jueves, 28 de agosto de 2014

El novio de reserva Capitulo 1 - 26


No muy lejos del destino previsto por Jun, su moto se estancó en la señal de alto y la anciana detrás de él aceleró su vehículo, enseñándole su dedo medio mientras lo pasaba rugiendo. No hay nada como ser insultado por un jubilado antes de quedarse comiendo su polvo. Literalmente. Jun tosió cuando los gases del escape y la arena golpearon su rostro. 

Evidentemente era una jodida bofetada cósmica por ignorar el consejo del experto y comprar esta motocicleta. 

Había sido una compra impulsiva desencadenada por una mañana infernal. ¿Pero se vería obligado a empujar su clásica —traducción, vieja— Harley Davidson hasta el taller de dicho experto? No era exactamente un comienzo estelar para relacionarse con su nueva —sólo para él, claro está— motocicleta o su plan recientemente formulado para dejar el pasado atrás y conseguirse una vida. 

Una que no incluyera a cada momento, a Hyun, su exnovio.



Una nueva oleada de determinación lo golpeó. Motivado, se levantó sobre su pierna derecha y empujó todo su peso hacia abajo en el pedal de arranque. El motor farfulló a medias antes de morir, y dos intentos más produjeron los mismos resultados. Perplejo, Jun frunció el ceño ante el montículo de metal entre sus piernas. 

—Correcto, ella es un poco voluble ─una voz gritó. 

Los labios de Jun se torcieron ante la sugerencia acerca de la naturaleza poco cooperativa de la máquina, y buscó la fuente con la mirada. En la entrada frontal de un edificio de metal, debajo de las palabras Kyu's J Motors impresas en rojo, un hombre se apoyó en el marco de la puerta. 

Jung Min. 

A través del teléfono la voz ronca del mecánico se había deslizado sobre él como aceite caliente, pero su imaginación no le había hecho justicia a Jung Min. Luciendo unos jeans manchados de grasa y una camiseta negra, tenía líneas definidas y una clásica buena apariencia. Con los brazos cruzados, parecía estar relajado. 

Despreocupado. Pero sus ojos penetrantes estaban alerta, evaluándolo en silencio. En el interior tenía que estar cagado de risa a causa de su auto-inducido predicamento. Jun trató de hacerse cargo, pero fracasó. 

Su humillación actual palidecía en comparación con las noticias de hoy acerca de Hyun. 

Pensar en el abandono de su exnovio hizo que agarrara el acelerador con decisión. Después de un fallido intento más de arrancar su motocicleta gruñó con disgusto y desmontó. Afortunadamente Jung Min se abstuvo de hacer cualquier otro comentario mientras empujaba su moto por el camino de entrada, a pesar de que el hombre tenía todo el derecho a hacerle pasar un mal rato. 

—Encantado de al fin conocerte en persona. ─Cuando llegó hasta donde estaba Min, accionó el soporte y se quitó el casco, agradecido por la fresca brisa. Tratando de mantener la compostura, dijo─: Soy Hyung Jun. 

El mecánico se limpió lentamente sus manos con un trapo mientras se acercaba más, el sol del atardecer se reflejó en los ojos de Jun jamas había visto unos ojos asi en su vida. 

Con aire de reticencia, el mecánico le tendió la mano. ─Jung Min.

Grasa manchaba las espirales de las huellas dactilares de Min. Abrasiones frescas se alineaban en la parte superior de sus nudillos, como si se hubiera metido en una pelea con uno de los vehículos. Jun extendió su mano para estrechar la mano de Min, y los callos ásperos lo atraparon por sorpresa. 

Interesante. Sus experiencias, tal como eran, involucraban a hombres como él, aquellos cuya lista de letras post-nominales reflejaban el costo de una educación demasiado costosa. Por un breve momento, su vida hasta el momento se sentía demasiado insípida, y tuvo que obligarse a dejar ir la mano de Jung Min. 

Jun se protegió los ojos del sol, sintiéndose torpe, porque ahora tenía dos razones para sentirse cohibido. ─Me decidí por la moto en contra de lo que me recomendaste. 

─Ya veo.
Jun esperó a que Min agregara: ¿qué demonios estabas pensando?, o, te lo mereces, ahora empuja tu moto a mi taller. 

─Supongo que Hongki describirá mi compra como idiota. ─Jun sonrió torvamente mientras mencionaba al amigo mutuo que le había recomendado a Min, porque una de las muchas misiones de Hongki en la vida incluía ser el colega que mantenía a Jun humilde. 

─Creo que he oído la frase: pelotuda decisión ─respondió Min.
Jun sabía que Hongki nunca usaría esas palabras. Jung Min por otro lado...
Con creciente malestar, Jun se movió en sus pies y trató de aligerar el ambiente. 

Por supuesto, cuando la vida personal apestaba, el engaño adquiría un cierto atractivo. 

Un latido más tarde, los labios de Jung Min se curvaron ligeramente al comprender. ─Suena como Hongki. 

Jun dejó escapar un bufido divertido. Ningún amigo de Hongki estaba a salvo de sus opiniones. Claramente también Jung Min había estado en el extremo receptor.

Desafortunadamente, Hongki también era amigo de su exnovio. De hecho, la presencia de Hyun tocaba todos los aspectos de su existencia. Su círculo social. Su vida profesional. Incluso trabajaban en la misma clínica. 

Jun luchó contra el familiar ansioso endurecimiento en el pecho. El mecánico se quedó en silencio, y Jun se dio cuenta de que el tipo estaba esperando la razón de su visita de hoy. 

─Puesto que eres el experto local en Harleys clásicas ─Jun señaló hacia su nueva compra─, esperaba que supieras un poco acerca de esta máquina en particular. 

─Harley-Davidson 1964 FLH Duo-Glide. El año anterior hicieron este estilo.
La actitud de Jung Min se aflojó al instante, y dio un paso adelante para pasar una mano reverentemente a través del asiento de la Harley, acariciando el cuero. Su palma viajó por encima del tanque de combustible antes de descansar en el manillar, con afecto en su mirada. Y en su cadencia. 

Por un momento Jun consideró sugerirle a Jung Min que consiguiera una habitación. 

─Fueron utilizadas como vehículos por la policía en los años 60 ─dijo Jung Min.
Las cejas de Jun se alzaron. ─¿En serio? 

─Veo que el anterior propietario retiró el parabrisas.

─No lo sé.
«Cristo, Jun»
Era dueño del vehículo. Había negociado y comprado la motocicleta. Debería estar más familiarizado con su historia. Por otra parte, también debería de ser capaz de arrancar la maldita cosa. 

─En vez de quitar el parabrisas ─dijo Jun─, deberían haber arreglado el pedal de arranque. 

Jung Min le lanzó a Jun una mirada que no pudo interpretar. ¿Era una reprimenda por ir en contra de sus consejos y no elegir un modelo más nuevo? O ¿Era una reprimenda por comprar una antigua motocicleta la cual ni siquiera podía arrancar? 

─Esta bebé es un poco complicada. Como la mayoría de las mujeres, ella tiene algunas peculiaridades a tener en cuenta. Sobre todo cuando está fría. ─Jung Min se acercó a donde la gran puerta del taller se abría─. Tengo un par de cosas que terminar antes de cerrar, así que, ¿qué puedo hacer por ti? 

Jun no podía decidir si el hombre lo estaba despidiendo o no. Probablemente no quería tener nada que ver con un novato y su desacertada compra. Sentía que no tenía derecho a preguntarle, pero lo hizo de todos modos.

En tiempos desesperados. 

Medidas desesperadas.



─Tenía la esperanza de que pudieras darle a mi Harley una afinación en algún momento antes del viernes ─dijo Jun. 




Min tiró de la cadena, bajando la puerta de metal con un chillido. ─Estoy ocupado todos los días de esta semana. 

La decepción flameó, y Jun se obligó a seguir adelante. ─¿Cuándo podrías darme una cita lo más pronto disponible? 

─Puedo dejarte para el primero del mes que viene.

El mes que viene.

Mejor que un rotundo no, pero Jun luchó contra la acuciante sensación de urgencia y miró la recalcitrante moto. No es que él se hubiera imaginado montando sin preocupaciones por las calles de Seul en menos de siete días. Pero, en algún momento de la próxima semana, Hyun volvería por las cajas que había dejado atrás. Cuando su ex espiara la Harley en el garaje, Jun necesitaba que la motocicleta funcionara como una máquina bien aceitada. O, que al menos, la jodida arrancara.




─¿Hay alguna manera en que puedas hacerme un lugar cuanto antes? ─dijo Jun. 

─Lo siento, pero ya estoy retrasado tal como estoy. ¿Te la inspeccionaron antes de comprarla? 

¿Inspeccionarla? Jun le envió a Min una mirada en blanco, lo que probablemente fue respuesta suficiente. 

Buen Dios, toda esta situación lo hacía parecer un idiota. 

Min hizo una pausa en sus esfuerzos, el sonido de la rejilla metálica terminó, justo a tiempo para que Jun oyera a Min dejar escapar un suspiro apenas audible. ─¿Al menos obtuviste el historial de mantenimiento de la motocicleta? 

─Uh... ─Jun se rascó la nuca─. Esto fue más una especie de compra impulsiva. 

─Dulces, chicles, y revistas pornográficas son compras impulsivas ─dijo Min con sequedad─. No motocicletas. ─El agarre de Min permaneció en la cadena. Y, a pesar de que sonaba paciente, su diversión escéptica se mantuvo firmemente intacta─. Sobre todo no una clásica. 

«Tal como te lo dije», el hombre no lo dijo. 

Jun esperaba no sonar a la defensiva. ─Hice un poco de investigación hace un tiempo ─dijo. El día en que Hyun había salido de su casa para siempre, en realidad─. Pero esta mañana me di cuenta... 

«Que mi pareja de dos años, tiene un nuevo novio»

«Que está saliendo con un bombón»

«Y que he sido reemplazado, después de tan sólo cincuenta y seis días...» 

Jun se aclaró la garganta. ─Hoy me encontré con esta venta online y fui y le escribí al dueño un cheque. 

Min se frotó la ligera barba en su barbilla y se quedó mirando la motocicleta. ─Para haber sido una compra impulsiva, supongo que podría haber sido peor. 

—¿Cómo es eso?

─Podrías haber comprado un Yugo con problemas mecánicos. ─El reproche en la mirada de Min se hizo más llevadero por el toque de humor en sus ojos─. Viendo el lado positivo, los Yugos tenían el eliminador de escarcha en la ventana trasera. 

─Elevó una ceja de manera significativa─. Sobre todo para mantener las manos calientes mientras empujabas al bastardo al taller más cercano. 

La referencia indirecta a su menos que impresionante debut al mundo del motociclismo trajo una sonrisa a los labios de Jun. ─Ahora te estas burlando de mí.

─Por supuesto que no. 

─¿Estás seguro?
Claramente divertido, Min continuó. ─Si hubiera querido burlarme de ti, me habría gustado mencionar que un Yugo no requiere de habilidad para arrancarlo con una buena patada. 

Jun dejó escapar una carcajada, sorprendiéndose a sí mismo con el sonido. 

Últimamente no había sentido mucho porqué reír. Min volvió a ocuparse de la ruidosa tarea de bajar la puerta del taller, claramente para cerrar el lugar durante la noche. Pero algo en el comportamiento del hombre se sentía accesible. 

─¿Te importa si te hago algunas preguntas? ─dijo Jun.

─Dispara.

─Correcto. ─Compra mal aconsejada o no, tenía que volver a los negocios para así alcanzar sus objetivos─. Así que la moto intenta apagarse cada vez que me detengo. Tengo que mantener mi mano en el acelerador para que siga funcionando. ¿Alguna sugerencia sobre lo que podría estar haciendo mal? 

─Suena como si el carburador necesitara un ajuste. Basta con que tomes un destornillador de punta plana para la válvula de admisión de combustible y… 

Después de escanear el rostro de Jun, que muy probablemente reflejaba su estado completamente desorientado, Min dejó caer la mano de la cadena, la enorme puerta del taller abierta todavía a la mitad. ─Eso no importa. No tomará más que unos minutos. ¿Qué te parece si lo hago ahora? 

La tensión en los hombros de Jun se alivió un poco. ─Eso sería muy útil. 

Min cruzó hacia atrás y enderezó la Harley, volteando el pie de apoyo, con un movimiento de su pie. Mientras empujaba la motocicleta al interior del edificio de metal, Jun lo siguió, la posición le permitió estudiar libremente la forma de Min. 

Haciendo un cálculo aproximado Min podría medir un metro ochenta y tres más o menos, dos centímetros más alto que Jun. Su cabello negro estaba estrechamente recortado en los laterales, y las díscolas gruesas hebras en la parte superior lo hacían lucir más como un rebelde que desordenado. Con cada pequeño ajuste en la posición de Min, la camiseta negra se estiraba en su amplia espalda y bíceps, que estaban bien definidos como el resto de él. Con cada movimiento de sus muslos, sus cuádriceps se alargaban y se hinchaban ligeramente por debajo de sus jeans. 

«No te comas con los ojos al hombre hetero, Jun. No te comas con los ojos a ningún hombre, y punto» 

Jun alejó su mirada y se concentró en su entorno. El taller olía a una mezcla de aceite de motor, escape y polvo. Varias motocicletas se alineaban en la pared a la derecha. 

─Realmente aprecio esto ─dijo Jun mientras se arrastraba detrás de Min.

─No hay problema.

─Me alegro de no haber tenido que empujar la moto cuesta arriba por ocho calles. Su peso es de una tonelada. 

─Alrededor de trecientos kilos. 

─¿Me estás tomando el pelo? ─Jun se detuvo, la naturaleza impulsiva de su compra golpeándolo otra vez─. No tenía ni idea de que fuera tan pesada. 

Min le lanzó a Jun una mirada interrogante, como si no pudiera ni imaginar a alguien estar tan mal informado acerca de su vehículo. Normalmente Jun no hacía nada sin una seria cantidad de investigación, un hábito que utilizaba para enloquecer a Hyun. 

Min aparcó la Harley junto a un estante lleno de herramientas bien ordenadas y se volvió, con las manos en las caderas. ─Comprar impulsivamente siempre es arriesgado. 

El sobre todo cuando no sabes qué demonios estás haciendo no lo dijo. 

Jun dejó escapar una carcajada sin humor. ─Sí, pero yo necesitaba un cambio. Hoy. ─Jun brevemente echó un vistazo en la calle, el nudo en el pecho en expansión. Tras conocer la noticia esta mañana, finalmente logró pronunciar las palabras en voz alta─. Me acabo de enterar que mi ex tiene un nuevo novio. Y me siento... 

«Humillado porque el hombre con el que pensé que me gustaría pasar el resto de mi vida ha seguido adelante»

«Desmoralizado porque he sido reemplazado cincuenta y seis días después de la ruptura» 



«Cincuenta y seis días»



El número lo sentía tatuado en la frente. 

La expresión facial de Min se congeló en una alarmada. ─Por favor, no digas que te sientes suicida. 

Esta vez la carcajada de Jun era real. ─No, en absoluto. Sólo quería sacudirme la rutina. ─Se encogió de hombros, tratando de poner su promesa personal en palabras─. Reinventarme a mí mismo, por así decirlo. ─En formas fuera del alcance de sus recuerdos con Hyun. 

El comentario de Min consistió en una breve pausa seguida de un afilado asentimiento antes de acercarse a la estantería de herramientas. ─¿Qué tipo de problemas tienes? 

Cristo, ¿por dónde empezar? 

—Bueno, ya sabes. Lo de siempre ─dijo Jun, sorprendido de que el hombre le hubiera preguntado─. Pérdida de apetito. Insomnio. Estoy dudando de cada decisión que tomé durante nuestra relación de dos años. Incluso habíamos hablado de casarnos. 

Jun vio la expresión casi horrorizada de Min. 



─Amigo ─dijo Min─, quise decir, ¿qué tipo de problemas estás teniendo con la moto? 

El calor se precipitó en el rostro de Jun, llenando todo el espacio disponible. 

«Muy buena, Jun, Muy buena» 

Había terminado la universidad en tres años y destacó mientras hacía su carrera en la escuela de medicina. Había recibido varios honores durante la residencia. Acababa de ser elegido como ganador del prestigioso Premio Humanitario del Área de la Bahía por su trabajo con las personas sin hogar. 

¿Por qué no podía hacerle frente a una ruptura?

Jun metió las manos en su nueva chaqueta de carreras. ─Hasta ahora sólo el estancamiento. Pero sólo he conducido los pocos kilómetros entre la casa del dueño anterior y aquí. 

─Lo más probable es que pueda ajustar el carburador para que funcione mientras se le hace una afinación más a fondo. 

Min buscó entre sus herramientas bien organizadas que harían que a la mayoría de hombres se le hiciera agua la boca. Jun concentró la vista en la musculosa espalda de Min en lugar de su culo bien formado. La vida sexual de Jun podría ser inexistente en los últimos tiempos, pero revisar al mecánico no era parte del plan de hacerse una nueva vida. 

─Puedo dejártelo como anticipo por servicio de revisión en mi siguiente espacio disponible ─dijo Min─. Si es absolutamente necesario que el trabajo esté hecho antes, puedo recomendarte unas pocas personas en quien confío. 

─¿Ajustar el carburador me ayudará a ponerla en marcha?

─Quizás. ─Min levantó la tapa de una enorme caja de herramientas─. Pero también requiere práctica. 

Práctica.

Jun frunció los labios pensativo y miró hacia la pared del fondo, donde un poderoso auto descansaba en un ascensor, dejando al descubierto el misterioso punto débil del vehículo. Aunque era bien versado en las barreras de proporcionar atención de salud a los medicamente desatendidos, Jun no era aficionado a la mecánica. 

Apenas podía manejar un martillo y un clavo. Poner combustible en su vehículo era lo más complicado que Jun podía manejar. La elección de comprar la clásica Harley, haciendo a un lado el factor genial y atractivo, había estado a punto de traspasar sus límites y desafiarse a sí mismo para ir más allá de su zona de confort. 

A pesar del fracaso épico de esta mañana, la decisión se sentía bien. Incluso después de todos los problemas con la motocicleta, Jun todavía no podía olvidar esos primeros minutos sin problemas durante el viaje hasta aquí. Se había sentido casi... feliz de nuevo. Sin embargo, para que su nuevo pasatiempo pudiera tener éxito, para comenzar necesitaba de la ayuda de alguien. 

Decisión tomada, Jun se volvió hacia Min. ─¿Alguna vez has dado lecciones? 

Min volvió la cabeza para mirar a Jun por encima del hombro. ─¿Lecciones? 

─Ya sabes ─dijo Jun, de repente sintiéndose torpe. La mirada confusa en la cara de Min no ayudó─. Consejos prácticos para las personas que no saben todas las peculiaridades de la conducción de una Harley 1964. 

No había necesidad de hablar de su ignorancia acerca de las motocicletas en general. 

─Me temo que no. ─Min seleccionó un destornillador desde la enorme caja de metal─. Me gustaría hacer una excepción en tu caso, en vista de que eres amigo de Hongki y todo, pero mi plato está realmente lleno en el momento. ─Cerró la tapa de la caja de herramientas─. Pero te puedo dar los nombres de un par de personas que podrían ser capaces de ayudarte. 

Una sensación de satisfacción aumentó, y Jun sonrió. ─Perfecto. 

Los ojos de Jun sostuvieron una insinuación de una sonrisa a cambio. Dado el horrendo comienzo de la mañana de Jun, las cosas estaban finalmente mejorando. 

Con un poco de suerte, cuando tuviera a Hyun frente a frente de nuevo no sería el desastre que había estado imaginando durante semanas. 






─No puedo hacer que ─ella─ encienda. 

La frustración en la voz de Hyung Jun vino a través del teléfono alta y clara, y Min se tragó un gemido cuando, cansado, se pasaba una mano por el cabello. 

Hambriento, cansado, y con trabajo hasta los ojos, no tenía tiempo para el doctor Despistado hoy. Lo que Min tenía era un compresor de aire roto para arreglar, una afinación que terminar, y una reunión con Hongki para discutir los detalles de la Quinta Edición de la Carrera Conmemorativa de SS en Motos Clásicas en memoria de Kyu. 

El pecho de Min se retorció dolorosamente. 


Cinco años. Su mejor amigo había muerto hacía cinco años.

Min sacudió la cabeza para ahuyentar los pensamientos. Si Kyu todavía estuviera vivo, estaría cagado de risa por la jodida situación en la que el médico se había metido. Por supuesto, siendo el blandengue proverbial que era, Kyu también habría sido el primero en ayudar a Jun. 

─¿Siquiera has sido dueño de una motocicleta antes? ─preguntó Min. 
La pausa se lo estaba diciendo. 

─Tuve una motocicleta todo terreno cuando era un adolescente ─dijo Jun.
Min puso los ojos en blanco. Dedujo que era más que probable que la Harley acabara aparcada en el garaje de Min, sin usar. Cayéndose a pedazos por el abandono. Que desperdicio. Al menos Jun no había comprado una Crotch Rocket y salir disparado, consiguiendo matarse en su primer día. 

Min continuó. ─Sé que no tienes tiempo para las lecciones, señor Park… 

─Min. 

─Min ─repitió Jun─. Pero me preguntaba si podrías pasar por mi casa y ayudarme a encenderla. 
¿Este hombre hablaba en serio? ¿Ajustar el carburador no fue suficiente? 

─No soy médico ─dijo Min─. No hago visitas a domicilio. 

─Lo sé ─dijo Jun─. Pero mi ex viene hacia acá hoy. Y realmente apreciaría si pudieras hacer una excepción, a pesar de mi… pelotuda decisión. 

Min apretó su teléfono, negándose a dejar que las palabras sinceras y el toque de humor autocrítico lo hicieran cambiar de opinión. 

Pero Hongki le había enviado al doctor para que lo ayudara, y Min le debía mucho a Hongki. Y a pesar de la actitud frívola de su amigo, sabía que el hombre no tenía nada más que total respeto por el trabajo de Min con las personas sin hogar. 

Las personas sin hogar, por el amor de Dios. 

Min cerró los ojos. Desde los quince hasta los dieciocho había vivido en las calles, todos los días luchando para sobrevivir, y su única "familia" había sido Kyu. Habían estado pegados juntos. Cuidando uno del otro. Con la tendencia de Kyu a enfermarse y la propensión de Min a meterse en peleas que le dejaban lesionado... 

Jesús, podrían haber utilizado los servicios de alguien como el doctor Kim Hyung Jun.
Min tomó sus llaves. ─Dame la dirección. 

Diez minutos más tarde iba conduciendo por las calles su motocicleta favorita, una Indian Blackhawk. Mientras se desviaba por Sloat Boulevard hacia la autopista 1, consideró devolverse. Cuando ingresó al vecindario familiar de Jun, el impulso se hizo más fuerte. ¿Por qué había accedido a esto? 

«Solo consigue que la motocicleta encienda y luego vuelve a tu enorme y creciente lista de tareas pendientes» 

La casa en buen estado de Jun había sido meticulosamente restaurada, al igual que el resto de las casas de la época de los años 1920 que se alineaban en la calle. La residencia de estilo mediterráneo tenía grandes ventanales, un camino de ladrillo, y un hermoso patio, una buena combinación. Un poco hogareño, si uno estaba en ese tipo de cosas.

¿Quién no lo estaba? 

La puerta del garaje se abrió, y Jun estaba ahí dentro, viendo su Harley. Min se detuvo y estacionó su motocicleta en el camino de entrada. 

─He estado tratando durante veinte minutos de conseguir encenderla ─dijo Jun mientras Min entraba en el impecable garaje, ni una sola herramienta a la vista.
Hombre, ¿cómo funcionaba el tipo sin necesidad de herramientas? 

─Realmente aprecio el que hayas venido ─dijo Jun.

─No hay problema.
Jun se metió el cabello detrás de las orejas. El automático gesto parecía un hábito bien establecido. Las gruesas, ondas marrones colgaban, justo el largo suficiente para adaptarse perfectamente detrás de las orejas. Parecía un joven profesor universitario , su mirada abierta y honesta, llena de una evidente inteligencia. 

Se habían ido los jeans y la flamante nueva chaqueta de montar de ayer. En lugar de ello, Jun llevaba pantalones de color caqui y un polo más apropiado al académico que acechaba debajo. 

Jun plantó su mano en su cadera, mirando la Harley. ─No puedo decidir si es la moto o si soy yo. 

─Tengo una WLA 1942 que también es una perra para encenderla.
La mirada de Jun subió en un segundo hasta la de Min. ─¿Debería estar tomando su renuencia de manera personal? 

─Absolutamente.
Jun se rio y le envió a Min una sonrisa. A pesar del cansancio y el momento incómodo de esta mañana, Min sintió la necesidad de devolverle la sonrisa y se quedó pensando en el porqué. Sonó un timbre al fondo, interrumpiendo el momento.
Jun echó la cabeza hacia la casa. ─¿Te importa? Sólo tengo que apagar el horno.

—Adelante. 
Jun abrió la puerta que daba a lo que parecía ser la cocina haciendo que un delicioso olor flotara en el garaje. Sintiéndose ansioso, Min se movió sobre sus pies mientras examinaba su entorno, tratando de recordar por qué había accedido a hacer el viaje hasta la casa de Jun.



Un sentimiento de obligación, en su mayoría. Curiosidad también, acerca del hombre que Hongki había estado mencionando desde hacía varios años. Min había esperado que fuera serio, aburrido y tenso, no con el sentido autocrítico de humor de ayer. Empujar la moto hasta el taller tuvo que haber sido humillante. Era difícil no admirar como Jun manejaba con tanta dignidad una situación embarazosa tras otra.

Y cada interacción dejó a Min un poco más curioso... 

Se frotó la mandíbula. Pero aún tenía trabajo saliéndole hasta por las orejas y una carrera de motos que organizar en honor de Kyu. 



Con el ceño fruncido, Min miró a la pared del fondo que contenía una foto enmarcada, en tamaño póster, de una multitud de personas con carteles. Se acercó más, intrigado. 

La protesta se veía muy concurrida. Min no tuvo problemas para averiguar el tema, una manifestación en apoyo al matrimonio gay. Carteles salpicaban la escena con consignas como: Abajo el Sistema y No odien, anulen . Y entonces vio a Jun en la foto con un cartel que decía: Jesús tenía dos papás y él salió bien.

