeta. —Kyu negó con la cabeza al poner su propia pila de ensayos en la parte superior de Hongki—. Tuve una clase sobre escribir
ensayos del poema de William Blake 'El Jardín del Amor', diciendo lo que piensas acerca del significado y el tema del poema. —Él destelló una irónica sonrisa—. Parecía una buena idea en ese momento. 

Hongki observó a Kyu con los ojos brillantes y curiosos, mientras ellos salían de la oficina y Kyu cerró la puerta con llave. — ¿De qué va el poema?

Kyu miró a Hongki, sorprendido. —¿De verdad quieres oírlo? 

—Sí. —Hongki tomó la mano de Kyu en la suya—. ¿Me lo leerías en algún momento?

Kyu se pasó la lengua por los labios de repente secos. La sensación de los largos dedos de la mano de Hongki enroscados alrededor de los suyos estaba causando todo tipo de estragos agradables en su interior.

—Yo, um, no es necesario leerlo. Me lo sé de memoria.

Hongki se acercó más, tan cerca que Ky que podía sentir el calor de su cuerpo, el olor de su piel besada por el sol. —Dime. 

La cercanía de Hongki revolvió los sentidos de Kyu y lo dejó completamente sin palabras. Cerró los ojos, concentrado, y logró recordar las palabras.

—Me dirigí al Jardín del Amor,
y observé lo que nunca viera:
una capilla habían construido en su centro,
allí donde yo solía jugar rodeado de verdor.
Las puertas de la capilla estaban cerradas
y escrito en la puerta se leía: “No lo harás”,
de modo que presté atención al Jardín del Amor,
que tantas amables flores ofreciera.
Y vi que estaba cubierto de sepulcros,
y lápidas se erguían donde flores debieran crecer.
Sacerdotes de hábito negro cumplían sus rondas,
enlazando con espinas mis sueños y anhelos.

Silencio. Kyu podía oír el suave sonido de la respiración de Hongki en la quietud. 
Abrió los ojos y la mirada en el rostro de Hongki le sorprendió. Una mirada que decía que entendía las vinculadas zarzas del poema de Blake , cada pizca, al igual que Kyu lo hacía.

—Wow —dijo Hongki, finalmente, su voz suave y reverente—. Eso es ... simplemente wow.

—Ya lo sé. Es mi poema favorito.

Hongki miró a los ojos de Kyu. La intensidad de su mirada hizo chisporrotear la piel de Kyu. El silencio se sentía espeso y pesado, preñado de posibilidades. Kyu Jong frotó los nudillos de Hongki con el pulgar y sabía que debía parar, sólo apartarse en este momento antes que las cosas se salieran de control. Sabía que debía, pero la mirada en los ojos de Hongki lo atrajo como la gravedad, y no pudo liberarse.

—Oye, ¿Kyu? —dijo Hongki.

—¿Qué?

—Es tan genial que puedas citar toda esa cosa de memoria.—Hongki se inclinó contra Kyu, permitiendo a una rodilla deslizarse entre sus piernas—. Es sexy como el infierno. —Cambió su muslo para que rozara la
entrepierna de Kyu—. Citar poesía, quiero decir.

Kyu tragó. —Hongki, ¿qué ...?

—Te deseo, Kyunnie. —Los ojos de Hongki estaban suaves y pesados con el deseo—. ¿Dónde podemos ir?

A ninguna parte, Kyu no lo dijo. Eres un estudiante, yo soy un profesor, no podemos hacer esto, se olvidó de agregar. Como era de esperar, Hongki no se detuvo frotando su muslo contra la rápidamente abultada entrepierna de Kyu. Desde que era evidentemente incapaz de detener a ninguno de ellos, Kyu entrelazó los dedos a través de Hongki y lo jaló por el pasillo vacío.

—Aquí — él tosió ahogado—. Aquí, nadie viene por aquí los finesde semana. —Él buscó la puerta del almacén abierto y empujó a Hongki dentro.

Hongki lo empujó contra la pared, deslizó ambas manos en su cabello, y apretó sus cuerpos juntos. El skateboard cayó al suelo y rodó debajo de una mesa cercana. Los labios de Hongki curvados en una pecaminosa sonrisa. —Bésame, Kyu—susurró.

Kuy lo hizo. La boca de Hongki se abrió bajo la suya, suave, cálida y húmeda, su lengua resbaló y exuberantes sacudidas eléctricas se enviaron disparando a través de él. Él metió las manos debajo de la camisa de Hongki, acariciando su espalda, las palmas deslizándose hacia abajo para explorar su firme y pequeño trasero. Hongki gimió y empujó sus caderas contra Kyu. Dureza sobre dureza a través de la mezclilla y cremalleras, y los dos se quedaron sin aliento, con las manos en todas partes, sus bocas hambrientas.

