sábado, 24 de enero de 2015

Demonio de Aire Capitulo 3


Jung Min evitó la habitación de Jun durante casi una semana. Había sido doloroso y algo peligroso, ya que no había podido dejar de pensar en el hombre. Eso no era algo bueno teniendo en cuenta que fue a varias misiones en la superficie para mantenerse ocupado. Casi había perdido la
cabeza dos veces durante una batalla. Él estaba demasiado distraído. Tenía que arreglar las cosas con Jun, de un modo u otro.

Min se paró frente a la puerta de Jun. No podía decidir si golpear o simplemente entrar. Sabía que Jun había sobrevivido a su caída, ya que había perseguido a Saeng por cada bocado de información. Jun todavía estaba dolorido y magullado, pero no tenía ningún daño permanente. Ese conocimiento era la única cosa que realmente mantenía a Min a seguir.


La necesidad de ver por sí mismo si Jun estaba bien era abrumadora. Min sintió que se le encogía el estómago, mientras levantaba su mano y tocaba a la puerta. El deseo de ver a Jun peleó con la necesidad de Min para correr en la dirección opuesta.

Jun era peligroso para su estado de ánimo. No podía pensar cuando el hombre estaba a su alrededor. Infiernos, tampoco podía pensar cuando Jun no estaba cerca. Si esto era lo que sentía al saber quién era su compañero, Min no estaba seguro de querer saberlo.

—Adelante.

Jung Min respiró profundamente y abrió la puerta. Él había elegido a propósito ese momento en la noche para venir a ver Jun, así que no habría una gran audiencia. Sólo que no había esperado que Hyung Jun estuviera totalmente solo.

—¿No deberías tener a alguien sentado contigo? —preguntó Min mientras cerraba la puerta detrás de él—. ¿Y no deberías estar en la cama?

Jun se rió entre dientes. —Estoy bien. Envié a Saeng a la cama. Él estaba exhausto.

Mn bebió de la apariencia de Jun cuando el hombre salió de las sombras por la ventana hacia la zona más iluminada de la habitación. Todavía tenía algunos moretones alrededor de los ojos, pero parecían estar desvaneciéndose.

—¿Cómo estás?

—Estoy bien.

Jun sonrió, pero Min podía ver que estaba tenso. Jung Min supo de inmediato que el hombre estaba dolorido. Él corrió y abrió sus brazos a Jun. Hizo caso omiso de las protestas del hombre cuando lo acostó en la cama. Cuando Jun trató de incorporarse, Min puso una mano sobre su pecho y lo empujó hacia abajo.

—Quédate así.

Jun rodó los ojos.

—¿Cómo de malas fueron tus heridas?

Min lo sabía, pero quería oírlo de labios de Jun. Infiernos, sólo quería oír hablar a Jun. Amaba la voz suave del hombre y su expresión inusual. No había conocido a nadie anteriormente que hablase como Jun, ni siquiera Saeng.

—He tenido una conmoción cerebral y algunos músculos magullados. No es nada de qué preocuparse.

—Estabas sangrado, Demonas Amaté —gruñó Jung Min—. Creo que eso es algo de qué preocuparse.

—Tenía heridas sangrantes en la cabeza, Jung Min.

—Sí, tu amigo Young Saeng dijo la misma cosa. —Las manos de Min se apretaron—. Todavía no me gusta.

—Ah, Min. —La sonrisa de Jun era traviesa e hizo que la sangre de Min empezara a hervir—. Yo no sabía que te importaba.

Min frunció el ceño. —Me importa.

Jun de pronto se vio un poco menos juguetón y mucho más nervioso cuando se humedeció los labios y desvió la mirada. —Bueno, como puedes ver, estoy bien. No hay nada de qué preocuparse. Gracias por visitarme.

Min tenía la clara sensación de que estaba siendo despedido. Eso, si no otra cosa, le hizo gruñir. No le gustaba ser despedido, especialmente por un habitante de la superficie y desde luego, no por su Demonas Amaté.

—No me gusta ser despedido, Demonas Amaté.

Hyung Jun parpadeó por un momento y luego tiró su cabeza hacia atrás mientras se reía a carcajadas. Min no encontró nada en su discusión divertido como para provocar esa reacción en Jun. Se agachó y agarró los brazos de Jun y luego lo sacudió.

—¡Demonas Amaté!

Hyung Jun dejó de reír casi al instante mientras miraba arriba a Min. —Que te jodan, Jung Min.