Min se tragó una risita y se giró para ver a Jun volver a entrar en el garaje. 

─Genial lema ─Min le señaló a Jun con un gesto.
Jun siguió la mirada de Min y otra sonrisa relajada apareció. ─No se me ocurrió otra frase, pero me pareció que esa bien valía la pena repetir. 

─Sin duda una ganadora.

─Apela a mi amor por la ironía. 

Min dejó escapar un gruñido divertido. ─Sé lo que quieres decir.
Estaba a punto de darle la espalda al póster cuando vio a una mujer de mediana edad en la foto, de pie a la izquierda de Jun. Cabello castaño igual que el de Jun. 

Los mismos ojos y nariz. Min se inclinó para leer el letrero que sostenía la mujer. 

Además, de ser enorme, en él se podía leer: Estoy esperando a que mi hijo y su pareja logren la igualdad de derechos. Debajo había una fotografía ampliada de una invitación de boda. 
Kim Hyung Jun y Kim Hyun Jong tienen el placer de invitarlos...
La sorpresa ensanchó los ojos de Min. 

─Mi madre ─dijo Jun.
Min se aclaró la garganta, tratando de pensar en una respuesta. ─Apoyo.
Ciertamente tenía que admirar su creatividad. Y la ironía. 

─No tienes ni idea ─dijo Jun secamente─.. Por desgracia, aún tiene la esperanza de llegar a usar esa invitación algún día. 

La pausa se alargó y se volvió incómoda, y Min se sintió presionado para llenar el silencio. ¿Qué se suponía que debía decir? ¿Felicitaciones por tu participación en el levantamiento de la prohibición del matrimonio gay? ¿Lo siento porque tu novio se fue y ahora no puedes disfrutar de los frutos de tu esfuerzo? 
O quizás: Felicitaciones, ganaste la guerra... pero perdiste la batalla. 

Min pegó una mano en el bolsillo de atrás. ─La Harley.

─Cierto ─dijo Jun─. Ella está siendo terca.

Agradecido por volver al trabajo, Min dijo: ─Así que la moto está fría. Lo que significa que necesitas abrir la llave del combustible. ─Cruzó de vuelta a la moto para señalarle a Jun las diferentes partes mientras él continuaba─. El obturador tiene que estar completamente hacia abajo. Después puedes darle unas cuantas patadas para imprimarla, y luego regresa y cierra el obturador de una. Dale vuelta a la llave de encendido, y mueve el acelerador un cuarto ─tocó la manija de la Harley─, y ella debería encenderse. 

Ante la mirada perdida en el rostro de Jun, Min vaciló. ¿El hombre siquiera sabía para qué servía el obturador? En serio, el hombre no tenía por qué haberse convertido en dueño de una motocicleta clásica. Tendría que haber empezado con un maldito ciclomotor. 

─Recuerda, esta máquina tiene una gran cantidad de compresión ─Min continuó─. Tienes que respetarla. El contragolpe puede tirarte por encima del manillar. 

La expresión de Jun pasó de un poco pérdida a vagamente preocupada, y Min suprimió un suspiro. La visita "rápida" le iba a tomar más tiempo de lo que pensaba. 

Y, ciertamente, más tiempo del que podía permitirse.

«Lo primero es lo primero, Park»

─¿Por qué no dejas que te enseñe cómo arrancarla? ─dijo Min. 

Min se montó en la motocicleta y corrió a través del proceso, explicando cada paso mientras lo hacía, logrando encenderla en su segundo intento. Satisfacción rodó a través de él, y aceleró el motor durante un momento, disfrutando del único y aterronado estruendo de una Harley. 

─La llevaré a dar una vuelta para que entre en calor ─dijo sobre el ruido─. Será más fácil para que practiques cuando ella no esté tan fría. 

Jun asintió, y Min la empujó hacia atrás y se dirigió por el camino de entrada. 

Al instante, se relajó, cruzando la calle. A pesar de estar totalmente desorientado, Jun había conseguido elegir bien. Min se acomodó en el asiento de cuero, cada vez más cómodo. Qué dulce paseo. Con toda la basura apilada hasta lo alto en su agenda actual, ¿cuándo fue la última vez que había dado un paseo sin un destino en mente, sólo por diversión? 

Se sentía como siempre.

Min condujo por la calle y alrededor de la manzana, disfrutando de la agilidad y la suave suspensión antes de su regreso a la entrada. Mientras que la moto seguía vibrando inactiva, Min miró a Jun, que parecía estar teniendo dudas acerca de su compra. No ser capaz ni siquiera de arrancarla definitivamente pondría un freno a las cosas. 

─Escucha ─dijo Min sobre el motor retumbante─, si quieres, esta semana después del trabajo puedo enseñarte todos sus caprichos. 

«¿En qué tiempo libre?»

Minn hizo el molesto pensamiento a un lado. Si no había nada más, la Harley lo que menos merecía era a un conductor educado. Podía darse el lujo de una hora al final de sus días. Además, Jun no era tan rutinario y poco aventurero como se lo había imaginado. A pesar de ir en contra de su consejo, la dedicación del hombre a su compra estaba empezando a crecer en Min. 

Jun lo miró aliviado. ─Eso sería genial.

─Desde este domingo, vamos a empezar en la mañana. ─Min hizo un gesto hacia la Harley─. ¿Estás listo para darle una vuelta? 

─Sí ─dijo Jun, tratando de alcanzar la manija─. Sólo... 

La mirada de Jun captó algo a la distancia y la sostuvo ahí, con los labios apretados, y luego cerró brevemente los ojos antes de enfrentarse a la calle de nuevo. Min miró por encima del hombro y descubrió la razón de la interrupción. 

Un hombre atractivo y atlético luciendo unos pantalones cortos y zapatos deportivos cerró la puerta del conductor de un elegante Range Rover ahora aparcado trasversalmente frente a la casa de Jun. Un segundo hombre salió del carro. Min mató el interruptor de la Harley, y el motor murió, con un último estruendo vibrando en el aire. 

─Cristo ─Jun murmuró─. Hyun trajo a su novio.

Hyun, como el Kim Hyun Joong que aparece en la invitación de boda. Bueno, eso explicaba el aspecto temeroso y desencajado en la cara de Jun. Vieron a los dos hombres abrir el maletero del Range Rover. 

─No puedo creer que haya traído a su nuevo novio ─dijo Jun de nuevo─. Maldita sea.





Aturdido por la fuerza detrás de las palabras susurradas de Jun, Min se giró hacia él. El tipo que se había enfrentado con gracia a la total humillación pública en las calles de Seul parecía estar perdiendo su mierda. Ansiedad brillaba en sus ojos. Al parecer, su compostura y sentido del humor se evaporaban cuando se enfrentaba a su ex. 

─¿Cómo se supone que voy a actuar? ─Jun susurró con fuerza─. ¿Amable? ¿Fríamente cordial? ¿O simplemente tendré que ignorar a su nuevo novio? Sé que una cosa es segura. Definitivamente no quiero actuar como un desesperado ex. 

─Jun apartó su cabello de la cara, el pánico creciente salía de él en oleadas lo suficientemente gruesas como para ahogar a un caballo─. Y, por Dios, ¿qué estaba pensando al pedirle a Hyun que viniera a buscar sus cosas? 


Desafortunadamente, Jun estaba ocupado divagando, y Min lanzó una mirada a los dos hombres que ahora se acercaban. Justo para lo que realmente no tenía tiempo, verse inmiscuido en medio de un maldito culebrón. Los balbuceos inconexos de Jun finalmente se extinguieron mientras Hyun se acercaba por el camino de entrada. 

La voz de Jun sonaba tensa, pero al menos todos los signos de su balbuceo se habían desvanecido. ─Hey, Hyun. 

El ex, por el contrario, parecía completamente imperturbable. 

─¿Esta es la motocicleta que compraste? ─Hyun tenía el cabello negro, fríos ojos y una pequeña arruga de preocupación entre sus cejas─. ¿Estás tratando de matarte, Jun? 

Color tiñó las mejillas de Jun, su expresión abierta, expuesta, recordándole a Min la de Kyu. Y su milenaria necesidad de proteger vibró a través de Min. Tuvo que obligarse a agarrar las asas de la Harley. 

Había pasado sus años de adolescencia utilizando sus puños para defender a su amigo contra los matones homofóbicos, pero Hyun no era uno de esos. Y esta no era la pelea de Min. Además, el ex tenía razón. Claramente Jun era tan novato como lo había hecho sonar. Pero por alguna razón, el marcado rastro de alarma en la voz de Hyun cabreaba a Min, sobre todo porque Hyun parecía completamente en control, mientras que Jun parecía estar demasiado agitado como para responder. 

Aunque era preferible a que balbuceara, Min esperaba que la lengua trabada de Jun no continuara. Porque alguien tenía que decir algo... 

El momento incómodo se extendió hasta el punto en que Min no pudo aguantar más el tenso silencio. ─Jun la está manejando muy bien ─Min mintió. ─Bien ─era un término relativo, por supuesto. Pero él optó por ignorar la "¿está tomándome el pelo?" mirada que le lanzó a Jun y luego en dirección a Hyun. No había falsa valentía viniendo del hombre. Lo que siguió fue un toque de escepticismo en los ojos de Hyun que le puso los pelos de punta a Min aún más. 

─¿Qué tan bien conoces a Jun? ─preguntó Hyun. 

Ni por su vida, Minn pudo detener las ásperas palabras que salieron por su boca después. Quizás porque, con la simple elevación de la ceja, Hyun había más o menos llamado a Min mentiroso ─lo cual no tendría por qué haberlo cabreado tanto excepto por el hecho de que era verdad. Quizás estaba irritado por el buen tono de voz de Hyun mientras que Jun parecía tan malditamente miserable, el aparente desequilibrio de poder siempre desencadenaba en él una acción reflexiva. 

Proteger a Kyu había sido el trabajo más importante de Min. Pero el uso de los puños ya no era una opción. Las palabras, sin embargo, eran otra cosa. 

Por lo que a menudo Min estallaba con cualquier cosa con cero planificación anticipada.

─Lo conozco bastante bien ─dijo Min, con la esperanza de bajarle el humo a Hyun o dos, nivelar el campo de juego para Jun, por así decirlo─. Junnie me trajo a casa anoche y follamos hasta que se nos estallaron las tapas de los sesos. 

Wow, eso se sentía demasiado extraño saliendo de su boca.

El silencio que siguió duró el tiempo suficiente para que Min notara la mandíbula floja de Jun y la expresión en blanco en el rostro de Hyun. El nuevo novio apretó los labios y miró hacia otro lado. Min no podía estar seguro, pero el hombre podría estar tratando de evitar reírse. 

Finalmente, Hyun estudió a Min, su mirada a la deriva sobre sus jeans agujereados, descolorida camiseta, y botas de trabajo. ─Jun durmió contigo anoche ─dijo Hyun, un signo de interrogación enterrado al final. 

¿Estaba retándolo a confirmar su declaración? Min se cruzó de brazos, perdiendo rápidamente la paciencia con el hombre por llamarlo tan abiertamente mentiroso.

─Sí. ─Como si su declaración anterior no hubiera sido lo suficientemente loca, Min se encontró subiendo la apuesta─. Hemos estado bastante calientes y pesados por un tiempo. 

─Interesante ─dijo Hyun, con una expresión indescifrable. Dos latidos pasaron antes de que Hyun mirara a Jun─. ¿Así que supongo que vas a asistir a la fiesta de cóctel de Hongki como tu cita? 

«¿Cita?»

La boca de Jun se abrió, pero no salió ningún sonido. A medida que continuaba el silencio de aquel hombre, Min se movía en la motocicleta, la tensión incómoda haciendo que sus músculos se tensaran. La expresión del rostro de Min estaba clara. Él no creía ni una sola palabra de lo que Hyun había dicho, y la respuesta a la pregunta acerca de la fiesta era simplemente una prueba. Si Min decía que no, Hyun demostraría que había tenido razón. 

Pero si Min decía que sí... 

Jesús, ¿en qué estaba pensando? No podía decir que sí. Min conocía a un montón de gente que se balanceaba de esa manera, y Kyu había sido tan gay como él solo podía ser, pero Min no estaba seguro de que pudiera incluso fingir sentirse atraído por un hombre. Por supuesto, él era un experto hablamierda, lo que lo ayudaba a abrirse camino a través de casi cualquier cosa. 

«Tú no tienes tiempo para esto» 

Min abrió la boca para refutar la ridícula idea de la "cita" y luego miró la expresión en el rostro de Jun. El hombre estaba sangrando vulnerabilidad. Y después de tres años en la calle con un amigo que había sido un objetivo constante, Min no podía cambiar ahora. El modo protector lo tenía tan arraigado como la respiración. Las palabras salieron disparadas antes de que pudiera detenerlas. 

─Sí, voy a estar ahí. No me perdería la fiesta de Hongki por nada del mundo ─dijo Min. 

Mierda. Sólo podía imaginar la risa histérica que vendría de Hongki ahora. 

La voz de Jun era tensa. ─Sí, Min estará presente conmigo. 

Bueno, doble mierda. Jun era un pésimo mentiroso. La luz en los ojos de Hyun transmitió su completo escepticismo. No le creía a ninguno de los dos. Y Min decidió que el hombre debía de ser un idiota total. 

Un idiota muy astuto, pero no obstante un idiota. 

─Voy a recoger lo que queda de mis cosas ─dijo Hyun. 

Jun señaló hacia las seis cajas prolijamente apiladas a un lado del garaje. ─Sigue.
Tan pronto como Hyun y su novio se alejaron, cada uno con dos cajas de cartón mientras se dirigían a la Range Rover, Jun se inclinó en dirección a Min. 

─¿Por qué demonios le dijiste todo eso? ─Jun susurró, con sus ojos ardiendo. 

Min ignoró la agitación en su estómago mientras se preguntaba exactamente lo mismo. ─Él me estaba jodiendo ─dijo, odiando sentirse tan a la defensiva─. ¿Cómo diablos has pasado dos años, con ese idiota? 

Frunció el ceño mientras observaba a Hyun organizar las cajas en la parte trasera de su camioneta.

─Él no es normalmente un idiota. ─Jun se frotó la frente─. Creo que tu presencia en nuestra ─mi─ entrada realmente lo trastornó. 

Min señaló al novio ayudando a Hyun a cargar el Range Rover. ─¿Como quería que tú lo estuvieras al alardear a su nuevo pedazo de culo delante de ti?

En serio, ¿qué estaba mal con él hoy? 

Min dejó caer el brazo y tiró de las riendas de su ira. El ex regresó al garaje, solo, y Jun intentó no parecer afectado por su presencia, pero fracasó espectacularmente. 

Min esperaba que el buen doctor Hyung Jun sobresaliera en su trabajo, porque el tipo apestaba en lo que a motocicletas se refería y en recoger los pedazos después de una relación fallida. Y realmente apestaba al pretender que estaba bien en presencia de su ex. 

Min le lazó a Hyun una gran sonrisa, decidido a hacer que el hombre se sintiera incómodo, si tal cosa fuere posible. Quizás entonces Hyun no se daría cuenta de lo miserable que Jun lucía. 

─¿Necesitas ayuda con esas dos últimas? ─preguntó Min. 

─No, yo las llevo ─dijo Hyun. 

─No me importaría.

─No hay necesidad de que te molestes.

─No es ninguna molestia. Me siento muy motivado ─dijo Min─. Porque cuanto antes te vayas, más pronto Jun y yo podemos volver a ese columpio sexual (Existen dos tipos de columpios sexuales: los que están fabricados para ser instalados en el techo de una habitación, ideales para quienes no temen gritar a los cuatro vientos que disfrutan de la diversión y los que se usan de forma "temporal" para colocarlos por ejemplo en una puerta y vivir al máximo la experiencia de todo tipo de penetraciones.). 

Hyun se detuvo en medio de recoger las cajas restantes. ─Jun no tiene un columpio sexual.

La sonrisa que secuestró todo el rostro de Min era enorme. ─Ahora lo tiene. 

Hombre, realmente se había levantado por el lado malo de la cama esta mañana. 

Jun sonaba derrotado. ─Simplemente no sabes cuándo callarte, ¿verdad? 

─Es un don. ─dijo Min.
O una maldición, dependiendo del día. 

Por un breve momento, el imperturbable Hyun pareció titubear, menos seguro de sí mismo. Bueno, dejemos que el hijo de puta tenga sus dudas. Finalmente, Hyun sacudió la cabeza, la expresión serena regresó mientras sostenía las dos últimas cajas en sus brazos.

─Supongo que los veré a los dos en la fiesta de Hongki ─Hyun dijo al pasar. 

La sonrisa de Min regresó. ─Lo espero con ansias.







Treinta minutos más tarde, Jun dejó escapar un suspiro de alivio cuando oyó el bip, bip, bip de la combinación de la entrada sin llave frente a su casa, y Hongki se arrastró al interior con sus ademanes extravagantes. Un paquete firmemente enrollado de energía en un cuerpo compacto de uno con setenta de estatura, parecía vestido con ropa informal, pero Jun sabía que el traje de Hermes había costado una fortuna. La delgada figura de Hongki lucía una camiseta de manga larga de cachemira y apretados jeans negros. 

Jun solo esperaba que el hombre hubiera traído todos sus poderes de persuasión con él. 

Hongki cerró la puerta y se detuvo, evaluando a Jun y Min desde donde estaban sentados en la sala. ─Necesito un Bloody Mary. 


─Apenas son las once de la mañana ─dijo Jun.
Sin embargo, Dios sabía, que después de la visita de Hyun y la francotiradora boca de Min, Jun también sentía la necesidad de una bebida. 

─Sí, un mal quita otro mal y todo eso ─dijo Hongki mientras alisaba un mechón de cabello de la frente─. ¿No podrías haber esperado hasta un mejor momento? ¿Cómo el año que viene? 

Jun dijo con firmeza: ─No.

Lo primero que Jun había hecho después de que Hyun se hubiera ido fue llamar a Hongki e insistir que viniera. Normalmente se habría apiadado de su amigo, pero esta vez las protestas por la astronómica resaca que tenía Hongki no fueron escuchadas. Jun lo necesitaba para hacer entrar en razón a Min. Además, era lo justo. Hongki era el que le había recomendado a Jun que buscara a Min en primer lugar, y Hongki había olvidado mencionar que el hombre estaba loco. 

Jun habría recordado tal descripción. 

Hongki cruzó la sala hacia Min, donde él estaba situado en el minibar, mezclando el Bloody Mary. 

─Recuerda, Hongki─Min dijo─. La reunión de esta tarde sobre la carrera de póker no puede durar más de cuarenta y cinco minutos, como máximo. 

─Haré mi mejor esfuerzo ─Hongki aceptó la bebida con un gracias murmurado─. Pero no puedo garantizar nada. 

Min señaló con el dedo en dirección de Hongki. ─No me hagas sacar un cronometro. 

─De acuerdo ─dijo Hongki─. Con tal de que no me hagas beber solo.
Min sacó amablemente una cerveza de la pequeña nevera, y Jun tuvo la impresión que el patrón de interacción mutuamente tolerante había sido forjado hacía siglos. 

─Vi el blog la semana pasada ─Hongki le dijo a Min─. Tengo que decir, que tu post fue inspirador. 

Sorprendido, Jun miró al mecánico. ─¿Tienes un blog? 

─Sí. ─Min retorció la tapa de la botella abriéndola con un pop silbante─. Acerca de motos de época. ─Movió la tapa entre los dedos, y la tiró en el cubo de basura de acero inoxidable haciendo ping, al caer en el interior. 

Hongki sonrió mientras observaba el procedimiento. ─Eso no deja de divertirme ─dijo, dirigiéndose a Jun─. ¿No es lo más marimacho que alguna vez hayas visto?

En lugar de contestar, Jun se dirigió a Min. ─¿Qué escribes? 

─La semana pasada expliqué lo que produce el sonido único de una Harley, comenzando con una explicación acerca de los cuatro ciclos de generación de energía. ─Una leve sonrisa se deslizó por el rostro de Min─. El mamar, el apretón, la explosión, y el golpe. 

─Suena como mi noche de ayer por la noche. ─Hongki le envió a Min una expresión inocente─. El mamar y el apretón fueron buenos. Pero el golpe y la explosión fueron fenomenales. 

─No queremos oírte hablar de eso ─dijo Jun. 

─Cariño, eso es porque ya no estás teniendo sexo regularmente ─Hongki hizo un gesto hacia la bahía en la ventana─. Vives en Seul, por Dios. Hay un gran mundo gay por ahí con un montón de hombres para todo el mundo. ─Su mirada se posó en Jun, bajando la voz una octava─. Es tiempo, Jun. 

«Es tiempo, Jun». 

Las palabras resonaron en la cabeza de Jun, y él desvió su atención hacia la ventana y la Harley aparcada en la entrada. Hasta este punto, había estado evitando los consejos de Hongki acerca de seguir adelante ─la pérdida de su vida sexual era el menor de sus problemas. Pero, en el fondo, sabía que Hongki se refería a algo más importante. 

El aferrarse a los recuerdos de tiempos mejores con Hyun era infructuoso, pero Jun había invertido dos años de su vida en su relación. «Dos años». Y dejar de lado sus esperanzas para siempre había demostrado ser más difícil de lo que jamás había imaginado. 

Hongki interrumpió sus pensamientos. ─Necesitas empezar a salir. 

─Es cierto ─dijo Jun. Pero después de haberse equivocado tanto, ¿cómo iba a volver a confiar en su elección de un potencial compañero de nuevo? Jun empujó el pensamiento a un lado─. Excepto que ahora Hyun cree que estoy acostándome con Min. 

Hongki se atragantó con su bebida, su cara se puso roja, mientras luchaba por respirar. Por un momento Jun pensó que necesitaría ayudar a despejar las vías respiratorias de su amigo. 

─Min es hetero rematado. Ni siquiera emborrachándolo se puede tomar ventaja de él. ─Hongki fingió verse abatido. No se había ganado el apodo de la diva del drama por nada─. Confía en mí, lo intenté y fracasé. 

Min puso los ojos en blanco. ─Eso fue hace mucho tiempo. Y todos sabemos lo mucho que amas a los confusos heterosexuales intoxicados. 

─Todo el mundo tiene que tener un hobby. Además, un poco de coqueteo no le hace mal a nadie ─dijo Hongki moviendo su mano de manera desdeñosa antes de volverse hacia Jun─. ¿Por qué Hyun piensa que estás acostándote con Min? 

─Porque yo le dije que lo estábamos haciendo ─dijo Min. 

Hongki sostuvo su vaso, congelado, su único movimiento fue un lento parpadeo. Cuando por fin se recuperó, se dejó caer en una silla. ─Ahora estoy confundido. 

─Bienvenido al club ─Jun murmuró. 

No es que dormir con Min fuera una idea repulsiva. ¿Quién no admiraría su belleza clásica, cuerpo matador, y su confiada actitud? Min era atrevido, sin complejos, y tan áspero en los bordes que parecía tener una coraza de vidrio tallado alrededor. 

La crudeza terrenal le confería un impresionante magnetismo animal.

─¿Qué hay de confuso en esto? ─dijo Min. Tomó un trago de su botella, su manzana de Adán haciendo un lento y fascinante movimiento─. Voy a la fiesta y pretendo ser el amiguito especial de Jun. 

La cabeza de Jun latió, un dolor de cabeza asesino parecía estar comenzando. 

─Realmente no quieres venir.

─Diablos, claro que si quiero ─dijo Min en señal de protesta─. No voy a dejar que ese idiota me llame mentiroso y se salga con la suya. 

─Pero tú estabas mintiendo ─dijo Jun. 

─¡Ja! ─Min señaló con su botella a Jun─. Pero él no puede probar eso, ¿verdad?
Jun apretó su frente entre el pulgar y el dedo índice, con la esperanza de frustrar la migraña en ciernes. Mi Dios, el hombre realmente quería seguir adelante con el ridículo plan. 

Jun se giró hacia Hongki. ─Él es tu amigo. ¿No puedes convencerlo de no ir? 

─¿Yo? ─Hongki llevó su mano al pecho─. No me perdería el espectáculo de falso-homo ni por todos los zapatos Gucci de Rodeo Drive. Además, una vez que Park Jung Min tiene una idea en la cabeza, ni la amenaza del infierno, ni unos pantalones demasiado cortos harían que la olvidara. Hetero o no, va a ser un novio de reserva fabuloso. 

Min movió la cabeza. ─¿Novio de reserva? 

─Ya sabes ─dijo Hongi─. El novio sustituto, al menos es así como yo uso el término. No es un novio de verdad, sólo una conveniencia. Solamente con el propósito de mostrarlo. A veces se utiliza para hacer que el ex se ponga celoso. 



─No quiero hacer que el ex se ponga celoso ─dijo Jun─. Eso es un movimiento de niños de escuela secundaria.




─No quiero hacer que el ex se ponga celoso ─dijo Jun─. Eso es un movimiento de niños de escuela secundaria. 

─¿Sí? ─dijo Min secamente─. Bueno, a mi niño interior de doce años, le encantaría ver a Hyun celoso. 

Hongki volvió su mirada a Jun. ─Ya sabes lo mucho que admiro la dedicación de Hyun a la Clínica Kim Street. 

Jun se estremeció mentalmente, pero no debido al rápido cambio de tema. Se había aclimatado a las agitadas e incongruentes divagaciones de Hongki hace mucho tiempo. Pero el nuevo tema traído a colación lo dejaba preocupado acerca de lo que podría explotar de la boca de su amigo de al lado. Con Hongki, el peligro acechaba en cada benigna esquina. 



─Hyun es un gran tipo y un médico fantástico. Casi demasiado dedicado a sus pacientes si me lo preguntas ─Hongki continuó─. Pero él siempre es tan... fríamente separado. Juro que si su pulso fuera un poco más bajo, tendríamos que haberlo declarado muerto hace mucho tiempo ─lanzó una mirada a Jun─. Nunca pensé que él fuera el adecuado para ti. 

Cristo, ¿cómo su amigo se había dado cuenta de la verdad, mientras que Jun había permanecido tan inconsciente? Cuando Min había abierto la boca y mintió acerca de su relación, el primer instinto de Jun había sido negar, negar y negar. Sobre todo porque sabía que cuánto más lejos fuera la mentira más lejos lo llevaría de la reconciliación. 