Hongki finalmente abrió la camisa de Kyu. Se inclinó y se preocupó de los pezones de Kyu con los dientes. —Sabes bien — susurró, girando la lengua por la piel sensible.

—Mm. —Kyu empujó la camisa de Hongki fuera de sus hombros. Corrió hacia abajo atrápandose en los codos mientras trabajaba abriendo los vaqueros de Kyu—. No debería estar haciendo esto. — Kyu cogió un puñado de cabello de Hongki, tiró su cabeza hacia atrás, y le mordió el cuello.

—No importa. —Hongki empujó los jeans y ropa interior de Kyu a sus caderas, y rápidamente empujó la suya hacia abajo.

Envolvió una caliente mano alrededor de la polla de Kyu—. Te quiero tan desesperadamente.

Kyu logró mantenerse en pie a pesar de sus rodillas repentinamente líquidas. —Sí. ¿Quieres esto?

Hongki tomó las dos pollas en la mano, apretándolas juntas. Kyu chasqueó su cabeza hacia atrás y golpeó la pared con un audible crujir. No estaba seguro de si las estrellas que rompiendo a través de su visión eran por el golpe en la cabeza o por lo que Hongki estaba haciendo con él. Dios, la polla de Hongki deslizándose en contra de la suya, caliente y chorreante, dureza envuelta en seda. Tan bueno. Estuvo a punto de correrse sólo con la sensación de esto.

—Jódeme, Kyu—jadeó Hongki, mordiendo los labios de Kyu Jong.

Kyu lo jaló cerca, le dio un beso duro y profundo. —¿Sin lubricante?

—Uh-huh. —Hongki se sacudió de los hombros la camisa hacia el suelo y desgarró frenéticamente sus pantalones hasta que encontró el bolsillo que estaba buscando. Él sacó un pequeño tubo de algo que Kyu no conocía.

—¿Qué es eso? —Preguntó Kyu. Metió una mano entre las piernas de Hongki, ahuecando su escroto.

—¡Oh! Um ... mierda ... —Hongki se mordió el labio. Sus ojos estaban fuera de foco cuando Kyu tiró suavemente de sus bolas—. Es ... es lubricante ... para mi skateboard ... las ruedas chirrean. Oh, oh Dios, Kyunnie, por favor ...

Kyu no necesitaba ningún estímulo más que eso. Cogió el pequeño tubo de la mano temblorosa de Hongki, giró en torno a él, y tiró de sus pantalones y ropa interior hasta los tobillos. Hongki sacó un pie liberándolo y extendió sus piernas, inclinándose hacia adelante y preparándose a sí mismo contra la pared.

Cualquier cosa con la que hicieran el lubricante de skateboard, Kyu pensó, debía ser la cosa más resbaladiza en el mundo. Una pequeña gota aceitó los dedos lo suficiente como para deslizarlos fácilmente dentro del cuerpo de Hongki. Los tensos músculos se relajaron mientras él probaba y retorcía, hasta que Hongki estaba abierto y gimiendo, su cuerpo entero rogando ser follado.

—Kyu, Dios, por favor, necesito ... Tengo que ... —la voz de Hongki se apagó en incoherentes y pequeños ruidos suplicantes.

Kyu se apoyó contra la espalda de Hongki, restregándose contra el trasero del muchacho. Él besó el cuello de Hongki, estirándose alrededor y retorciendo un pezón rosado. Hongki gimió.

—Lo sé —susurró Kyu, descansando la mejilla contra el cabello de Hongki—. ¿Estás listo?

Hongki asintió con la cabeza, jadeando, empujando su trasero contra la entrepierna de Kyu. —Por favor, Kyu, por favor. Ahora, ahora. 

Kyu se echó hacia atrás, cubriéndose él mismo con el lubricante, extendió las nalgas de Hongki separándolas, y se deslizó en el interior. Él se empujó en su lugar contra el apretado agarre hasta que su polla se enterró hasta la raíz en el culo de Hongki. El interior de Hongki estaba ardientemente caliente, caliente, ajustado y suave como el terciopelo.

Kyu cerró los ojos y permaneció inmóvil, absorbiendo la sensación. Cuando Hongki se apretó contra él, envolvió ambos brazos alrededor de la cintura del muchacho y comenzó a moverse dentro de él.

—Mm. Tan malditamente bueno—murmuró Kyu contra el cuello de Hongki—. Amo joderte.