Los dientes de Min casi se quebraron con lo mucho que los apretaba. No podía recordar la última vez que alguien le había hablado tan irrespetuosamente y aún tenía su cabeza. Trató de recordar que Jun era un ser humano y no entendía cosas como el honor y respeto. Trató de recordar que no era más que un simple habitante de la superficie.

Min gruñó cuando eso no funcionó, y su mente se deslizó al borde de la rabia profunda, veía todo rojo. Jaló el cuerpo de Jun y reclamó los labios del hombre en un beso para castigarlo. Era eso o estrangularlo.

Pero lo que empezó como un castigo, pronto se convirtió en algo más intenso, con la sensación de los labios de Jun presionándose contra los suyos. Dioses, ¿alguien podría tener semejantes labios tan suaves?

Min gruñó y se presionó más. Acarició con la lengua a lo largo de la costura de la boca de Jun, exigiendo entrar. Cuando Hyung Jun se estremeció y abrió la boca, Min se adentró en su interior para conquistar y explorar.

Él había imaginado que besar a Jun sería estar tan cerca del cielo como alguna vez pudiera conseguirlo. Era caliente y apasionado, e hizo palpitar el pene de Min de una manera que nunca antes lo había hecho. Cuando las manos de Jun se apoderaron de su camisa y lo jaló más cerca, Min supo que estaba perdido.

Jung Min agarró la parte delantera de su camisa y la abrió. Las manos de Jun inmediatamente tocaron su piel, acariciándolo. Min necesitaba el mismo acceso. Necesitaba sentir la piel sedosa de Jun por debajo de él. Trató de mantener la boca unida a la de Jun cuando intentó sacar la camisa del hombre.

Cuando eso se volvió muy complicado, Min se alejó y arrancó la camisa del cuerpo de Jun. Podía ver el pecho de Jun subir y bajar rápidamente con su pesada respiración. Podía ver el despertar del ardor en sus ojos.

Jung Min se acercó al extremo de la cama y tiró de los pantalones de Jun por sus piernas. La visión de Jun desnudo en la cama le quitó el aliento. Min nunca había visto un espectáculo más hermoso en su vida, y eso que había visto mucho.

—Prepárate, Demonas Amaté —gruñó Min—. Tienes tiempo hasta que me quite la ropa antes de que te joda.

Los ojos de Jun se abrieron por un momento antes de que se moviera a un lado de la cama y metiera la mano en el cajón sacando una botella azul. Jun se recostó sobre las almohadas y derramó parte del aceite en su mano.

Min estaba en el proceso de sacarse los pantalones cuando Jun apretó dos dedos profundamente en su culo. Min hizo una pausa, tratando de llevar aire a sus apretados pulmones. Jun estaba metiendo sus dedos dentro y fuera de su culo y acariciando su pene al mismo tiempo. La felicidad en el rostro del hombre hizo que Min gruñera. Quería ser la persona que pusiera esa expresión en la cara de Jun.

Min rápidamente comenzó a sacarse sus pantalones y dejó caer los restos de su camisa en el suelo. Se subió a la cama y lentamente se arrastró hacia adelante hasta que estuvo entre las piernas de Jun. Se arrodilló entre ellas y empujó las manos del hombre, apartándolas.

—No sabes nada de ser follado por un demonio de aire. —Jung Min sonrió mientras tomaba las caderas de Jun y las colocaba en su regazo—. Tú vas a aprenderlo, mi bebé.

Min echó una bocanada de aire y la vio girar en frente de su cara. Giró y giró hasta que un pequeño tornado de aire volvió a la vida. Min rió profundamente por el shock en el rostro de Jun cuando el pequeño tornado giró alrededor de sus muñecas derribándolo en la cama.

Min no solía usar estas medidas la primera vez que jodía a alguien. Las usaba únicamente con aquellos con los que quería jugar durante un buen tiempo. Tenía previsto jugar con Jun por un tiempo muy largo.

Dos respiraciones más de aire le dieron a Min pequeños tornados. Jung Min dirigió éstos a envolverse alrededor de los tobillos de Jun. En lugar de colocar los tobillos de Jun sobre la cama como había hecho con las muñecas, Min dirigió los mini-tornados a flotar en el aire, lo bastante alto para que el culo de Jun se levantara justo donde él quería.

Min ni siquiera tenía que agacharse para joder a Jun. Sólo tenía que seguir adelante. Min movió sus manos y las piernas de Jun se extendieron abiertas. Se agachó y arrastró su mano sobre el estrecho agujero arrugado esperando por su pene.