Sí, él comprendía que habían terminado, y se tenía demasiado auto-respeto como para aferrarse a alguien quien obviamente había seguido adelante. Sin embargo, una pequeña parte de él seguía pensando que si Hyun regresaba, entonces no habría pasado dos años estando realmente tan equivocado... 

Una sonrisa se deslizó hasta la cara de Hongki. ─También me gustaría ver a Hyun celoso. De hecho, nada podría entretenerme más que ver a Min agitando sus plumas implacablemente ante El Hombre de Hielo.

─Entonces simplemente me saltaré la fiesta ─dijo Jun.

─No, no puedes ─dijo Hongki con calma─. La planeé específicamente para ti y Hyun. 

Min le lanzó una mirada confusa a Jun, pero él estaba demasiado agotado mentalmente por la idea de una velada con Min, Hyun, y el nuevo novio en la misma habitación para explicar su origen. Hongki, en cambio, era una máquina de energía perpetua. 

El entusiasmo de Hongki se mostraba en su voz. ─La Clínica Kim Street está recibiendo el premio humanitario del Consejo del Área de la Bahía sobre el VIH. 

─¿Y…? ─preguntó Min. 

─Y yo organicé una fiesta para celebrarlo ─dijo Hongki como si la respuesta debiera ser obvia─. Hyun, Jun y yo nos partimos el culo trabajando para conseguir tener esa clínica en funcionamiento. Un cheque de cien mil dólares destinado a nuestro proyecto de vivienda y una placa pegajosa inscrita con los nombres de Jun y Hyun debe celebrarse con estilo. 

Jun miró a Hongki. ─Podrías cancelar la fiesta. 

─Pero he comprado suficiente caviar como para un centenar de personas ─dijo Hongki─. ¿Qué haría con un pedido tan grande de huevos de pescado? 

─¿Donarlos a un banco local de alimentos? ─Jun sugirió esperanzado.

─Dios mío, no ─dijo Hongki, como si Jun hubiera dicho que todos deberían comer gazpacho con sus dedos─. La orden viene de Caviar House and Prunier en Londres. Eso exige un paladar que pueda apreciar la calidad.

─Deja de pretender ser un snob, Hongki ─dijo Min.

─Cariño, no estoy fingiendo. 
Por una vez, Min tenía razón. Hongki era solo espectáculo. Jun había sospechado durante mucho tiempo que el que Hongki afirmara que perseguía a hombres heterosexuales bordeaba en ser una enorme exageración. 

Conquistas sexuales cuestionables a un lado, Hongki solía servir para el Consejo del Área de la Bahía sobre el VIH, que es como Jun lo había conocido. Cuando Jun y Hyun habían previsto primero una clínica para las personas sin hogar, Hongki había trabajado sin descanso entre bastidores para asegurar que tuvieran un apoyo financiero adecuado. La energía del hombre era increíble, si no inagotable. 

─Bueno, si no estás cancelando la fiesta, me voy ─dijo Min. 

Hongki estrechó su mirada en Min. ─Este no es el tipo de evento de cerveza-y-una-canasta-con-alas-de-pollo. ¿Estarás a la altura? 

─Definitivamente ─dijo Min. 

─A las siete, dos semanas a partir de hoy ─dijo Hongki─. En mi casa. 

─Voy a ser el único con collar de perro de cuero ─dijo Dylan. 

Hongki se rio, Min sonrió, y Jun dejó escapar un gemido. 

Cristo, esto iba a ser un desastre. 

*********************

A la mañana siguiente, después de los típicos días sin parar de niebla, la manta húmeda se había disipado, y el sol naciente celebró su salida con serpentinas de color rosa y naranja a través del cielo. Min tenía ganas de salir a la carretera desde que había aparcado su motocicleta y la de Jun en el remolque detrás de su camioneta y habían conducido al este hacia el valle de Livermore. 

Esas dos hermosas motos merecían una ruta impresionante, y por eso Min la había elegido. Ondulantes colinas cubiertas de viñedos ofrecía ser el lugar perfecto para las prácticas de Jun. 

Min había descargado las motocicletas con anticipación, pero hasta el momento, el viaje no había cumplido con sus expectativas. 

De hecho, el viaje estaba empezando a apestar.

Mientas Min lo seguía, se dirigieron sobre un parche de carretera en mal estado, y la Harley de Jun temblaba como una lavadora centrifugando. Min se tragó las palabras que se le agolparon en su garganta. Odiaba sonar como un disco rayado. 

Pero había arrastrado su culo fuera de la cama antes de que amaneciera, un domingo, para darle la lección prometida a Jun, y, maldita sea, tenía toda la intención de seguir adelante. 

Sin importar el mal humor del estudiante. 

─Amigo, te lo dije ─dijo Min por el micrófono de su casco─. Tienes que relajar tu agarre y dejar que la rueda delantera se adapte al terreno. Eso es lo que se supone que debes hacer. 

En cambio, las manos de Jun parecían apretar aún más alrededor de los mangos. Min podía prácticamente ver los nudillos de Jun sangrando el color por el esfuerzo. 

Frustración perforó a Min en el intestino, sobre todo porque sabía que el hombre no estaba nervioso o incómodo o actuaba por rebeldía. 

No, Jun simplemente parecía cabreado. 

Habían estado en la carretera con espectacular vista durante una hora, disfrutando de la temperatura fresca de la mañana y el olor de la tierra y todas las cosas verdes, pero Jun no estaba más cerca de relajarse de lo que había estado cuando Min llegó a su casa. Al principio pensó que Jun no era una persona madrugadora, por lo que no hizo caso a sus respuestas de una sola palabra en la camioneta como signo de que la cafeína no había sido suficiente. 

Min había esperado que al correr en las motocicletas mitigara la tendencia de Jun a dar respuestas de una sílaba. Una vez que habían comenzado, Min le había dado instrucciones a Jun a través del auricular inalámbrico. Jun, sin embargo, después eligió el silencio absoluto. 

Las respuestas de una sola sílaba aparentemente eran demasiado para él ahora. 

Los hombros de Jun parecían estar rígidos mientras conducía a través de la curva, y Min suspiró por el micrófono. ─Estás demasiado tenso. 

No le respondió. 

─Sabes ─dijo Min, sus labios retorciéndose con ironía─, en caso de que no te hayas dado cuenta, la configuración inalámbrica en nuestros cascos funciona en ambos sentidos. 

Min pareció oír algo que sonaba como un bufido divertido. 

─Deja de pensar demasiado en las cosas y simplemente relájate ─Min continuó─. La moto se volverá más eficaz si no estás tan rígido. 

─Lo estoy intentando.




Las cortantes palabras eran casi peor que el silencio, y Min no se molestó en acallar su suspiro mientras seguía a Jun, por la desierta carretera rural. Llegaron a un cruce y redujeron la velocidad hasta detenerse, con la intención de virar hacia una de las franjas de la carretera. A Min le encantaba ir abriendo caminos. 

Frente a Min, Jun apoyó un pie en el suelo y se inclinó ligeramente para ajustar el espejo, y Min vio el potencial desastre en ciernes. 

Abrió la boca para gritar una advertencia, pero la motocicleta de Jun comenzó a inclinarse, y sus palabras murieron, era demasiado tarde para hacer nada. La gravedad y el peso de la Harley superaron los intentos de Jun para permanecer en posición vertical. La máquina cayó al suelo, llevándose consigo a Jun y aprisionando su pierna izquierda debajo de la moto. 


Min aceleró y se detuvo a su lado, levantando de un solo golpe la visera. ─La motocicleta se siente especialmente pesada cuando comienza a caerse. 

Jun no respondió. Simplemente apagó el interruptor de la Harley, haciendo morir al motor, y se quitó el casco. Min había dejado caer una o dos veces la motocicleta sobre sí mismo en sus primeros días, y recordaba las ganas de meterse debajo de una roca y esconderse de la humillación. 

Min se quitó el casco. ─¿Necesitas un poco de ayuda para levantarla? 

─No. ─Jun deslizó su pierna desde debajo de la Harley─. Estoy bien. ─Se puso de pie, negándose a mirar a Min a los ojos. 

Pero algo en la postura de sus hombros y la firme línea de su boca le dijo a Min que Jun no estaba avergonzado. Como el día en que había empujado su moto al taller, Jun aceptaba sus limitaciones con una graciosa dignidad que Min no podía dejar de admirar. La misma clase de falta de vergüenza que Jun emanaba ahora. No, definitivamente no se veía humillado. 

Pero seguro que todavía se veía enojado.

No había duda al respecto. Jun estaba enojado con Min. 

No eran amigos, así que Min no debería preocuparse, verdad. Pero por alguna razón que no podía explicar, lo hacía. 

Min metió el casco bajo el brazo. ─¿Vas a pasar toda la semana haciéndome pagar por decirle a Hyun que estamos follando? 

Jesús. Veinticuatro horas más tarde y Min todavía no podía creer que esas palabras habían salido disparadas de su boca. La respuesta de Jun consistió en un rápido parpadeo a un ceño fruncido mientras se sacudía la grava de sus pantalones y se quitaba la chaqueta antes de tirarla a un lado. 

Min suspiró, una fresca brisa alborotaba su cabello mientras el silencio de los viñedos los rodeaba. También podría ponerse cómodo ya que estarían aquí por un buen rato de seguro. Empujó el pie de apoyo hacia abajo y se recostó en el asiento, mirando a Jun agarrar la Harley y empujar, intentando levantar su moto. 

Su técnica apestaba. De ninguna manera lograría alcanzar el éxito así. Pero Min sabía que Jun no estaba demasiado interesado en poner en práctica sus instrucciones en este preciso momento. Min había pasado la última hora y media tomando esa enorme jodida pista. 

Min esperó pacientemente a que el hombre le pidiera ayuda. El surco entre las cejas de Jun y la expresión resuelta sobre sus labios no hablaban de que fuera a cambiar de opinión en algún momento pronto. 

─Porque si estás decidido a hacerme pagar, sólo házmelo saber. ─Min enganchó su casco en el manillar─. Para así poder planificar por anticipado. 

Jun lanzó una mirada curiosa en dirección de Min. 

─La próxima vez traeré un poco de música, así no tendré que escucharte dándome el tratamiento del silencio ─dijo Min.

El espectro de una sonrisa vino y dejó los labios de Jun, y su mirada cayó de nuevo a su moto. Por la expresión de su cara, Jun creía que ajustando su agarre, como si todo lo que necesitara fuera un mejor agarre, iba a poder levantar la motocicleta con facilidad. Y entonces tiró con todas sus fuerzas. Los tendones de su cuello se destacaban, sus bíceps hinchándose mientras se esforzaba. No era demasiado corpulento, pero su cuerpo delgado tenía el músculo suficiente para hacer el trabajo, si se utilizaba la técnica apropiada. 

Jun terminó con su intento inútil y apoyó las manos en las caderas, finalmente, mirando a los ojos a Min. ─Fue una cosa estúpida lo que le dijiste a Hyun. 

Min sintió que se le arrugaba la frente. Así que el hombre podía poner más de tres palabras juntas. 

Desafortunadamente, esas palabras empujaron un cosquilleo incómodo por el cuello de Min. ─Sí, bueno tu ex estaba actuando como un imbécil. ─Bueno, eso no sonaba a la defensiva en absoluto. 

─Quizás sea así. Pero esperaba, que siendo un hombre hecho y derecho, tuvieras un mejor control sobre tu propia lengua. 

Min subió una ceja, divertido. ─Podrías haberle dicho a Hyun la verdad. Oh, espera, es cierto ─dijo secamente─. No podías decir nada en absoluto. 

Jun resopló de nuevo y sin duda Min detectó el humor autocrítico en el sonido, y volvió a su vano intento por levantar la moto. 

¿Y qué si el ex lo había cabreado? Su relación no era asunto de Min. No debería haberse dejado acorralar acerca de lo de la maldita fiesta. 

Jun ajustó su agarre en el manillar y el asiento y empujó. La moto apenas se movió. 

Min se mordió la lengua, decidido a esperar a que Jun le pidiera ayuda. 

Min ya la había ofrecido.

Primero muerto antes de ofrecerla otra vez y ser rechazado. Pero el sentimiento de culpa por sus acciones de ayer todavía le picaba... 

─Podrías decirle a Hyun la verdad ahora ─dijo Min. 

─Excepto que me vería como un idiota por estar de acuerdo en primer lugar.
Jesús, ¿qué diablos quería el hombre de él? 

─Entonces vamos y pretendamos que estamos haciendo el mambo horizontal ─dijo Min. 

─No sé absolutamente nada de ti. ¿Cómo se supone que voy a pretender que estamos en una relación? 

¿En serio? ¿Estaba el bóxer de ese hombre hecho un nudo? 

Min suprimió su sonrisa. ─Yo no le dije a tu ex que estábamos en una relación. 
─La palabra se sentía extraña en la lengua de Min─. Le dije que estábamos teniendo sexo. Hay una gran diferencia. 

─No lo es para todos nosotros ─Jun murmuró y volvió su atención a su motocicleta reclinada. 

La declaración se enterró profundamente en la cabeza de Min, y el cuadro que colgaba en la pared del garaje de Jun cruzó por su mente. 

¿Acaso Jun pensaba que el reclamo de Min había matado la última oportunidad para besarse y hacer las paces con su ex? 

¿Se arrepentía por poner a Jun de tan mal humor ahora? 

¿Y por qué la idea hacía que Min se sintiera como una mierda? 

La culpa rodó a través de su intestino, esta vez arrastrándose hasta su pecho, y Min se pasó la mano por el cabello. Hombre, realmente necesitaba dejar de trabajar tan duro. Su cansancio era probablemente una buena explicación de la forma como había actuado ayer. Cansado e irritado por la falta de tiempo para descansar, se había deslizado en modo protector, para defender a un hombre que habría sobrevivido sin su ayuda y luego había tomado el comportamiento de Hyun personalmente. 

Con un gemido silencioso, Min desmontó. Estaba claro que tenía que quemar un poco de vapor y matar el mal humor con un poco de velocidad satisfactoria. Y de ninguna manera iba a suceder pronto, mientras que el señor Feliz Ama de Casa aquí trataba de levantar la motocicleta al revés. 

Min se acercó situándose al lado de Jun, quien simplemente se detuvo en medio de otro intento, sus bíceps tensos mientras fruncía el ceño hacia Min. 

─Deja el mal humor ─dijo Min, su tono sereno. 

─No estoy… 

―Lo estás. Y no es un aspecto atractivo en ti. ─Min empujó suavemente a Jun para que le diera espacio─. Te voy ayudar. A menos que quieras fisurarte un disco y terminar en la cama sin poder moverte. Eres médico. Deberías saber que tenías que usar las piernas y no la espalda. Así. ─Min alejó el rostro de la moto y se puso en cuclillas, enganchando las manos en el asiento. Usando sus muslos, caminó hacia atrás, levantando la moto a su paso. 

Jun miró fijamente a la ahora erguida Harley. ─Tus músculos son más grandes que los míos. 

─Creo que hemos establecido lo mismo de mi boca. 

La mirada de Jun fue hacia la de Min. ─¿Es esa tu manera de pedir perdón? 

«Sí»
─No ─dijo Min. 

Los ojos de Jun se arrugaron con diversión como si hubiera oído la contradicción, y un rubor de vergüenza calentó el estómago de Min. Mientras Jun se veía como si estuviera contemplando sonreír, Min puso cuidadosamente la moto de nuevo sobre la carretera. 

─Dale vuelta ─dijo Min. 

Jun lo hizo e imitó las acciones anteriores de Min, logrando tener éxito al primer intento. 

─Excelente ─Min le dio una palmada en la espalda a Jun─. Tienes suficiente músculo. 

El par de rígidos hombros de Jun finalmente aflojaron un poco, y Jun en realidad sonrió. Una pequeña sonrisa, pero fue la primera de la mañana. Por alguna bizarra razón, Min sentía como si lo que había logrado fuera algo muy grande y se encontró correspondiendo la sonrisa. Jesús, él sin duda estaba trabajando demasiado. 

¿Por qué más un pequeño intercambio de sonrisas le haría sentir tan bien?

─Ahora ─dijo Min, mirando a Jun─, vamos a regresar a las motos y tratar de disfrutar, ¿de acuerdo? 

─Suena como un plan.


La situación del novio de reserva la habían dejado pasar sin resolver, pero Min decidió simplemente disfrutar el alivio de la tensión. Una vez en la carretera y siguiendo a Jun de nuevo, Min giró el acelerador. Con un rugido, su moto salió disparada hacia adelante. Le dirigió una breve mirada a Jun mientras se ponía a su lado en el carril de la carretera. Aunque el mal humor del hombre se había ido, por desgracia Jun aún viajaba a quince kilómetros por debajo del límite de velocidad. 

Min había estado irritando todo el día, anhelando golpear el acelerador hasta el fondo sobre la recta. 

─¿Qué tal una carrera? ─Min dijo por el micrófono. 

─¿Estas bromeando? 


─No.

Después de un segundo de pausa, Jun dijo: —Si no quieres seguir con las lecciones, sólo dilo. No hay necesidad de tratar de matarme.

Incluso por el auricular inalámbrico, Min podía oír la diversión irónica en la voz de Jun. Ah, el buen doctor Kim estaba bien y verdaderamente de regreso de su mal humor. Una sonrisa se extendió por el rostro de Min. 

─Ahora que por fin te has relajado, tu técnica es sólida ─dijo Min─. Y, amigo, lograr que te mates sería un mal plan. Hongki nunca me dejaría en paz. Eso por sí solo es suficiente incentivo para mantenerte con vida. 

La risa de Jun se hizo eco en el casco de Min, llevándolos un paso más cerca de sus sencillas interacciones iniciales. 

Sintiéndose alentado, dijo Min: ─¿Estás seguro que no puedo convencerte a una carrera en la recta? No hay tráfico. Hay pocas posibilidades de hacerse daño. Y no estoy hablando de ir a alta velocidad. Estaba pensando más en correr alcanzando el límite de velocidad. 

Una pausa, y luego: ─¿Hasta dónde? 

─Sólo hasta el puente que cruza la carretera ahí. ¿Crees que podrías hacerlo? 

Después de unos segundos de silencio, Jun se inclinó hacia adelante y giró el acelerador, empujándose por delante de Min antes de responder. ─Si muero, espero que Ki te acose por el resto de tu vida. 

Min se rio y aumentó su velocidad. Mientras que los árboles pasaban zumbando por el aumento de la velocidad, el viento pasaba silbando junto a su casco. Su motocicleta aceleró por debajo de él, enviando una familiar vibración que encontraba reconfortante. 

Amaba este tramo de carretera. Este era el lugar donde Min venía cuando la vida se tornaba difícil. Nada lo calmaba como ir a toda velocidad, consumiendo la carretera frente a él, haciendo que el escenario se volviera un borrón y despareciera detrás de él. Aquí afuera no había decepciones.

Nada le era quitado. 

En cierto modo, era agradable asociar el tramo de esta carretera con un buen recuerdo, en sustitución de tantos malos. Min mantuvo su posición justo detrás de Jun y, a su derecha. 

─Te ves bien ─dijo Min. 

─Me siento bien. 

Pasaron por debajo del puente, y Min relajó el acelerador, siguiendo a Jun mientras se iba a un lado de la carretera y aparcó. Jun se quitó el casco. Sus mejillas sonrojadas, sus ojos brillantes, el hombre le envió a Min la clase de sonrisa que parecía brotar desde los dedos de los pies y escapaba con una explosión. 

─Fue fantástico ─dijo Jun. 

El entusiasmo de Jun sacó otra sonrisa de Min. ─Sabía que te gustaría un poco de velocidad. Así que... ─Min enganchó su brazo sobre el manillar─. ¿Estamos bien ahora? 

Por su vida, no podía entender por qué la respuesta se sentía tan importante. 

Jun se echó hacia atrás en el asiento de su Harley, buscando mostrarse digno, tranquilo y relajado. ─No creo que "bien" sea la palabra que deba ser utilizada en referencia a ti ─dijo Jun secamente, sus palabras suavizadas por la luz en sus ojos─. Pero definitivamente hemos llegado a una tregua. 

El penetrante calor de placer que surgió en Min lo hizo sentirse extrañamente nervioso, pero ahuyentó las dudas y le dio una palmada en el casco con una sonrisa. ─Entonces prepárate para que te enseñe los mejores tips de manejo de regreso. 

*************

Una semana y media más tarde, Jun dirigió la Harley a Kyu's Classic Motors, el grumoso estruendo rebotando en el piso de concreto y paredes de metal del edificio mientras aparcaba en su interior. Agachado junto a una motocicleta, con sus brazos manchados de grasa y sus manos recubiertas con la misma, Min tenía sus dedos enterrados en las entrañas del vehículo que se veía en mal estado. Jun apagó el motor de la Harley y esperó a que el sonido muriera, sus músculos tensos. 

«Tú solo viniste a preguntarle sobre sus planes para mañana, e invitarlo a tomar una cerveza y ver el partido en la televisión. Los amigos hacen ese tipo de cosas todo el tiempo» 

A pesar de que Min claramente había disfrutado de las lecciones diarias, tanto así, que habían continuado a pesar de que Jun ya no tenía necesidad de ser instruido, la incertidumbre acerca de su conexión dejó a Jun vacilante. Su relación se sentía como amistad, pero Min era un hombre difícil de leer. 

Pero la idea de ver solo el partido de fútbol de mañana bordeaba lo deprimente.

Jun hizo el sentimiento a un lado. ─Esa es una Triumph TR5 Trophy16 en la que estás trabajando. El tipo de moto que era conducida por James Dean ─dijo Alec─. No hay nada más genial que esa. 

Sus manos siguieron enterradas, Min alzó las cejas. ─Me sorprende que hayas reconocido la marca. 

─Fabricada entre 1949-1958. La parte 'trofeo' del nombre proviene de las tres motocicletas construidas para el International Six Day Trial en el 4817, por el trofeo que ganó el equipo de constructores.

Min lo miró como si le hubieran brotado tres cabezas, y Jun se encogió de hombros. ─La investigación es una pasión de familia. ─De hecho, sus padres eran más obsesivos que su hijo. 

Aunque Min no sonreía, sus ojos parpadearon con humor. ─Pasión de familia, ¿no? ─señaló con la cabeza la moto de Jun mientras proseguía─. ¿Cómo está corriendo ella hoy? 

─Un poco dura, pero no es tan malo. 

─Te diré una cosa ─dijo Min, sacando sus manos fuera de la Triumph─. ¿Por qué no le damos una afinación? No creo que me tome más de un par de horas.
Tomado por sorpresa por la oferta, Jun pasó los siguientes tres segundos estudiando a Min. 

Desde la primera lección de motocicleta, se habían visto el uno al otro todos los días, Jun pasaba por el taller después del trabajo o Min hacía el viaje hasta la casa de Jun. Una vez incluso se había quedado a cenar. Cuando Jun había sacado la berenjena con queso parmesano fuera de su horno después de la lección, el gruñido del estómago de Min había hecho que los dos se rieran. La comida sin duda sabía mejor acompañado, y Jun odiaba comer solo. 

─Aprecio la oferta, pero ¿qué pasará con la Triumph? ─preguntó Jun. 

─La mantendré hasta mañana. Le diré al dueño de la moto que estoy corriendo con un día de retraso. 

─¿No hará que tu jefe se enoje? 

─Amigo, yo soy el dueño ─dijo Min─. Puedo hacer lo que quiera.

La noticia hizo que las cejas de Jun se alzaran bien alto. Cuando Hongki lo había enviado a ver a Min, Jun ni siquiera había pensado que fuera el dueño de la empresa. ─Asumí que eras un empleado. 

─Diablos no ─dijo Min─. ¿Crees que trabajaría tan duro para alguien más? Soy propietario de este balde de grasa, llaves, existencias, y del barril de aceite usado de motor. 

─¿Entonces por qué no se llama Kyu's Classic Motors? 

El rostro de Min se quedó en blanco, y se giró de nuevo hacia la moto, hundiendo sus dedos en el interior. Min podría ser un hombre difícil de leer, pero en este momento la tensión en sus hombros decía mucho. Pasaron varios segundos hasta que Jun comenzó a preguntarse si Min no respondería a la pregunta. 

─El nombre de mi mejor amigo era Kim Kyu Jong. Solíamos hablar acerca de abrir nuestro propio negocio para restaurar motos clásicas. ─Mirando fijamente a la Triumph, Min dio un pequeño encogimiento de hombros─. Así que supongo que es una manera de asegurarme de que Kyu consiguiera lo que siempre había querido. 

Jun apoyó la palma de la mano en la empuñadura de la Harley, perturbado por la noticia. 

─Kyu ─Jun dijo lentamente, las piezas del rompecabezas poco a poco fueron juntándose─. ¿Cómo el antiguo novio de Hongki? 

─Sí.



Jun no sabía mucho, excepto que Hongki había salido con un hombre que había muerto de VIH, por eso, el compromiso de Hongki con la comunidad. Pero la noticia de que la amistad de Min con Ki se había forjado a través de esa relación fue una completa sorpresa. 

En retrospectiva la información explicaba mucho acerca de la conexión entre Min y Hongki, completamente opuestos en muchos aspectos. Desde el primer momento en que Jun había visto a los dos interactuar, había sentido curiosidad. 

Jun podía decir que el vínculo era profundo. Sólo que no sabía por qué. 


Agazapado en la moto, Min continuó con su tarea, y Jun buscó algo apropiado que decir. 

─Esa es una buena manera de mantener viva su memoria ─dijo Jun. 

─Mmm hmm ─dijo Min, con los ojos fijos en su tarea─. Cada año en el cumpleaños de Kyu solíamos hacer un viaje por carretera. La carrera de póker es una manera de recordarlo y recaudar dinero para la investigación del VIH, al mismo tiempo. 

Así que no sólo Min había nombrado su negocio después que su amigo muriera, sino que había comenzado a recaudar fondos en honor a él también. Las aguas tranquilas, efectivamente, son profundas. Peligrosamente profundas. 

─Trae la Harley por aquí y vamos a comenzar con un cambio de aceite ─dijo Min. 

El subtexto llegó alto y claro: Conversación terminada. Tiempo de seguir adelante.

Jun desmontó, empujó la moto más cerca, y se estacionó al lado de la Triumph.
Las siguientes dos horas fueron una completa sorpresa y fueron mucho más entretenidas de lo que Jun hubiera predicho. Cada vez que Min envió a Jun a buscar algo, Jun trató de ayudar, pero su ignorancia acerca de las herramientas básicas era imposible de ocultar. 