—Uh. Oh, oh Dios. Oh. —Hongki estiró una mano hacia atrás, enredando los dedos en el cabello de Kyu.

Kyu giró la cabeza de Hongki y le dio un beso, tragando el dulce llanto que dejó escapar cuando Kyu envolvió una mano alrededor de su pene y comenzó a acariciarlo. La forma en la que el cuerpo de Hongki se sacudía en sus brazos, los ruidos lujuriosos que hacía, inflamaba el entusiasmo de Kyu a un punto culminante. Mantuvo un ritmo lento tanto tiempo como pudo, queriendo hacerlo durar. Cuando la presión dentro de él creció demasiado grande para contenerla, agarró las delgadas caderas de Hongki y golpeó dentro de él tan duro como pudo, penetrándolo profundamente.

—Ah, joder, oh sí, sí, ¡Dios sí! —El mundo se volvió brillante en los bordes mientras el orgasmo atravesó a Kyu y se derramó dentro del culo de Hongki

Hongki se retorció contra él, arañando la pared y gimiendo como un gato. Su pene se hinchó en la palma de Kyu, su espalda se arqueó, cálido y resbaladizo semen pulsó sobre la mano de Kyu.

—Por-todos-los-cielos —jadeó Hongki—. Dios, eso fue ... oh ... — Sus rodillas se doblaron. Kyu lo atrapó, y ambos se deslizaron hasta el suelo.

Kyu jaló a Hongki en su regazo, acariciando su suave cabello y plantando pequeños besos en sus mejillas enrojecidas. Hongki se enroscó en contra del pecho de Kyu y puso su cabeza sobre su hombro. Sus pantalones vaqueros y ropa interior enredada aún alrededor de un tobillo.

Las pateó lejos y se acurrucó más cerca. Kyu cerró los ojos y aspiró la escencia del sexo, sudor y chico completamente bien jodido.

—Wow —dijo Kyu cuando recuperó el uso de su voz.

—Sí —asintió Hongki. Él acarició con la nariz detrás de la oreja de Kyu y se retorció en su regazo de una forma que distraía extremadamente la atención.

—Yo necesitaba eso.

—Lo sé. Yo también.

Kyu levantó la barbilla de Hongki, lo besó en los labios. — Podríamos ambos tener un montón de problemas por esto.

—Bueno, sobre todo tú —Hongki deslizó un brazo alrededor del cuello de Kyu y lo besó de nuevo.

Kyu se echó a reír. —Sí, sobre todo yo.

—No quiero que te metas en problemas. —Otro beso, esta vez más profundo.

—Eso hace a dos de nosotros. —Kyu besó la suave garganta de Hongki, sintiendo el rápido pulso bajo sus labios.

—No quiero parar.

—Yo tampoco.

—Dios, Kyu...—Hongki jaló la cara de Kyu a la suya.

El beso fue profundo y urgente. Kyu ahuecó la parte de atrás de la cabeza de Hongki en la palma de su mano y se dejó fundir en él. Hongki cambió en el regazo de Kyu, cabalgando sus caderas. Kyu quedó
gratamente sorprendido al sentir que Hongki se endurecia de nuevo, y completamente asombrado al encontrar a su propio cuerpo respondiendo de la misma forma.

Hongki se echó atrás y sonrió hacia abajo a Kyu. —Espero que no usaras todo ese lubricante.



Media hora más tarde, Kyu estaba de espaldas en el piso del almacén, con Hongki enroscado a su alrededor. Se sentía adolorido y agotado y deshuezadamente complacido. Apretó los brazos alrededor del cuerpo sudado-resbaladizo de Hongki.

—Maldita sea, me estoy haciendo demasiado viejo para este tipo de cosas —dijo Kyu.

Hongkise echó a reír. —Oh, sí. Tienes que estar empujando los veintitrés años—. Se acurrucó más cerca, tirando ausente los vellos del pecho de Kyu.

—Más cerca de veintiocho, en realidad, pero gracias por hacer mi día. Una vez más.

—¿Veintiocho? —Hongki se empujó en un codo y ensanchó los ojos—. Wow, eres viejo.

—Niño insolente.

—Fósil. ¿Consigues el descuento de la tercera edad en el cine?

—Sí, claro. ¿Tú todavía obtienes la tarifa de niño?

—Ordeno los menús de los niños también.

Kyu se rió, Hongki rodó debajo de él y lo besó. —De verdad eres un pequeño sabelotodo, ¿lo sabías?

Hongki envolvió ambos brazos alrededor del cuello de Kyu. — Uh-huh. ¿Qué vas a hacer al respecto?