Había momentos en que Min odiaba ser un demonio de aire, pero este no era uno de ellos. Ser capaz de manipular el cuerpo de Jun en un pensamiento y aun así tener las manos libres era maravilloso. —No estás lo suficientemente estirado para mi pene, Demonas Amaté.

Min exhaló otra bocanada de aire, y luego otra. Esta vez, él esperó hasta que el pequeño tornado se hubiera formado y luego se inclinó y lamió el aire dando vueltas hasta que brillaba. Agarró las nalgas del culo de Jun y luego las separó dirigiendo el tornado justo donde él quería.

El cuerpo entero de Jun empezó a temblar cuando el tornado empujó en él. Min sólo podía preguntarse por la sensación que nunca había sentido en sí mismo, pero le habían dicho que era emocionante. El viento entraba duro y húmedo y empujaba, y cuánto más lo hacía, más estiraba a Jun hasta que Jun estuvo lo suficientemente estirado para el pene de Min.

Jung Min hizo que el tornado se cerniera sobre la punta del pene de Jun mientras ajustaba la cabeza de su pene en la estrecha abertura del culo de Jun. Mientras se hundía en él lentamente, permitió que el tornado se hundiera sobre el pene de Jun.

Podía sentir la sorpresa de Jun en completo éxtasis de que ambas sensaciones le pegaron duro. Jung Min comenzó a moverse antes de estar completamente dentro. La sensación del firme cuerpo de Hyung Jun envolviéndose alrededor de él era demasiado para soportar. Min sabía que tenía sólo unos momentos antes de correrse, pero se negaba a terminar antes de que Jun lo hiciera.

—Joder, mi pene se ve bien en tu culo, Demonas Amaté.

—Sííííííííí —susurró Jun.

—¿Te gusta esto? —preguntó Min mientras golpeaba dentro del hombre—. ¿Te gusta mi pene jodiendo tu culo?

—¡Sí! —gruñó Jun.

—Quiero escucharlo, Demonas Amaté. —Min apretó el tornado que giraba alrededor de la erección de Jun, suprimiendo cualquier orgasmo que el hombre pudiera estar por tener—. Yo no dejaré que te corras hasta que te oiga gritar.

Jun lanzó un grito.

Volvió a gritar cuando Min movió el tornado sobre su pene. Min gruñó cuando chorros de semen salieron disparados del pene de Jun y salpicaron sus cuerpos. Podía sentir los músculos internos de Jun apretando su pene, acariciándolo. Era glorioso.

Jung Min permitió que el tornado se expandiera. Este se movió a lo largo del cuerpo de Jun hasta que lo cubrió de pies a cabeza. Min empujó en el exquisito culo del hombre una y otra vez. Manipuló el viento, haciendo que el viento acariciara el cuerpo de Hyung Jun hasta que este se corrió una y otra vez.

Sólo cuando los gritos de placer del hombre se convirtieron en nada más que un gemido ronco, Min se dejó caer en el placer de su propio orgasmo. El viento se arremolinó alrededor de Min mientras llenaba el culo de Jun con su liberación. Poco a poco comenzó a decaer y desaparecer a medida que Min se derrumbaba por encima de Jun.

Jung Min sonrió cuando miró y encontró los ojos de Jun cerrados. Tenía la cabeza girada ligeramente en la dirección de Min como si lo buscara, incluso en su sueño. Min sabía que había llevado al hombre al límite, y no lo lamentó exactamente hasta que vio los moretones en el cuerpo de Jun y se acordó de cuán frágiles eran los habitantes de la superficie.

—Maldita sea —maldijo Jung Min cuando él se separó de Jun y se movió a un lado de la cama, agarrando sus ropas.

Una vez que se hubo vestido, metió la mano por el cabello, enojado porque había dejado perder el control que tanto le había costado mantener y se había olvidado de que Jun aún estaba herido.

Él sabía que tomar un habitante de la superficie como su compañero era una mala idea, y esto sólo le daba la razón. Tenía que alejarse lo más lejos posible de Jun. Ahora que había probado al hombre, no sería capaz de impedirse el reclamarlo la próxima vez.

Él no era tan fuerte.



Continuara................ 

1 comentario:

  1. Nooo. porque se alejara después de comerse ese postrecito lo dejará y ya, que mal Jung. Min !!! baby sufrirá:@

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