Cuando Min tuvo que describir lo que era un destornillador Phillips, el mecánico apenas si podía contener la risa. 

Después de eso, el buen y natural carácter bromista de Min se convirtió en una parte del proceso. Así que Jun utilizó descaradamente su memoria fotográfica para soltar al azar hechos sobre motocicletas que había encontrado durante su investigación ─la primera vez, desde la universidad, que la capacidad de Jun para recordar información inútil había venido muy bien. 

Mientras Mi establecía el balde de aceite de motor usado a un lado, Jun finalmente reunió el valor para hacer la pregunta que motivó la visita de hoy. ─Mañana tengo la intención de tomar cerveza en Danny’s Suds and Sports y ver el partido de fútbol en la televisión. ¿Quieres venir? 

Jun odiaba el tener que contener la respiración a la espera de una respuesta. Una de las pocas cosas que él y Hyun habían compartido fuera del trabajo había sido el fútbol americano universitario. Jun se consideraba un fan serio. 

Hyun había mantenido un cierto interés también, de todos modos, suficiente para el humor de Jun. Y con el inicio de la temporada mañana en la noche, por primera vez desde su separación, no podía soportar la idea de ver el juego solo. 

Cristo, odiaba el traqueteo alrededor de una casa vacía.

─¿Cuándo es el juego? ─preguntó Min. 

Min se levantó y puso el balde de aceite usado en una mesa antes de volver a arrodillarse junto a la moto, esta vez a los pies de Jun. El aroma a jabón y picante almizcle de hombre y un toque de motocicleta, le recordó a Jun la intención de Min de hacerse pasar por su nuevo novio. El sistema nervioso de Jun despertó, sus pensamientos dando tumbos. 

─Siete en punto ─dijo Jun. 

─¿Universitario o profesional?

─Universitario.

─¿Qué equipo?
Jun estudió distraídamente el sudor manchando el cuello de la camiseta de Min y la mancha de aceite de motor en la parte posterior de su cuello, resultado del duro trabajo y el estado de las manos de Min. 

─Universidad Nacional de Seul ─dijo Jun. 

─¿Los Tigres? ─Min hizo una mueca─. De alguna manera, nunca te imaginé como un masoquista. 

─Lo sé ─dijo Jun, con una sonrisa sobrepasando su rostro─. Pero son locales. Además, me gusta animar a los de abajo. 

─Si apoyas a los Tigres, deberías bajarte hasta el punto de también animar al equipo perdedor. ─Min se echó hacia atrás sobre sus talones, acercándose más a las piernas de Jun, y le envió una mirada mordaz. 

Por desgracia, ahora esos ojos lo veían desde una posición que trajo a su mente todo tipo de escenarios con Min de rodillas, y el cuerpo de Jun se quedó inmóvil. Su mente traidora imaginó sus sudorosos brazos y dedos sucios llegar hasta la entrepierna de Jun y acunarla. 

Abriendo su cremallera... 

Y antes de que Junc pudiera detenerlas, visiones más gráficas fueron disparadas. 

Las manos de hombre de Min acariciando la polla de Jun. Esa lengua rosada rodeando la cabeza. La boca de Min estirada a su alrededor, caliente y resbaladiza, y tomándolo profundamente. 

Jun agarrando ese cuello manchado de grasa mientras se empujaba con fuerza, hasta correrse en la parte posterior de la garganta de Min. 

«Santa mierda» 

Con su corazón latiendo dolorosamente, Jun solo le dio un movimiento de cabeza y forzó a las imágenes a salir de su mente. 

Jun no confiaba en sí mismo para tener citas por el momento. Y estaría loco como para involucrarse con alguien que busca nada más que un polvo rápido. Jun nunca había sido del tipo de citas de una sola noche, una ruta segura a la frustración y la angustia.

¿Pero fantasear con un inalcanzable hombre hetero?

El epítome del ridículo. 

Mi hizo un brusco asentimiento. ─Está bien. Voy a ir. 

Jun ignoró la emoción que corría por sus venas ante el involuntario doble sentido en la respuesta de Min. 

─Bien ─Jun se aclaró la garganta con torpeza─. Voy a desocupar el balde.
Tomó el balde y se dirigió hacia el barril de aceite usado, sintiéndose un poco inestable. 

Hasta ahora no había tenido problemas para admirar los atributos dignos de babear de Min con aire casi clínico, como lo hacía con alguien completamente fuera de su alcance. Pero con el tiempo habían cambiado las cosas. Era evidente que había algo más en la actitud áspera y lengua afilada de Min de lo que Jun había apreciado al principio, es decir, se había dado cuenta de que su ladrido era peor que su mordida. Por no hablar de su dedicación al recuerdo de su amigo. 

Jun reprimió un suspiro. Disfrutar de su tiempo con Min estaba bien. Admirar su lealtad también estaba muy bien. Y Jun no sentía ninguna vergüenza en reconocer que el hombre llevaba a un nuevo nivel los estándares de la frase "sexo en dos piernas". 

Pero había algo ligeramente alarmante en las maneras de Min, quien sin siquiera intentarlo, presionaba un nervio oculto en el interior de Jun. Un nervio que no sabía que existía. Min había abierto una especie de sudorosa, dura fantasía, que Jun no sabía que albergaba. 

Y ahora, al mirar a los ojos de Min, Jun de repente anhelaba ver el calor en esos ojos mientras lo miraban desde unas posiciones muy inadecuadas. 

Cristo. Y él que había pensado que su vida no podía estar más jodida.




Completamente lleno, el bar deportivo zumbaba con los aficionados esperanzados de que su equipo pudiera lograr lo imposible y realmente ganara un partido. Y si alguien le hubiera dicho a Min que iba a terminar saliendo con un tipo que conocía cada dato estadístico sobre los Tigres, habría jurado que necesitaba conseguirse una vida. 

Jun, sin embargo, no tenía vergüenza alguna mientras se inclinaba más cerca de Min a su oído. ─Su mariscal de campo tuvo 135 pasando la calificación de eficiencia la temporada pasada, por encima de los 129 del año anterior. 

─Tus conocimientos serían más impresionantes si incluyeras las estadísticas de un equipo ganador. 

A Jun claramente no le importaba. ─Entonces, ¿quién es tu favorito? 


─El que sea la mejor apuesta en el televisor. 

─Eres el tipo de persona que ama-sólo-en-el-instante. 

─Absolutamente.

─Eso es triste, Min ─dijo Jun con simpatía fingida─. Muy triste. 

─No. ─Min envió a su amigo una enorme sonrisa─. Prefiero una cosa segura. 

Cuando el mariscal de campo fue capturado en la pantalla grande haciendo un saque por encima de la barra, Jun dejó escapar un gemido exuberante. El consternado fan de los Tigres a la izquierda de Min golpeó el mostrador, empujando su cerveza en el proceso. Min deslizó su jarra de cerveza y su taburete un par de centímetros más cerca de Jun. 

Aunque Min prefería el futbol profesional al universitario, tenía cero remordimientos por venir esta noche. 

Observar las reacciones de Jun era casi tan entretenido como el juego en sí. 

En el entretiempo, Min se giró hacia Jun. —¿Cómo te fue arrancando la Harley esta mañana? 

─Lo logré al primer intento.
La satisfecha sonrisa de niño pequeño de Jun trajo un extraño caliente placer a través del pecho de Min. Jun se había vuelto mucho más adepto a su moto, con una tasa de éxito del ochenta por ciento de conseguir arrancarla incluso estando fría. Al igual que sus recorridos por las carreteras rurales, cada puntapié inicial de la Harley traía un destello de emoción y satisfacción a los ojos de Jun. 

¿Y por qué verlo era tan jodidamente divertido?

Probablemente porque la mayoría de los serios amigos motociclistas de Min vivían bastante lejos. Fuera del viaje ocasional a un rally o una carrera organizada, el contacto de Min consistía en una rara llamada telefónica ocasional y una reunión de seguimiento una vez, o quizás dos veces, al año. 

Min hizo una pausa y luego desechó la idea de que se le había revuelto la cabeza durante los últimos días. ─Deberías venir a la carrera de póker y correr conmigo ─dijo Min─. Verías un montón de motocicletas increíbles. 

Jun dejó escapar un resoplido escéptico. ─He tenido mi motocicleta un poco más de dos semanas. No soy exactamente un profesional. 

─No tienes que serlo. El fin de semana es solo para divertirse. 

La mirada dudosa en el rostro de Jun se hizo más grande. ─No me gustaría sentirme presionado para mantener el ritmo. 

─No hay presión, hombre ─dijo Min. 

Jun dio unos golpecitos con los dedos sobre el mostrador. ─Creo que mejor paso. 

La bonita camarera morena dejó dos cervezas más y cambió la canasta de alas de pollo vacía por una llena, y Min le envió un gesto de agradecimiento antes de volverse hacia Jun. ─Avísame si cambias de opinión. Como ya te he dicho vendrán un montón de motocicletas increíbles como para babear. ─Min ladeó la cabeza mientras continuaba─. Nunca me has dicho por qué elegiste tu Harley. 

Jun se cruzó de brazos. ─Fue una compra impulsiva. Había pasado algún tiempo investigando, pensando en que debía elegir algo más deportivo porque quería algo lo suficientemente ligero como para poder levantarla. Ya sabes ─los labios de Jun se arquearon mientras tomaba un bocado de su papa a la francesa─, en caso de que me cayera o algo por el estilo. 

Min se hizo el tonto. ─Ahora, ¿quién haría una cosa tan estúpida como esa? 

Jun se rio, sus ojos se arrugaron en las esquinas. Desde la primera lección, Min había aprendido que un sonriente Jun era bueno. ¿Pero un Jun riendo? Era incluso mucho mejor. La negativa de Jun para participar en la carrera de póker hacía que Min se sintiera vagamente insatisfecho. 

Era evidente que tendría que trabajar en el hombre y hacerle cambiar de opinión.

Pero antes de que Min pudiera decidir cómo hacer que eso sucediera, o por qué le importaba tanto, timbró su celular, y sacó el teléfono de su bolsillo trasero. Vio el número de Hongki en la pantalla y gimió, dejando que la llamada se fuera al buzón de voz. 

Apuntó con su iPhone a Jun. ─Es por esto que necesito que digas que sí. 

Jun ladeó la cabeza confundido.

─Para evitar que mate a Hongki durante la carrera de póker ─Min continuó. 

─¿Y pensaste que eso me proporcionaría un incentivo? ─Jun dijo secamente.

Una risita se le escapó antes de que pudiera detenerla. ─Este año Ki se ofreció para ser el responsable porque quiero realmente pasarla bien en lugar de correr alrededor y hacerme cargo de todos los detalles de última hora. Por desgracia, me ha estado volviendo jodidamente loco. 

Nunca debió dejar voluntariamente que su amigo dirigiera la carrera de este año. Sin embargo, por alguna razón, Min había tenido que explicarse, que el quinto aniversario de la muerte de Kyu parecía... significativo, por falta de una mejor descripción. Aunque apreciaba que Hongki diera un paso adelante y recibiera la investidura, Min estaba empezando a tener remordimientos. 

Serios remordimientos.



─Al menos Hongki es organizado ─dijo Jun. 

─Sí, pero su atención por el más mínimo detalle me está volviendo jodidamente loco. ─Los labios de Min se torcieron en una mezcla de irritación, diversión, y afecto ─la reacción normal desencadenada por su amigo. 

Por la anterior respuesta de Jun, sin duda se sentía de la misma manera. 

─Y Ki no sabía nada de la cantidad de trabajo involucrado en el evento, por lo que ha sido una puta reina sobre todo el asunto ─dijo Min. 


─No me sorprende que ustedes dos tengan muy diferentes ideas acerca de cómo debería desarrollarse el fin de semana. Ki siendo tan gay como él solo puede ser, y tu ─Jun hizo un gesto en dirección general de Min, claramente luchando por las palabras correctas─, no mucho. 

Divertido por la descripción de Junc, Min lamió la salsa caliente del ala de sus dedos y luego se los limpió en sus jeans. ─Te aseguro que no me gasto jodidamente tanto en ropa. 

─Él les ofrece a las Kardashians una buena competencia. 

─¿Cómo demonios lo sabes? 

─No se lo digas a nadie. ─Jun se inclinó y bajó la voz─. Escondo mi revista People en medio de mi pila de revistas médicas. 

Min inclinó hacia atrás la cabeza y rio. Aparentemente el fetiche por la investigación del buen doctor se extendía también hasta los chismes de la cultura pop. ─Tu secreto está a salvo. 

Jun mantuvo la mirada en la de Min y bajó su vaso poniéndolo sobre la barra, sus ojos brillando con humor. ─Sigue adelante y dilo. 

─¿Decir qué?

─Que leer la revista People me hace una chica. 

Min apretó los labios, sofocando su sonrisa, y le dio a Jun una persistente mirada como si la ridícula declaración mereciera ser considerada seriamente. Jun no tenía demasiada masa muscular, pero su físico delgado, bien tonificado, llenaba muy bien su camisa con botones. Era evidente que el hombre estaba en buena forma. 

Su rostro anguloso carecía de cualquier atisbo de feminidad, pero había algo en esos ojos y gestos que suavizaban sus rasgos, y no eran sólo las gruesas pestañas. No, el efecto provenía de una transparencia subyacente y humildad. 

Una vulnerabilidad que Min encontró extrañamente convincente. 

─No, definitivamente no eres una chica. ─Min asintió hacia una mesa con dos mujeres que habían estado robándoles miradas desde que llegaron─. Esas son chicas. 

─Mujeres.

─Lo que sea. 

La rubia le envió una sonrisa sexy y se giró en su silla hacia él, o quizás hacia Jun, Min no estaba seguro de a quién le estaba ofreciendo un vistazo de sus impresionantes par de tetas. Cualquier otra noche Min habría ido sobre la oferta, haciéndola suya y disfrutando de la misma hasta que saliera el sol. Ahora mismo prefería seguir con Junc. 

Min no se había divertido tanto desde... bueno, ya no podía recordar desde cuando.
Oh. Él realmente necesitaba dejar de trabajar tan duro y salir más. 

─Ellos también están buscando en esta dirección. ─Jun asintió hacia dos hombres que los miraban desde el otro lado de la barra, ambos también estudiándolos. 

Un militar, por su corte de cabello, lucía una postura de soy-extremadamente-bueno. El segundo tipo tenía más músculos y tatuajes que la portada de la revista Bike Rally. 

─Lo siento. ─Min negó con la cabeza y tomó su jarra─. No me hacen sentir absolutamente nada. Pero no dejes que eso te detenga. Elige a alguno y ve por él. 

─Realmente están mirándonos a ambos. Creo que quieren un cuarteto. 

Min se atragantó con el sorbo de cerveza. ─Tienes que estar bromeando. 

─Parpadeó, mirando a los dos hombres─. ¿Cuatro? ─Min no se consideraba un mojigato ni por cualquier tramo de su imaginación. Le gustaba una buena perversión tanto como a cualquier otro. Pero aun así...─. Hombre, ¿cómo alguno de ellos puede saber dónde va cada qué? 

─No lo sé. Estoy en la monogamia. 

─Sí. ─Min miró a Jun por encima de su jarra─. El cartel en tu garaje me proporcionó una muy buena pista.

Jun ladeó la cabeza. ─¿Alguna vez has estado en una relación? 

─Diablos, no. Estoy a favor de la monogamia. Pero me adhiero a la versión de sólo-una-mujer-por-noche. Y estoy tan seguro como el infierno que no quiero estar atado a una sola persona. Nunca. 

El espectáculo de medio tiempo se puso en marcha, una banda marcial pasaba a través del campo en la gran pantalla, y Min decidió aprovechar. 

─¿Estás seguro de que no puedo hablarte acerca de tu entrada a la carrera de póker? ─Esta vez la vacilación de Jun duró más tiempo, por lo que Min continuó─. Te garantizo que te vas a divertir. 

─¿Qué pasa si me caigo delante de una multitud de motociclistas acérrimos? 

─Amigo, la gente se cae todo el tiempo.

Lo cual no era del todo cierto, pero cualquier persona con el entusiasmo de Jun siempre sería bienvenida entre los amigos motoristas de Mi. Además, Min estaría alrededor para mantener a cualquier imbécil en línea. 

─Está bien. ─Jun dejó escapar un suspiro─. Iré. 

El placer se encendió, y él empujó su hombro contra el de Jun. ─Bien. 

La sonrisa en el rostro de Min debió haberlo hecho parecer como un idiota porque de pronto Jun lo miraba con una expresión extraña. Un silencio incómodo creció durante el cual Min trató de averiguar qué diablos había hecho mal. 

La claridad se apoderó de él lentamente. Un calor acogedor. Una presión agradable. 

El contacto, de alguna manera extraña, tranquilizador. Lentamente se dio cuenta que sus hombros seguían presionados uno contra el otro. Y, mientras la mirada de Min se había quedado atrapada en esos ojos , la mirada de Jun ligeramente parpadeaba en la boca de Min, sus pestañas oscuras inclinándose. 

La mirada golpeó a Min como una ráfaga de su soplete de acetileno, enviando efervecente calor confusamente hasta sus extremidades, para finalmente concentrarse, joder por su vida, en la ingle.



Los ruidos de fondo se desvanecieron, pero Jun cambió su atención a la televisión con tanta rapidez que la pérdida de su mirada dejó a Min sintiéndose... desequilibrado. Como si hubiera perdido el ancla y lo hubieran dejado a la deriva. Y también lo dejó preguntándose si se había imaginado todo el asunto. 

El perfil de Jun llenó la visión de Min, y parecía que no podía quitar su mirada de la boca de Jun. 

¿Se sentirían tan suaves sus labios como se veían? 

¿Sabrían bien?

Jesús, ¿qué demonios le pasaba?


Min se giró para ver hacia adelante, fingiendo mirar el comercial en la gran pantalla mientras su corazón estuvo varios minutos golpeando debajo de sus costillas, como si tratara a base de golpes, hacerlo entrar en razón de adentro hacia afuera. 

Min no era homófobo. Un buen número de sus conocidos eran gais, un subproducto de su amistad con Hongki yKyu. Y todos los que eran heteros sabían que era mejor no utilizar las palabras maricón o marica alrededor de Min. 

Ser tocado por otro hombre no amenazaba la masculinidad de Min. Sabía quién era y lo que le gustaba y realmente no había considerado mucho fuera de la persuasión femenina. ¿Entonces por qué la respuesta tan confusa a una simple mirada en su boca? 

Hombre, realmente necesita echar un polvo. 

─¿Aún vas a venir a la fiesta de mañana por la noche? ─preguntó Jun. 

¿Fiesta? 
Min detuvo el agitado caldero de sus pensamientos. 

─Mira, realmente no tienes que venir ─dijo Jun─. Todo esto del novio de reserva no es necesario. 

«Ir sería un error». 

Las palabras resonaban en su cabeza reteniéndose al borde de la preocupación, y Min agarró el mango de su jarra. 

Desde su primera lección de motocicleta, Jun había intentado varias veces hablar con él acerca de asistir a la fiesta de Ki. Y cada vez Min se había negado. 

Originalmente se había dejado llevar por la situación porque se había sentido obligado a salir en defensa de Jun. Ser superado por Hyun no le sentaba nada bien como tampoco le sentó a Min. 

Pero cuanto más tiempo pasaba en compañía de Jun, llegó a ser la cosa más importante. Odiaba la idea de un miserable y sin habla Jun, enfrentándose a su bastardo ex y a su nuevo novio, solo. 

Alguien tenía que estar para patear metafóricamente el culo de Hyun en caso de necesidad. 

¿Y qué Jun debería aparecerse mañana por la noche? 

¿El hombre con la lengua trabada del garaje, o el hombre relajado y confiado, con un fetiche por la investigación y con una descarada obsesión por la revista People? 

«Si vas, podrías darle un beso de verdad. Averiguar si esos labios son tan suaves como se ven» 

Desesperado por aliviar su garganta repentinamente quemada, Min tomó su jarra y se bebió el resto de su cerveza. ─Te lo dije antes, y lo voy a decir de nuevo ─dejó la jarra en la mesa con un golpe determinado, negándose a dejar que los imbéciles pensamientos en su cabeza le asustaran de su decisión─, voy a ir ─volvió la vista hacia el tipo corpulento con tatuajes. 

No. Nada. Ningún maldito revoloteo.

Solo besando a Jun demostraría que los hombres no le hacían sentir nada. 

Min se relajó en su asiento, finalmente detectando el surco de preocupación en la frente de Jun. 

─Escucha ─Min continuó─: Voy a seguir tu ejemplo. Si estás relajado y feliz, estaré relajado y feliz. No es gran cosa. ─De hecho, se aseguraría de que no fuera un gran problema. 

Jun le lanzó una mirada escéptica. ─¿Podrías mantener la boca cerrada si es necesario? 

─Absolutamente ─mintió. 

Jun frunció los labios y asintió lentamente. ─Está bien ─dijo─. Un poco de compañía ciertamente sería bienvenido. Hyun y yo nos hemos evitado convenientemente tanto como nos ha sido posible. Pero al pasarlo en los pasillos en el trabajo y los breves encuentros que hemos tenido hasta ahora han ido bien. Increíblemente tensos, pero han estado bien. 

─Parece que estamos listos para mañana por la noche. 

Jun le lanzó a Min una confiada sonrisa. ─Definitivamente estoy listo. 


Oh Dios, él no estaba tan listo. 

Como si fueran millones de cables eléctricos caídos, los nervios de Jun crujían mientras seguía a Min por el elegante pasillo hacia el condominio de Hongki. Situado en Pacific Heights, desde donde vivía Hongki. Era tan exclusivo como el gusto en la ropa de Hongki. 

Min, en una sorprendente muestra de conformidad, se había vestido para la ocasión. La vista lo estaba distrayendo, por no hablar que era una complicación que Jun no había considerado cuando había asumido que estaba preparado mentalmente para esta noche. 

Cuando se acercaron al apartamento, el sonido de las risas y la música flotaba ligeramente por debajo de la puerta de Ki. Min se giró hacia él y de pronto Jun necesitó aire, así que se jaló la corbata, con la esperanza de aliviarse. 



─Deja de moverte ─dijo Min.

─No puedo evitarlo.

─Amigo, tienes que relajarte ─dijo Min─. Te ves tan tenso como el alambre de una trampa que está a dos segundos de activar una explosión. Y recuerda...
Min dio un paso adelante para ajustar la corbata de Jun, trayendo a su mirada cerca y a esas manos callosas aún más cerca. Jun deseaba saber qué especiado jabón era el que usaba Min, y ¿cómo sería posible relajarse con Min estando alrededor?

»─Sólo finge que no puedes quitarme los ojos de encima. ─Min le dio a su corbata una palmadita incómoda, su mirada alejándose mientras caminaba de nuevo. 

«Fingir». En este punto Jun apenas fingía. 

Min se había presentado en casa de Jun llevando unos bonitos pantalones de vestir, una elegante chaqueta de cuero, y una camisa azul de botones que hacía cosas locas con el color de sus ojos. Ojos que le hacían recordar La Mirada. 

El momento en el bar cuando el cerebro de Jun había sufrido un colapso total. 

Estaba mal, tan sumamente mal, sentirse atraído por su nuevo amigo. Sobre todo cuando dicha atracción tenía viendo a Jun cosas que no estaban allí. 

Como Min participando en La Mirada, como si sintiera la misma atracción. 

Hyun y su novio habían tomado un asiento trasero entre las preocupaciones más urgentes de Jun. A pesar de su promesa anterior, Min era un comodín. ¿Quién sabía lo que el hombre iba a hacer? Peor aún, ¿cómo se suponía que Jun iba a participar en conversaciones triviales, cuando en lo único que podía pensar era en el imaginario calor en los ojos de Min? 

Jung Min tocó el timbre y la puerta se abrió. 

─Finalmente ─dijo Hongki, agarrándolos a los dos por un codo y jalándolos hacia el vestíbulo de mármol─. Estoy contento de que estén aquí. ─Más allá, en la gran sala de estar, la gente se arremolinaba en vestidos de cóctel y trajes. Hongki se inclinó, susurrando con complicidad. ─PTI (Para tu información). Hyun trajo a ese dulce pedazo de culo suyo. Y, cariño ─Hongki le disparó a Jun una mirada compasiva─, Saeng es una preciosidad. Todo el mundo lo adora. ¿Sabías que es productor de documentales y ganó un premio en el Festival de Cine de Sundance? 

─¿Y qué? ─Min respondió, lanzando un brazo alrededor de los hombros de Jun de manera casual, y cada célula del cuerpo de Jun tarareó alegremente─. Jun tiene un columpio sexual y a mí. 

El cuerpo de Jun pasó de tararear a zumbar en alarma, y Hongki soltó una carcajada. 

─Cristo, necesito un trago ─Jun murmuró. 

─Necesitarás varios. ─Hongki hizo una mueca─. Algunas de las conversaciones giran en torno a cómo Hyun te sustituyó tan rápido... 

«En este punto, ¿a quién le importaba?»

─No te preocupes. Yo me encargo. ─Min condujo a Jun a la sala. 

La siguiente hora la pasó en medio de una tensa farsa mientras los invitados venían a felicitarlo por el premio, y Jun les sonreía, les daba las gracias a todos ellos, y les presentaba a Min. Min, por su parte, se comportó. Y aunque él no era un charlatán habitual como lo era Honki, disfrutó de la conversación girando en torno al arte, el teatro y las vacaciones en el extranjero. Min se había ganado a casi todos los invitados que se habían detenido para saludarlos. Incluyendo a Choi Siwon. 

Como miembro de la junta directiva, era uno de los hombres más ricos del Área de la Bahía y había venido a la fiesta acompañado de su esposo. Y Min contó un chiste que sólo bordeó los límites de lo obsceno, y Heechul se había reído tanto.

El relajado y terrenal encanto de Min ─por no hablar de su buena apariencia que pedía a gritos ser estampada en vallas de publicidad─ le hizo ganar los corazones de la mayoría de las mujeres y de un buen número de hombres.

Justo cuando Jun estaba empezando a pensar que tenía la noche en la bolsa, la realidad volvió con una venganza maliciosa cuando vio el cabello negro azabache de su ex. 