—Mm. Creo que necesito algo para mantener esa gran boca tuya ocupada.

—¿En serio?

—Sí.

—¿Por ejemplo?

—Tengo algunas ideas. —Kyu trazó los hinchados labios de Hongki con el dedo. Hongki atrajo el dedo dentro de su boca, chupándolo suavemente, la lengua a través de la áspera almohadilla. Kyu sonrió.

—Ven a mi casa esta noche, —dijo— y te lo mostraré.

Los ojos de Hongki se nublaron más. —¿Dónde vives? —Murmuró alrededor del sondeante dedo de Kyu.

—Tengo una casa fuera del campus. —Kyu quitó el dedo, se inclinó y besó los labios entreabiertos de Hongki de nuevo—. Vamos, vamos a vestirnos y volver a mi oficina. Escribiré la dirección para ti.

—No quiero salir de aquí —se quejó Hongki. Acarició la mejilla de Kyu, mirándolo con tristes ojos—. Quiero estar contigo.

—Lo sé. Pero sólo unas pocas horas. Podemos estar juntos toda la noche, en privado. Podemos hacer lo que queramos y no preocuparnos por ser atrapados. —Sonrió Kyu—. Además tengo verdadero lubricante.

Hongki estalló en risas. —Ahora esa es una línea de ligue. 'Oye lindo, ¿por qué no vienes a casa conmigo? ¡tengo lubricante de verdad! ' ¿Quién podría resistirse a eso?

—Oh sí, definitivamente voy a tener que mantener esa insolente boca ocupada. —Kyu se empujó en sus pies y se estiró, haciendo sonar las articulaciones, entonces sostuvo una mano hacia abajo para Hongki —. Vamos.

Hongki se dejó jalar para incorporarse, entonces envolvió sus brazos alrededor de Kyu y lo apretó. —No puedo esperar a tener tu pene en mi boca. —Mordió la barbilla de Kyu, luego se alejó con una sonrisa y comenzó a ponerse su ropa de nuevo.



El domingo por la mañana amaneció luminoso y fieramente soleado. Los pájaros trinaban en los árboles fuera de la ventana de Kyu, descarados y alegres, como si estuvieran en una misión de despertar al mundo a cantar con ellos.

Kyu ya estaba despierto. Había estado despierto mucho más tiempo que las aves, antes que el amanecer rayara su primera luz en el cielo. Estaba tumbado sobre su costado, la cabeza apoyada en la mano, observando el sueño de Hongki. La cara de Hongki era suave y tan inocente al dormir, dulces labios ligeramente abiertos, largas pestañas haciendo sombras en sus mejillas.

Kyu frotó el pulgar sobre el borde inferior del labio de Hongki, pensando en todas las cosas que había hecho la noche anterior. Imágenes de Hongki sobre sus rodillas, los ojos ardientes de deseo, la ancha mandíbula y los labios extendidos alrededor de la polla de Kyu. Había hecho los ruidos más hermosos cuando Kyu agarró su cabello con ambos puños y jodió su boca. Y Dios, la vista de la cara de Hongki salpicada de semen ...

Hermoso. Simplemente hermoso. Casi tan hermoso como Hongki de espaldas con las piernas alrededor del cuello de Kyu y la polla de Kyu enterrada en su culo, arqueando la espalda y abriendo la boca con el orgasmo. La vista del perlado blanco chorreando de la polla de Hongki sobre su vientre había sido casi suficiente por sí solo para hacer a Kyu correrse.

Hongki se agitó, murmuró algo en su sueño, y se rodó de espaldas a Kyu. Esa adorable espalda dorada, hombros anchos y caderas estrechas disminuyendo hacia un firme trasero. Kyu extendió la mano y lo atrajo hacia sí, moldeando sus cuerpos desnudos. Encajaban perfectamente.

Un poco demasiado perfecto para la comodidad, en realidad. Si alguien se enteraba, el trabajo de Kyu podría estar en la línea. Sin embargo, tendido en la cama deshecha con Hongki, en un rayo de sol de la mañana, se preguntó si le importaba. Había tenido dolor y felicidad en su vida, y él había aprendido a tomar los pedazos de felicidad con las dos manos cada vez que podía, porque nunca se sabía cuándo el siguiente trozo vendría. Y en ese momento, la felicidad estaba durmiendo caliente y desnuda en sus brazos. Tal vez no sería un “felices para siempre”, pero estaba lo suficientemente cerca.

Kyu puso la mejilla contra el cabello enredado de Hongki y cerró los ojos.


......................Fin.......................

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