─Jun ─Hyun lo llamó suavemente a través de la habitación. Puso su mano detrás del hombre rubio a su lado mientras se abrían camino en dirección a Jun─. Me alegro de verte. 

El murmullo de las conversaciones en torno a ellos bajó varios decibeles. Cada invitado los estudió a ambos mientras su ex se aproximaba, como a la expectativa —¿tal vez esperando?— una escena embarazosa. 

Min debió haberlo notado. ─Malditos buitres ─murmuró mientras echaba el brazo sobre los hombros de Jun de nuevo. 

Por desgracia, los fisgoneos alrededor del lugar hicieron que la comparación fuera sólo un poco demasiado precisa. 

Min acercó a Jun, inclinándose para susurrarle en su oído. ─Recuerda, no dejes que te afecte. ─El cálido aliento de Min hizo que la piel se le erizara desde el cuello hacia abajo─. Tú sólo tienes ojos para mí. 

Dios, eso era suficiente para hacer que el dulce niño Jesús llorara. 

─Estoy bien ─susurró Jun con firmeza.

Excepto por la parte que involucraba a Min tocándolo.
Jun trató de poner un poco del muy necesario espacio entre ellos, pero el brazo de Min lo afianzó rápidamente mientras Hyun se acercaba más. Jun intentó sonreír, dolorosamente consciente de los fuertes bíceps presionados contra sus hombros, y el olor del hombre, a almizcle picante y algo más que no podía identificar.

Cuando los dos hombres se detuvieron frente a él, Jun dijo: ─¿Te acuerdas de Min? 

La fría mirada de Hyun cayó sobre Min. ─Por supuesto.

Los dos se dieron la mano y parecían estarse midiendo mutuamente. Maniobrando para lograr una mejor posición. Preparándose para la confrontación. El férreo control de Hyun peleaba contra la infantil reacción de Min de métete-un-atizador-por-tu-culo-a-ver-si-sientes-algo. 

Un excitado latido golpeó detrás del ojo derecho de Jun. 

─Él es Saeng ─dijo Hyun. 

Jun extendió la mano y estrechó la mano de Saeng. ─Me alegro de verte de nuevo. 

La mano de Min en el hombro de Jun se movió posesivamente a la parte posterior de su cuello, como solo un jugador de futbol americano de escuela secundaria podría agarrar a su novia, reclamando su territorio. Jun solía odiar a los deportistas por su engreído fanfarroneo, arrogancia y naturaleza territorial. Con Min, la postura era extrañamente emocionante. Jun reprimió un suspiro. 

Cristo. ¿Cuándo se había convertido en una chica adolescente? Y, ¿cómo podría enfocarse con el pulgar de Min acariciando su piel? 

─Me enteré acerca del premio del Festival de Cine de Sundance, Saeng ─Jun continuó─. Felicitaciones 

─He tenido mucha suerte.
Saeng llevaba una sonrisa sincera, y Jun probablemente debería resentirse porque el nuevo novio de su ex fuera tan agradable. 

─Estoy seguro de que la suerte sólo jugó una pequeña parte ─dijo Jun─. ¿Cómo fueron tus comienzos?

─Asistí al Duke University’s Center para estudiar Cine Documental, al mismo tiempo en que Hyun entró en la escuela de medicina allí. De hecho, me acabo de enterar que creció a un condado más allá del mío. Nuestras escuelas secundarias eran rivales. 

─Es un mundo pequeño, ¿eh? ─dijo Jun. 

La conversación entró en un momento de calma, y la glacial tensión subió otro grado. En este punto, Jun habría dado con gusto un riñón sólo para tener esta conversación terminada. 

Mostrándose tan imperturbable como siempre, Hyun dijo: ─¿A qué escuela asististe, Min? 

─A ninguna ─dijo Min tranquilamente─. Para mis quince, estaba viviendo en las calles. 

Las palabras dejaron boquiabierto a Jun, y giró la mirada hacia Min, casi desgarrándose el cuello en el proceso. 

«¿Min solía ser un chico de la calle?» 

Mudo, Jun se quedó mirando la insinuación de una sonrisa en los labios de Min. 

Saeng logró clarificar la pregunta en la mente de Jun. ─¿Eras alguien sin hogar? 

─Sí.
Jun luchó para procesar las noticias. De hecho, la admisión tan preocupadamente lanzada, claramente había sorprendido al grupo entero con la guardia baja. El rostro de Hyun parecía más estoico de lo habitual mientras permanecía en silencio, como si no pudiera computar la información. O quizás simplemente no podía entender la afirmación tan alegremente dicha de Min. Hyun casi nunca perdía la calma. Jun había pasado dos años admirando su compostura frente a la adversidad. Y Min parecía estar disfrutando de la expresión de Hyun. Obviamente Min todavía consideraba al exnovio de Jun como un oponente.

Saeng interrumpió los pensamientos de Jun. ─Eso debió haber sido duro, Min. 

Min subió un hombro. ─Conseguí mi diploma de preparatoria, algo de formación técnica, y luego, experiencia mientras trabajaba antes de abrir mi propio taller de restauración de motocicletas clásicas. 

─Mi hermano y yo somos incondicionales fans de las Ducati ─dijo Saeng─. Hyun y yo nos conocimos cuando Jaejoong arruinó su motocicleta y se detuvo a ayudar. 

─Tengo curiosidad... ─Hyun movió su mirada hacia Min─. ¿Cómo conociste a Jun? 

El pecho de Jun se quedó helado. Hyun lo sabía.
Su ex definitivamente sabía que Jun y Min estaban fingiendo.
Jun podía decirlo por la mirada en el rostro de Hyun. Esos ojos fríamente evaluadores aterrizaron en la palma de la mano de Min sosteniendo la base del cuello de Jun, y un calor incómodo inundó su estómago. Un suave apretón de los dedos de Min siguió, probablemente destinado a ser tranquilizador, pero ese leve apretón había provocado todo tipo de imágenes de esas manos cerrándose en torno a otras áreas del cuerpo de Jun. 

«Concéntrate en Hyun, no en la mano en tu cuello». 

─Min ha estado ayudándome a tener la Harley en forma ─dijo Jun. 

Hyun sostuvo la mirada de Jun. ─Ya era hora de que desarrollaras un interés fuera del trabajo. 

«Y de revocar la Proposición 8», Hyun no lo añadió, probablemente debido a que habían tenido esa misma discusión varias veces antes.

─He estado tratando de convencerlo desde hace más de un año ─Hyun continuó. 
Jun se negó a que Hyun reclamara la titularidad sobre su decisión de comprar la Harley. ─También te pasaste dos años tratando de conseguir que fuera a correr contigo diariamente, que participara de tu rutina matutina de batido de espinacas, y que me comprometiera a una dieta vegetariana orgánica. ─dijo Jun secamente. 

─Tampoco aceptaste cualquiera de esas ideas.

─Quizás sólo necesitaba el incentivo adecuado ─dijo Jun.

─Es decir, Yo. ─La sonrisa arrogante que se deslizó en la cara de Min debería haber venido con una advertencia─. Aunque... 

La mirada que Min le envió a Jun lo puso nervioso. 

Min continuó, su mirada iluminada con diversión. ─Tuve que pasar un endiablado tiempo para conseguir que esta relación por fin encendiera. 

Jun reprimió el impulso de poner los ojos en blanco, por lo que sus labios se retorcieron con ironía en su lugar. ─Fue ese columpio sexual lo que finalmente me convenció. 

Min inclinó la cabeza hacia atrás y se rio mientras Jun admiraba la suave piel de su cuello, y la ligera barba en su mandíbula. Cristo, él en realidad era una preciosidad. 

─Y, sin embargo ─Hyun murmuró─, ustedes dos parecen ser una pareja tan improbable. 

Obviamente molesto por el constante desafío en la voz de Hyun, Min entrecerró los ojos, y el estómago de Jun se apretó con fuerza. Oh, Dios. Esto no iba a terminar bien. 

─Eso es gracioso. ─Min se cruzó de brazos, su voz era tan baja que sólo los cuatro hombres pudieron oírla─. Porque desde que Jun y yo nos conocimos hemos estado follando como conejitos Energizer tomando Viagra. 

Jun casi se atragantó con su lengua. ─Discúlpennos. 

Agarró el codo de Min, arrastrándolo hasta el otro extremo de la habitación, zigzagueando a través de la multitud a su paso. Una vez que llegaron al otro lado de la sala, y a la seguridad, Jun se apoyó contra la pared. 

─Realmente no sabes cuando callarte, ¿verdad? ─Jun dijo con cansancio. 

─Te lo dije ─dijo Min─. Es un don.

Jun dejó escapar una carcajada sin humor. Se supone que debería sentirse agradecido de que Min se hubiera comportado durante tanto tiempo. Y Jun no podía decidir qué era peor, si la boca de Min, o el hecho de que Hyun hubiera visto a través de su fachada, o el efecto que la presencia de Min tenía sobre su cuerpo. 

Jun observó distraídamente a su ex mientras se inclinaba para susurrarle algo al oído a Saeng. 

─Amigo ─Min murmuró, dando un paso demasiado cerca para su comodidad. 

La mano del hombre se instaló en la parte baja de la espalda de Jun, y el sistema nervioso de Jun se volvió loco, chasqueando y chispeando con vida. Prácticamente podía oler el fuego eléctrico. Cristo, claramente la presencia de Min constituía el problema más grande aquí. 

La frente de Min se arrugó con preocupación. ─¿Todavía estás colgado por Hyun? 

Jun se frotó la frente, tratando de ignorar la palma de la mano de Min a lo largo de la base de su columna vertebral. ─No. 

Min se movió un espeluznante paso más. ─Entonces, ¿cuál es el problema?

«Tú. Estando. Demasiado. Cerca». 

Con un esfuerzo monumental, Jun había luchado para meter su mayor preocupación en una caja de seguridad mental y cuando se encontró con la mirada de Min, recordó La Mirada. Por desgracia, eso significaba que Jun estaría enumerando los problemas desde el dos al diez a través de sus labios sin ningún control. 

─Todo el mundo aquí sabe que Hyun y yo todavía trabajamos juntos en la clínica ─dijo Jun, tratando de ignorar el olor de Min. De todos modos, ¿qué era ese delicioso olor?─. La mayoría de estas personas son amigos o donantes. Algunos son ambos. ─Y si bien la presencia de Hyun había convertido por un momento a Jun en un mudo imbécil, al parecer, la proximidad de Min lo dejó con un caso severo de diarrea verbal─. Y aunque todos ellos ayudan a mantener las puertas abiertas de la Clínica , están un poco demasiado interesados en nuestra ruptura. Quiero decir, demasiado interesados. ¿Has visto cómo la gente nos está mirando?

─Jun… 

─Es como ser colocado bajo un microscopio.
Los dedos de Min comenzaron un masaje relajante, enviando señales seductoras que Jun sabía que eran falsas, pero su cerebro sufrió un cortocircuito de todos modos, su voz subiendo una octava. 

─Todo el mundo está esperando mi reacción ─Jun continuó, sus palabras tropezando─. Probablemente están esperando que me derrumbe. Y sé que él sabe que estamos mintiendo, Min. Puedo… 

─Detente ─dijo Mn, dando un paso lo suficientemente cerca como para besarlo.



Jun parecía incapaz de detenerse. Todo lo que Min podía hacer era observar a su amigo seguir y seguir, esa boca moviéndose cada vez más rápido, con desesperación en su voz. La culpa se estableció bajo el esternón de Min. La culpa recaía directamente sobre sus hombros. Todo lo concerniente al novio de reserva había sido idea suya. 

Jun había estado impresionante a la hora de enfrentar a Hyun esta noche, fácilmente había llevado el juego en su campo con ese sentido del humor irónico suyo. Hasta que Min abrió su enorme bocaza. 

Si Min no hubiera insistido en esta farsa, Jun estaría manejando la fiesta mucho mejor. La sensación en el pecho de Min respondió, como si fuese una señal, con una protectora pequeña contracción de ansiedad. 

Min volvió a sintonizarse con las divagaciones de Jun. 


─...Lo veo en los ojos de Hyun. Puedo escucharlo en su voz. ─Jun estaba realmente frenético ahora, como si los primeros minutos sólo hubieran sido el calentamiento─. Lo siento en la forma en que me mira. Lo siento en la forma en que nos mira. 

Min puso la mano en la pared a un lado de la cabeza de Jun y se inclinó para mirarlo a los ojos, tratando de bloquear la vista de su ex. ─Jun, hombre, tienes que relajarte… 

Sus ojos se abrieron completamente, Jun parecía muy agitado ahora. ─Y Cristo ─chilló, literalmente chilló─, ¿en qué me convierte eso? 

Jesús, el hombre iba a estallar como una supernova. 

─Te diré en lo que me convierte ─dijo Jun, esa cautivadora boca moviéndose más rápidamente─. Eso me convierte en el abandonado y desesperado exnovi…

Min hizo lo único que podía pensar. Se inclinó y lo besó. 

«Tú deseabas saber cómo se sentía esto»

Mientras que Min le decía a la voz en su cabeza que jodidamente se callara, se dio cuenta de que Jun se había quedado completamente inmóvil. 
Durante unos pocos latidos de su corazón, Min pensó que Jun iba a enloquecer, por lo que puso su mano libre sobre el pecho del hombre, confinándolo contra la pared. Con la esperanza de darle tiempo a Jun de recomponerse. Dispuesto a que su amigo se calmara de una puta vez. 

«Mantén su boca atrapada con la tuya»

Además, Min había venido a la fiesta como su novio. No había ninguna vergüenza en una inocente DPA (Demostraciones Públicas de Afecto). Y cuando finalmente le permitió a su cerebro procesar las sensaciones lanzadas como dardos alrededor de su sistema nervioso, notó cómo de flexibles eran los labios de Demostraciones Públicas de Afecto. 

Cuan suaves.

Justo como los había imaginado.

Oh, hombre... 

Sus labios se trabaron, y su pulso se disparó más alto, el incidente duró más de lo que él pretendía. Min había comenzado con la intención de darle un sencillo beso en los labios, sólo para terminar con el parloteo de Jun y con la esperanza de demostrarle a Hyun una cosa o dos. Y Min se había quedado tan atrapado felicitándose por la brillante idea ─matar dos pájaros, con una jodida brillante piedra─ que no había considerado las repercusiones. Estaba demasiado ocupado para escuchar los pensamientos susurrando en su cabeza, al igual que su necesidad de saber a qué sabía Jun. 

Jesús, algo que no podía dejar se saberlo ahora.

El pensamiento perturbador huyó cuando Jun agarró los bordes de la chaqueta de Min y levantó la barbilla para meterse de lleno en el beso, empujando el momento desde mejor-de-lo-que-esperaba a supercaliente. El cambio fue completamente demasiado para procesar, por lo que Min cerró los ojos y apagó su cerebro. 

Aumentó la presión, y los labios de Jun se abrieron voluntariamente bajo los suyos. La oleada de satisfacción hizo que Min se moviera más cerca, instintivamente, inclinando su cabeza para buscar una mejor posición. Primero a la izquierda. Y luego explorando desde la derecha, tomando más de esa boca con la suya. Una corriente de sensaciones zumbó a través de él, semejante a cuando el paisaje se desenfoca a altas velocidades. Las sensaciones incluían calor, humedad y dulzura, pero también ardiente húmedo aliento y el débil sabor del vino afrutado. 

Disfrutando del pecho duro bajo su mano, Min deslizó la palma más abajo, más allá del abdomen plano, aterrizando en la parte magra de la delgada cadera de Jun. 

Jun dejó escapar un pequeño gemido, y Min sólo pudo arreglárselas para no arrastrar al hombre más cerca. 

Ni el menor rastro de repugnancia pinchó la conciencia de Min. De hecho, su cuerpo se sentía frustrado por el limitado contacto, por lo que abrió la boca aún más, presionándola profundamente. Jun gimió bajo él, como pidiendo más. 

Oh Dios, no. Sin lengua. De ninguna manera iba Min a ser capaz de buscar su lengua. 

Todo el acto no podría haber durado más de cinco segundos, quizás seis ─está bien, diez como máximo ─, pero luego Jun tocó con su lengua el labio inferior de Min, justo antes de darle un suave mordisco. El placer casi paralizó a Min, y él gimió.

«Jesusjodidocristo» 

Min se echó hacia atrás, aturdido. Su cuerpo humeando. Su sangre en ebullición. 

Sus miembros chamuscados.

¿Qué jodidos? 

Sus ojos parpadearon hacia él. ─Lo siento. ─Jun se aclaró la garganta─. Me dejé llevar un poco. 

Min se limpió la boca, sorprendido al darse cuenta que sus dedos temblaban un poco. ─Todo está bien, hombre. ─pasó una mano a través de su cabello y esperaba parecer más tranquilo de lo que se sentía─. Fui yo quien comenzó con toda la idea del besuqueo. 

Varios segundos pasaron mientras Min trataba de despabilarse entretanto Jun parecía como si estuviera sufriendo. 

Jun finalmente volvió a hablar. ─Necesito otro trago. 

Y en todo lo que Min podía pensar era que él necesitaba unos veinte. 



Dos tragos de tequila más tarde, con la estabilidad de sus rodillas aún intactas, la retirada parecía ser la única opción de Jun. 

Tres meseros uniformados se apresuraban sobre el piso de madera de la cocina de Hongki. La impresionante habitación contenía electrodomésticos de primera calidad tipo restaurante, el techo era de tres metros y medio de altura, y tenía grandes ventanales con vista a la bahía. Bandejas de plata con aperitivos se alineaban en la encimera de granito. Aunque el espacio también incluía un refrigerador lleno de vinos, Jun había sacado la botella de Patrón de la despensa, apreciando más la soledad. Tenía que concentrarse en recuperarse de la sensación de la boca de Min presionándose contra la suya. 


Durante los primeros segundos del beso, todo en lo que podía pensar Jun era que eso no era real. Por supuesto Min quería hacer un show delante de Hyun. Pero cuanto más tiempo el momento se prolongaba, más genuino el escenario se sentía, hasta que Jun había empezado a imaginar cómo podría terminar la noche, con Jun sobre sus rodillas atras de Min. O viceversa. Y, oh Dios... 
Apretó los párpados al cerrarlos, frotándose los ojos.

─Jun. 

Miró hacia arriba y encontró la mirada de Hyun, su ex apoyado en la puerta de la cocina. El corazón de Jun tomó un ritmo sordo, y se preparó para el encuentro.
¿No era la sesión de besos con Min en frente de cincuenta de los amigos de Hongki ─por no hablar de las consecuencias del caso─ suficiente para lidiar por una noche? Y ¿Cuándo exactamente la vida de Jun se había convertido en un titular digno de la revista People? 

Jun respiró hondo, tratando de aliviar la tensión en su pecho. ─Hyun… 

Al mismo tiempo, Hyun dijo: ─Yo quería… 

Ambos se detuvieron, y la atmósfera pesada se volvió más opresiva. Un músculo en la mandíbula de Hyun se tensó, un hábito que Jun recordaba de los primeros días de su relación. Cada vez que se habían reunido con una organización para solicitar apoyo financiero para su nueva clínica recién fundada, Hyun había estado bien preparado. Excelente. Confiado. Completamente bien vestido y en control total. Excepto por ese pequeño tic que había sido el único indicio de la incomodidad de Hyun. 

El mismo tic que había aparecido la tarde en que Hyun le dijo adiós a Jun. 

El pulso de Jun se incrementó a un ritmo incómodo. Había luchado tan duro por sus derechos para que ellos se pudieran casar. Todo lo que él había querido era compartir su vida, su casa, con alguien especial. Compromiso. Hyun lo sabía el día en que se había mudado con él. ¿Y eso había sido demasiado pedir? 

Al parecer Hyun pensaba así.

─En realidad, sólo quería decirte que siento mucho que las cosas hayan salido de esta manera. ─Hyun dijo mientras entraba en la cocina─. Sé que mi partida pareció salir de la nada. Y sé lo difícil que puede ser. 

Por primera vez, desde su ruptura, Jun dejó que su rabia saliera a flote. —¿En serio? —El giro inesperado de los acontecimientos había dejado aturdido a Jun. Ni siquiera había tenido la oportunidad de salvar la relación─. Todo parecía estar bien, y lo siguiente que supe, es que te habías ido. 

Hyun miró por la ventana. ─En la universidad, lo mismo me pasó. ─Se cruzó de brazos─. Nunca pude averiguar qué fue lo que salió mal. 

Jun se apoyó en el mostrador. ─Esto es nuevo para mí. 

Hyun había mencionado que él había salido con un chico en la universidad. Y por la expresión de Hyun ahora, Jun se dio cuenta que la relación debió haber sido seria. Pero ¿por qué le estaba diciendo esto ahora? 

─Young Saeng y yo estuvimos juntos durante un año y medio antes de que rompiera conmigo sin previo aviso ─dijo Hyun. 

Jun casi se rio ante la amarga ironía hasta que reconoció el nombre. ─¿Young Saeng?─ Jun le sostuvo la mirada a su ex, luchando por controlar el resentimiento que había estado supurando de él durante más de dos meses. ─¿Cuál es la razón para que estés aquí? 

─Quería decirte que debí haberte dado una pequeña advertencia. Pero creo que nos habíamos vuelto demasiado cómodos. Sabía que terminarías por hablarme de dejarlo. ─La insinuación de una sonrisa carecía de verdadero humor─. Era el camino más fácil en definitiva ─dijo─. Pero esta noche… 

Algo brilló en los ojos de Hyun momentos antes de que él dirigiera su mirada hacia uno de los grandes ventanales. Jun permaneció en silencio y estudió el perfil de Hyun como también la fuente de esa breve emoción que finalmente conectó, una emoción que Jun nunca había visto en el rostro de Hyun antes. 
Celos.
Hyun estaba celoso.

Jun se pasó una mano por su cara, con la esperanza de ocultar su sorpresa. Cristo, Min debió haber estado aquí para presenciar el espectáculo. Y Jun no se abstuvo de admitir que una pequeña parte de él ─su lado permanentemente atascado en la adolescencia, sin duda─, se sentía un poquito satisfecha de saberlo. Desde su separación, Jun había experimentado toda una serie de emociones, desde el shock inicial a la incredulidad y luego, la ira. 
Pero su satisfacción de chico de secundaria pensó que era definitivamente nueva.
El sonido de alguien carraspeando interrumpió el momento. Jun miró hacia donde Min estaba parado en la puerta, estudiándolos a los dos con una cauta expresión.

Finalmente, la mirada de Min se centró en Jun. ─¿Estás bien?

Mierda. No podría responder a esa pregunta sino hasta después de esta conversación con Hyun. 

─Sí. ─La mirada de Jun fue de nuevo hacia Hyun─. Sólo estábamos aclarando algunas cosas. 

Min dudó antes de dar un brusco asentimiento. ─Voy a dejar que ustedes dos continúen. ─Con una mirada aún más indecisa en dirección a Jun, se giró y se dirigió de nuevo hacia la fiesta.

Hyun observó a Min irse. ─Es un poco... 

¿Bocón? ¿Loco? ¿Demasiado hermoso para las palabras? No tenía sentido añadirle la etiqueta de excelente besador. Jun alejó el recuerdo de ese momento de su mente. 

─Tosco. ─Hyun terminó. 
Jun se quedó mirando la puerta, recordando la sensación de las manos callosas de Min contra su piel. Sólo podía pensar en cómo lo habían erizado a todo lo largo de su columna vertebral. ¿Por qué tenía una fijación repentina por las manos ásperas?
─Tengo que admitir que el hombre es, sin duda, bien parecido. ─La mirada de Hyun se encontró de manera constante con la de Jun─. Pero él no encaja en tu habitual MO. (Tipo de vida) 

«¿Te refieres a mi atracción por los hombres que son realmente gais?» 

Esta vez la risa amarga se le escapó. No había necesidad de compartir el chisme acerca de la orientación sexual de Min con Hyun. 

─¿Es este el nuevo tú? ─Hyun se inclinó contra el mostrador más allá─. ¿Un hombre con un columpio sexual y sin ninguna restricción para follar? 

La ira estalló completamente.

«Has hecho tu elección. Y no fui yo»

─Eso ya no es de tu incumbencia ─dijo Jun. 

─Tienes razón. Pero aun así creo que él no es lo que tú en realidad quieres.
Después de todos esos meses en que Jun había asistido a todas la manifestaciones pro matrimonio gay que podía, Hyun había sabido lo que Jun en realidad quería. Había pensado que esa lucha era digna de su completa dedicación, cada momento de sus días los pasaba en la clínica o en la próxima manifestación.
Cuando Hongki lo llamaba para discutir acerca de la clínica ─lo que él hacía con frecuencia─ Jun hacía espacio para estar disponible. Cuando su madre le informaba de otra manifestación, Jun se afanaba y participaba.
Había creído que el tiempo que pasaba en ello sería una buena inversión para el futuro. El futuro de ambos. 

─¿Qué es lo que debo querer? ─dijo Jun. 

─Lo que siempre has querido ─contestó Hyun─. Una relación de compromiso. 

─El compromiso no funcionó muy bien para mí.

─¿Así que has decidido cambiar tus prioridades ahora?

─Quizás ─dijo Jun, tratando de mantener un tono frío─. Quizás no.
Hyun le sostuvo la mirada, y Jun leyó toda una serie de emociones contenidas en la sola arruga en la frente de Hyun. Ira. Perplejidad genuina. Incluso un atisbo de preocupación.

─Creo que estás cometiendo un gran error ─dijo Hyun.
Eso parecía particularmente condenatorio viniendo de un hombre que no conocía la verdadera orientación sexual de Min. 

─Si es así ─dijo Jun uniformemente─, será mi error. 

Jun se levantó del mostrador y salió para ir en busca de más alcohol... y de Min. 


Mierda, esto no iba como él lo había planeado. 

Min agarró el mismo whisky que había estado sosteniendo desde el beso que le había pateado en el culo. Tenía ganas de tomarse el resto que le quedaba de un solo jalón, junto con una veintena más. Pero alguien tenía que mantener el control porque Jun parecía totalmente zumbado. Corrección, Jun parecía estar a un paso de la descoordinación. 

Min se lo tenía bien merecido por ser tan rencoroso. Si no hubiera sentido la necesidad de poner en su lugar a Hyun, él no habría profundizado el beso y…
Jesús, ¿a quién estaba tratando de convencer aquí? 

Min sabía que su tiempo en las calles había perfeccionado sus habilidades como experto hablamierda, pero engañarse a sí mismo era otra cosa.


Dado que Jun le había mordido su labio, Min había estado luchando para controlarse desde que ese ligero apretón lo había puesto tan sorprendentemente caliente a no casi demasiado. Y justo cuando Min había decidido que estaba bien con la forma como había resultado todo el asunto ─hombre, de verdad, ¿qué otra opción tenía?─, y estaba dispuesto a actuar como si todo fuera normal, Jun se había ido directamente a la cocina. 

Y entonces Hyun había seguido a Jun.

Por un segundo, Min no sabía qué sentir, sus pensamientos chocaban alrededor como si los engranajes de su cerebro hubieran sido desmontados. Una parte de él se sentía feliz por Jun, contento de que su amigo pudiera estar recuperando al hombre que había perdido. 

Pero la otra, se sentía jodidamente molesto. 

Empujó sus sentimientos a un lado. Era hora de revisar la realidad. 

Sólo eran amigos, como Hongki , y ahora Jun. Y luego estaba el sexo, proporcionado siempre por mujeres, un intercambio mutuamente satisfactorio de las necesidades más básicas de la vida. A Min le gustaba el sexo. Mucho. Y seleccionaba cuidadosamente a sus acompañantes quienes querían lo mismo y nada más. 

Min no sabía nada acerca de cómo tratar con exnovios porque él, felizmente, había conseguido evitar algo remotamente parecido a una relación. Un estatus que tenía toda la intención de mantener, graciasmuchasgracias. Cinco años más tarde y Hongki aún no había podido recuperarse de perder a Kyu. Jun parecía miserable e incómodo alrededor de Hyun. 

¿Quién necesitaba ese tipo de dolor? 

Y mientras que Min había sido echado por desequilibrar la escena en la cocina, sin importar los efectos persistentes del beso, al parecer a su nuevo amigo no le estaba yendo mucho mejor. Después de volver a entrar en la sala, Jun se había dirigido directamente hacia el bar y bebió un trago de tequila. 

Seguido por tres más.

Con cada bebida Jun había conseguido estar un poco más suelto, hasta que su comportamiento era demasiado relajado. Así que Min lo había acorralado en una esquina, manteniéndolo con éxito alejado de la mayoría de los invitados. Para estos momentos Jun estaba apoyado contra Min muy fuertemente, y Hongki le disparaba preguntas acaloradas con los ojos ─como si lo culpara de toda esta jodida situación.

─¿Lo ves? ─Radiante, el médico lanzó su brazo alrededor del cuello de Min, acercándolo más─. No puedo mantener mis ojos fuera de ti. ¿Cómo lo estoy haciendo? 

Por mucho que lo intentó, Min no podía quitar su mirada de los labios de Jun. No iba a perder el tiempo mintiéndose a sí mismo nunca más. El hombre tenía una jodida hermosa boca, sobre todo como lucía cuando terminaron su beso, maltratada, roja, y untada de saliva... 

Min cerró con fuerza sus párpados brevemente. ─Lo estás haciendo muy bien ─murmuró. A pesar de que sintió a Jun un poco demasiado cerca para su comodidad. 

Y si bien había esperado que el beso se sintiera seco y acartonado ─y menos que inspirador─, no había considerado seriamente que su mundo se trastocaría sobre su eje. 

Con el brazo alrededor del cuello de Min, Jun acurrucó la cabeza en el hueco de su cuello y dejó escapar un suspiro. Min estaba considerando qué hacer con la situación actual, cuando la mano libre de Jun acarició su culo, enviando chispas bailando a través de su piel. 

Hombre, él había creado un monstruo. 

─Ya sabes ─dijo Jun, sus palabras ligeramente arrastradas mientras Min quitaba discretamente la mano de su trasero─, esta fiesta resultó mucho mejor de lo que esperaba. 

─Debería llevarte a casa ─dijo Min. 

─Excelente idea.

La mirada ardiente de Jun lo puso nervioso.
Y antes de que pudiera decidir qué hacer, Jun agarró la parte delantera de su camisa, tirando de él en dirección del vestíbulo.
Irse. Sí, irse sin duda sería bueno.

Con la esperanza de salir sin llamar tanto la atención como les fuera posible, Min simplemente lo siguió. La multitud en la sala había crecido, pero Jun logró enhebrar su camino a través sin pisar dedos de pies o tropezar con zapatos. Cuando salieron de la sala, Min vio a Hyun y a su novio en el vestíbulo. 

Mierda.

Con Jun en su condición actual, pasar frente a esos dos significaría problemas de seguro. Unas copas y el normalmente apacible doctor Hyung Jun se había convertido en una persona muy locuaz. Y un poco tocona. Min quitó la mano de Jun de su pecho y entrelazó sus dedos, con la esperanza de evitar que se desviara a zonas más inapropiadas. 

Mientras Min miraba el espacio entre la puerta principal y Hyun, midiendo la distancia y tratando de decidir la mejor manera de escapar, Hongki llegó desde la cocina, deteniéndose al lado de Hyun. 

Joder.

Hongki le disparó otra ─¿Qué demonios?─ mirada, y Min viró bruscamente a la izquierda, cambiando el curso y conduciendo a Jun por el pasillo desierto hasta el despacho de Hongki. Al menos aquí Min podía evitar que Jun lo llevara a tientas en público. Podían esperar a que Hyun se fuera, y Min podría deslizarse con Jun por la salida sin tener que pasar por delante de Hongki.

─Vamos a esperar a que la multitud en la puerta la despeje antes de irnos ─dijo Min. 

─¡Perfecto!

Jun cerró la puerta. Y antes de que pudiera registrar la intención en sus ojos, Jun lo agarró de su chaqueta y lo hizo caminar hacia atrás hasta que sus omóplatos chocaron contra la pared, acercándosele a Min .

─Estoy bien con eso ─dijo Jun.

─Vamos, hombre. ─Min agarró la muñeca de Jun y trató de impedir que siguiera tocando su pecho, ignorando por completo la forma tan suave en que las manos del hombre se sentían─. Has bebido demasiado, y no sabes lo que estás haciendo. 

─Tonterías ─Jun murmuró, inclinándose para besar a Min. 

Min se congeló brevemente. Pero, demonios, si empezaban de nuevo, no sabía en dónde terminarían. Posiblemente en ese futón a lo largo de la pared del fondo. Min giró la cabeza para evitar que lo besara, pero Jun siguió adelante, aterrizando su boca en el cuello de Min. 

Aliento caliente atizó a través de la piel de Min. Labios mordisqueaban su pulso ahora por las nubes. Y la polla de Min dio una interesada sacudida.

Tenía que recordarse a sí mismo que era su amigo, un amigo que estaba portándose mal a causa de la frustración después de ver a su ex toda la noche. O quizás Jun aún estaba estremecido por su encuentro en la cocina con Hyun. 

¿Acaso ellos lo habían hecho? 

¿Jun también había puesto sus manos en el culo de Hyun?

Min no quiso pensar en la posibilidad, y en este momento Jun no parecía estar pensando demasiado en Hyun. Labios susurrando a través de la garganta de Min, Jun gimió el nombre de Min y colocó una mano sobre su abdomen, justo por encima de la cintura. 

Gotas de sudor se desataron a todo lo largo de la parte posterior del cuello de Min. La sangre corría por sus venas, confundida en cuanto a si debía suministrar a su cerebro en conflicto, o a sus miembros para que escapara, o a cierta área más urgentemente necesitada. La polla de Min ahora exigía más de lo que le correspondía en justicia.



No tenía sentido seguir negando la verdad. Mientras había estado golpeando primera base con Jun, Min no sólo no se había sentido asqueado o disgustado, el acto no sólo le había interesado, en el momento le había plantado ideas en la mente a Min. Ideas acerca de Jun y... uh... algo más que simples besos. 

Min cerró sus ojos con fuerza. 

Antes de que su confuso cerebro pudiera procesar el siguiente movimiento de Jun, la mano de éste se posó en la cremallera de Min y la abrió. Una ardiente sacudida se disparó a través de sus venas, y sus párpados se abrieron de golpe. 

Jesús, ¿había dicho algo acerca de esas ideas en voz alta?


─No me toques─dijo roncamente mientras que a regañadientes alejaba la mano─. Vamos, Jun. Consigue organizar tu mierda, hombre. 

«Consigue organizar tu mierda, Park»

Agarrando la muñeca de Jun con sus dedos, Min trató de evitar un mayor tanteo de su entrepierna. Presionó la otra mano contra el pecho de Jun para evitar que el hombre emplastara sus torsos juntos, tratando de no disfrutar del firme plano de delgados músculos. 

Distancia. Eso era todo lo que necesitaba, sólo un poco de distancia. 

Estaba tan ocupado felicitándose por su éxito que se olvidó de la rígida erección confinada debajo de sus calzoncillos, abultada a lo largo de la cremallera abierta de sus pantalones. Jun abandonó sus intentos de darle un beso y se dejó caer de rodillas para presionar su boca abierta en la polla de Min.

Min sorbió aire de manera estrangulada. 

Paralizado por la oleada de placer, miró hacia abajo a la excitante vista, el calor húmedo de la respiración de Jun se filtraba a través de sus calzoncillos. Empujar a Jun para quitarlo sería un infierno más fácil si Min no estuviera tan encendido.

Jun mordió su paso desde la base de la erección de Min hasta la punta y suavemente raspó con sus dientes a través de la sensible cabeza. 

Min agarró el hombro de Jun , temblando con la necesidad de forzarlo a que lo dejara y clavarlo más cerca, todo al mismo tiempo. ─Jun─dijo con voz ronca.

Haciendo caso omiso de la protesta ciertamente cuestionable, con un rápido movimiento, Jun sacó la polla de Min y se la tragó entera. 

Y ese fue el final de la vida como Min la había conocido. 

Los ojos de Min se pusieron en blanco, y en algún lugar cercano un meteoro debió haberse estrellado contra la tierra porque el suelo debajo de ellos se tambaleó. Jun balanceaba la cabeza arriba y abajo, ensalivando a su paso, y lo que se suponía que sería un intento de otra objeción salió de Min tan débil que se desvaneció. 

─Joder. 

Con una mano envuelta alrededor de la base de la polla de Min, Jun dejó de chuparla para lamerla desde la base hasta la punta de nuevo. ─Llegaremos a joder, te lo prometo. 

Las palabras trajeron brevemente a Min de nuevo a sus sentidos, pero no lo suficiente para que él tuviera la fuerza necesaria para poner fin a las sensaciones placenteras. Esperaba que al menos fuera capaz de hablar. Y tenía que tratar de hacer entrar en razón a Jun. Min no podía soportar la idea de su amigo odiándolo mañana. 

─Jun, escucha hombre ─dijo─, esto no es lo que quieres. 

Pero, Jesús, Min era un polvorín lleno de deseo. 

─Esto se va a sentir muy bien ─dijo Jun. Con párpados pesados, alzó la mirada hacia Min─. Coronar es como la montaña rusa, pero poner el culo es como un paseo salvaje en el Screamin' Demon Express. Te lo prometo, te va a encantar. 

Fuego disparó a través de las venas de Min, dejando atrás los restos chamuscados de sus buenas intenciones. Sus piernas se sentían como pasta demasiado cocida. Min se tambaleó, colocando una mano en la pared por encima de Jun, apoyándose. 

Hipnotizado, se quedó mirando la parte superior de la cabeza de Jun, las ondas de cabello castaño. Esa hermosa boca... Tan llena y húmeda por la saliva. Poco a poco estirándose aún más mientras se deslizaba hacia abajo en la polla de Min. 

Min no estaba seguro, pero podría haber dejado escapar un gemido. Jun estaba ahora mamándosela como si hubiera esperado toda su vida para poner las manos y la boca sobre Min. 

Nunca se había sentido tan adorado. 

─Sabes perfecto. ─Jun lamió la hendidura de Min, haciendo que su visión se volviera borrosa del shock de placer─. Como a cuero, whisky y sal. 

Pasaron varios segundos con la dolorida promesa de más, y Min luchó para descruzar los ojos. El sonido áspero de una cremallera abriéndose rompió a través del aturdimiento de Min. Y cuando Jun sacó su polla y se la jaló varias veces, Min definitivamente gimió. 

«No. Por favor, sólo... no» 

Una parte de él le exigió que cerrara los ojos de nuevo. Que imaginara a una mujer arrodillada delante de él. Pero, que Dios le ayudara, quería ver a Jun y la gozosa expresión en su cara. Esa expresiva mirada y esa boca estirada. El ligero slap, slap, slap de su mano mientras se acariciaba a sí mismo. Min dejó escapar un gemido, tirando la última toalla mentalmente. 

En este punto, podría tener que lastimar a cualquiera que tratara de ponerle fin a esto.

La cabeza de Jun se balanceaba en serio ahora, como si no pudiera tener suficiente. El calor húmedo de su boca, el trazo reverente de su lengua, y esa increíble, increíble succión, arrastró a Min más cerca del inevitable final. Jun parecía decidido a chupar el orgasmo de Min, aunque no lo quisiera. 

Jadeando, con la garganta irritada, Min colocó la palma de su mano en la cara de Jun y arrastró el pulgar a través de la suave mejilla, acariciando cerca de esos fascinantes labios estirados firmemente a su alrededor. Jun se movía arriba y abajo a lo largo de la piel resbaladiza, tomándolo profundamente. Cuando el dedo de Min tocó donde sus cuerpos se unían, casi se corrió. 

─Jun─gimió. 

Debería simplemente disparar su carga, así esto se acabaría.
Pero si él se corría esto se acabaría.
Y entonces Jun soltó a Min con un pop mojado.

─No. ─dijo Min con voz áspera. 

Con la boca abierta, Jun gimió su orgasmo, mientras gruesas cuerdas blancas salían disparadas de su hendidura. Aturdido y descoordinado, distraídamente articuló contra la polla de Min mientras se recuperaba lentamente. 

Min deseaba poder decir lo mismo, porque ninguna mamada, jamás, había sido tan buena, y eso que aún ni siquiera se había corrido. Jun volvió a tomar completamente a Min, llevando la experiencia a un nivel completamente nuevo. Y el momento era caliente como el infierno. 

Lo que sea que Jun quisiera, lo podía tener.
Esa gloriosa jodida boca tragaba a Min hasta el fondo. Los dedos pegajosos de Jun volvieron a acariciar la base del pene de Min, y algo dentro de él se rompió.
Jesús, María y José, él necesitaba…

Hundió los dedos en el cabello de Jun, empujando la cortina marrón hacia atrás para tener una mejor visión, y se sostuvo por un lado de la cabeza de Jun para hacer palanca. Cauteloso al principio, Min empezó a mecer sus caderas. Cuando Jun zumbó alentándolo, Min agarró la cabeza de Jun con fuerza y se empujó profundamente, una vez, dos veces. 

Intenso calor destelló desde su ingle, una jodida llamarada solar disparando desde su polla, y Min dejó escapar un grito áspero. Presionó su frente contra la pared para sostenerse mientras se vaciaba dentro de la garganta de Jun por lo que le pareció una eternidad. Hasta que Min se sintió pesado. Escurrido. 

Desangrado hasta quedar seco.

Pasaron varios segundos antes de que el cerebro saturado de endorfinas de Min volviera a funcionar, y darse cuenta del sonido del susurro de las ropas. 

Cuando recobró el uso de sus músculos, Min miró hacia abajo. Jun se había sentado en el suelo, a sus pies, con la espalda contra la pared. Con los ojos cerrados, tenía un aspecto satisfecho en su rostro. En algún momento, Jun se había hecho más presentable, con sus pantalones ahora con la cremallera cerrada. 

Por desgracia, todavía necesitaban salir de aquí. Y lo harían.

Tan pronto como Min pudiera respirar sin hacer tanto ruido.

Alguien se rio por el pasillo, y Min se puso tenso, buscando a tientas arreglar la parte delantera de sus pantalones. Si Hongki los encontraba aquí, lo pagarían con creces. 

Min se agachó y jaló de Jun para que se levantara. El hombre se tambaleó por un momento, y la culpa se deslizó profundamente en Min. Jun no estaba en condiciones de tomar decisiones importantes, como por ejemplo si deseaba a su exnovio o al falso. 

O a quién de los dos darle una mamada. 

Maldición.




─Tenemos que llegar a casa antes de que te desmayes ─dijo Min. 

─Eso no va a pasar ─dijo Jun, con los ojos todavía cerrados─. Sólo disfruta del zumbido post-orgásmico, ¿ya sabes? 

Diablos, sí. Min lo sabía. 

─Creo que ya zumbamos suficiente ─dijo Min con sequedad. 

Con la mano en el codo de Jun, Min abrió la puerta y lo condujo por el pasillo, rogando contra toda esperanza que no se encontraran con nadie en el camino. Pero cuando los dos doblaron por la esquina, Hyun, Saeng, y Hongki todavía estaban de pie en el vestíbulo de la puerta principal, hablando. Los tres se volvieron para ver a Jun y Min. 

«Atrapados» 


El rostro de Hyun estaba completamente sin expresión, Saeng parecía divertido, y Hongki... 

Hongki parecía que estuviera a punto de matarlos. Porque sí, hombre. El cabello despeinado de Jun, sus labios maltratados y enrojecidos, y la expresión aturdida en su cara los delataba. 

─Esta ha sido la mejor fiesta de la historia ─dijo Jun con voz cantarina. 

En su interior, Min hizo una mueca, pero mantuvo su expresión insulsa. ─Ha bebido demasiado. 

Saeng se rio. ─Y podemos adivinar lo que ha estado bebiendo. 

Min fingió como loco que su rostro no se estaba ruborizando como si las mismas llamas del infierno se reflejaran en su cara, manteniendo su tono uniforme. 

─Gracias por tu hospitalidad, Ki. ─Min se negó a mirar a los ojos a su amigo─. Encantado de conocerte, Saeng.

─Buenas noches a todos. ─Jun agitó su mano, con una sonrisa en su rostro mientras Min prácticamente lo arrastró hacia la puerta principal─. Min , prométeme que vamos a hacer eso de nuevo cuando lleguemos a casa. 

Detrás de ellos, Saeng se rio. Min apenas suprimió un gemido mientras empujaba a Jun fuera del condominio, cerrando la puerta en la mirada acusadora en el rostro de Hongki. 

*********

A la mañana siguiente su conciencia se despertó por niveles. El débil dolor en la cabeza de Jun le había hecho abrir un parpado con cautela, la luz no era lo más bienvenido para sus percepciones sensoriales en estos momentos. Flexionó su mano contra un muslo duro como piedra, y presionó su erección mañanera contra la espalda baja de Hyun. Abrió su único ojo un poco más, viendo el edredón de rayas en su cama king-size, las paredes azul cobalto y una cómoda de caoba más allá. Pero algo se sentía fuera de lugar. 

Jun frunció el ceño ante el omóplato con una línea de piel arrugada, una cicatriz púrpura que se había curado hacía años. Pero... Hyun no tenía ninguna cicatriz en la espalda. Y eso no era lo único que no concordaba. El cabello parecía demasiado claro y los hombros demasiado amplios y la piel demasiado bronceada y… 

Y dulce Jesús, Hyun ya no vivía aquí. Tampoco era tan grande como el hombre en su cama. 

«Min» 

El pecho de Jun se contrajo, apretando el aire dentro de sus pulmones mientras lo ocurrido la noche anterior volvió a él a toda velocidad. Min se veía lo suficientemente bueno para comérselo en su elegante ropa. Sus brazos alrededor de Jun, los duros músculos, y su fabuloso olor. Estar atrapado entre Min y la pared.

El beso. 

«Le hice una mamada» 

Calor pinchó el cuello de Jun. Y entonces había sido el viaje de regreso a casa. Tenía vagos recuerdos de sus manos por todos lados de Min. Honestamente, ¿cómo el hombre había logrado conducir su camioneta? Y cuando ellos habían entrado en casa de Jun, él... 

«Mierda»

Jun prácticamente había arrastrado a Min a su dormitorio y lo empujó sobre la cama, abalanzándose sobre el tipo como si el apocalipsis zombi se vislumbrara cerca y Jun estuviera decidido a exprimir la mayor cantidad de orgasmos de Min, como le fuera posible, antes de que los alcanzara. 

Aceptémoslo, Park Jung Min era más grande y más fuerte que Jun. Tenía al menos unos siete centímetros y unos buenos kilos más que él, todo músculo. En cualquier momento durante las mortificantes acciones de Jun, si Min hubiera querido habría dominado a Jun, apartándolo con facilidad. Pero, aun así, Jun recordó lo suficiente como para darse cuenta de que había atacado la ropa de Min como si fuera una afrenta a la naturaleza. 

Todo el tiempo enumerando las formas en que él iba a hacer que Min se corriera. Cuan bueno se sentía ser follado. Lo mucho que amaría Min ser el de abajo. 
Dilucidando con sumo detalle cómo exactamente él sería el de arriba. 

Pero después de ser desviado por un momento de frottage (Actividad sexual no penetrativa en la que se consigue la estimulación mediante el roce y frotamiento de los genitales.) ─ y corriéndose, de nuevo─ Jun se había desplomado en la cama, exhausto. 

Tenía recuerdos borrosos de Min limpiándolo y preguntándose cómo un hombre tan rudo y duro podía ser tan amable, justo antes de que se desmayara. 

Por qué Min no se levantó y se fue era un misterio para él. A las tres de la mañana, un fuerte dolor de cabeza había interrumpido su sueño, por lo que había ido por una botella de agua y tres ibuprofenos. Afortunadamente, su merodear a mitad de la noche ahora significaba que su dolor de cabeza se redujo a un leve dolor sordo, pero los residuos restantes de su resaca eran el menor de sus problemas. 

Ahora tenía que averiguar qué hacer con Min. 

El teléfono celular de Jun sonó en la mesita, y él miró por encima del hombro de Min. El número de Hongki apareció en la pantalla antes de ir al buzón de voz, y Jun se dio cuenta de que ahora tenía veinticinco mensajes no leídos. No había necesidad de preguntarse quién los había enviado. 

La mirada de Jun bajó hacia Min, las gruesas pestañas fuera de lugar en su tosca cara. Con una mano bajo su almohada, y la otra descansando al lado de su cabeza, Min se veía relajado mientras dormía. La mano de Jun en el muslo del hombre era un problema, sin hablar de cómo su pene estaba delirantemente feliz presionado a lo largo de la parte superior del culo de Min. 

Jun ignoró el olor de sudor, semen y hombre, porque necesitaba salir de esta cama. Pero cuando fue a retirar su mano, se detuvo. Y antes de que pudiera detenerse, su dedo recorrió suavemente la cicatriz que recubría el omóplato de Min. 

─Buenos días ─dijo Min. 

Jun tragó con fuerza e imitó el tranquilo tono de nosotros-no-simplemente-dormimos-juntos de Min. ─¿Cómo te hiciste esta cicatriz? ─Esa pregunta se sentía infinitamente más fácil de hacer que preguntarle qué pasaría cuando dejaran esta habitación. 

─Puñalada de una botella rota ─dijo Min. 

─¿Qué edad tenías?

─Quince. 

Quince. Jun miró la cicatriz lineal. La respuesta abrió una nueva línea de preguntas que moría por seguir. A esa edad Min había estado sin hogar. 

─¿Qué pasó? ─dijo Jun. 
La pausa que siguió fue larga, y Jun se preguntó si Min le respondería. 

─Había estado en las calles desde hacía seis meses, cuando una noche me encontré con un chico de mi edad ─dijo Min─. El tipo con el que lo encontré estaba siendo realmente muy rudo, así que me detuve a ayudarlo. 

La pieza final del rompecabezas se deslizó en su lugar. ─Kyu. 
Y así fue como los dos hombres se habían hecho amigos. 

─Sí. Conseguí la cicatriz en la pelea, pero me las arreglé para hacerle sudar tinta a ese cabrón abusivo ─dijo Min. 

Jun sabía la respuesta antes de que él preguntara. ─¿Estaba Kyu prostituyéndose?

Mientras Jun esperaba una respuesta, en algún lugar de su calle un vecino hizo sonar una bocina y un perro comenzó a ladrar en respuesta. Era otra perezosa mañana de domingo en el barrio de Jun. Pero nada se sentía normal hoy. 

─Él estaba haciendo lo que tenía que hacer para sobrevivir ─respondió Min, con un hilo defensivo en su tono─. Me mostró un mejor lugar para dormir, y yo le mostré los mejores lugares para encontrar comida. 

Después de un breve momento de debate interno, Jun decidió que tenía que preguntar. 

─¿Lo amabas? ─dijo Jun. 




─¿Lo amabas? ─dijo Jun. 

El tono de voz de Min cambiaba cada vez que hablaba de su amigo fallecido. Y una parte de Jun esperaba que hubiese habido algún sentimiento romántico por parte de Min, porque si él había amado a un hombre antes, eso significaba que había esperanza de que él y Min pudieran tener más. 

Y no mantenerse distraído con esos estúpidos, estúpidos pensamientos. 

─No, no como tú lo estás pensando ─dijo Min. 

Jun trató de no mostrar su decepción. ─Pero aún lo extrañas. 

─Cada maldito día. 

Varios segundos se convirtieron en minutos, hasta que la realidad fue demasiado para Jun. Estaba en la cama con un hombre, había tenido sexo con un hombre que realmente nunca podría ser más que un novio falso. Escapar de repente pareció una necesidad. 


Iba a quitar su mano del muslo de Min, pero Min llevó su mano hacia atrás y atrapó la mano de Jun debajo de la suya, acelerando el pulso en su muñeca. 

─Tú prometiste que me mostrarías cómo se sentía ─dijo Min. 

Por primera vez desde que empezaron a hablar, Min giró la cabeza para mirar a Jun. El hombre tenía un caso serio de sexy cabello acabado-de-salir-de-la-cama, con sus párpados todavía pesados por el sueño. Pero su mirada ardía con conciencia. 

─Pero te desmayaste antes de poder seguir adelante ─Min continuó. 

Jun parpadeó, obligando a su boca a trabajar. ─¿Cómo se sentía qué? 

Min arqueó su espalda, la base de la dura polla de Jun ahora se presionaba firmemente contra la parte superior del culo desnudo de Min, enviando una emocionante sacudida por la columna de Jun.

─Cristo, Min. ─Las palabras ásperas salieron, sin control─. Anoche fue una locura. La tensión en la fiesta fue épica. Estabas tratando completamente de probar que Hyun estaba equivocado. ─Jun se frotó la cara─. Por no hablar de ese momento tan incómodo en la cocina, y entonces bebí demasiado. Prácticamente te forcé… 

─Al diablo con eso ─dijo Min con el ceño fruncido, poniendo fin a la sucesión de palabras de Jun─. No me forzaste. Y si me hubiera querido ir, simplemente me habría ido. 

─Tú no deberías estar durmiendo conmigo. ─Jun modificó su declaración─. Yo no debería estar durmiendo contigo. 

Levantó una ceja de manera perezosa. ─Es un poco tarde para que estés diciendo eso ahora. 

¿No debería estar el hombre mucho más perturbado por los acontecimientos? ¿Y eso podría significar algo más? La esperanza hizo que Jun dejara caer su frente en el hombro de Min. 

─Mierda ─susurró Jun. 

Demasiado tarde resumió la situación perfectamente. Demasiado tarde para retractarse de todo lo que había hecho con Min—bueno, quizás lo que le había hecho a Min sería una descripción más apropiada. Demasiado tarde para volver al tiempo en que Jun pensaba que Min era un mecánico con una bocota locuaz en vez de un hombre que había sobrevivido a las calles, iniciando además un negocio exitoso. Un hombre que había arriesgado su vida para defender a un completo desconocido. 

─No tiene sentido pretender que no me deseas ─dijo Min, y Jun podía oír la diversión en su voz─. Ayer por la noche fue una especie de regalo. 

A pesar de todo, Jun sonrió contra el hombro de Min. ─¿Qué parte? ─Levantó la cabeza para mirar a Min de nuevo─. ¿Cuando te ataqué en la oficina de Hongki o cuando te clavé en mi cama?

─Sí a ambas. Y luego me aseguraste una y otra vez acerca de lo bueno que se siente estar abajo. Estabas divagando. —Arrugas enmarcaban sus ojos mientras sonreía─. Lo haces a veces cuando estás nervioso. 

─Lo siento. 

─No lo hagas ─él sonrió─. Averigüé una manera de lograr que lo dejes de hacer, aunque el beso me tomó un poco por sorpresa. Pero, ¿en serio? La mamada me voló los sesos. ─Min levantó una ceja─. Eres muy bueno en eso. 

La garganta de Jun se sentía tan seca como una tostada vieja. ─Como dijo Hongki, un chico tiene que tener un hobby. 

Cristo, que cosa tan estúpida para decir. 

Min miró hacia adelante, ya no correspondiendo a la mirada de Jun. ─No soy de los que hablan sucio durante el sexo, pero durante nuestra, uh... ─se aclaró la garganta─, sesión de frotamiento mutuo, entraste en detalles explícitos acerca de cómo exactamente me ibas a follar. 

Jun cerró los ojos. Gracias a Dios Min había usado la palabra mutuo. Jun odiaría que él pensara que lo había utilizado como un poste de follar. 

─No soy demasiado orgulloso para no admitir que las palabras me encendieron totalmente ─Min continuó. 

Los labios de Jun se torcieron con ironía. ─¿Supongo que eso significa que no te suscribes a la teoría de que tomar por el culo te hace menos hombre? 

─Diablos, no. Es sólo sexo. No significa nada. 

«Es sólo sexo. No significa nada»

Bueno, Maldita sea. Esas palabras no eran reconfortantes. Jun sabía que su enamoramiento había ido en picada a niveles mucho más profundos en el momento que se habían besado. Pero no estaba dispuesto a admitir la verdad, que podría haberse enamorado un poco de Min durante su refrescante franqueza acerca de su escasa educación y su negativa a sentirse menos a causa de ello. 

Completamente inconsciente y en paz con su pasado, Min estaba orgulloso de su vida. Ese tipo de confianza en sí misma era entrañable e increíblemente sexy.
Y por lo visto impedía que sintiera cualquier clase de persistente prejuicio acerca del sexo. 

Min se inclinó hacia delante y abrió el cajón de la mesita de noche de Jun, sacando el lubricante y varios condones. 

Cuando Min miró por encima del hombro y captó la mirada de sorpresa de Jun, él dijo: ─Anoche me mostraste en dónde guardabas tus suministros. 

Por supuesto que lo había hecho.

Calor subió por el rostro de Jun. No había tiempo para pensar en la vergüenza, porque Min se deslizó hacia atrás hasta que la polla de Jun se presionó a lo largo de la grieta del culo de Min de nuevo, y el golpe de placer paralizó a Jun. 

Min pareció darse cuenta de que Jun no se había movido. 

─¿Quieres que me vaya? ─dijo Min.

─No deberíamos estar haciendo esto.

─No es lo que te pregunté. ¿Quieres que me vaya?

Jun quería un montón de cosas, como los labios abiertos de Min debajo de los suyos en un beso de verdad. Pasar su lengua a través de esa cicatriz en el hombro de Min. Sentir a Min corriéndose en su boca sin los efectos del embotamiento por el alcohol. Min a cuatro patas, con Jun detrás de él. El adelante de Min. Sí, él quería un montón de cosas. 

Min yéndose no era una de ellas. 

─Yo quiero que te quedes ─dijo Jun. 





Min soltó un suspiro y rodó sobre su estómago, extendiendo sus piernas. Se cruzó de brazos y plantó su frente en sus muñecas. 

La hermosa vista de Min extendiéndose ante él en una posición tan vulnerable hizo que los dedos de Jun se volvieran torpes. Después de dos intentos, Jun finalmente logró abrir la tapa del lubricante. Consciente de la relativa inexperiencia de Min, Jun aplicó una cantidad generosa-al-punto-del-desastre de líquido en sus dedos. Jun rozó su agujero, y Min se puso tenso. 

Jun se inclinó hacia adelante y presionó su boca en la cicatriz, rastreando las protuberancias de carne de color morado con sus labios. ─Tranquilo ─murmuró contra la piel de Min. 


Y mientras Jun recorría con su boca a todo lo largo de los nervudos músculos de la espalda de Min y le acariciaba el fruncido agujero con el pulgar, Min se derretía lentamente, su cuerpo cada vez más laxo. Pasaron unos minutos, y Jun sintió suficiente confianza en el estado de Min para dar el siguiente paso.

Irrumpió por el anillo de músculo con el dedo, y un ligero estremecimiento recorrió el cuerpo de Min, tan maleable en los brazos de Jun como era tan duro e inflexible fuera de ellos. Rendido a Jun con confianza. Dándole el poder con total sumisión.
Durante dos años, Jun había sido feliz dejando que Hyun tomara el control en la cama. Pero esto... 

Jun sabía que el sexo con Min no estaría alineado con planes a largo plazo. Sin embargo, no iba a preocuparse por eso. Por una vez Jun quería todo, quería ser codicioso, descuidado e irreflexivo, a pesar de que la necesidad era aterradora y excitante a partes iguales. 

Dejando que Min se fuera acostumbrando a la sensación, Jun pasó más minutos de los necesarios con un solo dedo, follándolo lentamente. Viendo como la respiración de Min se hizo más trabajosa, su excitación era evidente. La vista hizo que Jun se sintiera invencible, lo que le hizo estar más decidido a hacer esto bueno para Min. 

Jun avanzó a dos dedos, alentado cuando Minse mantuvo en silencio, sin protestas a la vista. De hecho, Min comenzó a empujar sus caderas contra la cama, y el ocasional gemido que se le escapaba, era apenas audible. Todo eso cambió cuando Jun rozó su próstata.

Min siseó, y sus manos se lanzaron hacia adelante para agarrar la cabecera. 

─Jesús ─Min gimió, arqueando la espalda.

─¿Se siente bien? 

La respuesta de Min llegó en forma de un gemido, y alzó su culo en un silencioso ruego, empujando contra los dedos de Jun. Jun sonrió. El hombre podría no hablar mucho durante el sexo, pero los ruidos que retumbaban en su garganta eran más sexis que todas las explícitas palabras del mundo juntas. 

Dios, era terrible que los recuerdos de anoche estuvieran velados por el zumbido del alcohol. 

─Tú descripción acerca de esto no le hace justicia ─murmuró Min. 

─¿Descripción?

─Próstata.

Jun no tenía ni idea de lo que había dicho la noche anterior. Pero él sabía exactamente lo que Min estaba hablando. 

─¿Te refieres a esto? ─dijo, y rozó el sensitivo bulto de nuevo.

Min se puso rígido y dejó caer su frente en el colchón. ─Dios, sí ─dijo─. Sólo... sí.

Con la adición de un tercer dígito, Min empezó a impacientarse. Así que Jun aumentó el ritmo, y Min pareció satisfecho. Pero no por mucho tiempo. Pronto el bamboleo de sus caderas era todo acerca de tomar más de los dedos de Jun como de la búsqueda de la fricción contra la cama.

─Jun─Min susurró con voz ronca, sus dedos agarrando el cabecero─. ¿Qué demonios estás esperando? 

Necesidad y anticipación golpeaban a través de él, y Jun brevemente cerró con fuerza sus parpados. Luchando para frenar un poco sus emociones, se enfundó en el condón y se aplicó algo más de lubricante. Con una mano alineó su polla contra el culo de Miny, tan suavemente como pudo, se deslizó en su interior. 

Los músculos tensos agarraron su polla, pero se mantuvo firme, y luego Jun irrumpió a través del anillo, hundiéndose cada vez más. Sus ojos casi se cruzan por la agradable presión y el calor y maldición, maldición, maldición necesitaba espabilarse antes de perder por completo el control. 

Se conformó con estocadas poco profundas para que Min se habituara a la sensación de estar lleno más allá de su capacidad, gradualmente incrementando su ritmo. El sudor brillaba a lo largo de la espalda de Min. Atraído por la vista, Jun probó el salado sudor de su hombro. No podía ver la cara de Min para evaluar si le estaba haciendo daño o no. Pero el silencio de Min era un cambio con respecto a antes. 

─¿Te está doliendo? ─preguntó Jun. 

─No ─dijo Min, su voz tirante─. Es que esto no es... 

Jun levantó las caderas de Min , acomodando al hombre a cuatro patas. ─Sobre tus codos, Min─dijo Jun, mientras presionaba con su mano suavemente sobre la espalda de Min. 

Min accedió, poniendo sus codos sobre la cama, con el culo en el aire. Y, Cristo, si la vista casi no hace que Jun se corriera. Una vez que controló su respiración de nuevo, se salió, y con sus palmas presionadas entre los omóplatos de Min, se empujó profundamente. 

─Ahí ─Min gritó─. Maldita sea, justo ahí. 

El nuevo ángulo permitió que Jun impactara directamente en la próstata de Min con casi todos sus golpes. Al menos Jun pensaba que así era porque los sonidos de lloriqueo que ahora escapaban de la boca de Min con cada empuje se volvían agudos, los sonidos de lamentos pasaban a uno de estar a punto de disparar su carga. 

─Oh Dios ─dijo Min respirando temblorosamente, y bajando su rostro a la cama─. No puedo... 

Todo acerca de la posición de Min─su frente apretada contra las sábanas, las piernas extendidas─ gritaba por más. La visión casi empujó a Jun por el borde. Pero las jadeantes palabras que venían de la boca de Min dejaron a Jun preocupado. 

─No puedes, ¿qué? ─Jun continuó bombeando sus caderas. 

Por encima de su hombro, Min miró a Jun. Con sus ojos salvajes, sus mejillas sonrojadas, y su boca entreabierta y jadeante, Min parecía un hombre en el borde. Y verlo así, por el mismo hecho de que Jun era quien había puesto a Min en tal estado, lo emocionó hasta la médula. Pero el no puedo que se deslizó de Min nuevamente, trajo a Jun de nuevo a la realidad. 

Jun retrocedió hasta que su erección casi estaba libre, pero no se atrevió a retirarse completamente. Odiaba la idea de decepcionar a Min tanto como odiaba la idea de llevar esto hasta su final. 

─¿Quieres que me detenga? ─preguntó Jun. 
Dulce Jesús, que le dijera que no.




Demasiado ido como para poder murmurar un ¡Diablos, no!, Min llevó una mano hacia atrás y tiró de la cadera de Jun hasta que su polla estuvo enterrada hasta la empuñadura. El pequeño manojo de nervios hambrientos enloqueció nuevamente, como si hubiera estado esperando una eternidad para esta comida en particular, y los párpados de Min se cerraron.

Dios, por esto había valido la pena la incomodidad inicial. Tan malditamente la pena.



Con el pecho agitado, mantuvo su mano clavada sobre Jun, presionando sus cuerpos con fuerza mientras Min luchaba contra el orgasmo que amenazaba con llegar demasiado pronto.
Ayer por la noche durante su sesión de frotamiento, los dedos traviesos de Jun jugando con el agujero de Min habían sido una revelación. Entre la sensación y las palabras de Jun, una imagen de ellos en esta misma posición apareció en el cerebro de Min, y al instante había disparado su carga. La fantasía lo había dejado putamente sorprendido.

A través de los años, había disfrutado más de su cuota justa de mamadas y frotamientos uno a uno con una mujer. Sus experiencias pasadas le hicieron más fácil condonar las actividades placenteras de la noche anterior como comprensibles, incluso familiares.

¿Pero esto? Min clavó sus dedos en la cadera de Jun , sosteniéndolo cerca. Esto nunca lo había considerado antes.

Min se sintió por fin con el control suficiente para gemir las palabras. ─No. Pares. Fóllame.

Jun soltó el aire que parecía estar conteniendo en un silbido, su mano firme sobre la espalda de Min.
─Gracias a Dios ─dijo Jun con voz áspera.

Y entonces empezó a follar a Min en serio, las delgadas caderas de Jun cavando profundo, profundo, profundo.

Los ojos de Min se pusieron en blanco. Abandonando toda pretensión de seguirlos manteniendo juntos, dejó escapar un largo y bajo gemido de apreciación. O de agradecimiento. O de por favor quiero más. No sabía cuál. Y segurísimamente no le importaba. Apretando los nudillos, Min se aferró a las sabanas con los puños, ahora sintiéndose tan dilatado, tan abierto que comenzó a suplicar literalmente, lloriqueando una vergonzosa sucesión de palabras a medio formar.

Le gustaba tener a Jun rodeándolo. Por encima de él. Fijándolo a la cama.
Dominándolo.

─Yo... ─Min dejó escapar un jadeo.

El sudor se deslizó por sus sienes. La intensidad amenazaba con derribarlo, más grande que cualquier cosa que alguna vez había experimentado antes. Sus rodillas cada vez más temblorosas, esforzándose para mantener la espalda en una posición que siempre proporcionara el ángulo correcto para el máximo de placer. Sus músculos gritaron por alivio. Su cuerpo pedía a gritos la liberación.

Jun agarró a Min en respuesta con firmeza, sus caderas impulsándose con un golpe contundente.
Y el orgasmo lo golpeó con una sorprende explosión, despojando a Min de lo último de su fuerza, y se desplomó. Jun lo siguió, sosteniéndose en sus brazos y embistiendo el culo de Min mientras él también se corría. Min disparó y disparó hasta que pensó que su cerebro había sido licuado y expulsado de su cuerpo.

Completamente ido. Absorto en las sábanas.
Nunca podría ser encontrado.

No podía haberse quedado en blanco por más de un segundo o menos, pero bien podría haber sido toda la vida. Cuando Min volvió a sus sentidos, sentía como si se hubiera mudado lejos desde hace años y luego trató de regresar a casa... un hogar que había dejado atrás por mucho tiempo y que todo parecía diferente cuando regresó.

El pecho de Jun se presionó contra la espalda de Min, sus pieles bañadas en sudor se deslizaban una contra la otra, mientras que ambos luchaban por aspirar el oxígeno suficiente.

─Jesús, Jun─Min dijo con voz ronca─, olvidaste mencionar la parte en la que me siento como si me hubiera atropellado un tráiler. Un muy grande camión tráiler. ─Se mordió la mejilla, esperando no sonar como una completa zorra─. ¿Cuándo podemos hacerlo de nuevo?

Sintió la sonrisa de Jun contra su cuello. ─¿Cuándo crees que te recuperarás?

Min soltó un bufido cansado. ─La próxima semana, si…

Un tintineo de vidrio sobre vidrio provino de la sala, y los dos se quedaron helados. Antes de que Min pudiera procesar lo que significaba ese sonido, Jun había saltado de la cama, su polla haciendo una salida impresionante del culo de Min y causando que sus músculos se contrajeran dolorosamente.

Min siseó en señal de protesta.
─Cristo, lo siento ─dijo Jun antes de cruzar la habitación para mirar por la ventana hacia la calle─. El auto de Hongki está aquí.

Con un gemido, Min hundió la cabeza entre sus brazos. Todo lo que quería era disfrutar de la sensación que le había dejado la paliza sexual que le habían acabado de dar antes de tener que lidiar con lo que eso significaba para él y su amistad con Jun. ¿Y ahora tenía que lidiar con Hongki?

El hombre que se había convertido en compañero de trinchera de Min durante la batalla para mantener vivo a Kyu y luego durante el lento deslizamiento de Kyu hacia la muerte. Durante esos días oscuros, Min habría perdido su jodida mente sin Hongki. Pero Min sabía que su historia compartida no lo salvaría de las opiniones de su amigo.

Min a regañadientes se dio la vuelta y se levantó de la cama, mirando a Jun. Por alguna razón, no quería que Jun escuchara lo que Hongki tenía que decir.

─Ve a tomar una ducha ─dijo Min, mirando a su alrededor para encontrar su ropa. Cuando eso fracasó, cruzó por el suelo, tomó una toalla del cuarto de baño, y la remojó con bastante agua para limpiarse─. Yo me encargo de Hongki hasta que termines.

Min anudó una segunda toalla alrededor de su cintura y esperó a que Jun entrara en la ducha. Tenso, pero decidido, Min caminó por el pasillo, planeando su defensa en previsión a su inminente enfrentamiento con su obstinado amigo.

Después de que Jun se había desmayado en la cama la noche anterior, Min había pasado treinta minutos "Googleando" en el ordenador acerca de la bisexualidad antes de abandonar. Curioso cuando empezó. Veinticinco minutos más tarde, luchando para no volverse malditamente loco. Había pasado de tener unas pocas dudas acerca de sí mismo a una loca y jodida confusión tamaño extra gigante.

¿Qué jodidos eran todas esas etiquetas? Homosexual y heterosexual, genial. Bi-curioso y bisexual, bien. Pero entonces vinieron pansexual, omnisexual, polisexual, y.... fluido. «Fluido». ¿Qué diablos significaba eso?

En serio, ¿cómo podía un concepto bastante sencillo llegar a ser tan complejo? Sólo una cosa Min sabía con certeza. Él no era transgenero o transexual. Le gustaban las tetas y apreciaba sus cualidades estéticas, pero seguro como la mierda que no quería tener alguna.

Por desgracia, el único descubrimiento apenas ayudó. Así que apagó el ordenador de Jun y recurrió a su lema de toda la vida. Al destino le gustaba partirle la madre a la gente, lo que quería decir que cuando encuentras algo que se sienta bien, ve por ello.

Hasta ese momento, todo con Jun definitivamente se había sentido muy bien. Así que Min se había arrastrado sabiamente de vuelta a la cama de Jun, anticipando esta mañana, y en retribución había experimentado el oh-santo-jodido-orgasmo de toda su vida. Sí, volver a la cama de Jun había sido una decisión muy sabia.

Excepto por la parte en donde se había olvidado de cerrar la puerta delantera...

Con un suspiro resignado, Min llegó a la sala y se apoyó contra la entrada. Más allá de los muebles de cuero en torno a una mesa de café de cristal, Hongki estaba en el minibar vertiendo zumo de tomate en un vaso. Ki llevaba jeans y un jersey ceñido al cuerpo que abrazaba su delgada figura, y sus hombros parecían tensos.

─¿Cuánto tiempo llevas aquí? ─preguntó Min.

Hongki se giró para mirarle, parpadeó y lentamente dejó el vaso sobre el mostrador. ─Lo suficiente para captar el sonido del acto final.

Min recordó cómo habían pasado de la explosión nuclear hasta el final, imaginando sus cerebros filtrándose de la cama. Y Ki estaba mirando a Min como si hubiera perdido la cabeza.

«Uh, Sí. Sobre eso...»

─¿Qué diablos estabas pensando, Jung Min?

El rostro de Min quemó, y se aseguró que la toalla estuviera bien apretada alrededor de su cintura mientras varias respuestas sarcásticas vinieron a su mente.

«Estaba cansado de jugar para el mismo equipo»
«De repente tuve la tentación de experimentar la vida como si fuese la pequeña cuchara»  (Cuando dos personas se abrazan en cucharita en la cama)
«Quería ser capaz de usar la camiseta estampada con Tu Chupas, Y Me Gusta Eso En Un Hombre que me diste»

Pero Min sabía que una respuesta impertinente sólo lograría empeorar las cosas. En cambio, se limitó a mirar a Hongki y esperó a que continuara.

─Espera, olvida eso. ─Ki tomó un sorbo de su jugo de tomate─. Es obvio que no estabas pensando.

─Hombre, no hay necesidad de que consigas tener tus bragas de seda en un calzón ─dijo Min ─. Cálmate un poco.
─Yo no me pongo bragas de seda ─dijo─. Y, no, no me voy a calmar. Estás llevando tu actuación de novio sustituto más allá de lo que cualquier ser humano racional consideraría razonable. Yo podría haberlos escuchado, pero Hyun estaría demasiado lejos de apreciar lo fuerte que Jun gimió cuando tú… Lo. Estabas. Follándo.

Esa última frase empezó como una declaración y terminó como una acusación.

Odiando que eso lo hiciera sentir a la defensiva, Min se cruzó de brazos. ─No me follé a Jun. Él me folló.

La cara de Hongki lucía realmente como la de un pez de colores, con ojos saltones, boca abierta, y todo eso. Al parecer, no sólo había oído el final, también había asumido demasiado acerca de la posición.

Ki finalmente parpadeó, volviendo a la vida y cruzó por la gruesa alfombra de camino hacia el sofá. ─¿Has estado bebiendo?

─No.

─¿Tomando popper?

—No.

─¿Secuestrado por extraterrestres queer?

La carcajada casi dolía. ─No. Simplemente le pedí que me follara.

Las piernas de Hongki parecieron ceder, y él se dejó caer en el sofá de cuero con la fuerza suficiente para desencadenar un silbido de aire por la amortiguación. Por primera vez desde que Kyu los había presentado oh hace tantos años, Ki se quedó sin habla durante cinco segundos. Min no había pensado que el hombre tuviera esa capacidad.

La vista era casi digna del lío en que Min se encontraba ahora metido.
Casi.

─No entiendo ─dijo Min─. Técnicamente yo debería ser el que se estuviera volviendo loco aquí. Pero, honestamente, no creo que haya ninguna razón para hacer un gran problema de todo el asunto. ─Además, reprochárselo ahora sería más o menos inútil. Dylan entró en la habitación y se sentó, orgulloso de sus increíbles habilidades de razonamiento y su tono despreocupado─. Dormir con hombres es bastante normal para ustedes dos.

─Sí, pero dormimos con hombres que son gais ─dijo Hongki.

─Eso no es lo que me dijiste en el pasado.

─Buen intento ─dijo Ki─. Pero no estamos hablando de mí en este momento.

─Sí. ─Los labios de Min se torcieron con ironía─. Es curioso cómo nunca hablamos de ti. ¿Por qué es eso, Hongki?

Hongki no le ofreció más que una inexpresiva mirada, la que cambió cuando Jun apareció en la entrada. Bueno, a Min le vendría bien un poco de ayuda aquí. Con su cabello oscuro húmedo, y en jeans y una camiseta, Jun le echó una mirada a la cara de Hongki ahora con el ceño fruncido e hizo una mueca.

─Necesito un café ─dijo Jun y se giró para dirigirse a la cocina.

─¡Vuelve aquí, amiguita! ─dijo Hongki y Jun se giró lentamente, claramente preparándose para la batalla.
Hingki continuó─. Tenemos que aclarar algunas cosas.

Después de una pausa de dos segundos, Jun entró en la sala. Y de repente, Min ya no estaba tratando más con Hongki, especialmente con Jun tan limpio y oliendo tan bien y viéndose como si necesitara de Min para conseguir estar bañado en sudor de nuevo.

Min dejó escapar un suspiro.

Jesús, él en realidad era una puta.




Jun había aprendido hace mucho tiempo que llevarle la corriente a Hongki facilitaba mucho las cosas a largo plazo, por lo que se apoyó contra la pared. Aunque quería terminar con esta confrontación de una vez, ya que necesitaba desesperadamente un poco de cafeína. Huir también sonaba bastante atractivo. 

Huir de la caliente, cómplice mirada de Min. De la confusión que hacía que sus entrañas se torcieran en nudos. Y de lo nada bueno que salía siempre que Hongki le llamaba amiguita.

─Te sugerí que empezaras a salir de nuevo ─dijo Hongki, frunciéndole el ceño a Jun─. No que brincaras a la cama con un hombre hetero.

─Te acuestas con hombres heteros todo el tiempo ─dijo Jun. 


Una carcajada salió disparada de Min, y Hongki le lanzó al hombre una mirada asesina. Min apretó los labios, claramente luchando para sofocar el resto de su diversión. 

─No estamos hablando de mí ─dijo Ki─. Estamos hablando de ti, Jun. 

─Esta conversación suena muy familiar ─murmuró Min.

Hongki no le hizo caso. ─Soy muy consciente de la tendencia de Min a follarse todo lo que se mueve.

─¡Hey! ─Jung Min disparó desde donde estaba sentado.

¿Había protestado porque esa acusación era falsa o porque Hongki había dicho la verdad? Jun se esforzó por fingir que la respuesta no le importaba.

─Está bien, entonces a la inversa, no eres lo suficientemente ligón ─Hongki le dijo a Min, y los hombros de Jun cayeron.

»─Durante la semana, prácticamente tengo que sacarte a rastras de ese taller tuyo. Pero el fin de semana, sólo Dios sabe. Tú estás con una mujer diferente cada viernes y sábado por la noche, Min. Por el amor de Dios, ni siquiera puedes comprometerte con una sola marca de motocicleta.
Jun dejó escapar un bufido, divertido por las palabras, hasta que el enfoque de Hongki volvió a cambiar.

─Y tú... ─le dijo a Jun, y los músculos de Hyung Jun se tensaron para entrar en batalla. Hongki se puso de pie y empezó a caminar mientras proseguía─. Acabas de salir de una relación de dos años —una relación por la que estabas de duelo hace apenas unas semanas. ¿Y ahora vas y te enganchas con Min? ─Hongki se detuvo frente a Jun─. ¿Podrías ser más idiota? 

Probablemente no.

─Dame un minuto ─dijo Jun secamente─. Estoy seguro de que se me ocurrirá algo.

Min volvió a reír, y Hongki le frunció el ceño. ─Esto no es cosa de risa.

Claramente luchando por contener la risa, Jung Min se frotó la barbilla y miró a Jun, probablemente con la esperanza de obtener un poco de solidaridad cuando se trataba de un Hongki seriamente exaltado. Pero Jun estaba demasiado ocupado tratando de no perderse en su mirada y recordar la expresión salvaje en el rostro de Min mientras Jun golpeaba con fuerza dentro de él por detrás. 

Aún le resultaba difícil asimilar la vista.

Pasaron varios segundos, y los ojos de Min se oscurecieron, dejándolos caer en el cuerpo de Jun. El arrastre de su mirada era como un contacto físico, robando el aliento de Hyung Jun. Y, por un loco momento, pensó que Min iba a cruzar la habitación y arrastrar a Jun de vuelta al dormitorio.

Cristo, todavía estaba desgastado y zumbado desde esta mañana. Hongki tenía razón. La libido de Min claramente funcionaba a todo gas.

Jun estaba tratando de decidir si eso era bueno ─o malo─, cuando Hongki entró en su línea de visión, bloqueando la mirada de Jun.

─Dejen de follarse con los ojos, ustedes dos. ─Hongki se volvió hacia Min─. Jung Min, ¿eres bisexual?

Las palabras golpearon el aliento de Jun, y Min se vio obligado a tener que contestar a esa pregunta. Su respuesta tardó en llegar. ─No. 

Hongki plantó una mano en su cadera. ─¿Estás interesado en tener una relación?

Esta vez no hubo pausa por parte de Jung Min.
─Joder, no ─Min ladró.

El pecho de Jun se apretó con fuerza, y Hongki le disparó su ¿ves-a-lo-que-me-refería? mirada antes de volver con Min. 

─¿Por qué no vas a hacer café mientras charlo con Jun?

─Con mucho gusto ─dijo Jung Min.

Jun se relajó una fracción, sintiéndose aliviado. Conociendo a Hongki, Jun no quería que Min escuchara lo que vendría a continuación. Una vez que Min se había ido y sus ruidos mientras mataba el tiempo flotaron desde la cocina, Hongki se dirigió a Jun.

─Te conozco, Junnie. ─Hongki se acercó un paso─. ¿Crees que porque te las arreglaste para exprimir todos esos gemidos de la boca de Min, de alguna manera, él está interesado en ti? ─La expresión de Hongki había pasado de enojada a preocupada. 

Jun contuvo el gemido, prefiriendo a un Hongki iracundo por encima de uno comprensivo. Y Jun ciertamente no quería hurgar en el hecho de que su amigo tenía razón. Después de su asalto en la cama de esta mañana, Jun había empezado a imaginar un futuro que incluía citas con Min.

«Sabías que esto iba a suceder».

Con las dos manos, Jun quitó el cabello de su cara. ─Realmente no quiero hablar de esto ahora. 

─Lástima. ─Manteniendo su mirada de manera constante en la de Jun─. Sabes mejor que nadie que una buena proporción de los orgasmos de los hombres ─ya sean homosexuales, heteros, o repletos de ángulos─ son provocados directamente por su mano. 

¿Cuándo esta discusión pasó a ser acerca de la masturbación?

Hongki levantó la palma de su mano como si mostrara la Prueba A, en su caso en contra de Jun. ─No sé tú, pero yo usualmente consigo correrme ante lo que sea, aunque no sienta absolutamente ninguna atracción.
Jun casi se estremeció ante sus palabras. Cristo, no era un misterio hacia dónde se dirigía este tema.
Hongki continuó. ─En esencia, todos somos sólo un montón de pollas empalmadas caminantes en busca de la gran O. Y Min no es diferente. Las citas son una cosa, pero no tienes que brincar en la cama con nadie, mucho menos con Min. No cuando ya estás llevando suficiente equipaje como para acumular una carga de cinco-millones-de-dólares. 

«¿Equipaje?». Jun abrió la boca para protestar.

─No, en serio, Jun. ─El rostro de Hongki era sombrío─. Eres un desastre. Por no hablar de un romántico desesperado. Antes de liarte con Hyun─un movimiento del que estaba totalmente en contra desde el principio, si bien lo recuerdas─, caíste enamorado de cada ligue-de-una-sola-noche que pudo convencerte de ir a dormir con él. 

El que le hayan lanzado su pasado de forma tan agresiva tuvo a Jun levantando las manos en señal de rendición. Y que dicho pasado ilustrara demasiado bien el punto que Jun había tratado de plantearse a sí mismo antes de dormir con Min, era doloroso. ─Sí, sí. Entiendo lo que dices, ¿de acuerdo?

Jun sabía que la había jodido a lo grande. 
No necesitaba que su amigo lo golpeara en la cabeza con la idea. 

A Hongki , aparentemente no le importaba. ─Y conozco a Min incluso mejor de lo que te conozco a ti. Él puede buscar cualquier actividad placentera sin pensarlo dos veces. Y tú, mi amigo, eres incapaz de follar con un tipo por diversión y mantener el corazón fuera del camino. 

Jun luchó contra la necesidad de cerrar los ojos, negándose a compartir que su corazón ya podría estar involucrado.

«Prolongar el final, sólo hará esto mucho peor».

Jun dejó caer sus manos a los costados. ─Muy bien ─dijo antes de girar e irse.

─¿A dónde vas? ─preguntó Hongki.

─A la cocina.

─¿Para qué?

Jun siguió caminando, sintiendo los pies como de cincuenta kilos cada uno. ─Para decirle adiós a Min. 





Mientras que la máquina de café de acero inoxidable escupía las últimas gotas en la jarra, Min escaneó la habitación que contenía azulejo blanco, madera de caoba, y suficientes artilugios para suministrar una tienda de cocina. Jung Min sabía que al hombre le gustaba cocinar, pero en serio. En alguna parte de esta cocina bien surtida tenía que haber tazas de café. Después de varios intentos, Min logró encontrar el gabinete adecuado y llenó una taza. Apoyó la cadera contra el mostrador y tomó un sorbo del negro brebaje, disfrutando del aroma y del tiro que tanto necesitaba de cafeína.

Estaba preguntándose si Hongki ya habría rastrillando a Jun sobre las brasas ─y si era seguro regresar a la sala─ cuando Jun entró en la cocina, con sus pies descalzos silenciosamente contra el suelo. 

La presencia de Hongki  había puesto en tiempo cero la oportunidad para discutir los acontecimientos en la habitación de Jun, y la glacial tensión de ahora hacía que Min se sintiera inquieto. Sin una palabra, metió la mano en el gabinete de las tazas y llenó una segunda taza, pasándole el café a Jun.

─Gracias ─dijo Hyung Jun, agregándole crema de la nevera. 

El hombre parecía tener problemas para mirarlo a los ojos.
Maldita sea, esto no era lo que Min quería.

─No fue mi intención… ─comenzó Min, justo cuando Jun dijo─: Yo no debería tener… 

Ambos se quedaron en silencio, y Min levantó su café en dirección a Jun. ─Tú primero.

─Hongki  tiene razón. Ayer por la noche fue un error.

La molestia prendió motores en las entrañas de Min. No estaba seguro de por qué la declaración de Jun lo enojaba tanto. Sí, había tenido la misma idea. Sí, ahora estaba sintiéndose más incómodo y nervioso que una prostituta en la misa del domingo. Y, está bien, así que ahora comenzarían a analizar y organizar las consecuencias de sus acciones. Pero, maldita sea... 

Min se negó a arrepentirse de sus decisiones.

─Creo que deberíamos tomarnos un respiro ─dijo Jun.

Min frunció el ceño en confusión. ¿Un respiro?

─Quiero decir... ─Jun se frotó los ojos─. Creo que no deberíamos vernos por un tiempo.

Jung Min dejó la taza sobre el mostrador con un fuerte ruido metálico. ─¿Por qué no?

Santo Cristo en un palo, ahora sonaba como una mujer pegajosa.

─Vamos, Min. Las cosas ya están bastante raras. No creo que continuar con las lecciones de motocicleta uno-a-uno sea un acierto. 

Min se frotó la frente, ignorando el dolor de cabeza que empezaba a florecer en el fondo. ─¿Por qué no simplemente tildamos todo el asunto como algo que Guys Gone Wild (28 Guys Gone Wild —chicos salvajes saliendo— fue una serie de vídeos análogos y masculinos de Girls Gone Wild. Estos vídeos y DVD ofrecieron casi el mismo contenido que el de las chicas, mostrando a hombres jóvenes realizando cosas atrevidas en cámara. Por ejemplo, tomando una ducha, jugando al fútbol desnudos, etc.) harían y pretendemos que anoche nunca pasó? 

─¿Puedes hacer eso?

Diablos, no.

─Absolutamente ─dijo en su lugar. 

El destello de emoción en los ojos de Jun fue breve, pero se las arregló para retorcer el estómago de Min en un nudo. Genial, ahora la apariencia vulnerable en la cara de Jun era cortesía de Min, no del ex de Jun. Y el saberlo no le sentó bien.

─Quizás en un par de meses podamos ver dónde estamos ─dijo Jun, pero Min tuvo la clara impresión de que Jun no tenía la menor intención de seguir adelante─. Pero, por ahora, creo que es mejor si no nos vemos el uno al otro.

Hyung Jun estaba mandando de paseo a Min. Cortésmente, por supuesto. Pero seguía siendo eso mismo.
Una sensación desconocida se arrastró hasta la columna vertebral de Min. Humh, así que esto era lo que sentía una mujer cuando les recordaba que una noche era todo lo que habían  acordado. En el futuro, tendría que recordar cuanto apestaba estar en el extremo receptor.

Pero, por alguna razón, Min no estaba dispuesto a darse por vencido. ─¿Qué pasará con la carrera de póker?

Min no estaba seguro de por qué, pero él realmente quería a Jun alrededor para la recaudación de fondos.

─Quizás el año que viene me inscriba para participar ─dijo Jun.

«Mierda». Ya era bastante malo que fuera el quinto aniversario de la carrera. Ahora el evento que Min había estado esperando durante semanas se sentía cada vez menos como la distracción muy necesaria que requeriría para sobrevivir al cumpleaños de Kyu sin volverse loco. 

No obstante, a pesar que el haber dormido con un hombre no amenazaba la masculinidad de Min, actuar como una pegajosa novia psicótica, seguro como la mierda que lo haría.

─Está bien, hombre. Si eso es lo que quieres ─dijo Min. Estudió los ojos de Jun antes de mover su taza al fregadero─. Nos vemos. 

Sin mirar atrás, Min salió de la casa de Jun.






Dos semanas más tarde, Jung Min estacionó su motocicleta frente a la Clínica.
Jesús, se estaba convirtiendo en la pegajosa novia psicótica.
Pero, maldita sea, no estaba acechando a Jun. Después de días de no contacto, Min simplemente había ido a preguntarle a Jun si había cambiado de opinión acerca de la carrera de póker. De hombre a hombre. De amigo a amigo. 


Nada de cosas de chica tonta en eso en absoluto.

Desmontó, haciendo una pausa antes de que le diera vuelta al soporte y patearlo hacia abajo. El barrio bordeaba las fronteras de lo cuestionable, así que él empujó su motocicleta encima de la acera, agradecido de que había conducido su Yamaha automática en lugar de algo que él valorara más. Una gran RV estaba aparcada en la calle lateral, las palabras Unidad Médica Móvil en letras rojas por un lado. 

Después de unos segundos de deliberación, Min dejó su motocicleta por el lado derecho de la entrada del edificio y abrió la puerta principal. Hecho con el básico, gris aburrido, la oficina apenas cumplía con la normas para ser funcional. Linóleo desgastado. Mobiliario básico. Las paredes eran otro espacio en blanco excepto por unos pocos carteles que proclamaban la importancia de usar condones.

Min pasó por la sala de espera vacía y se dirigió a la recepción. Una señora de mediana edad estaba sentada frente a una computadora, su cabello entrecano estaba peinado hacia atrás. Las mangas holgadas de su uniforme se agitaban desde sus hombros mientras sus dedos volaban sobre el teclado. 

Sin siquiera levantar la vista, dijo: ─¿Puedo ayudarle?

─Tengo que hablar con el doctor Hyung Jun.

─¿Tiene una cita?

─Uh, no ─dijo Min─. ¿Podría decirle que Park Jung Min está aquí para verlo?

Sus dedos finalmente se detuvieron haciendo chasquear el teclado antes de quitarlos, y le disparó a Min una mirada letal que probablemente ella había pasado años perfeccionando. Min adoptó su sonrisa más encantadora. Desafortunadamente, estaba menos que impresionada.

Se asomó por un lado de su hombro antes de que regresara aquella fiera mirada hacia él. ─La entrada no es una playa de estacionamiento.

─¿Huh?

─Eso es una entrada. ─Cuando Min simplemente parpadeó confundido, ella continuó como si estuviera participando en un concurso de ortografía─. E-N-T-R…

─Sé cómo se escribe entrada ─dijo Min con sequedad.

Hombre, la dama dragón era un cliente difícil.

Sonrió de nuevo. ─Si pudieras hablar con el doctor Hyung Jun…

─Lo siento, pero tendrá que hacer una cita.

Ella volvió su atención a su ordenador con más concentración de la que un viernes a las cinco de la tarde se merecía. O era una empleada excesivamente dedicada o estaba mandando a volar intencionalmente a Min. Mierda, mucho más de esto y su ego podría empezar a tomar todos esos rechazos personalmente.
Min apoyó los codos sobre el mostrador. ─Simplemente dígale al doctor Jun que su novio está aquí ─dijo Min y sintió la inequívoca satisfacción de ver la expresión de la dama dragón congelarse. 

La vista definitivamente había valido la pena el riesgo de que Jun considerara a Min como el novio de reserva que no se iba.

─¿Podría decirme su nombre otra vez? ─preguntó ella.

Su sonrisa se hizo más grande. ─Park Jung Min. M-I-N… 

─Está bien, está bien. ─La dama dragón empujó su silla con rodachinas hacia atrás desde su escritorio─. No hay necesidad de ser un sabelotodo. ─Agitó la mano hacia la sala de espera vacía que consistía en una docena de sillas plásticas y mesas con montones de revistas─. Toma asiento.

Min le disparó su sonrisa más encantadora. Otra vez. ─Gracias.

Ella levantó los ojos hacia el cielo en una expresión de que-pedazo-de-mierda.

Quince minutos más tarde, Min se removía en el duro asiento. Había pensado un montón de cosas últimamente y llegó a la conclusión de que, por primera vez en su vida, tenía remordimientos. O más exactamente, un enorme remordimiento. Lo que era una sensación extraña después de su antiquísimo compromiso a vivir en el presente ─debido a que su pasado lo jodía. Eso era un hecho. Y no podía joder su futuro porque ella era una perra voluble.

Sin embargo, no podía esquivar más la verdad. Él estaba hecho un real lio. Por mucho que había disfrutado del sexo que altera profundamente la vida, se dio cuenta que extrañaba la compañía de Jun mucho más, suficiente sería con que pudiera cambiar sus in-jodidamente-creibles recuerdos sólo para tener a Jun devuelta en su vida.

Como alguien que apreciaba el buen sexo y felizmente pasaba la mayor parte de su tiempo libre solo, la idea era jodidamente preocupante.

─¿Jung Min?

Min miró hacia arriba e hizo todo lo posible para evitar que se le escapara un gemido. ¿Cuántas conversaciones iba a tener que sufrir antes de poder hablar con Jun?
Hyun estaba de pie frente a él. Su negro cabello liso, justo le llegaba hasta la parte superior de sus orejas, y el hombre lo miraba atento, toda emoción cuidadosamente atrincherada detrás de aquellos helados ojos.

─Estoy aquí para ver a Jun─dijo Min.

«Bueno, duh, no me jodas, Sherlock»

Una pequeña sonrisa apareció brevemente en el rostro de Hyun. ─Me lo imaginaba ─dijo─. Sé que la relación comenzó en falso. Pero ustedes dos parecían ir muy en serio al final de la fiesta de Hongki.
Min ya había decidido no pensar demasiado en aquél recuerdo en particular.
Los pantalones de vestir de Hyun, su corbata y camisa de botones lo hacían ver resueltamente profesional. Y, por primera vez, Min estudió el cuerpo atlético de Hyun. El tipo claramente tomaba su entrenamiento en serio. Min podía apreciar por qué Jun había conectado con su colega. Pero, por más que lo intentó, Min no podía comprender por qué Hyun se había mudado. Y aunque Min prefería vivir solo, compartir una casa con Jun debió haber sido increíble.

─Asumí que tú y Jun habían decidido dar por terminado todo. ─Hyun continuó.

Min se removió en su asiento, odiando la naturaleza perceptiva del ex de Jun. ─¿Qué te hizo pensar eso?

─Su habitual buen humor se ha visto obligado a tomar un permiso de ausencia.

Y mientras Min se sentía mal porque Jun se sintiera infeliz, por otro lado...
Gracias a Dios, Min no era el único que sufría aquí.

─Tuvimos un… ─Min frunció el ceño. ¿Cómo podría explicar la BFF (esta en ingles Best Friends Forever) ruptura? Eso no sería delicadamente femenino. No, del todo. Se aclaró la garganta antes de continuar─. Tuvimos un pequeño desacuerdo. Pero estoy aquí para arreglar eso. 
Y si Min era absolutamente honesto consigo mismo ─algo que había evitado de forma más agresiva de lo habitual en los últimos tiempos─ una parte de él se preguntaba si Hyun era la razón para que Jun ya no quisiera ser amigo de Min. Debido a que la reconciliación con su ex iba a ser mucho más difícil con el novio de reserva convertido en un-ligue-de-una-noche dando vueltas alrededor. 

El ceño de Min se hizo más profundo.

─¿Estás seguro que arreglar las cosas entre ustedes sea lo más sabio? ─preguntó Hyun.

No, no estaba jodidamente seguro de nada, salvo que nada de eso era asunto de Hyun.
─Sí ─dijo Min─. Pienso que es un brillante plan.

─Creo que tienes el potencial de hacerle daño de verdad ─dijo Hyun.

Min soltó un bufido de... algo. Molestia, quizás, por estar ante el ex de Jun. O quizás el sonido reflejaba confusión general dirigida a sí mismo. ─Esa es una afirmación sorprendente viniendo del hombre cuyo abandono hizo a Jun tan miserable.

Hyun ni siquiera parpadeó, y Min lo miró a los ojos por pura terquedad.
─Posiblemente no puedas entender por qué realmente me fui. De hecho ─un aire gélido entró en el tono de Hyun, haciendo juego con esa infernal, mirada imperturbable─, tampoco lo haría Jun.

¿Qué diablos significaba eso?
Y después de un brusco gesto de adiós, Hyun salió por la puerta principal, claramente cabreado con esta conversación tan incómoda. Otros diez minutos pasaron mientras Min esperaba. ¿Debería irse? ¿Dónde estaba Jun? Quizás él no quería ver a Min, y esta era una manera pasivo-agresiva de decirle que se perdiera.

Sintiéndose cada vez más inquieto, tomó una revista People y se volcó sin rumbo a través de las páginas. Voces provenían desde el pasillo. En caquis y un jersey, Jun dio vuelta a la esquina, sosteniendo la mano de una pequeña niña, con una mujer de aspecto cansado, de mediana edad, a su lado. La visión envió las cejas de Min hasta la cumbre. 

La mirada de Jun se encontró con la de Min, y Jun le dio una leve inclinación de cabeza. Pero su atención se mantuvo en la pequeña familia. La niña saltaba sobre sus pies, a veces balanceándose en el brazo de Jun. Pero él siguió hablando con calma con la madre, completamente despreocupado de estar siendo utilizado como un columpio. 

Por último, Jun le dio la mano a la mujer al despedirse y le revolvió la cabeza a la niña. Ella se rio en respuesta, y Min notó las arrugas de alegría alrededor de los ojos de Jun. Las mismas arrugas que se le habían formado cada vez que había arrancado la Harley.

El pecho de Min dio un ridículo tirón ante el recuerdo.

Después de mostrarles a sus pacientes la salida, Jun se acercó a Min. ─Mart dijo que mi novio vino a verme.

Por su vida, Min no podía recordar por qué había pensado que ver la reacción de la dama dragón tenía prioridad sobre la temida etiqueta de novia pegajosa ante Jun.

─Uh, Sí. ─Min dejó la revista en la mesa, tratando de decidir si el momento era incómodo o no─. Sobre eso...

─Ella no parecía creer en tu reclamo.

Las arrugas alrededor de los ojos divertidos de Jun reaparecieron, y Min se relajó un poco.

─Hombre, todo el mundo ve a través de mí. ─Min sonrió─. Supongo que eso me hace un pésimo novio de reserva.

Una risita escapó de Jun. ─Tuviste tus momentos.

Esta vez la pausa fue definitivamente incómoda. Los recuerdos de esos momentos se congregaron en los espacios vacíos entre ellos, absorbiendo todo el oxígeno de la sala de espera vacía. Recuerdos de Jun arrodillado a los pies de Min, Min a cuatro patas delante de Jun...

Jesús, eso no estaba ayudando con el ambiente incómodo.

Jun se metió el cabello detrás de las orejas. ─¿Qué te trae por aquí?

«Dile la verdad. Dile que quieres remediar lo que pasó»

Min abrió la boca, pero en el último momento, perdió el valor y tomó el camino de los cobardes.
─Hongki me está volviendo jodidamente loco.

Una sola ceja en la cara de Jun se elevó más.

Min se puso de pie, caminando unos pasos con la esperanza de aliviar la tensión. ─Está cambiando la carrera de póker por todas partes.

─Está bien ─dijo Jun, arrastrando las vocales─. Pero él está a cargo este año.

Arando con la mano a través de su cabello, Min dijo: ─Lo sé. ─Se giró hacia Jun y dejó caer su brazo a su costado─. Pero ahora quiere que todo el asunto de la carrera sea en equipo. Lo cual es una tonta idea ridícula. Y la comida siendo servida en cada parada es jodidamente raro.

Mirándolo intensamente, Jun le preguntó: ─Min, ¿por qué estás aquí en realidad?

Min metió las manos en los bolsillos traseros de sus jeans, corriendo a través de su respuesta en su mente. Mientras el quinto aniversario de la carrera de póquer lentamente se acercaba, la ansiedad de Min crecía. Cinco años sin su mejor amigo se sentía como un hito ─un hito realmente deprimente. Los oscuros pensamientos reprimieron la molestia que le dejaba la verdadera respuesta a la pregunta de Jun y las palabras que llenaban el pecho de Min , con ganas de salir.

«Porque quería volver a verte»

«Porque extrañaba tu compañía»

«Porque te necesito como un amigo»

Joder, la espeluznante melancolía estaba seriamente haciendo mierda su cerebro.
Todo lo que Min podía idear era bastante cojo. ─Vine porque esperaba convencerte en ser el quinto en mi equipo para la carrera de póker.

─Min─Min dejó escapar un suspiro─. Creo que…

─Manos quietas, píes al piso. ─Min levantó sus brazos, con las palmas hacia Jun, como si estuviera haciendo una solemne promesa con las dos manos─. Lo prometo. Además, no querrás perder la oportunidad de disfrutar de todo el duro trabajo de Hongki, ¿verdad?

Min no estaba seguro de por qué conseguir que Jun corriera junto a él durante el evento se sentía tan importante. Más importante que el trabajo. Más importante incluso que la propia carrera de póker.

─Vamos, Jun. ─A pesar de la urgencia golpeando su paso a través del cerebro de Min , le envió a Jun una sonrisa relajada, con la esperanza de aliviar la tensión en otro momento─. ¿Tienes algo mejor que hacer el próximo fin de semana?

Los labios de Jun se fruncieron. ─En realidad, no.

─Bueno ─dijo Min, abalanzándose sobre la admisión como si Jun hubiera dicho que sí. Era mejor simplemente seguir adelante─. Cuento con que me encontraré contigo en el punto de partida.

Jun vaciló, viéndose como si estuviera a punto de protestar, así que Min rápidamente continúo. ─Confía en mí, no querrás perderte de ver a Hongki vestido con su caliente camiseta rosa con las palabras Reina del Drama a Cargo. 

Jun se rio, sus ojos se arrugaron en las esquinas, y Min sonrió con su primera sonrisa de verdad desde que llegó a la Clínica.

La dama dragón apareció al salir del pasillo, una bolsa grande colgada sobre los hombros. ─Buenas noches, Jun.

─Buenas noches, Mart ─dijo Jun─. Nos vemos el lunes.

Cuando la mujer entrecerró los ojos hacia Min, él sonrió. ─Cuidado, no vayas a tropezar con esa motocicleta estacionada en la entrada ─dijo Min, disfrutando de las dagas visuales que fueron lanzadas en su dirección─. Y gracias por tu ayuda.

Mart soltó un resoplido mientras pasaba y se abría paso por la puerta principal.

─Los buenos empleados son difíciles de encontrar ─dijo Jun torciendo irónicamente sus labios─. La próxima vez que vengas a saludar, me sentiría terriblemente agradecido de que no cabrearas a mi personal.

Las palabras la próxima vez que resonaron en la cabeza de Min, sintiéndolas casi como una victoria y aliviando la tensión acumulada durante estas dos semanas en su pecho. ─Claro que sí, hombre. Lo que tú digas.

Jun vaciló. ─Hay un partido de fútbol esta noche.

En lugar de interrumpir, esta vez Min sabiamente mantuvo la boca cerrada, sintiéndose esperanzado mientras Jun continuaba.

─Ole Miss contra Vanderbilt ─dijo Jun─. Va a estar bueno. ¿Quieres ir a cenar y ver el partido?

Min le sonrió a Jun, la real victoria era oficial. ─Por supuesto. 


Continuara............. 

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